Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Manual de supervivencia en la selva de la vida por Ayumi

[Reviews - 143]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueno, aquí el segundo capítulo. Muchas gracias a tod@s aquell@s que dejaron reviews ^^

Espero que os gusteeeeeeeeeeee

Estuvieron caminando un rato en silencio, como si fueran dos desconocidos, prácticamente lo eran, a los que lo único que los unía era la misma dirección. Al cabo del rato el silencio no era tan cómodo para Christian, que para una vez en su vida que alguien le invitaba a su casa sin una cámara oculta de por medio por lo menos que le hablara.

-         ¿Cuándo piensas decirme la verdadera razón por la que viniste por mí?

-         Anda, te has dado cuenta, no eres tan tonto como creía-le dijo pasando por alto la mueca de desagrado de la cara de su compañero al llamarlo tonto-pero entonces supongo que algo te imaginarás.

-         Has dejado de ser popular, tus amigas te han dado de lado y cuchichean a tus espaldas, la gente que decía admirarte te critica… ¿Es eso?

-         Pues sí. Pensé que al ser el rey absoluto y duradero de la antipopularidad me ayudarías, no se…me entrenarías o algo para soportarlo. ¿Te pasó algo parecido a ti?

-         Pues…no se, la verdad nunca me he tomado esto como un deporte o algo, es simplemente cosas que he aprendido a contestar, caras que se mantener…eso se aprende con práctica. No te importa que me pasara.

-         Que arisco que eres. Creo que podrás darme una clase práctica-contestó señalando con la cabeza a un grupito de tres chicos que los miraba burlones.

-         ¡Ey!-les gritó uno- ¿Qué pasa, que tienes las uñas negras porque eres mecánico o qué?

-         Al mecánico tienes que ir tú, a que te revise que creo que se te han caído un par de tornillos-le respondió Christian como quien dice “buenos días”. Como represalias uno les tiró una naranja que caño bastante más atrás de donde estaban-¿Ya has empezado a entrenar para el campeonato de petanca? Pues ten cuidado, que para mí que hasta tu abuelo te gana.

 Después de eso pasaron de largo no sin escuchar bastantes gritos de parte de los niñatos.

-         ¿Ves? Pero ten cuidado, porque debes saber distinguir quien simplemente gritará como esos o quien te perseguirá hasta meterte la cabeza en un vater como tu hermanito.

 

El resto del camino pasó en silencio, simplemente andando y de vez en cuando con un “derecha”, “izquierda” o “ten cuidado que te atropellan retrasado” de Anne. Hasta que llegaron a la puerta de unos pisos, con tanta mala pinta que Christian tuvo sus reservas a subir por la escalera a ver si se caía y se quedaba medio ido pero se solucionó con una colleja de su “amiga”, y finalmente una puerta descascarillada en la que la chica metió una llave. Al abrirla el chico no pudo evitar una ligera carcajada, y es que en mitad del salón, que parecía un almacén robado de tan vacío que estaba, estaba el famoso hermano con un hornillo de estos que se usan en las excursiones al campo calentando leche.

-         Que si no la factura de la luz se dispara y no llegamos a fin de mes-se excusó este.

-         Prepárame a mí un cacao con leche hermano, y… ¿Tú quieres algo?

-         ¿Yo? no, no me gusta la leche con ancas de rana.

-         Raro-susurró el tipo-a los mapaches si les gusta.

-         ¿Mapache?-interrogó el pelinegro levantando una ceja.

-         Tienes el pelo con mechas, como los mapaches la cola.

-         Oye-le susurro a la chica en el oído-a ver si este ha inalado muchos vapores y se le han muerto las neuronas.

-         ¿Qué te he dicho? Con mi hermano no te metas, pídele perdón ahora mismo.

-         ¿Por qué debería hacerlo?

-         Yo no quiero nada del mapache.

-         Mapache tu tía.

-         ¿Queréis saber que tanto tiempo echa una persona en desangrarse?-susurró entrecerrando los ojos y con un picahielos en la mano.

-         Encantado de conocer a su gran croacidad, soy Christian- le dijo dándole la mano y con una sonrisita nerviosa, que esa tenía la misma cara que su madre en rebajas.

-         Yo soy Vincent, mapache-apretándosela hasta que el otro creyó que su mano se había convertido en gelatina, y algún que otro huesecillo crujió.

-         Así me gusta, como todo un  ukecito.

-         Es verdad, me dijiste que me ibas a explicar que era eso de cara de uke.

-         A ver…cómo te explico para que no te pongas a cantar cosas raras…pues…el uke sería el que en una relación normal es la mujer.

-         ¿Lleva delantal?

-         ¡No! El…pasivo.

-         ¿Fumador pasivo?

-         ¿Tú eres tonto o te lo haces?...A ver…hermano ayúdame.

-         El uke es al que se la meten, al que le abren la puerta trasera y el seme el que lo hace-contestó este de lo más normal apagando el fuego y preparándose un café con leche y a su hermana lo que le pidió.

(Imaginación de Chris)

-         Si, castiga a tú mapachito mi seme.-vestido de mapache y moviendo la cola rayada.

-         Kukukukuku, te voy a azotar con mis ancas-el otro disfrazado de rana y con cara de pervertido.

-         Noooooooooooooooooooooooooo-gritó el señor “imaginación puritana” chocando la cabeza contra la pared.

-         Anda, te va el sado. Mira que pensar en eso delante de una niñita como yo.

-         Nunca seré el uke de esa cosa-señalando a Vincent que estaba intentando quitarle la peliculilla de nata a la superficie del café.

-         Jooo, ¿por qué de mi hermano no y de otro sí?-en eso momentos por fin el otro se dignó a mirarlos, como en los partidos de tenis, pasando la mirada a quien contestara.

-         ¡¡¡¡De nadie!!!!

-         ¿Te vas a quedar para vestir santos?

-         Me voy-informó cuando ya tenía la mano en el pomo de la puerta, cuyo color era un gris tirando a negro, en sus buenos tiempos dorado.

-         No, me tienes que explicar lo que dará en clases hoy si no hubiera sido por tu culpa.

-         Pregúntale a la rana azota…quiero decir a tu hermano.

-         Pero él tiene que irse a trabajar al “Estanque”.

-         Ya decía yo que era una rana…

-         El Estanque es un bar. Entonces el mapache tendría que trabajar en una lavandería.

-         Ahora que lo pienso-meditó el de las mechas- así se llamaba el bar en el que me encerre.

-         Claro, estaba limpiando los retretes.

-         Esas son las cosas que la gente no dice por vergüenza rana estúpida. Entonces….tu bandita… ¡no me perseguía fue a visitarte!

-         Sí.

-         ¿Por qué no me lo dijiste?

-         Debía dejar al mapache en su lugar-en momentos como ese era cuando Christian se arrepentía de haber elegido la vida de empollón y no la de deportista, porque le estaban entrendo unas ganas de partirle la cara.

-         Bueno, bueno, las charlas para más tarde que hay mucho que aprender.-tirando de él hasta una habitación que bien podría ser la de la barbie. Al ver tanto rosa se empezó a rascar seguro de que como se quedara mucho tiempo le saldrían ronchas.

 

Después de su experiencia educativa le quedó claro que nunca se dedicaría a la enseñanza. Vale que historia fuera difícil y que los generales ya que estaban en plan conquistado podrían haberlo hecho todo seguido y no a trompicones para que después estudiarlo fuera más fácil. Pero de ahí a tener que representárselo había un gran abismo, que no había actuado tanto desde que vino su tía y le tuvo que decir que iba muy guapa maquillada, seguro que si le hubiera tocado la cara su dedo se habría incrustado en la montaña de maquillaje. Pero de algo estaba seguro, si la vida no le iba bien podría llegar a ser doble de estos que solo salen en la película si el verdadero actor muere y si no se tienen que aguantar llevando bebidas al director. Porque el casting pasarlo lo pasaba, que había tenido que hacer desde Julio César y Cristóbal Colón en historia hasta Cervantes en literatura. Iba molido para su casa, encima mañana tenía un examen importante y no había estudiado nada, lo único que lo alentaba era saber que por lo menos se había librado de su tormento estudiantil.

Al llegar a su casa ya estaban allí su padre y su madre, les saludo con un “voy a soltar la mochila” y ellos le contestaron con un “como no bajes pronto a comer te la tragas”, siempre agradables sus conversaciones. La comida en si paso sin contratiempos, vamos, que el no hablaba y todos contentos. El problema llegó cuando al ir a sacar el libro para estudiar se dio cuenta de que lo había dejado olvidado en la casa de los locos. No podía decir un simple “me voy a dar una vuelta” porque estaba castigado. Aunque siempre estaba la posibilidad de decir “papá, que me he olvidado un libro en la casa de un gay, por cierto, yo creo que antes de irse me miró en culo. Bueno pues eso, que hasta más ver” a lo que su padre le contestaría “te voy a hacer todo un hombre como debería haber hecho” y para él hacer a alguien un hombre era llevarlo a “jugar” con una señorita que haga la calle. Opción descartada. También podría decirle a su madre “mami, que me voy a casa de mi amiga la preña a recoger un libro” a lo que la mente de su madre sacaría que la había preñado el y le diría “bueno, esto no puede salir a la luz…así que sacrificaré mis ahorros para contratar a un sicario que la liquide”. Otra más rechazada. Aunque…

-         Papá, voy a casa del que se mete conmigo para partirle la cara-seguro que con eso lo dejaban salir fijo.

-         Eso, ve y hazte un verdadero hombre como tu hermano-le dijo dándole golpecitos en la espalda.

 
Notas finales: Dejad reviews plis

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).