Su padre le ofreció llevarse la cadena de amarrar la bicicleta por si acaso, vamos, que dudaba de su fuerza, pero él le convenció diciéndole que le pagaría una patada donde más duele y lo demás era pan comido. Por cosas como estas se preguntaba si su madre no le habría puesto los cuernos, porque no se parecía a ninguno de los dos, su ilusión de ser adoptado murió al ver su partida de nacimiento y el video de este, que lo dejo traumado por un año entero. Aunque su sentido de la orientación era pésimo, una vez incluso se perdió en su propia casa, llegó a su destino. Llamó a la puerta rogando por que no estuviera el cara de mono, pero se ve que para cura no iba porque fue precisamente él quien le abrió.
- ¿Qué hace la princesita aquí?
- Se me olvidó un libro-le contestó intentando escabullirse por debajo de su brazo para entrar.
- Chris-chilló Anne desde adentro empujando a su hermano a un lado y cogiéndolo del brazo- te dejaste un libro, ¿verdad?
- Sí.
- Lo tiene mi hermano.
- Tú, no me digas que has usado alguna hoja para hacer un avioncito-siseó señalando a Michael.
- Mi otro hermano-señalando al sofá donde estaba tirado el otro.
- El mapache se preocupa por estudiar cosas fáciles, eres tonto.
- ¿Tonto? ¿Quién te crees que eres?
- No vayáis a empezar como antes.
- ¿Se llevan mal?
- Mucho.
- Arréale fuerte hermano- al segundo una colleja le llegó por su derecha-¿qué haces niñata?
- No eches más lecha al fuego.
- El mapache si tiene tan poca memoria como para no saberse esto tan solo con escuchar su explicación lo máximo que llegará será a cajero de supermercado.
- Uy, creo haber oído como un croak, croak por ahí.
- Anda, vete ya antes de que este llame a sus amigotes-le propuso la chica señalando a su hermano, el bobo para más señas, hablando por el móvil.
- Vale-murmuró recogiendo el libro que le tendía Vincent con una sonrisa burlona y yendo hacia las escaleras.
- Hey, no te puedes ir hasta que no vengan los chicos para darte una paliza.-le chillo Michael interponiéndose en el primer escalón y tirando del dichoso libro. Que a saber para que una mente primitiva como la suya lo quería.
- ¿Pero qué…? Suéltalo-tirando por su lado- Uy, se me ha caido la lentilla-soltó el libro y se agachó para buscarla.
- Aaaaaaaaaaaaa-ese era el señor retrasado cayendo por las escaleras.
- Toma-le dijo Vincent devolviéndole la lentilla que el otro se colocó rápidamente- Se ha caído.
- Seguro que esta bien-susurró nervioso por el aura asesina detrás suya. Pero bueno, su destino a parte de reírse de él de vez en cuando tenía sus puntos macabros, porque justo en ese preciso instante la escalera como el profetizó cuando subió por primera vez no tenía estabilidad y los peldaños inferiores se derrumbaron- O tal vez tendríamos que llamar a una ambulancia.
- Puff, yo llamo, pero con lo que tarda en venir es mejor hacerle el puente a un coche. Hermano ¿estás bien?
- ¡Cuando me desatasquen y te coja te mato friki!
Pasaron por lo menos un cuarto de hora y de la ambulancia ni rastro, más que nada porque tenía que venir del pueblo vecino.
- ¿Qué tal si jugamos a las palabras encadenadas?- propuso la chica- yo empiezo con…foca.
- Carroza-le siguió el juego su hermano mayor-mayor.
- Zanahoria- dijo el de las mechas.
- Ria…ria…ria…
(A los diez minutos)
- Ria…ria…ria…
- Oye, por tirar a mi hermano me tomas la lección.
- ¿Cuál?
- Los números en francés hasta al mil.
- Vale.
- Un, deux, trois, quatre…
(Media hora más tarde)
- …et mille.
- Ria…ria...
- Riada, tonto, riada.
- Ya han llegado
- Bueno, pues yo me voy, que os vaya bien.
- ¡No huyas!-demasiado tarde, que cuando quería el niño corría bastante.
A las doce de la noche, cuando los lunnis ya están por el tercer sueño y el por el segundo un molesto ruido lo despertó, su móvil-ladrillo, bautizado así porque pesaba lo mismo que un ladrillo y más o menos era igual de grande, tanto que le cogía toda la mesilla de noche.
- Diga…-contestó medio adormilado.
- ¿Mapache?
- Si… ¿cómo sabes el número?
- Venía en el libro en caso de pérdida.
- Cierto…
- Le has roto el culo a mi hermano.
- Que no, que no me va tu rollo, yo no le rompo el culo a tíos.
- El hueso, está roto, se ha quedado en el hospital.
- Mira que bien, ya puedes coger el autobús todos los días para verlo.
- Ten cuidado.
- ¿De ti?, no me hagas reir.
- Eres el próximo objetivo de la pandilla, te aviso porque eres el amigo de mi hermana- le cortó antes de que pidiera contestar.
- ¿Qué?