Cáp. 1 Un sentimiento inexplicable
“Esto no es bueno” pensaba un joven, aparentemente de 16 años de edad, con cabello color caramelo y ojos plata.
Alphonse Elric se encontraba recostado al pie de un gran olmo. Era verano, pero como no había muchas cosas que hacer en Rizembool, decidió descansar y poner en orden algunas ideas que daban vueltas en su cabeza últimamente.
Ya habían pasado tres años desde que él y Edward pudieron regresar a su mundo, pero ahora Edward trabajaba en Central cumpliendo varias misiones y Alphonse no había tenido oportunidad de verlo. Le había suplicado que lo llevara con él y formar parte de la milicia también, pero Edward se negó rotundamente.
>>>Flash Back>>>
- ¿¡Por qué no puedo ir también!?- Alphonse estaba histérico con la noticia que le había dado su nii-san
-Porque deseo que tengas una vida más tranquila, y dudo que estando en la milicia la obtengas.- dijo el rubio, perdiendo un poco los estribos, mientras estaba sentado a la mesa con una mejilla recargada en su mano mecánica.
- Pero…
- ¡Sin peros, Al, mañana me iré a Central a primera hora y te quedarás aquí quieras o no!- eso último lo pronunció con tanta fuerza, que Edward se levantó bruscamente de su asiento mientras lo decía y se fue a su habitación un poco molesto.
Alphonse se encontraba en la misma posición, pero una vez que a su nii-san se le mete algo en la cabeza, no se le pude hacer cambiar de parecer.
“¡Que terco es!”
Fue lo único que pudo pensar el castaño antes de ir su habitación, que afortunadamente estaba separada a la de Edward, y dormir.
Al día siguiente Edward se marchó a Central, aunque los hermanos apenas si se despidieron.
>>>Fin del Flash Back>>>
- Huh! Ya han pasado dos años y medio desde que él se fue. En ese entonces no comprendía porque me molestaba tanto que Ed se fuera sin mí, creo que ahora comienzo a comprender.- Alphonse tenía una mirada tanto melancólica, pero luego sacudió la cabeza para reordenar esas extrañas ideas suyas- ¡Pero eso es imposible! ¡Por favor, Alphonse, solo debe ser una de esas confusiones tuyas! Pero… ¿y si no es así?- Parece que no le funcionó tratar de reordenar sus ideas, esos extraños sentimientos seguían surgiendo.
Una hora después, decidió regresar a su casa. Esa pequeña cabaña la habían rentado él y Edward para poder vivir juntos, antes de que Ed decidiera irse a vivir a Central. Entró a su casa, dejó la gabardina azul, que llevaba puesta, en el perchero del recibidor y se recostó en el sofá de la sala. Un tiempo después recordó que no había ido a revisar el correo, así que se levantó y salió al buzón.
Esta vez, Alphonse había recibido varias cartas. Una de Winly (que se encontraba estudiando mecánica en ciudad Oriental), otra de su padre Hohenheim (al parecer se encontraba en un viaje de una de sus tantas investigaciones), otra de Hughes (diciendo lo tanto que había crecido Elisia con todo y foto incluida) y una más, esa carta era de… Edward. Alphonse pensó que sería otro cheque con dinero para pagar la renta de la casa, siempre los enviaba, pero cuando abrió el sobre cayó al suelo una nota doblada en cuatro que decía al frente: Leer
- “Nii-san”- pronunció suavemente Alphonse y desdobló la nota inmediatamente, sin dudarlo dos veces.
Al:
¿Cómo has estado? Espero que bien. Solo te mando esta carta para decirte que iré a visitarte la próxima semana. ¡Tengo tantas ganas de verte de nuevo y conversar contigo! Han pasado muchas cosas desde que me mudé a Central y quisiera contártelas, espero que tu también tengas cosas interesantes para contar. Bien, entonces nos vemos pronto.
Edward,
tu queridísimo hermano mayor
¡No lo podía creer! ¡Después de tanto tiempo volvería a ver a su queridísimo nii-san! Alphonse sentía una alegría incontrolable, aunque… había algo que le preocupaba, y eran sus sentimientos hacía Edward. Aún no sabía con exactitud lo que sentía por él, afortunadamente, aún tenía una semana más para pensar… pero eso no lo desanimó y comenzó a preparar todo lo necesario para la visita de su nii-san desde ese momento.