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Caretas por Yuriy

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Notas del capitulo:

Es raro, quizás algo cursi (para mi)... y es totalmente dedicado a mi hermana Kaoru

PD: Puede que tenga errores de ortografía, perdonenme por ellos, no tengo Beta y quizá yo no logre ver todos los errores u.u

 

Había llovido toda la semana, y aun seguía lloviendo, muy fuerte. Debió suponerlo, salir caminando con paso lento y sin sombrilla era mala idea. Estaba lloviendo y él estaba empapado, y aun faltaban cerca de cinco o seis cuadras para llegar a los edificios donde vivía.

 

Sonrió aun así, el frío estaba atravesándolo, calándole los huesos, temblaba. Su cara le ardía, como si un calor muy fuerte emanara de ella. También le estaba costando trabajo respirar, su nariz estaba tapada. Pero siguió sonriendo, a pesar de eso, estaba feliz.

 

Había sido un día agotador, y estaba muy cansado, tanto emocionalmente como físicamente.

 

Quería descansar, llegar a su casa y quitarse todo el maquillaje y todo el disfraz que llevaba ante el mundo. Sólo deseaba un poco de cariño, un poco de entendimiento, vamos, eso no es mucho pedir.

 

Porque, ¿es mucho pedir cariño, amor, entendimiento?... ¿cuesta tanto que le den una oportunidad?...

 

La gente dentro de tiendas que le reconocía al pasar murmuraba, lo señalaba y susurraba a sus espaldas, quito su sonrisa, dándose por vencido, cansado nuevamente. Estaba cansado de fingir, de que nadie lo entendiera.

 

Era un hombre, era una persona, era alguien que siente y que puede sonreír y llorar, que puede ser herido y que puede amar, entonces, ¿por qué la gente murmuraba cuando lo veían actuar tan cálidamente?

 

La gente murmuraba cuando él era cruel, pero también lo hacían cuando era amable. ¿Por qué?, no lo entendía, de verdad que no lograba entender a las personas y, las personas tampoco lograban entenderlo.

 

Su caminar era más lento, y no porque quisiera, sino porque estaba mareado, y su visión se hacía borrosa, empezaba a no saber donde estaba, las cosas a su alrededor giraban bruscamente.

 

Su cuerpo azotó contra el piso húmedo y frío, estaba inconsciente.

 

La gente que pasaba miraba asustado al hombre que estaba tirado en el piso, y muchos se pusieron a su alrededor, pero solo eran curiosos, y una vez que la curiosidad les dejaba, seguían su camino.

 

Quizá que no le reconocían en ese estado, o que preferían dejarle ahí, los transeúntes no movieron al hombre que estaba en el pavimento, hasta que un hombre alto llego.

 

Una mirada extraña, diferente se posó sobre el chico, y él dueño de dicha mirada se le acerco a paso lento, lo miro unos segundos, y sonrío, después lo levanto del piso y lo llevo cargado, desapareciendo entre una multitud que siguió con su vida como si no hubiese pasado nada.

 

 

 

-¿Dónde estoy?.- preguntó, su garganta le dolía al hablar.

Un hombre alto apareció en el cuarto, llevaba un plato en una mano y del plato salía humo. Se sentó a su lado, y comenzó a darle cucharadas del caldo.

 

-Estas débil, cansado y con fiebre, es mejor que duermas.- esa voz era muy dulce, masculina, pero dulce

 

-¿Quién eres?.- trató de abrir sus ojos, pero la luz artificial le hacia arder los ojos.  -¿Dónde estoy?.-

 

-Eso no importa por ahora.- esa voz era tan cálida  -Come, y duerme, Kyo-san.-

 

Abrió sus ojos rápidamente, pero todo estaba borroso, y se sentía mareado otra vez, la cabeza comenzaba a punzarle nuevamente, y todo se volvió negro.

 

-Debemos bajar la fiebre, Kyo-san.-

 

Una vez dicho eso, el hombre sentado a un lado de la cama donde descansaba el vocalista de Dir en Grey comenzó a ponerle paños húmedos, para bajar la alta fiebre.

 

-Estará bien, Kyo-san.- susurró, mientras limpiaba la frente del rubio con mucha dedicación y entrega.

 

-Ámenme.- murmuró  -Duele, déjenme.- continuó  -¿Lo merezco, realmente lo merezco?.-

 

El hombre miro a Kyo sin dejar de limpiar su frente, Kyo deliraba. La fiebre le hacía delirar, la fiebre era mala, la fiebre estaba delatando cosas que no deberían saberse.

 

-Esta bien.- sonrió cálidamente.  -Nadie te hará nada malo, Kyo-san, no dejare que te hagan nada.- siguió cuidándole toda la noche, hasta que logro bajar la fiebre.

 

 

Kyo abrió los ojos, no sabía donde estaba, pero se sentía bien. Era extraño, pero no se sentía mal, era como haberse quitado un peso de encima, miro a su lado y ahí estaba un hombre al que no conocía, pero no sentía peligro.

 

El sujeto poco a poco fue despertando, Kyo le miraba de forma extraña, no eran esas miradas que toda la gente conocía, era como si Kyo no fuese Kyo.

 

-Me alegra que este mejor, Kyo-san.- dijo, sonriendo

 

Kyo devolvió la sonrisa, no sabía porque, pero le gustaba esa voz dulce pero masculina, lo calmaba, lo hacía sentir bien.

 

-Creí que era un sueño.- murmuró  -¿Quién eres?.-

 

El sujeto sonrío algo cansado, desvelado.

 

-¿No me reconoces, Kyo-san?.- pregunto, algo divertido.

 

Kyo negó con la cabeza, estaba seguro que de conocerlo, nunca podría olvidarle. El otro hombre sonrío a manera de entendimiento y se levanto de su lugar, camino hasta el tocador y tomo un delineador, después comenzó a dibujar algo en su rostro, y cuando termino miro directamente a Kyo.

 

-¿Me recuerdas ahora, Kyo-san?.-

 

Kyo se quedo helado, lo recordaba, y era como si el mundo se le viniese encima, estaba aterrado, asustado, quería huir. Si, ya sabía quien era.

 

-Creo que si.-

 

El cuerpo de Kyo se tensó, esas líneas dibujadas en los ojos en forma de lagrimas, esa mirada penetrante que no había tomado en cuenta, Kyo tragó duro, él hombre que tenia voz dulce y que le había cuidado no podía ser él mismo que estaba viendo ahora, pero lo era.

 

-Kirito-san.- su voz se encogió

 

Kirito sonrió complacido, feliz, mientras se acercaba a Kyo.

 

-No te acerques.- seguía tenso

 

-Kyo-san.- hablo firmemente  -¿Por qué me odias?.- dijo dolido  -¿Por qué me juzgas sin conocerme primero?.-

 

Algo golpeo a Kyo en lo más profundo de su ser, él juzgaba a Kirito, él nunca había hablado con él otro vocalista, pero le juzgaba, le odiaba, y no sabía porque. No tenía motivo, pero no creía que fuese una persona agradable, y no la conocía, y no se daría el tiempo, simplemente hablaba...

 

-Yo...-

 

Su lengua se trataba, él estaba haciendo con el vocalista de Pierrot lo mismo que la gente le hacía.

 

-No recuerdo haberte hecho nada.- dijo Kirito  -¿Por qué me odias entonces?... ¿por qué me miras con tanto asco y desprecio?.-

 

El corazón de Kyo se estrujo, él hacia lo mismo que la gente le hacía.

 

-¿Por qué me ayudaste?.- dijo Kyo, aun con la culpabilidad

 

-Porque... porque tus ojos lucen siempre tan tristes.- contesto el otro.

 

Kyo agacho la cabeza, y sonrío.

 

-¿Tristes?.-

 

-Si.. tus ojos son tristes, como los míos.-

 

Kyo miro fijamente al otro vocalista, y sonrío, una sonrisa llena de cariño. Ese era el chico de voz dulce pero masculina, el mismo que había juzgado sin motivos, el mismo que le había ayudado y cuidado toda la noche, el que había descubierto lo que creyó esconder siempre: sus emociones, su tristeza.

 

-No habrá más tristeza.- dijo con decisión Kyo  -En mis ojos, ni en los tuyos.- sonrió

 

 

Los miembros de Dir en Grey estaban algo sorprendidos, Kyo se veía diferente, algo en él indicaba un cambio enorme, pero al mismo tiempo se veía igual.

 

-Kyo, ¿te hiciste algo?.- pregunto Toshiya.

 

-Nada, Totchi.- dijo de forma borde, como siempre.

 

Pero interiormente se sonrío, si se había hecho algo, se había hecho feliz.

 

Ya no habría más tristezas, porque había encontrado a alguien que le entendía, y que le quería lo suficiente como para cuidarle día y noche, para protegerle de su mente, había encontrado esa persona a la que no pensó hallar jamás, y lo hizo con quien menos se imagino.

 

Sí, Kyo estaba feliz porque sabía que ese día al llegar a casa, encontraría a Kirito mirándole de forma cálida, con esos ojos profundos que podían intimidar a cualquiera, pero que a él le parecían los ojos más bellos del mundo.

 

Kyo podía estar seguro de que, aunque la gente nunca supiera o nunca entendiera, Kirito sí le comprendería.

 

Kyo estaba feliz, Kyo estaba cambiado, y eso era, porque Kyo había encontrado a su enamorado.


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