Desde que se habían conocido aquella vez en el bar, se habían reunido en variadas oportunidades. Allí se encontraban una vez más en el elegante pub de costumbre, ambos risueños y con una sonrisa plasmada en el rostro, conversando amenos sobre diversos temas.
Al más alto realmente no le interesaba el tema del que pudieran hablar, siempre y cuando fuera con aquel interesante y apuesto castaño con quien había tenido la suerte de cruzar su camino. Desde hacía un tiempo quería pedirle una relación más que amical, pero no encontraba el momento preciso para hacerlo... y el menor parecía siempre tan libre, que temía el rechazo de este y como consecuencia directa, el rompimiento de aquella maravillamente cercana compenetración.
- fue entonces que renuncié a ese buffet...¡no soportaba la presión de ese lugar! - dijo divertido - Además...siempre tuve la intención de hacerme independiente. Lo hice y me ha ido realmente bien...¡estoy muy feliz con ello!. Pero dime, ¿qué hay de ti Shinji-kun?
- Pues soy el actual jefe de la compañía familiar... no me agrada manejarla, pero mi padre me lo pidió antes de morir, así que...
- lo siento mucho...
- ¿qué cosa Kohara?
- lo de tu padre.
- ¡ah! no te preocupes, ya ha pasado mucho tiempo de eso - dijo sonriendo y tratando de animar al castaño que sentía que se había metido en un terreno sensible.
- ...bueno, y ¿cómo se llama la empresa?
- Gold Saucer Unlimited - dijo con normalidad.
El rostro del castaño se tornó sorprendido...¡Gold Saucer Unlimited! ¡¡aquella enorme empresa de publicidad!! Según tenía entendido, aquella transnacional debería valer millones y millones de dólares, y el castaño lo decía con una naturalidad y tranquilidad extremas.
- que.. ¿qué pasa? - preguntó el moreno.
- bueno, ¡no imaginaba que esa transnacional era tuya! - djio sarcástico.
- ¿es malo?
- ¡no! ¡es sólo que lo dices como si fuese pan de cada día! - rió amigable.
Había sido una noticia no esperada, que de un momento a otro había trastocado todos, absolutamente todos sus planes... Si le decía en ese momento al moreno que le gustaba y que sentía algo por él... ¿pensaría acaso que era por el dinero? Realmente no era así. Además, obviamente no tenía esa cantidad abismal y grotesca de "superpobladas cuentas bancarias", pero ganaba suficientemente bien como para tener un bello loft en la zona "in" de Tokio y darse numerosos lujos...pero, ¿cómo le explicaría eso al más alto? No tenía la más mínima idea. Maldijo el "¿y que hay de ti, Shinji-kun? que había pronunciado hacía unos momentos; ya le había costado bastante el aceptar que la persona que ocupaba su mendte era un hombre muy viril...y no queía perderlo a pesar de todo...no quería.
- me gustaría más trabajar como fotógrafo publiciutario en la empresa antes que manejarla...es realmente aburrido.
- ¿pero por qué? ¿no es acaso genial el trabajar tan sólo por que lo deseas y no por necesidad? - preguntó el menor sin entender.
- la gente piensa eso, pero verás, tuve la "suerte" de nacer con todo en la mano... ¿dónde radica entonces la autorrealización? nunca podré decir "sí, esto lo logré con mi esfuerzo" por que simplemente no es así. Tiene cosas buenas y cosas malas, como todo.
- mmm....nunca lo había visto desde esa perspectiva - dijo el castaño sinceramente - no hubiera imaginado que alguien como tú pensara así.
¿"alguien como tú"? pensó el moreno. Sintió una opresión en el pecho. ¿pensaría el castaño que era un engreído? ¿un hijito de papá? ¿porqué lo aislaba así, llamandolo "alguien como tú"? ¿lo estaría descartando así como así?
- Bueno Shinji... es algo tarde - dijo deslizando con su mano izquiera, un par de centímetros, la manga derecha de su fino terno para ver el reloj - creo que ya debería irme - Palpó en su bolsillo las llaves de su Mercedes, sin sacarlas de este.
- Bien... ¿te llevo? - preguntó, sin saber que el otro había arrivado allí en su vehículo particular.
El castaño sintió un vacío. En otra ocasión hubiera dicho inmediatamente que sí, pero... ¿debía hacerlo en ese instante? Meditó uno par de minutos, tiempo que no era mucho para pensar, pero sí lo era para responder.
- ¿Kohara...? - preguntó agitando su mano por delante del rostro ido del castaño - ¿estás bien?
El más bajo se sobresaltó un poco - ¡sí, sí! ¡estoy bien! -
- te llevo... ¿si?
- Si, claro - dijo finalmente. Si se había enamorado del moreno era por algo ¿no? y no había sido precisamente por que era despiadado y cruel descorazonado. Suspiró, soltando las llaves en su bolsillo, pensando en que al día siguiente iría a buscar su querido automóvil.
Shinji hizo un gesto al mozo para pedir la cuenta que pensaba pagar. El uniformado llegó con esta, la cual fue inmediatamente cogida por el mayor.
- no, déjame pagar onegai - dijo el castaño tenso.
- ni hablar - dijo el mayor con el mismo tono de voz.
- demo...¡quiero pagar! ¡puedo pagar! ¡no es nada del otro mundo!
La verdad ambos estaban con la misma paranoia pero en diferentes sentidos. El castaño no quería que el otro creyera que se reunía con él por el asunto monetario, no quería que pagara sus cosas ni nada similar; por otr lado, el moreno no quería que el menor pensara que era un engreído y soberbio niño de cuna de oro, y menos que era un avaro pretensioso, por la simple razón de que no lo era.
- te prometo que la próxima vez, te dejaré pagar - dijo conciliador.
- ...está bien - murmuró sin estar convencido del todo, resignado.
[*]
Tomaron un taxi en la puerta del elegante lugar, y el menor no había dejado de sentirse incómodo, al igual que el otro. Hablaron realmente poco en el trayecto, cada uno mirando la ventana correspondiente a su lado.
- aquí es... ¿no? - preguntó el mayor al notar que se detenía el vehículo.
- eh...si - dijo sintiéndose tan inseguro como una chica en su primera cita, sin mirarle.
El castaño no sabía que hacer...él había planeado invitarle a pasar para así hablar más tranquilamente, y bueno, si el otro lo rechazaba...al menos lo habría intentado. Respiró profundo y levantó la vista en busca de la mirada del más alto.
- ¿pasas?
- eh... - lo había tomado por sorpresa.
- vamos, tan sólo un rato - pidió sonriente.
- está bien - respondió alegre. Tal vez podría decirselo.
Kohara ni siquiera intentó pagar el taxi, el otro había pagado inmediatamente al subir para evitar todo intento del castaño por pagar, y este había entendido la indirecta.
El castaño orpimió el botón del ascensor, vió como el otro miraba el alto y lujoso techo y luces del edificio y le pareció adorable. Subieron al séptimo piso en el veloz medio.
- bueno, este es mi loft.
- ¡vaya! es realmente muy lindo - dijo pasando ante el gesto del otro.
El lugar era bastante amplio y minimalista. Como en todo loft, no habían divisiones físicas y al parecer el decorados había hecho un muy buen trabajo al diferenciar los ambientes. Era un lugar agradable y cómodo, con un enorme ventanal que daba a la ciudad.
- Tendré que pedirte la tarjeta de tu decoradora - dijo divertido - hizo un trabajo excelente.
- ya tienes mi número - rió.
- ¿tú?
- tal vez olvidé el pequeño detalle de que soy decorador de interiores.
- ¡si que lo hiciste!
Se miraron un rato, hasta que el menor reaccionó algo sonrosado a ese gesto, nervioso.
- ¿quieres....quieres algo de beber? - dijo por preguntar algo.
- no, gracias. Estoy bien así.
- ¿en serio? vamos, cualquier cosa...
- no, así está bien - sonrió.
Se sentaron en las sillas altas estilo pub del mesón de mármol del bar del lugar.
- quería que conocieras mi departamento.
- ¿si?
- sí... así puedes venir a verme más a menudo ¿no? - el castaño notó como una tibieza se apoderaba de su rostro, supo entonces que lo que acababa de decir no había sido precisamente la mejor elección - digo...para que me visites...
- seguro
El moreno notó que ese era el momento...no podía perderlo.
- ¿sabes Kohara?, tengo que decirte algo.
- a decir verdad...yo también, pero estoy seguro de que será mejor si tu hablas primero.. - dijo pensando que le diría cualquier cosa.
- verás...voy a hacer las cosas más rápido... - suspiró - desde que te conocí en el bar, atrajiste mucho mi atención... y si no he podido sacarte de mi cabeza en todo este tiempo...eso significa algo para mi... ¿entiendes? Aceptaré que me digas que me vaya o algo similar...
El rostro del castaño estaba estoico y más que sorprendido. Hubiera podido esperar cualquier cosa, menos eso. En todo caso, eso no había sido del todo directo... ¿estaría captando las cosas bien?
- yo... - tartamudeó - que...¡¿qué demonios quieres decir Shinji?!
- Vamos Kohara...somos adultos...decir "me gustas" ya no es muy usual...pero si lo prefieres así, yo lo haré por ti... - suspiró - me gustas mucho Kohara.
En esos momentos el castaño colapsó.
- Shinji... - susurró con sus, ya enormes, ojos realmente abiertos.
- tal vez no fue el mejor momento.... - se disculpó.
- no...yo...no sabía como decirte...lo mismo.
Y el momento había llegado: una confesión mutua que como todas las situaciones similares debía culminar con un beso... y el menor no reaccionaba.
Kohara notó como el otro se le acercaba un poco, mirándole fijo y desviándose a veces a sus labios entreabiertos... había besado antes obviamente, pero nunca a alguien de su mismo sexo. Parpadeaba rápido con nerviosismo, hasta que sintió cómo una de las manos del otro se apoyaba protectora y cálidamente sobre la suya, tranquilizándole.
Aquella respiración cercana se le hacía extraña, aún parpadeaba rápido y aunque el leve temblor de sus manos había disminuido, no estaba mucho menos nervioso que antes...tan sólo un par de centímetros que fueron velozmente eliminados. Mantuvo sus ojos abiertos de par en par los primeros segundos, relajándose luego, entregándose a esa tibia caricia. Se le hacía raro que el otro fuese hombre, al menos en un inicio, pero la acción era la misma, el sentimiento no se transfiguraba. Amor.
Se separaron suavemente, el alto y tranquilo moreno le sonrió cariñoso, mientras el castaño estaba bastante sonrojado por la situación. Sentía que el corazón se le iba a salir del pacho por lo rápido de su latir.Se perdió unos minutos en los ojos oscuros del mayor, los cuales brindaban calidez y profunda protección, no le importó que el otro comenzara a deslizarle el saco por los hombros...la verdad, ni siquiera se percató de ello.
Habían pasado unos minutos, en los cuales no sólo había perdido el saco, sino que también su corbata de seda. Cogieron su mano suavemente, guiándolo hasta el frío sofá de cuero color moro de su sala de estar... él simplemente no tenía la más mínima idea de lo que sucedía, no sabía lo que quería no sabía nada. Ese beso lo había perdido en el espacio-tiempo.
Suave y delicadamente los botones de su camisa fueron desabrochados uno a uno... fue en ese momento en que el castaño se espabiló y miró al más alto con ojitos asustados.
- Shinji...yo..no puedo...no sé... - dijo algo inconexo.
- No te preocupes Kohara... - susurró calmado.
- Demo...Shinji.. - volvió a murmurar intranquilo.
El moreno besó su cuello suavemente, tratando de calmarlo. Dejó al descubierto su pálido y terso pecho, acariciando delicada y tiernamente su piel. Lo atrajo hacia si y lo abrazó con firmeza, tan sólo quedándose así... el castaño poco a poco correspondió aquel dulce gesto.
- no vine buscandoa provecharme de ti Kohara...puedes estar tranquilo... - dijo suavemente, separandose para mirarle a los ojos - sólo quiero tenerte a mi lado, si tú me lo permites...
Kohara lo miró con ojos ilusionados y esbozó una suave y sincera sonrisa, se atrevió a acariciar con sus finas manos el rostro del otro - Amano-san, tiene todo el permiso - rió bajo, provocando una sonrisa en el más alto.
El castaño volvió a abrazarse al otro, dejando que Shinji cumpliera su sueño de sentir su piel, de percibir su aroma y de protegerle de todo, ...de tenerlo cerca. No supieron cuanto tiempo estuvieron así, pero no les importó realmente, los minutos eran maravillosos e inolvidables, sólo para los dos.