Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi vida: otro punto de vista por Aeriel

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola!

Parece que el fic no ha tenido mucha aceptación... Os aseguro que está bien y sera divertido, ¿de acuerdo? ¡Dadle una oportunidad!

Bien, subo esta segunda parte para que os convenzais ^^

Besos*

 

PD: Todos y cada uno de los personajes que aparecen en este fic, así como el narrador, son de mi propiedad ^^

- Fanfic Original -

- Fanfic Original -

 

Tipos de letras:

- Normal: Narrador en 1ª persona.

 

Resumen:

“La vida es como una gran película.

Una película en la cual las personas se entrecruzan, como los personajes, en un lío de romances, desgracias, angustias, miedos, comicidades, etcétera. Todo ello aderezado con acciones.

Una película donde el protagonista, uno mismo, sobrevive aparentando ser alguien que no es y que muy posiblemente... fracasará sin remedio.

Así pues, bienvenidos a mi ‘película’.

Poneos cómodos. Llevará su tiempo explicaros de principio a fin mis vivencias el año que pasé junto a él.

Algunos quizás queráis unas palomitas o un refresco para acompañar...

Bien pensado.

Así pues, disfrutad de la lectura.”

 

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Mi vida: otro punto de vista

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

- SEGUNDA PARTE -

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Lunes 26 de Febrero

Querido Diario:

Esta mañana tuve que levantarme muy temprano. Y con ‘muy temprano’ quiero decir realmente temprano. Tanto que aún no habían anunciado el nuevo día los gallos. Creo que me sentía culpable por no haber estudiado, así que, en cuanto puse un pie fuera de la cama (creedme cuando digo que me dolió en el alma) agarré el libro de Historia y los apuntes, y me dispuse a grabármelos en el coco. No hice más pausas que las del desayuno y el baño.

En el colegio me pasó algo muy extraño.

Ha venido un chico de intercambio, de una escuela española.

Se llama Miguel, el equivalente de Michael aquí en América y tiene un año más que todos los dos de clase, inclusive yo. Y para ser español habla muy bien el inglés.

En cuanto le oí hablar supe al instante que me gustaba, aunque en ése momento aún no sabía la medida de ésa palabra.

— Me llamo Miguel Hernández, tengo dieciséis años y vengo de Madrid. Estoy encantado de conoceros, y espero que nos llevemos bien.

Yo no quitaba ojo de cada uno de sus gestos al hablar, y de eso debió darse cuenta, por que reparó en mí y me sonrió. Entonces mi corazón experimentó una especie de salto mortal con triple tirabuzón, y me vi al instante perdido, completamente prendido de su belleza masculina, tan diferente de la mía. Tiene el pelo negro y los ojos más bellos que he visto en mi vida, de un color aceituna. El tono de su piel es casi dorado y para su edad tiene el cuerpo bastante bien desarrollado.

No lo entiendo. No sé que me pasa, pero siento que esto que mi corazón siente no tiene que ver con la novedad o la amistad que quisiera forjar con él. Es algo más intenso, más... no sé.

Creo que me estoy volviendo loco.

Tras ésa amena presentación, la profesora decidió que el mejor sitio para que atendiera las clases estaba a mi lado, así que, le indicó amablemente que se sentara a mi derecha. Él lo hizo sin rechistar, a lo que yo me removí inquieto en mi asiento. Fue justo cuando pensaba que me iba a desmayar de tanto hiperventilarme para calmar mi inexplicable nerviosismo, que me interrumpió en medio de un sermón interno:

— Disculpa, ¿podrías compartir tu libro conmigo? Es que aún no tengo el mío...

Cuando me giré hacia él nuevamente mi corazón me jugó una mala pasada. Miguel estaba tan cerca de mí que nuestras narices casi se tocaban. Un poco más y entonces... Moví la cabeza de un lado para otro en un gesto por olvidar los absurdos pensamientos que intentaban hacerse con el control de mi mente... y mi cuerpo.

— Si, claro.

Intenté que mi voz sonara firme, pero no pude evitar un ligero temblor. Él volvió a mostrar ésa increíble sonrisa suya y yo, sonrojado hasta la médula, aparté la mirada y traté de concentrarme en la pizarra, pero no me resultaba nada fácil, porque notaba movimiento a mi lado y sabía que era él.

A la hora del recreo casi corrí por salir de allí y me dirigí al baño para mojarme un poco la cara y que se me pasara el sofocón. Tras esto, fui a los urinarios y, nada más bajarme los pantalones y antes de que mis calzoncillos sufrieran el mismo destino, él hizo su aparición... y me cortó el rollo.

Total. La situación era ésta: él frente a la puerta del baño por dentro y mirándome, y yo con los pantalones por los tobillos y los calzoncillos a medio bajar.

— Eeeehh... - no me salía nada más inteligente.

Quise subirme los pantalones, pero solo atiné a saltar a la pata coja, justo cuando acabé en el suelo, que esperaba más duro, pero resultó blando y... cálido. Entonces abrí los ojos y me encontré en brazos de Miguel.

Ninguno de los dos pudimos movernos. Una fuerza mayor no nos lo permitía.

— ¿Cómo te llamas? - me preguntó.

— Samuel... - respondí como buenamente pude.

— Seamos amigos, Samuel - soltó él.

Mi mente ya no podía salvar más información.

Recapitulemos: yo estaba en brazos de Miguel y éste me sujetaba por mi desnuda cintura, ya que yo tenía los pantalones por los tobillos y los calzoncillos tan abajo a causa de la caída que hasta se me veían algunos vellos rubios.

De eso él también se dio cuenta porque intentó un movimiento que yo paré en seco. Quizás pensé que me iba a meter mano, pero resultó que sus intenciones eran otras.

— Lo siento, sólo quería ponerte los calzoncillos bien. Debes sentirte incómodo y...

— Está bien. Puedo hacerlo yo mismo - no quise ser desagradable, pero la situación no es que fuera muy normal.

Me separé de él y me incorporé como pude, colocándome los calzoncillos en su sitio y subiéndome acto seguido los pantalones.

Estaba tan avergonzado que quise salir del baño, pero él fue más rápido y me agarró del brazo.

— No me has respondido.

— ¿A qué? - le miré sin comprender.

— Seamos amigos - repitió él.

— ¿Por qué tienes tanto interés en trabar amistad conmigo? - pregunté algo mosqueado.

— Pareces un buen chico - dijo sin más -. Me has caído bien - extendió su mano hacia mí -. ¿Qué me dices? ¿Amigos?

Titubeé antes de estrecharle la mano.

— Amigos.

Pero tan pronto como dije aquello salí zumbando del baño. Al contacto con su mano sentí una descarga eléctrica y realmente pensé que me electrocutaría de no soltarle.

Ahora que lo pienso fue muy estúpido por mi parte huir de ésa manera. Estoy seguro de que a mi ‘nuevo amigo’, es decir, Miguel, no le agradó mucho mi comportamiento. Pero en aquél momento es lo único que se me ocurrió.

Venga, no me digáis que después de semejante ‘despliegue a lo full monty’ no hubierais echado a correr. Pero para no parar, vamos.

¡Maldita sea, hasta hizo que me olvidara de todo lo que me aprendí por la mañana para el examen de Historia!

Vale, es mentira. Algo tenía que decir en mi defensa, ¿no?

Segurísimo que he cateado el examen, lo que me traerá como consecuencia no volver a pisar la calle (excepto para ir al colegio) en mucho tiempo.

Perra suerte...

No dejo de pensar... Bueno, resulta sospechoso que Miguel se interese tanto por mí. Es... en fin, raro.

Necesito desesperadamente hablar con Alyssa. Ella es mi confidente, sabe dar buenos consejos y, sobre todo, no va soltando por ahí cada secreto o cosa íntima que le cuento (lo que es de agradecer)

Vale, ya está. Lo único que he sacado en claro de ésa llamada ha sido que perfectamente una persona puede reírse por más de veinte minutos seguidos sin ahogarse. Todo un record, si señor.

Obviamente fue porque le conté lo del ‘full monty’. Para la pobre fue demasiado.

Luego me machacó a base de preguntas trampa, tipo “¿Pero te gusta?”, “Quieres volver a verlo, ¿no es cierto?” y la pregunta del millón de dólares “Si tú fueras gay a mí no me importaría, ¿sabes?”. ¡Ja!, ¡ja! y ¡requeteJA! ¡No puedo creerlo! ¡Ella cree que yo soy...!

Oh, Dios. Dios. Dios. Dios. ¿Podría ser que en verdad yo...? Pero, ¿cómo ha sucedido? Quiero decir, es física y mentalmente imposible que... Bueno, en realidad no.

Es gracioso, si lo pienso.

Vale, no lo es.

Oh, por favor. Será mejor que deje de escribir antes de que me empiece a cuestionar mi existencia humana y...

Hasta más ver.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

¿Continuará...?

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

N/A: Prometí que ésta segunda parte sería más larga y así ha sido. Espero que hayáis disfrutado leyéndola. Yo lo hice escribiéndola.

Espero no tardar en subir la tercera parte.

¡Gracias por leer! ^^

Besos*

 

Notas finales:

Depende de mi inspiración el publicar pronto la tercera parte. Así que,... ¡deseadme suerte! ;D jeje

PD: Por cierto, es normal que tenga fallos... Esta es la primera vez que escribo en forma de diario.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).