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The Eternal Prison por LadySaraphan

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Notas del capitulo:

Segundo capítulo...

(Doscientos años antes)

 

Ya habían conquistado gran parte de Nosgoth y sólo les faltaba su capital, la ciudad de Meridian, pero eso no era ningún problema, ya estaba todo preparado, se encontraban acampando a tan sólo unos kilómetros de ella, esperando a que llegara el resto de las legiones para iniciar el ataque.

- Ya está todo preparado, señor – informó un vampiro de largo cabello negro inclinándose a modo de reverencia frente a Kain. Vestía de rojo y recogía su cabello en una coleta sobre su cabeza, era muy hermoso pero su mirada inspiraba desconfianza, su nombre era Faustus.

- ¿Y Vorador? – preguntó su líder.

- Viene en camino mi señor, nos susurró que llegaría con su legión un poco antes del amanecer – esta vez quien habló fue otro vampiro, Magnus, tenía el cabello blanco como el de Kain pero sujeto en una larga trenza y si Faustus era considerado hermoso, este lo superaba con creces, era el más fuerte y leal de entre todos los sirvientes de Kain y por qué no decirlo, también parecía ser el más apreciado por éste.

- Muy bien Faustus, Sebastián, Marcus… y Magnus, mañana a esta hora ya estaremos combatiendo en Meridian, la única ciudad que nos falta para que todo Nosgoth sea nuestro, esta noche pueden descansar porque la de mañana no será una batalla fácil – le habló a sus cuatro soldados más cercanos – Eso es todo por ahora, ya pueden retirarse y den la orden de que nadie me moleste hasta que llegue Vorador – concluyó dirigiéndose hacia otra estancia dentro de su tienda.

- Si señor, como usted ordene – respondieron mientras se retiraban del lugar.

- Maldito engreído, siempre dando órdenes – se quejó Sebastián al salir de la tienda de Kain – ¡Como detesto ese tono arrogante con que nos trata! – continuó hablando sin importarle si sus compañeros escuchaban o no, pero se quedó callado al ser sujetado fuertemente por el cuello.

- ¡No vuelvas a decir eso frente a mí, bastardo! – dijo Magnus a la vez que ejercía aún más presión en el cuello del otro, sus ojos brillaban con molestia.

- ¡Hey! no es momento de pelearnos entre nosotros – dijo Faustus tratando de calmarlos.

- Déjalos que se maten – esta vez la voz provino de la alta y calva figura Marcus, quien se sentía sumamente complacido con aquella discusión.

- No sería buena idea, imbécil, eso reduciría nuestras fuerzas en la batalla – volvió a hablar Faustus.

- Ya veo que eso es lo único que te importa a ti – respondió Magnus – Pero tienes razón no es momento de pelearnos – dijo liberando a Sebastián – Además no vale la pena – finalizó mirándolo con desdén mientras se alejaba del lugar seguido por Faustus.

- ¿Y a este que le pasa? – preguntó Sebastián reponiéndose del repentino ataque.

- ¿Que no es obvio? – dijo Marcus sonriendo – Acabas de ofender a su señor – aclaró al ver la expresión interrogante del otro.

- Su señor… vamos a ver cuánto dura enfrentándose a Lord Saraphan – murmuró con una misteriosa sonrisa mientras observaba con un extraño brillo en la mirada a Magnus, quien ya se encontraba a bastante distancia de él.

 

***

 

El campamento de los vampiros era bastante grande, con tiendas muy amplias y totalmente cerradas para evitar la luz del sol, además se encontraba perfectamente oculto en un sector donde era demasiado difícil de acceder para los humanos, ya que de ser descubiertos durante el día sería su fin, puesto que, si bien los vampiros más antiguos y fuertes resistían y podían estar bajo la luz solar por algunos períodos de tiempo, los más jóvenes no, y ardían en llamas al primer contacto, esto los dejaría en una gran desventaja puesto que la mayoría de los vampiros de aquel ejército no tenía más allá de 200 años. Aunque el asunto del sol no era gran problema para Kain ya que extrañamente jamás le afectó más allá de una pequeña molestia en sus ojos. Así que aparte de Kain, el vampiro Vorador, quien había vuelto a la vida gracias a Kain para que le ayudara a conquistar Nosgoth, y unos pocos más, del resto nadie podría resistir un ataque durante el día.

 No transcurrió más de una hora cuando una sombra irrumpió sigilosamente en la tienda de Kain, quien se encontraba profundamente dormido, lo cual le pareció un poco extraño al misterioso visitante ya que estaba acostumbrado a verlo muy activo dando órdenes y luchando, o preparándose para la lucha, si parecía como si jamás descansara, ya que incluso de día cuando la gran mayoría dormía, él se encontraba haciendo cualquier cosa, sin embargo verlo así tan de repente lo sorprendió un poco, jamás había tenido la oportunidad de verlo dormido. Se encontraba tendido sobre la cama como si el cansancio lo hubiese vencido sin darse cuenta, sus ojos estaban cerrados y su respiración era completamente calmada, incluso la expresión de su rostro era distinta, no era esa expresión agresiva a la que todos estaban acostumbrados, esta era muy tranquila, su largo cabello blanco se encontraba esparcido sobre la almohada y algunos mechones caían sobre su hermoso rostro, dándole… aunque sonara extraño, ciertos aires angelicales a pesar de su carácter temido por todo el mundo. El intruso se acercó lentamente para apartar los cabellos sobre su rostro, se encontraba embelesado con aquella visión, sin embargo al mínimo contacto Kain despertó saltando de la cama y poniéndose en posición de ataque.

- ¡Señor Kain, espere! – le dijo el extraño.

- ¿Qué… Magnus? – le dijo al despertar completamente y reconocerlo – ¡Recuerdo haber dicho que nadie me molestara hasta que llegara Vorador! – dijo molesto, mientras dejaba su postura de ataque – ¿Acaso ya llegó, o sucedió algo? – preguntó, esperando una buena explicación de parte de su subordinado. Más le valía tener una para haber entrado sin su permiso.

- Bueno yo… es que…– no sabía muy bien cómo decirlo, y la actitud de su señor no ayudaba mucho. 

- ¡Habla de una buena vez! ¿Qué es lo que sucede? – preguntó Kain, se estaba alterando ya que no era normal ver a Magnus así, con dificultades para decir algo, tal vez estaba pasando algo malo – Bueno dime de una vez, ¿Acaso nos encontraron?, ¿Nos atacan?, o… – dijo mientras caminaba hacia el rincón donde descansaba la Segadora de Almas.

- No es nada de eso – le cortó de pronto Magnus, acercándose a Kain rápidamente – Lo que sucede es que la de mañana en la noche será una batalla muy importante y ya no puedo aguantar más – dijo acortando aún más la distancia que los separaba.

- No puedes aguantar más… ¿qué? – preguntó Kain dando un paso hacia atrás y buscando con la mirada la Segadora en caso de algo.

- No se preocupe mi señor, mi intención jamás sería atacarlo – dijo Magnus al notar la inquietud de Kain.

- ¡¿Entonces qué es lo que te sucede?! ¡Habla de una buena vez! – nunca le habían gustado los rodeos y la poca paciencia que tenía se le estaba terminando.

- Está bien… lo que sucede es esto – le respondió, mientras en un rápido movimiento sujetó a su señor fuertemente para unir sus labios a los de él.

 Kain no salía de su asombro, ni siquiera reaccionaba, estaba completamente en shock, sólo mantenía sus labios muy cerrados sintiendo la presión sobre ellos, ésta era la primera vez que alguien se atrevía a besarlo desde que recibió el don oscuro, de pronto sintió una lengua tratando de entrar e inconscientemente le permitió el acceso. Magnus lo sostenía muy fuertemente, a la vez que recorría con su lengua cada rincón de aquella boca que había deseado por tantos años, primero se trataba de un beso muy suave incluso podría decirse que tímido, sin embargo, poco a poco se fue tornando en uno cada vez más apasionado, sólo cuando Kain dejó escapar un involuntario jadeo se dio cuenta de lo que estaba haciendo. “¿Pero qué está pasando?”, se preguntó de pronto recobrando el control de sí mismo e intentando alejarse de Magnus.

Kain trataba de forcejear, de apartarlo, pero todo era inútil, si fuese cualquier otro no tendría problemas pero Magnus era físicamente mucho más fuerte que él, era el único que tal vez podría llegar a vencerlo en fuerza, más no en agilidad o poder. En el forcejeo ambos cayeron a la cama, Kain de espaldas y Magnus sobre él, este sujetó con una sola mano las dos de Kain por sobre su cabeza mientras seguía besándolo y con su mano libre recorría aquel cuerpo con el que tanto soñaba.

De pronto rompió aquel beso, puesto que su señor en un intento por apartarlo había mordido su labio haciéndolo sangrar.

- ¡¿Pero qué se supone que haces?! ¡Magnus! – rugió un enojado Kain, en realidad más que enojado… más bien furioso por la forma en que estaba siendo tratado, sin embargo aquel beso y el contacto de Magnus extrañamente no le era del todo desagradable.

- No debería gritar tanto mi señor – le susurró al oído – ¿Qué tal si alguien entra y nos ve así? – continuó diciendo Magnus, provocando a su vez que una serie de escalofríos recorrieran la espalda de Kain, quien no sabía o no quería definir el motivo.

- ¡Suéltame maldito traidor y verás cómo te va! – amenazó Kain, sin embargo Magnus dirigió sus caricias hacia la entrepierna de su señor, quien a pesar de llevar gruesos pantalones de cuero, no pudo evitar estremecerse y soltar un leve gemido de placer ante el contacto.

- Yo jamás lo traicionaría, mi señor… mi única intención es servirle pase lo que pase… sólo a usted – decía mientras continuaba con su juego por sobre el pantalón de Kain.

- Como ha… dices eso si… – pero no podía seguir hablando, las caricias de Magnus lo estaban volviendo loco, se sentía confundido ya que por un lado le daba a entender que le era fiel hasta la muerte, pero eso no coincidía con lo que le estaba haciendo ahora, y a pesar de que lo estaba forzando, las caricias en sí no le eran para nada desagradables, sólo le molestaba la forma.

- Hace mucho tiempo me prometí a mí mismo que antes de que Nosgoth fuese conquistado completamente yo le revelaría mi secreto, y bueno… mañana de seguro ganaremos así que aquí va… – susurraba, mientras dirigía su mano hacia el pálido rostro de su señor en una cálida caricia apartando algunos mechones de cabello – Lo amo… y todos estos años lo he deseado con locura, tenerlo entre mis brazos, hacerle saber lo que siento y estar entre sus brazos como aquella vez en Uschtenheim, cuando me salvó – le dijo tiernamente a un atónito Kain.

- ¿Por… por qué me dices esto precisamente ahora?, ¿Por qué no lo olvidaste? – preguntó Kain en un tono de voz que jamás había utilizado con nadie, demasiado suave, como si hablara con un niño… pues se trataba de Magnus.

- Porque esa fue la primera vez que vi algo más que odio y furia en sus ojos, vi preocupación… vi miedo cuando caí al lago y luego vi alegría cuando me puso a salvo y me estrechó entre sus brazos – esto hizo que la mirada de Kain se suavizara completamente y que dejara de forcejear para sumirse por unos momentos en lo más profundo de sus recuerdos…

Fue durante la conquista del territorio de Uschtenheim, se encontraban luchando en las orillas del lago que rodeaba lo que una vez fuera el refugio del legendario Janos Audron, el más antiguo de los vampiros, asesinado por los Saraphan cinco siglos antes de que Kain fuera creado. Magnus era muy joven en ese entonces, sólo tenía alrededor de treinta años de ser creado, sin embargo ya era un muy buen guerrero. Se encontraban sólo ellos dos luchando contra más de diez Saraphan, de pronto todo fue muy rápido; Magnus luchaba muy cerca de la orilla, él luchaba contra cinco al mismo tiempo, un sexto lo atacó por la espalda, sin embargo Magnus lo protegió con su propio cuerpo y en el forcejeo ambos, Magnus y el humano, cayeron por el borde. Incluso ahora Kain no sabía cómo es que en sólo un par de segundos se deshizo de los que quedaban y corrió en busca de Magnus, quien, por suerte se mantenía sujeto de una roca a sólo unos cuantos centímetros del agua. Por primera vez sintió miedo, fue como si su corazón se detuviera y eso era porque le aterraba perderlo, como pudo logró alcanzar su mano y alzarlo. Cuando ya estuvo fuera de peligro lo abrazó fuertemente, pues lo sentía como el ser más importante para él. Sin embargo trató de mantener la cabeza fría y después de un tiempo se convenció de que él no podía ni debía tener ese tipo de sentimientos hacia nadie, así que puso toda su fuerza de voluntad en enterrar y olvidar aquellos sentimientos que podían llegar a volverlo débil. Pero ahora, después de la confesión de Magnus sentía que todos sus esfuerzos fueron en vano, pues aún le amaba con la misma o mayor intensidad que antes, aun que... 

- Esto no puede ser Magnus, ¿Te das cuenta de que está mal?, no debemos tener ese tipo de sentimientos, somos guerreros – continuó diciendo en el mismo tono que usara momentos atrás, mientras lo miraba con una expresión completamente neutra.

- ¿Por qué dice eso?, desde aquella vez supe que usted sentía algo especial por mí, ¿Se atreve ahora a negarlo? – preguntó Magnus con un tono de profunda tristeza – El hecho de que seamos guerreros no cambia nada, ¿Sabe acaso por qué me esforcé en ser su guerrero más fuerte? – continuó preguntando – Fue precisamente por ese sentimiento, ansiaba estar a su altura, ser un vampiro digno de usted, un compañero a su nivel, su campeón, el más leal – dijo liberando las manos de Kain para abrazarlo tiernamente mientras hundía su rostro entre el hombro y cuello de Kain, quien a su vez inconscientemente respondió aquel abrazo.

- Magnus… yo… – trató de decir Kain pero su mente se encontraba en blanco.

- Por favor déjeme permanecer así sólo un poco más – le rogó Magnus, estrechándolo un poco más entre sus brazos.

Magnus conocía muy bien la historia de Kain, él mismo le había contado algunas cosas, y lo que no, lo había averiguado a través de Vorador, quien parecía conocerlo bien y, aunque no eran amigos y discutían mucho, parecían tenerse bastante respeto el uno al otro, gracias a esto supo como Kain había sido asesinado, utilizado y traicionado por los guardianes de los pilares y que fue por esto que decidió no sacrificarse. Tal vez esa era la razón por la que Kain parecía no confiar en nadie.

De pronto Kain dejó de abrazarlo y rápidamente se apartó de él, poniéndose de pie como si de repente algo le hubiese molestado.

- Sal de aquí – le dijo con su voz nuevamente fuerte y autoritaria – Voy a hacer como que nada ha pasado, pero quiero que salgas ahora – Magnus se encontraba confundido, ¿Cómo era posible que hubiese cambiado tan rápidamente? Hace unos momentos parecía alguien totalmente distinto, sin embargo ahora volvía a ser el Kain de siempre.

- ¿Por qué hace esto? – le preguntó dolido – Yo se que usted siente lo mismo que yo… – alegó.

- ¡¿Y eso que importa?! ¡Acaso no te das cuenta que está mal! …además ambos somos hombres – dijo Kain tratando de deshacerse de Magnus, sabía que era una excusa muy tonta pero sólo quería que el joven dejara de decir eso, “Que lo ama”, ¡No! No quería volver a oírlo, no lo soportaba, lo hacía sentir confundido.

- Ese no es un buen pretexto, es un pésimo pretexto – le dijo con cierto tono de reproche – ¿Por qué no me dice la verdad? ¡¿Por qué no me dice que en realidad tiene miedo?! – la actitud de Kain lo estaba irritando y ya no medía sus palabras – ¡No quiere aceptar lo que siente porque teme confiar y ser traicionado nuevamente! – Magnus había dado en el clavo provocando un repentino ataque de ira en Kain, quien sin pensarlo empuñó la Segadora y la colocó amenazantemente en el cuello de Magnus.

- ¡No vuelvas a decir eso! – dijo mientras sus dorados ojos brillaban de ira – Yo no tengo miedo – recalcó. Todo su cuerpo temblaba, sin embargo ni él sabía qué sentimiento provocaba eso.

- ¿Entonces por qué reacciona de esta forma? – preguntó Magnus un poco más calmado.

- Yo… yo – no sabía que decir, su cuerpo seguía temblando y la ira poco a poco iba tornándose en una profunda confusión. En una acción un tanto arriesgada Magnus llevó su mano hasta la mejilla de Kain.

- Tranquilo, mi intención no era hacerle daño, sólo… sólo confesarle los sentimientos que tengo por usted pero… creo que me extralimite, lo siento – dijo mientras llevaba su mano desde la mejilla de Kain hasta la hoja de la Segadora sosteniéndola firmemente, luego la acercó aún más a su cuello, consiguiendo que el filo le hiciera un corte por el cual comenzó a brotar sangre.

- Si quiere acabar con mi vida yo no me opondré, dije cosas que no debía – susurró, desviando la mirada hacia el suelo.

Kain era un mar de dudas y eso se reflejaba perfectamente en sus ojos, los cuales generalmente eran fríos e inexpresivos, realmente sentía algo muy fuerte por Magnus pero sus palabras… aunque sinceras lo habían herido e irritado, ¿Acaso tan transparente era frente a él, que había podido llegar a ver tan profundamente en su ser?, se sentía muy confundido, jamás terminaría de entender este tipo de cosas, pero lo que sí sabía a la perfección era que no quería matar a Magnus ni que este se alejara de él. A pesar de que trató de acallar sus sentimientos diciéndose que no debía confiar en nadie, sólo con Magnus se sentía cómodo, completo y hasta seguro. Como una reacción involuntaria dejó caer la Segadora lo cual sorprendió a Magnus.

- ¿Mi señor? – lo llamó pero este no reaccionó, sólo mantenía la mirada baja. Magnus notó que Kain no se encontraba nada bien y no pudo evitar sentirse culpable, así que decidió dejar el tema hasta ahí por el momento, luego volvería cuando las cosas estuvieran más calmadas – Lo siento… – le dijo mientras lentamente daba la vuelta y se dirigía a la salida.

 

***

 


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