A veces sueño y al despertar lo hago empapado, sudando, quemándome el cuerpo. No recuerdo apenas nada de lo que en ese estado vaga por mi mente, pero sé que él estaba allí. Intuyo sus gestos, sus manos, sus palabras...imagino sus besos, recreo sus caricias por mi cuerpo desnudo y entonces todo vuelve... vuelve el sudor, el calor a mi cuerpo demente.
Es curioso como ese pequeño revuelo en mis hormonas puede llevarme a enloquecer de ese modo, cuando pensando sueño que me miran sus ojos, de color azul cielo, llenando mis labios de promesas que me saben a gloria y acariciando mis cabellos.
Sus carnosos labios murmuran mi nombre...Alex... y aun en la distancia creo oírle, siento su tibio aliento detrás de mi espalda y no puedo reprimir el escalofrío que me atiza el alma.
Sé que estoy despierto, pero ansío estar dormido, en ese ilusorio paraje en el que él me hace suyo y por siempre él es mío. Cuerpo contra cuerpo, beso con beso, fundiéndonos poco a poco en un mar embravecido que nos lleva y nos transporta a un paraíso donde sólo estamos los dos.
Quiero coser mis ojos para no tener que abrirlos y poder estar a su lado mientras pueda estar vivo, quiero y deseo su nombre, quiero que sueñe conmigo y que cada despertar me tenga a su lado para darle la bienvenida al mundo.
Quiero que beba mis lágrimas y que alimente mis noches de ensueño, que me llene el alma y el cuerpo, como nadie antes lo hizo. Deseo todo lo que sea suyo, para poder entregarle todo lo mío: toda mi vida hasta la muerte, hasta creer perder el sentido.
Cada mañana despierto, pero él no está conmigo y un vacío me envuelve y me hace abrigarme entre las sábanas esperando que Morfeo otra vez me abrace llevándome a sus brazos fornidos.
Y es que lo quiero tanto... y sin embargo nunca lo he visto, porque para amar no hace falta haber conocido a aquel que tu corazón aguarda.
Y así, cada noche, volverá a sanar mi alma entre nubes de sueño y almohadas de esperanza, porque hasta que él llegue... lo seguiré buscando, mientras sé que él me busca y me acabará encontrando...
Puede que sea absurdo esto que me ocurre pero cada día, lo hace con más fuerza. Es una obsesión tan grande que me hace perder el equilibrio cada vez que ese nombre viene a mi mente...Alex... ¿Por qué siempre va conmigo? ¿Porque no puedo apartarle de mi mente? Cada noche lo sueño y me besa y le beso y realmente somos felices... Y siempre es él, siempre es Alex, aunque él no sepa mi nombre, aunque apenas me recuerde...
Cada noche viene a mi y ya no se si es un fantasma que viene a devolverme la poca esperanza que me hace despertar cada día y salir a buscarlo cada mañana. ¿Y como no buscarlo? Es imposible olvidar esos labios rodando por mi cuerpo, sus manos acariciando mi espalda y su boca pidiendo entre gemidos por más... y es que se siente tan bien estando dentro de su cuerpo...tanto como estando dentro de su corazón. Porqué sé que el me quiere, aunque no me recuerde, porque sé que me añora, tanto como yo a él.
Es tan dulce su mirada cuando me dice te quiero y tan puras sus palabras cuando no hace mas que gemir... es tan perfecto que casi me ha hecho pillar complejo, pero lo tengo merecido porque sé que no soy nada sin él, sin su aroma, sin sus brazos rodeando mi cuello mientras yo devoro el suyo, sin su pelo, sin su piel...
Como cada mañana, Alex, mi ángel, vuelve a desaparecer, pero yo no me alarmo porque sé que hasta que lo encuentre y por fin lo haga mío, hasta que ese momento llegue...sé que soñaré con él...