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Relación estudiante-profesor por Ankris y Sigurn

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-Hey, ten más cuidado, chaval- Gruñó un tipo de la multitud a Mail.

 

-Lo siento...- Recogió los libros que se le habían caido con el choque y se apartó del rio de gente que surgía de la entrada de la universidad. -"No creía que tanta gente pasara a la universidad... La mayoría de niños que asistían a mi instituto eran todos unos yonkis..."-

 

Mail salió de la institución y cruzó el césped que se plantaba en frente de aquel imponente edificio para entrar en el edificio contiguo al de la universidad, la cafetería en donde no había mejor café en todo Japón.

 

Se sentó en la única mesa libre que había, al lado de la ventana y pidió al mesero que le trajera un café y un croisan. Cuando le dieron lo pedido, comenzó a beber y degustar el café, perdiendo la mirada por la ventana, mirando a los estudiantes tirados en el césped, con los apuntes y sus bebidas con cafeína para no dormirse, porque estaban en época de exámenes y de tanto que estudiaban no tenían tiempo de dormir.

 

Sonó el timbre para el fin del descanso, pagó lo consumido y se dirigió a su clase de inglés. Volvió a adentrarse entre la multitud de gente y subió al segundo piso, al final del pasillo en donde un cartel pegado en la pared decía: AULA DE INGLÉS.

 

Entró en el aula, se sentó en una de las últimas filas y sacó su cuaderno de apuntes como todos los alumnos que allí estaban. Entró una mujer, que pudo identificar como una de las directoras de la universidad, y se preguntó el porqué su típica profesora de inglés no estaba allí en lugar de la directora.

 

-Buenos días,- Dijo la directora.- he venido a informaros de que la señorita Lucy ya no os dará más clases de inglés porque se ha mudado a Francia y allí impartirá las clases. Sí, ya sé que estais acostumbrados al método de enseñanza de la señorita Lucy, pero os aseguro que nuestro profesor suplente está a punto de llegar. Solo esperen unos minutos.- Y se fué.

 

-"Así que se ha ido... Era muy linda... ¿porqué se tuvo que ir? ToT"-

 

Esperó unos diez minutos hasta que alguien entró por la puerta. Era un hombre alto, con media melena rubia, tez no muy bronceada y un traje beige con corbata ocre. Dejó sus libros encima de la mesa del profesor y se plantó en medio de la sala.

 

-Good morning. My name is Mihael Kheel and I want to be our new english teacher-

 

-Good morning Mr. Kheel- Saludaron todos los alumnos sin ningún ánimo en sus palabras.

 

Mail no se fijó muy bien en el profesor porque seguía lamentándose internamente por la partida de la antigua profesora. Mr. Kheel dió la clase, y cuando acabó la hora, se fué seguido de todos los alumnos. Esa esa la última clase que tenía en el día, así que decidió dejar sus cosas en su habitación en la universidad y salió a dar una vuelta por los alrededores.

 

Caminó por las calles poco transitadas, viendo algún que otro escaparate de electrónica. Vió un Ipod blanco, que le encantó y miró el precio. Demasiado caro para su sueldo semanal, así que con cascaditas en los ojos se dirigió hacia el parque, para sentarse en un banco al lado de un camino que llevaba hasta una fuente.

 

Se sentó y cerró los ojos, relajandose y meditando sobre toda la tarea que tenía por delante, pero como vió que eso lo estresaba aún más, abrió los ojos y se levantó intentando pensar en otra cosa.

Se fué a la fuente, ya que a veces solian haber pececitos de colores que los cuidadores del parque metían para que se viera más bonito. Se apoyó sobre la barandilla y se asomó un poco para ver algunos kai rojos y blancos, y se quedó embelesado mirando como nadaban de un lado a otro.

 

-¿Te gustan los peces?- Una voz masculina sobresaltó al pelirrojo, y miró en dirección en donde la voz había surgido.

 

Era su profesor de inglés, pero ya no llevaba su traje beige, sinó ropa de calle. Ahora que lo tenía al lado, vió que era muy apuesto y se ruborizó un poco al haber pensado eso de su profesor.

 

-Etto... Son bonitos...- Comentó avergonzado. Nunca había imaginado que un profesor le hablase, y menos un profesor guapo.

 

-Jum... ¿Quieres dar una vuelta conmigo?-

 

-Eh... No sé... Esque... Eres mi profesor y tal...-

 

-¿Te doy clase? Jajaja, no tepreocupes, en horas no lectivas no soy profesor. Ya sabrás mi nombre, pero si quieres, llamame Mello-

 

-Yo soy... Mail Jeevas, aunque me gusta más que me llamen Matt-

 

-Encantado, Matt- Dijo con voz seductora y le estrechó la mano. Mello era como dos dedos más alto que Matt, casi no se notaba la diferencia. -Bueno... ¿vamos?-

 

-Claro...- Y se fueron paseando por el parque.

 

Hablaron de un poco de todo, de sus hobbies, de las clases, y alguna cosa que otra. Lo normal, cuando acabas de conocer a alguien pues hablas de un poco de todo para conocer mejor a esa persona.

 

-Hey, te invito a comer que seguro que tienes hambre- Ofreció amablemente al pelirrojo con una sonrisa.

 

-No se moleste, yo puedo comer algo que tenga en la nevera de mi departamento, no hace falta que me invite...-

 

-Oh, vamos, tampoco es para tanto- Cojió a Matt por la muñeca y jaló delicadamente hacia sí para ir hacia el primer restaurante que vieran.

 

Entraron y pidieron mesa, el mesero les llevó hasta una mesa apartada y allí pidieron lo que querían comer.

 

-Yo quiero... bolitas de arroz- El mesero apuntó en una hoja lo pedido.

 

-Yo quiero una hamburguesa- Volvió a apuntar en la hoja.

 

-¿Algo de beber?- reguntó el mesero.

 

-No gracias- Respondieron Matt y Mello a la vez.

 

Cuando les trajeron las bolitas de arroz y la hamburguesa, comenzaron a comer y a hablar amenamente.

 

-¿Cuántos años tienes, Matt?-

 

-21, ¿y tu?-

 

-23-

 

-Eres muy joven para ser profesor, ¿no?-

 

-La verdad es que sí, pero avancé mucho en los estudios y me salté algun curso porque ya me sabía todo lo que enseñaban y aprové con facilidad-

 

-Qué pasada... Yo no puedo hacer eso ya que no se me queda casi nada de las lecciones a no ser que esté cinco horas seguidas estudiando, pero los idiomas más o menos son fáciles, según como lo mires-

 

-No te falta razón...- Siguieron hablando, incluso después de haber acabado de comer. Pasadas unas dos horas, Mello miró su reloj. -¡Qué tarde se me ha hecho! Discúlpame, Matt, pero tengo que irme, se me ha hecho muy tarde-

 

-No te preocupes, yo de todas formas tengo que ir a hacer la tarea- Dijo sonriendo.

 

-Bueno, voy a pagar la comida y me voy, ya nos veremos mañana en clase- Le devolvió la sonrisa a Matt.

 

-Claro, hasta luego- Cada uno se fue por su lado.

 

Matt se fue a su departamento en la universidad y comenzó a hacer sus deberes. Una vez acabados, ladeó la cabeza en dirección a la ventana y vió que ya era de noche. Debían ser sobre las diez, porque el cielo ya estaba cambiando su tono azul oscuro a negro. En ese momento tocaron a la puerta y Matt fue a abrir.

 

-¡Matt! ¡Vente con nosotros a la discoteca anda, que hoy hay que celebrarlo!- Gritó uno de los amigos de la universidad de Matt.

 

-¿Celebrar?¿Discoteca?¿Qué carajos me estás contando Kei?-

 

-Yuko se va a casar y lo quieren celebrar en la discoteca- Contestó Near, un bajito albino muy majo, pero a veces sacaba a la gente de quicio.

 

-¿Qué Yuko e casa?¿Con quién?-

 

-¡¿Con quién va a ser?!- Volvió a gritar Kei.

 

-Pero si esa tía es mas golfa que una puta, a saber de quien se ha enamorado esta vez- Rió.

 

-Pues para tu información, se casa con Yamato- Contestó un moreno, llamado Light.

 

-No lo conozco-

 

-Va a último curso, pero es muy popular entre las chicas porque siempre anda por el otro lado de la universidad, donde todas las chicas se juntan para hablar de sus tonterías de niña- Dijo burlonamente Light.

 

-Aham... ¿No será ese tipo que juega a fútbol americano, no?-

 

-Sí, ese mismo- Afirmó Near.

 

-Aaahhh... Lo que yo digo, una golfa- Todos se pusieron a reir por el comentario del pelirrojo.

 

-Bueno, el caso es que Yuko ha invitado a todos los de su curso a la discoteca Lounge, y como nosotros vamos incluso a su misma clase...- Siguió Kei.

 

-Lo que tú quieres es ir a ligarte a alguna tia- Dijo Light.

 

-Bingo- Prosiguió Kei, haciendo que volvieran todos a estallar en carcajadas. -Pues eso, ¿te vienes o te vas a quedar aquí como un tonto?-

 

-En cinco minutos salgo, pero no os vayais sin mi eh, que os conozco-

 

Matt volvió a entrar en su departamento y abrió el closet, sacando una camiseta de rayas negras y blancas, dejando que se pudiera ver pefectamente su cuello. Se puso unos jeans azul marino y un cinturón negro, y sus botas negras de siempre. En la mesita de noche cojió sus googles y de las dejó colgando al cuello y se peinó un poco.

 

Salió del departamento y se dirigió con sus amigos Near, Light y Kei a la discoteca. Cuando llegaron, entraron, y de la calma de la calle pasó de repente a un local llena de focos de colores, que giraban en todas direcciones, música a todo volumen y una barra al fondo. El local era bastante grande, y había gente de su universidad, gente que iba ahí para divertirse e incluso empresarios y adolescentes en busca de juerga.

 

Kei arrastró a Matt hasta estar en medio de la multitud de gente bailando y se puso a bailar. Matt le siguió el juego y los dos se pusieron a bailar unos cuantos minutos, hasta que Kei divisó a un grupo de chicas bailando muy juntas, y dejó a Matt para dirigirse a bailar con aquellas chicas para ver si se ligaba a alguna ya que eran de buen ver.

 

Matt al ver aquello se rió internamente, sabía que su amigo no iba a conseguir nada porque todas las mujeres le rechazaban.

 

Se volvió sobre si mismo para llegar hasta la barra, donde estaba Near sentado hablando con Light y algunas chicas. Le pidió al barman un cubata y se lo dieron. Pasaron las horas, y se bebió alguna copa que otra, pero no tantas como sus otros amigos. Near, Kei y Light estaban borrachos a más no poder, así que se fueron a casa por mandato y orden de Matt.

 

Él no quería irse a dormir todavía, así que se fué a otra discoteca que estaba a cinco calles del Lounge. Tenía el nombre de DataBase, sí, un nombre curioso para una discoteca, pero qué importa, con que sea una discoteca basta, ¿no? Entró, la música que allí había no era tan imponente como el tecno exagerado del Lounge, sinó un poco más suave, pero siento tecno al fin y al cabo.

 

Se volvió a meter entre la multitud y se puso a bailar. En segundos fue rodeado de chicas y chicos que le miraban exasiados por el alcohol. A Matt le dió mal rollo, así que se apartó un poco para seguir bailando en alguna otra parte lejos de esos borrachos transcandentales.

 

Dirigió la mirada a un grupo de persnas que bailaban en torno a otra, el cual no podía llegar a ver ya que estaban todos tapando.

 

-"Pobrecilla, seguro que tanto chico la agobia"- Pensó Matt con un tono de burla.

 

Se acercó al montón de gente, y pudo ver que la que bailaba en medio era una rubia, muy sexy, ya que iba vestida con unos jeans muy ajustados, delineando su fina figura, y una camiseta que hacía ver que tenía un vientre plano. Se dió cuenta de una cosa. O no tenía pechos... O era un tio.

 

Dish monumental. Cuando le vió la cara, vio que era su profesor de inglés, Mello, bailando como un dios. Sí, como un dios. Por suerte, Mello todavía no lo había visto, así que se escondió detras de la multitud para que no le descubriera. Pero no era eso lo que le importaba, sinó que en su rostro se había ruborizado, más por lo sexy que se veía que al haberlo confundido con una chica.

 

Respiraba agitadamente, no sabía si salir de aquel antro o ponerse a bailar con su atractivo profesor, atraido por sus movimientos de caderas. Decidió irse, y cuando se dispuso a hacerlo, alguien le jaló de la camiseta, haciendo que Matt se volteara para ver el causante de su no exitosa escapada. Iba a replicar, hasta que se dio cuenta de que quien tenía en frente no era ni más ni menos que Mello, mirandolo entre seductor y atractivo.

 

-¿Qué haces aquí a estas horas?¿No tienes mañana que ir a clases?- Comentó el rubio con voz seductora y masculina.

 

-Sí... Pero podría preguntar o mismo, tu eres un profesor y también tienes que ir a clases mañana- Contestó el pelirrojo con el mismo tono de voz para estar a su nivel y así no delatar lo nervioso que encontraba de estar frente a aquella belleza.

 

-Ya... Pero tengo ganas de divertirme un rato... ¿Bailamos?-

 

-¿Por qué no?-

 

Se dirigieron lejos de la multitud que antes rodeaba al rubio y se pusieron a bailar a una distancia normal y conforme los minutos iban pasando, llegaron a estar bailando: Matt con los brazos en el cuello de Mello, Mello con los brazos rodeando la cintora de Matt y con las frentes pegadas, mirando hacia abajo. Pasadas unas horas, sobre las cuatro o algo así, los dos decidieron dejar el local e irse.

 

-Hey, ¿porqué no nos tomamos las últimas copas en mi casa?- Ofreció el rubio al pelirrojo.

 

-Claro, me encantaría- Dijo de nuevo con voz seductora, pero esta vez no para estar a la altura del rubio.

 

-Vamos, mi coche está allí- Señaló un deportivo negro.

 

-Dios, que cochazo...- Comentó asombrado el pelirrojo.

 

-Y que lo digas... Vamos, sube-

 

Se subieron los dos al coche, Matt en el asiento del copiloto y Mello conduciendo, que para estar bebidos, no lo parecían, o al menos eso es lo que pensó Matt de su profesor.

 

 

Pasados dos minutos de viaje, Mello estacionó el coche delante de un lujoso hotel de cinco estrellas, un botones le pidió las llaves y el rubio se las dio, consiguiendo que el botones se llevase su coche para aparcarlo en un garaje subterráneo.

 

-Buenas noches Mr. Kheel- Dijo el recepcionista al haber ya entrado al edificio. -Veo que hoy tiene visita-

 

-Así es... Ah, que por favor mañana no vengan a limpiar las asistentas, que vengan por la tarde, justo cuando sea la hora de la comida-

 

-Como usted desee Mr., que pase una buena noche-

 

-Gracias, igualmente, Roger-

 

Se dirigieron los dos chicos a un ascensor, y se metieron. Mello le dió al botón del vigesimoséptimo piso y el ascensor no tardó en cerrar las compuertas y comenzar a subir.

 

-¿En serio vives aquí?- Preguntó Matt asombrado, nunca creía que tuviese el dinero para comprarse un piso en tal lujoso hotel.

 

-Sí, no es nada del otro mundo-

 

-¿Cómo que no es nada del otro mundo?¿Pero no ves dónde vives?- El pelirrojo hizo un puchero.

 

-Sí, en un hotel- Dijo, divertido por lo lindo que se puso Matt al hacer el puchero.

 

El ascensor paró, y al abrirse las compuertas, salieron. Había un gran pasillo horizontal, que dividía la planta en dos. Mello se fué por el lado derecho, y sacó una llave para abrir la puerta del fondo del pasillo.

 

-¿Aquí es?-

 

-Sí... Seguro que te gusta mi casa-

 

Mello dejó pasar a Matt antes que él para cerrar detrás de sí la puerta y echar el pestillo.

 

-Wao...- Dijo el pelirrojo entre extrañado y sorprendido, aquel piso era de lujo, tenía de todo a simple vista. -¿Te puedes pagar todo esto con el salario de un profesor?- Comentó poco creible.

 

-La verdad es que no... Me vino de herencia, así que por eso vine aquí a hacer clases, no iba a desperdiciar este gran departamento-

 

-Pero aquí caben cinco personas vividas por su cuenta... ¿Compartes piso?-

 

-No... pero muy pronto sí que lo haré-

 

-Ah...- No supo porqué, pero desde que escuchó que el rubio iba a compartir piso, se entristeció.

 

-¡Ahá! Aquí estabas- Mello se había acercado a un armario empotrado que estaba al lado del mini bar/cocina que tenía en el depatramento y había sacado una botella de ... ¿Whisky?

 

-¡¿Me quieres acabar de matar?!- Gruñó, pero divertido ante la idea de emborracharse hasta perder el sentido junto a su profesor.

 

-Seguro que lo aguantas, además, te ves fuerte- Otra vez en tono seductor, si esque este rubio no para de insinuarse.

 

Matt le arrebató la botella de cristal de whisky a su compañero y abrió el tapón, para seguidamente beber de tirón un buen trago. De tanto que bebió del tirón, no se dio cuenta pero comenzó a escurrirle por la comisura de la boca un hilillo de alcohol, a la que el rubio no pasó desapercibido, y se acercó al plirrojo hasta quedar frente a frente a unos milímetros, sintiendo las respiraciones agitadas del otro, sobre todo las de Matt.

 

-Ah.. ¿Qu...?- No pudo terminar ya que Mello había pasado su lengua por el mentón del pelirrojo, saboreando el líquido.

 

Matt se excitó ante tal acción; el rubio lamiendole la cara, con esa ropa tan *¬* indescriptible y lo bebido que iba no ayudaba en nada. El pelirrojo, como si fuese un reflejo, cogió de la nuca al rubio y lo atrajó hacia sí, uniendo sus bocas en un roce. No dejó escapar la oportunidad, así que comenzó a besarle fogosamente, introducindo su lengua en la húmeda cavidad del rubio, haciendo que sacara un leve gemido.

 

-Mmm...- Cuando se acabó el maldito aire se separaron. Mello se sentó a horcadillas encima de Matt para seguir con una tanda de fogosos besos.

 

Sus manos acariciaban la espalda del rubio, el torso y también sus nalgas, haciendo que sacara ligeros gemidos. Mello saboreaba la boca del otro, recorriendo cada rincón que se le permitía. Comenzó a quitarse la camiseta a rayas, pero no le dio tiempo ya que el rubio se la había arrancado de un tirón, dejandola tirada por algún recoveco de la habitación.

 

-"¿Pero qué estoy haciendo? ¡Es mi profesor por el amor de Dios! No puedo hacer esto.. no puedo.. él... "Ahh... Mello...- Pero los sentimientos ganaron a la razón.

 

 


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