Adiós...
10 de octubre... Hoy es mi cumpleaños y el día que he elegido para acabar con mi vida.
Vosotros os preguntareis, ¿porque este día y no otro? Lo mismo me pregunte yo, pero este día es tan bueno como otro cualquiera, incluso mejor. Los aldeanos están celebrando el festival por la muerte de Kyuubi, y sus supuestos amigos estarían allí también, siempre iban, y nunca se preguntaban porque no iba, ni lo invitaban a ir con ellos. Estaban demasiado ocupados con sus cosas, siempre lo están.
Para ellos solo soy el bromista molesto que va de naranja y siempre intenta llamar la atención. Nunca han intentado conocerme, nunca se han preguntado por que intentaba llamar la atención. Aunque la verdad deje de intentar hacerlo hace mucho.
Todo lo que conocen es una mascara. Una mascara que hice para intentar que los aldeanos me aceptaran. Una mascara que se ha ido resquebrajando poco a poco, sobre todo desde estos últimos meses, cuando fui incapaz de traer a Sasuke de vuelta. Los aldeanos me culparon de que se marchara, dijeron que fue mi influencia demoníaca la que lo causo. Cuando salí del hospital después de recuperarme de las heridas que su preciado Uchiha me causo, me arrinconaron en un callejón y me pegaron una paliza, pero no eran solo aldeanos sino también ninjas que me impidieron escapar. Incluso Sakura estaba allí y eso fue lo que más me dolió, no porque la quisiera, sino porque creía que al menos ella me consideraba un amigo, que no me dañaría.
Pero me equivoque, siempre me equivoco. Sino fijaros en lo bien que se me dio con Sasuke.
También esta Kakashi-sensei quien me culpa por la muerte de su sensei, el yondaime, por eso no me hacia caso y ayudaba a Sasuke e incluso a Sakura antes que a mí. Me pregunto que dirá cuando se entere de que soy el hijo de su maestro y se de cuenta de cómo me a tratado, es una de las pocas cosas que me gustaría ver.
Será mejor que deje mis desvaríos, y vaya preparando todo. Esta vez me he asegurado de que nada pueda detenerme. Y me habéis oído bien, esta vez, no es la primera vez que lo intento pero Kyu siempre me para curando mis heridas. Pero hoy no puede hacer nada, he sellado su chakra para que no pueda curarme.
Escribo una nota de despedía aunque dudo que a nadie le interese. Me visto con una camiseta y unos pantalones negros, negros si, detesto el naranja pero era parte de mi mascara. También detesto el ramen pero con el poco dinero que me daban, y las facturas de alquiler, calefacción y agua, solo me alcanzaba para ramen.
Me dirijo hacia el bosque porque así nadie podrá interrumpirme. No quiero que nada falle, quiero abandonar esta miserable existencia de una vez por todas.
En un claro del bosque, que resulta ser mi lugar favorito. Me paro y me siento contra un árbol, saco mi kunai favorito, el primero que tuve y que me dio Sandaime-ojisan. Es la única persona que se ha preocupado por mi aparte de Iruka. Siempre me invitaba a ramen y cuando me echaron del orfanato se aseguro de que pudiese conseguir una apartamento cuando todos se negaban a alquilarme uno.
Bueno ya es la hora. Me acuchillo las muñecas hasta llegar al hueso y me relajo notando la sangre fluir por mis heridas sabiendo que por fin terminaría todo. Una sonrisa adorna mis labios, sintiendo como la vida se escapa de mí.
Mi ultimo pensamiento antes de hundirme en la inconsciencia es ‘Me pregunto cuanto tardaran en encontrar mi cuerpo'
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Mas tarde ese día Iruka llamo a la puerta de la casa de Naruto y al no contestar nadie y estar la puerta abierta entró. La casa estaba vacía y solo encontró una nota encima de la mesa con una palabra.
Adiós.