Hiroto los acompañó hasta la puerta y se despidió de ellos amistosamente. "Ya se han ido" pensó el rubio, mientras cerraba la puerta con calma y se giraba para ver el desastre que había quedado en su sala. La fiesta había sido muy divertida, pero la casa había quedado hecha un desastre. Sonrió al recordar que Shou aún estaba allí. Pero eso ya era habitual, el castaño se había quedado a vivir con él, hacía ya mucho que eran pareja. Se pasó la mano por la frente, echando su flequillo hacia atrás y sonrió. Se lo había pasado muy bien en su fiesta de cumpleaños con sus amigos y compañeros de banda. Abrió los ojos y miró el reloj, más de las doce, aún era pronto y tenía pocas ganas de dormir. Sonrió picaronamente al acercarse al sofá, donde estaba sentado Shou. Se colocó a su espalda y dejó caer sus brazos por el pecho de su novio, mientras le abrazaba cariñosamente con una sonrisa. En su mente una macabra idea estaba tomando forma.
El castaño ronroneó al sentir los brazos de su pequeño rodearle y los acarició amorosamente. Hiroto se separó delicadamente de él, rodeó el sofá y se quedó de pie delante de Shou. El vocalista se incorporó y rodeó la cintura del menor, aún sin levantarse, posando su mejilla en el vientre del rubio.
- Que bien te sientan los 23 añitos. - dijo en un tono meloso, frotando su mejilla contra esa superficie, mientras su manos empezaban a colarse por debajo de la camiseta que vestía el pequeño, acariciándolo suavemente.
Hiroto sonrió ante ese comentario. Su sonrisa se acentuó cuando la idea que estaba tomando forma en su cabeza, acabó de completarse. Se separó de su pareja y le cogió tímidamente de la mano, mientras sus mejillas se coloreaban, dándole un aspecto más infantil de lo que ya era, haciendo sonreír a Shou, quien adoraba verlo así.
Sin decir nada lo condujo a la habitación e hizo que se sentara en la espaciosa cama que tenían para los dos. Esa misma cama que había sido testigo de sus demostraciones de amor. Hiroto volvió de nuevo a la sala y cogió un CD. Lo llevó de vuelta a la habitación y lo colocó para que sonara. La canción seleccionada empezó a sonar, a un volumen realmente bajo, pero no importaba, así estaría mejor. El castaño observaba todo algo confundido, no sabía que iba a hacer su pequeño y eso le intrigaba.
Hiroto suspiró antes de darse la vuelta, mirar fijamente a su pareja y armarse de valor para lo que iba a hacer. La música seguía sonando de fondo. Lentamente Hiroto empezó a moverse el ritmo de la canción, de una forma un tanto sensual y juguetona, que estaba volviendo loco a Shou, y eso que apenas llevaba un minuto. El rubio cada vez se movía con más soltura, provocando al vocalista, que luchaba consigo mismo para poder mantenerse en el lugar y no saltarle encima a comérselo. Se veía demasiado adorable, pero le encantaba esa idea que había tenido el pequeño, estaba disfrutando mucho.
Poco a poco, Hiroto se levantó la camiseta, dejando ese perfecto vientre y torso al desnudo, para luego jugar con ella antes de quitársela por completo, siguiendo el ritmo de la música que sonaba, sin dejar de lado su provocativo y sensual baile. Finalmente se quitó la camiseta, dejándola despreocupadamente por el suelo, y pasándose la mano por el pecho tranquilamente, intentando parecer despreocupado, cosa que aún provocaba más.
El castaño ya no sabía que hacer ante tanta excitación en su cuerpo. Tenía muchas ganas de saltar a comérselo pero estaba amando demasiado ese espectáculo como para cortarlo. Se limitó a observar como se pasaba la mano por el pecho. Deseaba que esa fuera su mano, se mordió el labio y dirigió de nuevo su vista sobre el cuerpo de su pequeña ardilla, que ahora había llevado sus manos al filo del pantalón que vestía. Poco a poco y siguiendo su baile, el menor fue dejando a la vista sus caderas y luego sus piernas, a un tortuoso ritmo para Shou.
Adoraba las piernas de su pequeño, y ahora él también tenía unas enormes ganas de quitarse su molesto pantalón, que hacía ya un rato que le estaba empezando a quedar estrecho y apretado. Con una sensual mirada, el menor fue acercándose al borde de la gran cama, dejando los pantalones tirados en el suelo. Solo le quedaba su ropa interior y antes de quitársela deseaba hacer participar a su novio más activamente en su peculiar show. Se acercó hasta Shou y se sentó a horcajadas sobre sus piernas, notando como su idea había surgido efecto en el cuerpo de su pareja. El castaño llevó sus manos a la cintura del rubio, acariciándola y acercándose a su ardilla, devorándolo en un apasionado beso que dejó a ambos sin aire.
Tras unos minutos el menor se separó y volvió a bajarse de la cama, quedando a un lado de la misma, bajo la expectante mirada del castaño, que ya no podía estar más excitado por la actitud y el sensual baile de su pequeño. La música seguía y al ritmo de la misma, Hiroto se metió uno de sus dígitos en la boca, lamiéndolo juguetonamente. Más tarde lo dirigió por su pecho, acariciándose y terminando el recorrido en el filo de su ropa interior, bajándosela un poco, apenas sin dejar ver nada íntimo, aún.
Bailó un poco más, y dirigió su mirada hacia Shou. Se le notaba en la cara que estaba ya desesperándose y rió bajito por la expresión del vocalista. Finalmente se sentó de nuevo encima de Shou, con sus piernas a cada lado de la cadera de su novio, y llevó las manos del castaño hasta el borde de su ropa interior, mirándole picaronamente, rogándole con la mirada que terminara aquello. Shou sonrió, se le veía tan adorable. Ambos volvieron a sonreír y juntaron sus rostros en un apasionado beso, sabiendo que el final de esa noche estaba aún muy lejos.