Las cartas que nunca leeras por Flonne

La noche es calurosa, me abrazo con fuerza a las cobijas creyendo que es tu cuerpo, todo esto para no sentirme solo.Pero, ¿a quien engaño?, por mas que me imagine, por mas que lo desee, tu no estas aquí. No te molestaste en venir.
Recargo mi cabeza en aquel bulto de cobijas y susurro tu nombre. Sigo siendo el mismo tonto de siempre, sigo dependiendo de ti. No puedo seguir viviendo, pero lo sigo haciendo por que soy un cobarde, por que no tengo la valentía de escapar o de suicidarme. Me quejo pero no hago nada, no te odio, no te reprocho. En cambio sigo viviendo, sin saber por que, llorando cada noche que no te tengo a mi lado, cada noche en la que me debo conformar abrazando a ese tonto bulto de cobijas. Y en medio de esa oscuridad parece que la valentía me visita fugazmente por que me dan ganas de morirme en ese instante, pero tan solo levantarme vuelve la cobardia, vuelve el miedo y el estúpido deseo de seguir viviendo.
¿Por qué soy así? ¿Por que olvido? ¿Por que soy cobarde? Se muy bien que pronto volveremos a discutir, que pronto el sentimiento de odio va a volver a mi corazón, pero ni caso tiene, te vuelvo a perdonar y olvido esas palabras hirientes, ese dolor que me carcome. Vuelvo a sonreírte.
Eres tan parecido a mi familia, esas personas que decían amarme, pero a la menor oportunidad me discriminaban, me tachaban de ser la vergüenza de la familia. Para ellos yo no era más que un estorbo, una molestia, una burla. Decían que todas esas horrorosas palabras que me dedicaban eran por mi bien, ¿por mi bien?, están locos. Aun así yo olvidaba, aun así yo les sonreía, ¡hasta intentaba solucionar sus estúpidos problemas maritales!, me sentía culpable de ellos, yo tenia que ser el payaso, el bufon, para que todos rieran de nuevo. Pero tras eso no me quedaba más que un vacio en el alma. ¿Por que me sacrificaba por ellos? ¿Por que siempre deseaba verlos sonreír?
Ah, Nathaniel, si supieses que yo no era más que una marioneta en sus manos, esperando siempre complacerlos sin importar lo que me sucediera a causa de eso. Pero poco a poco esos regaños, esos insultos, se volvieron diarios. No podía ser yo, no podía actuar como realmente lo deseaba, tenia que estar obedeciéndolos como si fuese su perrito.
Un día en el que discutimos me echaron, estaba lloviendo y no sabía a donde ir. Me quede ahí, sentado en el suelo, dejando que la lluvia me mojara. Hasta que ella llego, mi madre. Me grito cosas que ya no recuerdo y me jalo del cabello haciéndome volver a “casa”. No sabes cuanto llore ese dia, me encerré en el baño por horas, deseando tener a la mano algo que me consolara. Que lastima que yo no consumo drogas ni alcohol, soy demasiado cobarde como para conseguirlos.
Ya…ya no puedo seguir escribiendo…con solo recordar la vida que tuve me hace sentir como la peor basura del mundo, como un llorón y un cobarde. Maldita sea, ¿Por qué escribo esto si se que lo borrare?
Respira hondo…ah, eso esta un poco mejor.Bueno, creo que escribir todo esto me ayuda en algo, a pesar de todo mi tonta mente no olvida tan fácil, solo entierra los recuerdos muy hondo, y cuando los saco duelen.
Oigo tu coche, acabas de llegar.Son las dos de la madrugada, pero aun así corro a tu encuentro, sabiendo que muy probablemente me estés engañando, que muy probablemente tu ya no me quieras. ¿Pero sabes que?, he vuelto a olvidar que te odiaba, tan solo me refugio en tus brazos y oigo ese mentiroso susurro.
-Te amo, nunca dudes de eso…