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Cuentas pendientes por Yuriy

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Notas del fanfic:

No se porque lo escribi, no se porque existe este fanfic... solo sé que lo escribi y lo he públicado, si les gusta pueden dejar review.. sino les gusta también... yo todavia estoy un poco sorprendida de haber escrito algo así.

 

Titulo: Cuentas pendientes.

Pareja: Mención de Aiji x Kirito

Resumen: Porque el dolor que causan tus palabras, es el mismo dolor que sentirás cuando las usen contigo.

Dedicado: A alguien con el corazón roto 

 

 

Levanto la cara de la almohada, estaba demasiado agotado, demasiado aturdido, dolido. Apretó la hoja de papel en su mano derecha, la cual caía fuera de la cama. Puso un poco más de presión, como si quisiera que desapareciera aquella nota.

 

¿Por qué dolía tanto saber eso?, claro, eso era algo que el había estado esperando durante más de un año, pero eso no quería decir que no doliese. Muy por el contrario, había pasado tanto tiempo que egoístamente llego a pensar que su antiguo líder nunca superaría aquella traición. Su traición particular.

 

-¿Por qué después de tanto tiempo?.-

 

La voz de Aiji sonaba ronca debido al llanto. La puerta sonó dos veces, alguien estaba tocándola sin demasiada insistencia. Aiji tuvo que levantarse contra su propia voluntad, se miro en el espejo de su tocador, la imagen que este le devolvió era tan desolada.

 

Sus mejillas estaba demacradas, tenía ojeras alrededor de los ojos, su cabello estaba revuelto, su mirada era de alguien derrotado, cansado de todo y todos, alguien que estaba acosado por la culpa, había dolor y sentimiento en esa mirada triste, no había rastro de la sonrisa que siempre daba a toda la gente, no ahora. Y principalmente, la forma en la que estaba parado, era la de alguien que no tiene nada a que aferrarse, que esta solo.

 

-Te vez patético Aiji, realmente patético, y él esta aquí.-

 

Camino hasta la puerta y la abrió, se vieron cara a cara y se sintió aun más pequeño y patético de lo que se había sentido hace años. Era demasiado para él, realmente hubiese deseado, de forma egoísta, que Kirito jamás se hubiese recuperado. Sabía que no tenía derecho, él menos que nadie, pero aun así soñaba de forma débil que Kirito nunca le hubiese enviado esa nota.

 

"Llego el momento en debemos hablar, la semana que viene regreso a Tokio, se que estarás en casa, iré a verte".

 

Era una nota muy corta, pero eso basto para hacerle entender que Kirito estaba listo después de mucho tiempo para hacerle cara, y eso dolía intensamente.

 

-Adelante.- Aiji se hizo aun lado, evitando mirarlo.

 

Kirito por el contrario sí lo miraba, y ese fue otro golpe para Aiji. El vocalista entro al departamento, el mobiliario había cambiado pero el orden en el que debían estar era el mismo que el de la última vez que pisase aquel lugar.

 

-¿Quieres desayunar algo, o ya lo hiciste?.- pregunto nerviosamente.

 

Aiji quería tiempo, pero era como si no conociera al hombre que estaba en frente, él sabía perfectamente que no era tan fácil distraer a Kirito, y más cuando sólo había una razón para que el pelinegro estuviera ahí. Aiji suspiro, realmente deseaba que hubiese pasado más tiempo.

 

-Desayunemos, te ayudare.- sonrió.

 

Ambos caminaron hacia la cocina, Aiji sabía que Kirito miraba el departamento como si hubiesen pasado años, aunque realmente sí habían pasado años. Muchos.

 

Lo miro de reojo, estaba sonriendo y tenia esa mirada de curiosidad que no le había visto desde ese fatídico día hace años atrás. No pudo evitar reprimir una ligera sonrisa, Kirito realmente se veía bien; hace años hubiese dudado volver a verlo sonreír y mirar de esa forma, hace años... nuevamente sintió ese dolor en el pecho, "al parecer el tiempo sí lo cura todo", pensó amargamente.

 

-Esta un poco desordenado, me disculparas, he tenido mucho trabajo.-

 

Se sentía extraño, había extraño tanto esas conversaciones sencillas, donde él hablaba y Kirito solo le miraba como si no existiera nadie más, luego sonreía y entre frases cortas le hacia ver que, no importaba que hiciera, a él igual le gustaba y le parecía bien.

 

-Entiendo de esas cosas.- sonrío como en aquellos días tan lejanos.

 

Aiji asintió con la cabeza, eso le parecía tan bizarro, tan irreal. Pero lo era, era real. El dolor en su pecho se lo confirmaba.

 

-¿Qué quieres que desayunemos?.- trono sus dedos.

 

-Cualquier cosa estará bien, no tengo mucha hambre de todos modos.- dicho esto abrió el refrigerador, como si estuviera en su propia casa. Aiji pensó que en realidad, Kirito sí estaba en su propia casa.

 

-Ya veo.-

 

Entre los dos sacaron algunas cosas del refrigerador y algunos platos extendidos, después de unos minutos ambos se sentaban uno frente al otro, poniéndole mantequilla y miel a unos panqueques por parte de Kirito, y por parte de Aiji solo eran los panqueques con mermelada de fresa.

 

Aiji miro a Kirito, le gustaba verlo comer así, parecía un niño. Nuevamente su corazón dolió. Kirito levanto la mirada posándola totalmente en el guitarrista, sonrío de forma alegre, acentuando la alegría cuando vio la tensión en el cuerpo de Aiji. Ya no le guardaba rencor, sólo quería dejar en claro aquel asunto pendiente que hubiesen tenido hace mucho tiempo. Ya estaba listo.

 

-Hola, mucho gusto. ¿Cómo estas?.- Kirito movió su mano en señal de saludo.

 

Aiji casi se atraganto cuando vio eso, su corazón se oprimió un poco más.

 

-Hola. Estoy bien, ¿cómo estas tu?.- le costo sonreír. Pero ambos necesitaban hablar.

 

-Estoy bien Aiji.- tomo un poco de su chocolate. -Pero, hablemos. No vine solo a robarte comida, Aichu.-

 

-¿Hace cuántos años deje de escuchar ese nombre?.- dijo en voz alta, aunque la pregunta no iba dirigida a Kirito.

 

-Dos años.- se puso serio. -Han pasado dos años, aunque parecen más.-

-De verdad.- volvió a sentirse cohibido.

 

Se hizo un pequeño silencio, los dos estaban viéndose. Aiji se sorprendió de lo que veía en esos ojos negros profundos que poseía el cantante. Siempre le habían gustado. Pero lo que leía en ellos le dolía, y dolía tanto que no pudo evitar querer llorar con todas sus fuerzas, realmente le hubiese gustado no volver a ver a Kirito nunca. Por su parte Kirito solo observaba fijamente a Aiji, como si estuviera analizándolo.

 

-Que ibas a decirme.- fue el guitarrista quien rompió el silencio.

 

-Tu lo sabes perfectamente ¿o no Aiji-kun?.- ahora fue Kirito el que se puso tenso.

 

-No.- después agrego, como si le costara trabajo. -Yo se cual es el asunto pendiente que tenemos los dos, pero no se que quieras decirme. También se, porque estas aquí, el motivo en general, pero no las palabras con las cuales quieres planteármelo.-

 

Kirito tomo un bocado más, después, como si hubiese pensado mucho pues tenía una mano en la barbilla, comenzó a hablar con un tono forzado.

 

-La herida ya ha sanado, Aiji. Ya no queda absolutamente nada, para bien o para mal pero solo nos quedan recuerdos.-

 

-Recuerdos que para ti ya no significan nada, ¿cierto?.- Aiji dijo un tanto a la defensiva. Le dolía pensar en esa posibilidad, el no significar nada para Kirito era algo que no deseaba, prefería causarle dolor a no causarle nada.

 

-No. Sí lo único que me quedan son recuerdos, tienen que significar algo.- suspiro. -Lo que digo también, es que ya no me duele pensar en ellos. Paso mucho tiempo, pero finalmente lo he conseguido, ahora puedo decírtelo sinceramente, el dolor se ha ido, el sentimiento de culpa, de que era yo, todo eso, ya desapareció Aiji.- lo miro fijamente.

 

-Lo sé.- corto de tajo. Con brusquedad.

 

-Te duele, ¿cierto?. No esperabas que sucediera nunca, ¿por qué Aiji?.-

 

-¿Realmente te interesa saberlo?.-

 

-Quizá un poco.- Kirito se llevo la mano al pecho. -Aquí ya no duele, digas lo que digas, no puedes volver a abrir esta herida que ha cicatrizado. Tú ya no puedes.-

 

Esas palabras volvieron a doler, Aiji lo sabía. Estaba conciente de que cualquier otra persona podría volver a ocupar su lugar, porque Kirito no volvería a permitirle a él entrar tan profundo, lo conocía demasiado, por eso no quería verlo.

 

-También se eso, ¿por qué haces tanto énfasis sobre eso?, pareciera como si trataras de convencerte.- inmediatamente se arrepintió de haber dicho eso, sabía que para Kirito había sido un reto, y él no quería pelear, no quería enfrentarse verbalmente con el otro. No quería.

 

-No lo se, quizás porque cada que lo digo en tus ojos puedo ver un dolor vivido, es casi palpable, como si estuviese sofocándome; ¿sabes? nunca espere que tu llegaras a hacerme el daño que me hiciste, la forma en que destruiste mis defensas, la manera en la que te volviste el centro de mi mundo. No, tú te volviste mi mundo. Yo no podía hacer nada sin ti, yo no era ya nada sin ti. Era totalmente dependiente de ti, y lo sabías, siempre lo supiste, aun si nadie más lo sabia.- el tono de voz era bajo, su voz era dulce. Demasiado dulce.

 

-El que yo te amara no fue hacerte daño.- dijo en voz baja.

 

-No, eso no lo fue.- Kirito sonrío sin dolor. -Lo que si me hizo daño fue cuando destruiste nuestro sueño, por una tontería... una tontería que creí que fue mi culpa. Me hiciste daño cuando comenzaste a jugar, "te enseñare a amar", no Aiji, yo no necesitaba que me enseñaran eso, sólo necesitaba que quien me amara estuviera siempre ahí, que no jugara.- suspiro fuertemente, mirando a Aiji nuevamente. -Ni si quiera de eso eres capaz ahora, ¿cierto?, vamos mírame como aquella vez.-

 

-¿Cómo aquella vez?.- susurro. -Nuestra ultima vez.- una lagrima comenzó a bajar por su mejilla.

 

-Sí, sino mal recuerdo en ese momento quien lloraba era yo.- acerco su mano a la cara del guitarrista y limpio la lagrima. -No llores Aiji, aun ni si quiera he hecho algo para que llores, ó ¿sólo es necesaria mi presencia para hacerte llorar?.-

 

-En este momento, sólo tu presencia basta. No esperaba verte, no después de dos años, creí que...- no pudo seguir hablando, no podía, no quería.

 

-Que después de ese tiempo no podría recuperarme. Pues no, Aiji, debiste creer otras cosas, yo cobro todas las deudas y no podía dejar que esta quedara sin saldarse, pero tampoco podía venir teniendo sentimentalismo de por medio.-

 

-¿Por qué?.-

 

-Porque me canse de suplicarte, en el instante en que terminaste con Pierrot me canse.- volvió a limpiar nuevas lagrimas del guitarrista. Estaba siendo demasiado dulce con él.  -Tú sabes, llore y suplique demasiado para que te quedaras, que no nos abandonaras, que no ME abandonaras.- sonrío. -Y te fuiste sin dar vuelta atrás, sin miramientos, y tus palabras se quedaron demasiado grabadas mi.- lo soltó.

 

-¿Entonces sólo volviste para reírte en mi cara?.-

 

-No te hagas la victima de la historia, quien lo es soy yo, y ya no me importa.- Respiro profundamente. -Además, no debería dolerte, fuiste tu quien nos separo y quien me abandono. Eso no lo entiendo, debería estar llorando yo y no tú.-

 

-Siempre has sido más fuerte en ese sentido.- se limpio las lagrimas.

 

-Bueno, he tenido un gran maestro, cruel, pero grande.-

 

Las palabras de Kirito fueron lo único que necesito para saber que se estaba refiriendo a él con ese comentario, pero no podía evitar llorar, ilusamente siempre pensó que Kirito estaría suplicándole toda una vida, porque su antiguo líder se entregaba demasiado a las personas, pero no fue así, Kirito no lo siguió después de que él le dijo que no volviera hasta que no sintiera nada. Entonces volvió a creer de forma ingenua que no vería nunca más a Kirito, porque sabía que aparte de haber destruido su sueño, había hecho trisas el frágil interior del vocalista. Aiji sabía, por más fuerte y duras que fueran las corazas que Kirito usara para defenderse, su interior, su verdadera forma de ser, era demasiado dulce y cariñosa, pero sobretodo demasiado frágil, demasiado fácil de dañar.

 

-De todas formas.- Kirito atrajo nuevamente su atención. -Sólo quería verte Aiji, también quería que vieras que ya estoy bien, que sonrío y que me he vuelto más fuerte.- sonrío llevándose una mano al corazón. -El es nuevamente mío, así que sabrás entender lo que eso significa.-

 

-Sí.- la voz de Aiji era un murmullo. -Aun podemos ser amigos, ¿cierto?. Después de todo...-

 

Kirito negó con la cabeza.

 

-No podemos Aiji, sería demasiado incomodo. Yo no puedo confiar en una persona que me ha traicionado, y si no hay confianza no hay amistad.-

 

-¡Entraste y actuaste como si fuéramos amigos!.-

 

-Porque lo somos.-

 

Aiji sonrió de forma triste, comenzaba a entender lo que Kirito decía, cruelmente comenzaba a entender.

 

-¿Qué fue lo que dijiste a Jun?.-

 

-Oi, Jun no tiene que ver en esto, con él ya arregle también las diferencias.-

 

-¿De la misma forma que conmigo, Kirichu?.-

 

-No.- dijo de forma rápida, luego sonrió haciendo que Aiji tuviera un escalofrío. -Jun no me rompió el corazón, en nuestra relación era él quien necesitaba perdonarse, y me ha llamado cada día en el último año, de forma lenta regresaremos a ser lo que fuimos una vez.-

 

-Nosotros dos, ya no tenemos ninguna esperanza ¿cierto?.-

 

-Ninguna.- Kirito sonrió de forma triste. -Aiji y Jun no son la misma persona, lo que siento por él no lo siento por ti, siempre fue así, aun ahora eso no cambia.-

 

-Quisiera que lo intentaras.-

 

-Pero yo no deseo intentarlo.- corto Kirito.

 

-Mientes, si fuera verdad ya te habrías ido de aquí. Incluso cuando quieres jugar con alguien y ser cruel, no pasas mucho tiempo con esa persona.- Aiji dijo dolido.

 

-Es que no te odio.- suspiro. -No te odio, no te amo, no confió en ti y no me desagradas. Sólo eres parte de un recuerdo ahora Aiji, sí estoy aquí es para probarme que lo he superado.- después corrigió. -Que te he superado a ti y a todo lo que me hiciste.- con determinación termino diciendo. -Yo lo hice, tu también podrás hacerlo, ya que aun no es el momento de que volvamos a estar juntos.-

 

-¿Entonces cuándo Kirito?.- Aiji dijo casi indignado. -¿¡Cuándo será el tiempo!?.-

-Yo no lo se, eso no depende de mí, no depende de Kohta, Takeo, ni de Jun y mucho menos de ti.- tomo aire. -No depende de nadie, algún día volveremos a estar todos juntos, puede pasar mucho tiempo, y puede que nunca llegue.- Lo miro a los ojos.      -Pero no puedo ofrecerte otra cosa.-

 

-Lo sé.-

 

Escuchar sus propias palabras salir casi iguales, pero no siendo él quien las pronuncie dolía.

 

-Deja de rogar algo que tu mismo despreciaste, eso no es propio de nadie Aiji. De nadie. Pero sí da vergüenza y te hace ver patético, por favor, deja de hacerlo.-

 

Dolía demasiado.

 

-¿Crees que soy patético y alguien vergonzoso, Kirito?.- Lloro nuevamente.

 

-En este instante lo eres.-

 

Aiji guardo silencio, todo estaba dicho y todo estaba hecho. Kirito se había recuperado, lo había superado y estaba ahí para arrogárselo en la cara, "te he olvidado Aiji, a pesar de que ni yo mismo lo creía, lo he conseguido."  Sí, lo había hecho, ¡y como dolía por dios!, nunca imagino que llegase a doler tanto, es más ni si quiera imagino que Kirito pudiera recuperarse y dejar de estar roto por dentro. Pero así era, y se lo estaba mostrando. ¿Ahora que le quedaba realmente a él? Aiji lloro un poco, se sentía roto él mismo, pero ¿acaso no era eso lo que se había ganado?.

 

Se lo tenía merecido, y de eso no debía haber duda, él mismo se lo había dicho a Kirito miles de veces "Sólo búscame el día en que me hayas superado, no quiero que vayas y des lastima, líder", irónicamente era ahora a él a quien le decían palabras similares.

 

-Nos veremos en algún futuro, quizás en otro tiempo, en otro espacio o en otra vida, pero nos veremos y tal vez, ahí podamos continuar lo que ahora ya no se puede.-

 

La voz de Kirito fue suave, y sus labios en la mejilla mojada de Aiji fueran cálidos y tiernos pero amargos, porque ambos sabían que a partir de ahí eran desconocidos. Más lagrimas por parte de Aiji, él lo sabía porque conocía la forma logia (a su manera) de pensar que tenía Kirito. No daba segundas oportunidades, tampoco las pedía.

 

-¿Por qué a Jun si, por qué?.- murmuro.

 

-Porque Jun es... especial. Cuando dije que él y yo estaríamos juntos toda la vida, estaba hablando en serio. Jun es una persona muy especial.-

 

Y ambos pudieron escuchar como el corazón de Aiji exploto de la misma forma en que lo había hecho el de Kirito dos años atrás, porque la vida era irónica y ahora los papeles se invertían.

 

Kirito salió del departamento de Aiji, sentía un peso menos encima. Había visto a Aiji llorar, es más, él había sido el causante y no le dolía. No odiaba a Aiji, pero conocía demasiado bien las razones por las cuales lloraba, se toco el pecho justo a la altura del corazón, el también había sufrido esas causas alguna vez y solo esperaba que así como a él, el tiempo ayudar a Aiji a olvidarlo.

 

-Lo que nunca entendí Aiji, es... ¿por qué quisiste irte y dejarme cuando tu mismo sabías que no era lo que deseabas?. Ahora ya es demasiado tarde y por mucha vergüenza que me de decirlo...- tomo aire. -No me duele haberte dejado como lo hice en esta visita, nuestra primer y ultima visita.- susurro al irse.

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