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El Estanque por AthenaExclamation67

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Notas del fanfic:

Death Mask & Afrodita

El Estanque

By AthenaExclamation67

 

 

Era un día como otro cualquiera, Death Mask el fuerte guardián del Templo de Cáncer, despertó en su cama sin ninguna compañía. Se levantó, se puso un pantalón deportivo, sus zapatillas y salió a correr.

Era temprano, las 6:30 de la mañana y empezaba a amanecer, salió de su templo dejando atrás sus grandes columnas y empezó a ascender en dirección al Templo del Patriarca.

Uno a uno, atravesó los ocho templos y las estancias del patriarca para llegar hasta donde solía entrenarse. Su paso era rápido cuando subía las escaleras, pero más tranquilo al atravesar los templos de sus compañeros, no quería despertar a nadie, que el no pudiera volver a conciliar el sueño, no quería decir que todos debieran estar despiertos.

Cuando por fin atravesó el templo del Patriarca, puso rumbo a su lugar favorito del Santuario, un sitio perfecto donde podía entrenar sin que nadie le molestara.

Corrió, ahora si, libre de molestar a nadie y llegó a ese lugar, un hermoso estanque lleno de flores acuáticas, nenúfares de varios colores y las que eran sus preferidas, las flores de loto, esas plantas que permanecían aferradas al suelo con sus largas raíces que surcaban la poca profundidad del agua, aunque la suficiente para quedar cubierto de agua hasta las rodillas. Le gustaba admirar lo blanco de sus pétalos, aunque en alguna ocasión florecían rojas como la sangre, le transmitían paz y tranquilidad cuando quedaba embelesado viéndolas.

Tomó una gran bocanada de aire impregnando de los maravillosos aromas sus fosas nasales y se descalzó para estar más cómodo, solo quedó con el pantalón deportivo ya que había salido de su templo sin camiseta. Comenzó a hacer flexiones y también algunos abdominales.

En otro lugar del santuario, desconociendo si alguien más había despertado, amaneció Afrodita, el hermoso guardián del Templo de Piscis. Los primeros rayos de sol que penetraron por sus grandes ventanales le sacaron de su profundo sueño. Apartó la fina sábana que cubría su hermoso cuerpo desnudo y se dirigió a la ventana donde pudo observar que hacia un día radiante. Perfecto para salir a pasear tranquilamente sin compañía de nadie y así poder sumergirse en sus pensamientos.

Cogió unas sandalias, después se puso una camiseta y un peto corto, ató su largo pelo en una cola de caballo y salió a caminar tranquilamente, nadie le esperaba, así que su paso era relajado pero constante. Tomo rumbo hacia el estanque luego de atravesar sigilosamente los aposentos del Patriarca admirando todo lo que le rodeaba.

Los árboles arrullados por el viento, los rayos de sol que en ocasiones terminaban por cegarle, las maravillosas margaritas y flores que crecían silvestres, hermosos rosales, incluso las piedras tenían su encanto, la erosión por la lluvia y el viento, las hacían tener extrañas formas que ganaban en belleza cuando los rayos de sol se posaban en ellas.

De pronto, algo le apartó de su camino, un ligero ruidito que en cuanto adivino el lugar del que provenía, se fue para reconocerlo.

-         CROAC… CROAC…

-         ¡Una ranita! – exclamó - ¿estas solita? – le preguntó retóricamente ya que era evidente que el anfibio no iba a contestarle.

Dio pasos lentos para poder acercarse a aquel bichito, cuando llegó a la roca donde se encontraba disfrutando de los rayos del sol, se agachó y la observó quedándose muy quieto. No quería asustarla y privar así a sus ojos de esa belleza.

La ranita que observaba, era muy hermosa, de un tono verde manzana y alguna que otra manchita de color rojo. Sus ojitos negros como el azabache y saltones que le provocaban ternura, no pudo contener las ganas y trató de atraparla. Su movimiento fue muy rápido, pero la ranita fue más hábil y consiguió escaparse. Afrodita, hizo una mueca de enfado y comenzó a perseguir a la ranita que croaba y saltaba para zafarse.

No muy lejos de allí, se encontraba Death Mask, ajeno a que alguien más pudiera encontrarse despierto y mucho menos en aquel lugar. Hizo una última flexión, se calzó sus zapatillas y se acercó a la orilla del estanque para admirar por última vez las maravillosas inquilinas del estanque.

Cuando se volvió para iniciar la marcha de regreso no tuvo tiempo de reaccionar y cayó de bruces al estanque. Afrodita que corría tras la ranita sin preocuparse de lo que pudiera tener por delante, chocó con Death Mask y esta se precipitó al agua.

La ranita, salió victoriosa y se reunió con sus compañeras las cuales permanecían algunas sobre Death Mask que estaba sentado en el estanque con el agua cubriéndolo hasta la cintura y otras en los nenúfares y las flores de loto que habían allí.

Afrodita, corrió a auxiliarle, descalzó sus sandalias y entró en el agua para poder ayudarle.

-         Déjame que te ayude – le dijo extendiéndole sus manos.

-         ¡Salí! – espetó dándole un azote en una de ellas.

Death Mask se levantó del agua y miró a Afrodita de reojo, una mirada aterradora e intimidante.

-         ¡No puedes mirar por donde vas! – le gritó.

Afrodita no le contestó, solo trato de contener las lágrimas sin lograrlo y se fue corriendo del lugar llorando y confuso por la contestación de su compañero a lo que para su forma de ver fue un accidente.

Cuando llegó a su templo, trataba de apaciguar su llanto, calmar sus lágrimas brotaban sin cesar y apaciguar su pecho que palpitaba ansioso por recuperar el aliento debido a la carrera que hizo desde el estanque hasta su templo.

Death Mask, inmediatamente se sintió mal por haber dicho semejantes palabras.

-         Que bruto fui – se lamentó – tengo que hacer algo para disculparme.

Se sentó en el verde pasto para meditar como hacerlo pero no lograba hallar la respuesta hasta que…

-         CROAC… CROAC…

-         ¡Vaya, pero si tú eres la culpable! – le dijo mientras observaba a la ranita que de un salto se poso en una de sus rodillas - ¿te ríes de mi por que me caí al estanque?

Death Mask le hablaba a la ranita como si creyera que esta podía razonar y entenderle, y si no hubiera sido por lo que vivió, jamás creería lo que en ese instante le sucedió.

-         ¿Me ayudas a pedirle perdón? – le preguntó al tiempo que extendía una de sus manos con la palma hacia arriba.

-         CROAC… - sonó la ranita y saltó a su mano.

Death Mask quedó paralizado por un momento y levantó su mano para verla más de cerca.

-         Vaya, cualquiera diría que entiendes.

Se levantó y se encamino hacia el templo de piscis para disculparse.

Afrodita por su lado, consiguió calmar su llanto y decidió ir hasta el templo de cáncer a disculparse, a fin de cuentas, el había arrojado a Death Mask al estanque. Si hubiera prestado un poco más de atención, quizás no hubiese ocurrido aquel incidente.

Cuando Afrodita llegaba al templo de acuario para seguir descendiendo hasta el de cáncer, Death Mask entraba en el suyo.

-         Afrodita – llamó - ¿estás ahí?

Lo buscó pero no lo encontró.

-         Vaya, no se donde estará – le dijo a la ranita que viajaba en la palma de su mano – volveremos más tarde – añadió mientras partía hacia su templo.

Afrodita, llegó hasta el templo de cáncer y se sentó a esperar en la gran escalinata que había delante de la entrada, sabia que Death Mask no se encontraba allí, de lo contrario lo habría visto pasar por su templo ya que no había otra forma de atravesar el santuario.

Death Mask bajaba las escaleras embobado con la ranita, hablándole, completamente distraído, cuando sin darse cuenta…

-         Disculpa – se dijeron al unísono cuando chocaron.

Afrodita que se había cansado de esperar se estaba levantando de la escalinata y al estar de espaldas no vio que Death Mask se le acercaba completamente distraído hablándole a la rana.

-         ¡Death Mask!

-         ¡Afrodita!

Dijeron ruborizándose por completo y comenzando a reír por lo absurdo de la situación que se repetía nuevamente pero esta vez sin chapuzón.

-         Siento haberte hablado así antes – le dijo con una gran sonrisa.

-         Yo siento haberte arrojado al estanque.

Ambos, volvieron a reír mientras la ranita los observaba hasta que algo los sorprendió…

-         ¿De que se ríen chicos? – preguntó Shura que bajaba las escaleras.

Afrodita se asustó y agarró a Death Mask de la mano libre para entrarlo corriendo al templo.

-         Lo siento, no se porqué hice eso – dijo Afrodita ruborizándose por completo.

-         Shhh… no hables o Shura nos descubrirá – le contesto mirándolo fijamente a los ojos.

Death Mask tomo delicadamente el cuello de la camiseta de Afrodita para acercarle a su cuerpo y lo besó. Afrodita, no dudo ni un momento, solo correspondió ese beso que tanto le agrado y que ninguno pensó, simplemente… Ocurrió.

Esa, fue la primera de las noches que pasaron y aún pasan juntos, también la primera mañana en la que despertaron abrazados, en la que gracias al hermoso anfibio, la ranita verde y la casualidad, los unió para siempre.

 

CROAC… CROAC…


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