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Las Aventuras De Kanon, Patricio Y Bob por AthenaExclamation67

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Notas del fanfic:

Bueno, esto es un reto que me pusieron, yo no sabia que era un Crossover, y ese dia lo descubrí. Quizás no fue la mejor elección de series, pero actualmente, son mis dos series preferidas, jejejeje, si, soy bien rara.

Mmmm... Qué más, qué más...

Ah, sí. Adoro a Bob Esponja... Jejejejeje ^^

Las Aventuras De Kanon, Patricio Y Bob

By AthenaExclamation67

 

Cierto día, Bob Esponja jugaba con Patricio a ver como podían joder mejor a Calamardo.

Los bichitos tuvieron una gran ocurrencia, irían a sacar al Dragón Marino de su cueva y se lo dejarían a Calamardo frente a su puerta para que se asustara.

-          Patricio, vamos a pedirle el Coche-Burger al Sr. Cangrejo, así iremos más rápido.

-          Si Bob, gran idea, vamos…

Ambos, fueron hasta el “Cangrejo Crujiente” para encontrarse con Eugine cangrejo…

-          ¡Ni hablar del peluquín! – exclamó - ¿Acaso creen que estoy loco? – acotó – siempre que les he dejado mi magnifico auto, me lo han devuelto destrozado.

Los dos bichitos no consiguieron convencerle, así que tuvieron que ir caminando.

-          Da igual Patricio, así podemos jugar por el camino.

Antes de partir para encontrar al Dragón Marino, pasaron por sus casas para vestirse adecuadamente para la ocasión.

Bob se vistió con un casco y agarró un desatascador por si el bicho que iban a buscar les atacaba. Patricio, bueno, ya lo conocen, se cambió su bañador por uno estampado en camuflaje, se puso un pasamontañas para ocultarse mejor y también tomó un látigo por si acaso, no fuera a ser. (¬¬u)

Bob iniciaba la excursión en busca del Dragón Marino, portaba una especie de mapa en sus manitas amarillas de la supuesta ubicación de la celda y era seguido de cerca por Patricio.

Caminaban muy juntitos para no perderse y por miedo también, la noche se les echó encima y tendrían que pasar la noche a la intemperie antes de llegar a los dominios de Poseidón.

-          Bob – dijo Patricio – ya estoy cansado, descansemos y mañana seguimos el camino ¿sí?

A Bob le surcó una gota fría por todos los huecos y agujeros de su cuerpecito amarillo que le hizo erizar la piel. Era un cobarde reconocido, cualquier sustito que le dieras, se largaba a correr gritando.

-          E… E… Esta bien Patricio – dijo con voz temblorosa – acampemos aquí.

Tomaron unas algas grandotas para resguardarse del frío, prendieron una hoguera y se echaron a dormir.

Bob, disimuladamente, se fue acercando a Patricio para sentir que no estaba solo y así no tener miedo, cuando estuvieron, trasero con trasero, se terminó por dormir.

A la mañana siguiente, cuando el “Pez-Gallo” los despertó, se encontraron abrazados, rápidamente se soltaron dando un grito y completamente sonrojados.

Cuando recobraron la cordura (cosa difícil) se dieron cuenta que mientras caminaban en la oscuridad habían dejado las tierras del Rey Neptuno y se habían metido de lleno en los dominios de Poseidón.

-          Mira Patricio, esa es la piedra que marca el mapa.

Patricio se fue corriendo hasta donde se encontraba su amigo para comprobar que era lo que le indicaba.

-          ¡Shiiiii! Ya llegamos Bob.

Tomaron el camino que llegaba hasta la celda donde supuestamente se encontraba el Dragón, piedra le decían ellos ya que en realidad lo interpretaron mal.

Cuando llegaron a la “piedra”, Bob iba saltando de aquí para allá y sin darse cuenta entró a través de los barrotes de la celda.

-          Mira Patricio – se reía – esta piedra tiene unos palos extraños, jajajajajajajajajaja.

Bob, saltaba entre los barrotes cuando de pronto una sombra apareció detrás de él. No se había percatado, pero Patricio sí, y miró bien el mapa y observó que Bob se había adentrado en la celda del Dragón.

Patricio miraba el mapa y miraba a Bob, mapa, Bob, mapa, Bob.

-          E… E… Este… Bob, creo que deberías salir de ahí – tartamudeo.

-          Neee Patricio, solo estoy jugando con estos palos clavados en las piedras, ven, salta conmigo.

Patricio ya se estaba mordiendo las uñas (si, ya se que una estrella de mar no tiene uñas, pero quedó bien, jejeje) cuando al fin Bob se dio cuenta de lo que estaba pasando y saltó de golpe prendiéndose al cuerpo rosado de Patricio temblando de miedo.

-          ¡Eh, bichos! – resonó una voz – que hacen molestándome.

Patricio agarró su látigo y lo sacudió hacia donde salía la voz.

Sonó el látigo e impacto contra el ser que se ocultaba tras la sombra.

-          Oigan, que eso duele, paren.

Bob permanecía escondido tras Patricio y amenazaba con sus manos temblorosas azuzando con el desatascador.

-          ¿Quién eres? ¡Sal de ahí!

-          Bichos, yo soy Kanon, uno de los generales de Poseidón.

-          No nos digas bichos, espetó Bob después de tirarle el desatascador y arrearle otro latigazo – yo soy Bob, y el es Patricio.

-          Y bueno bichos… Digo chicos – dijo hábilmente más así esquivo otro latigazo que se dirigía hacia él – necesito ayuda, ¿pueden sacarme de aquí?

-          Ta bien – dijo Bob – pero luego tendrás que ayudarnos a encontrar el Dragón.

-          ¿Dragón, pero de que hablan? – preguntó.

-          Si – se explicó Bob – se supone que aquí debía de haber un Dragón.

-          ¡¿Dragón?!, esperen un momento… ¿Al Dragón Marino, buscan?

-          ¡Shiiiiii! – dijeron al unísono mientras saltaban por la felicidad.

-          Pues no busquen más, el Dragón Marino soy yo.

Patricio y Bob detuvieron sus saltitos de golpe.

-          ¡¿Tú?!

-          Si, ese es el nombre de mi armadura, a ver, déjenme ese mapa. ¡Claro! – añadió – ustedes tienen el mapa de la localización donde mi hermano me encerró.

Los dos bichitos… Digo chicos, se miraron asombrados, pero lo que les explicó le convenció.

-          Miren, haremos un trato, si me sacan de aquí, yo les ayudo después en lo que quieran.

-          Ta bien, luego tú nos ayudarás a asustar a Calamardo. ¿Qué debemos hacer?

-          Deben buscar a Sorrento de Sirena – les explicó – robarle su flauta y traérmela para hacerla sonar y con esa melodía se abrirán los barrotes.

Patricio y Bob se miraron fijamente.

-          ¿Y dónde esta ese tal Sorrento, como es?

-          Sorrento, es la luz de mi vida, un ser maravilloso, divino con cara de ángel, pelito azulado y sus lindos ojos, su fina piel, no se equivocarán. Además no puede andar muy lejos, siempre hablamos por largo tiempo y suele venir a estas horas, para que nadie lo vea.

-          ¿Y por qué no se la pides tú mismo? – preguntó Bob.

-          Bob, aunque yo se la pidiera, se que él me la daría con gusto, nos queremos mucho, pero no sirve, tiene que ser alguien que no sea un General Marino de Poseidón.

Bob y Patricio entendieron a la perfección y marcharon en pro de la nueva misión que les habían encomendado.

Recorrieron uno a uno los Siete Pilares del fondo del mar, y pasaron inadvertidos gracias a su condición de animalitos marinos. Cuando encontraron al ser que más se asemejaba a la descripción que Kanon les había dado, se dirigieron hasta él.

-          Hola, ¿Tú eres Sorrento? – preguntó dándole tirones a su camisa.

-          Si soy yo, ¿que quieren bichos?

¡Ñac!, Bob mordió el muslo de Sorrento en señal de indignación y el pobre se puso a saltar a causa del dolor del mordisco.

-          ¡No somos bichos! – gritaba Bob – Yo soy Bob, y él es Patricio.

-          Ta bueno, ya entendí, pero no muerdas más – pidió.

-          Es igual que el otro Patricio, menuda educación.

-          ¿El otro? – preguntó - ¿de quién hablan?

-          Nos envía Kanon, a que te robáramos la flauta, pero hemos decidido pedírtela mejor. ¿Nos la dejas? – preguntó – al ratito te la devolvemos.

-          ¡Claro! – dijo Sorrento ilusionado – esperen que les acompaño. Al fin podremos estar juntos amor, sin el obstáculo de esos fríos barrotes.

Los tres, Sorrento y los dos bichitos… Digo chicos ^^ fueron hasta el lugar donde Kanon se encontraba y cuando vio que los chicos iban acompañados por Sorrento se emocionó.

-          Sorrento – exclamó, alargando sus brazos a través de los barrotes y lo retuvo con un beso y un abrazo cuando allí llegó.

-          Wiiiii – gritaban Bob y Patricio – que lindo, se aman Patricio, se aman – exclamó Bob.

Bob tomó la flauta de Sorrento sin que este se diera cuenta y la hizo sonar, desapareciendo así los barrotes y tomando por sorpresa a los dos Generales que cayeron precipitadamente al suelo.

Cuando Sorrento se vio encima de Kanon profundizó ese beso y lo abrazó con más fuerza.

-          Al fin juntos Kanon – dijo emocionado.

-          Si amor, juntos al fin – le respondió.

Cuando vieron tan linda escena, Bob y Patricio partieron hacia su casa felices y contentos dando saltitos por doquier.

-          Esperen muchachos – exclamó Kanon - ¿A dónde van? Prometí ayudarles y eso haré, al fin y al cabo, ustedes me han hecho el hombre mas feliz del mundo al liberarme de aquí y traerme a mi amado.

Los cuatro, generales y bichitos… Digo chicos, partieron hacia la casa de Bob en Fondo De Bikini en los dominios del Rey Neptuno.

Cuando llegaron a la Casa-Piña de Bob se disfrazaron todos con un Dragón enorme que tenía en su casita Bob (ni me pregunten de dónde lo sacó ya que ni yo misma lo sé) se plantaron frente a la puerta de la casa de Calamardo y tocaron al timbre.

Calamardo abrió la puerta renegando como siempre e inquiriendo a ver que demonios quería Bob. Cuando abrió, se llevó un susto de muerte y cayo redondo al suelo, provocando la carcajada de los cuatro habitantes del disfraz de Dragón.

 

 

Fin

 

 

Notas finales: Si, lo sé. Estoy bien, pero que bien loca.

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