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Provocando... por Aome1565

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Notas del fanfic:

Los personajes.. eeh? qué son los personajes?..

 

..ai, si.. >//< ya see! los personajes no son mioss!

xd

pero al idea si *w*

 

 

 

 

 

 

Notas del capitulo:

Hacía taaaaaanto que no publicaba nadaa.. ;w;

el fic la verdad que no tiene un género.. lo puse en AU para que entre en alguno, peeeroo.. es sólo un mero pretexto para un lemon..

aunque.. puede decirse lemon a un intento de que Matt i Mello tengan sexo de pie, en el baño de una discoteca?.. o////o

 

bueh.. el fic esta publicado por un solo motivo: el regalo atrasado de cumpleaños para Yoshiii! >w<

Aome te adoraa (:

 

 

listo.. ahora lean (;

 

 

 

 

 

 

Provocando...

 

By: Aome...

 

 

 

Sentado desde la barra podía verlo bailar. La música electro-goth estallaba desde los altoparlantes y en los oídos de todos los que llenaban el lugar; las luces de colores brillantes se reflejaban en su piel perlada por el sudor, sus labios entreabiertos dejaban escapar leves jadeos y sus cabellos rubios se pegaban a su rostro. Estaba en el centro de la pista, moviéndose exactamente al compás de la música, sus caderas se tambaleaban y su cabellera se sacudía. Todo a la vez en una visión completamente sexy.

 

Raras veces podía verse así a Mello, moviéndose de aquella forma, pero esas raras veces eran realmente excitantes, sin excepción de quién, cómo o cuándo lo miren.

 

Matt intentaba con todas sus fuerzas de desviar sus ojos de aquel punto, pero era inevitable. Desde hacía semanas era inevitable.

 

Y ya sin ganas de contenerse y apoyado moralmente por el alcohol que desde que llegó estaba acompañándolo, se alejó de la barra, caminando en línea recta hacia la mitad de la pista de baile, empujando a quien estuviese en su camino.

 

Con los oídos zumbándole por el volumen de la música, los ojos rebosantes de lujuria y el cuerpo moviéndosele subconscientemente de manera excitante, se acercó al rubio, que siguió la corriente de sus pasos.

 

 

Eran movimientos sensuales, incitantes, con roces delicados pero que lograban encender la piel que tocaban. Sus bocas se mantenían a cortas distancias, jadeantes.

 

-¿Qué querés, Matt? -susurró el rubio en el oído del más alto, extasiado, tirando luego la cabeza hacia atrás.

 

-A vos -se atrevió a responder el otro, juntando aún más los cuerpos de ambos, acoplándolos a los movimientos que en ningún momento se detenían.

 

-Tené cuidado con lo que pedís... -La voz de Mello, susurrante con un dejo de advertencia, resonó en los oídos del pelirrojo antes de voltearse y quedar levemente apoyado de espaldas sobre el mismo, sin detener sus movimientos, que fregaban ambos cuerpos sin pudor alguno.

 

Matt ahogó un gemido al sentir las nalgas del más bajo rozarse sobre su miembro cada vez más despierto. Y sin cohibirse dejó que sus manos se aferraran con candencia a la cintura de ese que lo estaba provocando adrede, empezando a descender sobre su cuerpo tambaleante, haciendo presión en sus caderas, su pelvis, sus muslos, acercándolo más a su propio cuerpo, empezando a jadear en el oído del menor, lamiendo su oreja, fregándose contra él.

 

En ese momento Mello se volteó nuevamente y tomando al mayor por el cuello le estampó un intenso beso, usurpando su boca, casi como si intentara devorarlo.

 

Al separar su boca de la del pelirrojo, el más bajo susurró con malicia en el oído del mismo un ‘me aburrí, perdoná' y se alejó, mezclándose entre la gente y dirigiéndose al baño sin que el otro se diera cuenta.

 

Luego de eso, Matt se quedó con la sensación de tener el corazón latiéndole a mil en la boca, las manos temblándole como si estuviera sufriendo espasmos, y en los oídos el recuerdo sonoro de sus propios gemidos mezclados con la voz del rubio. Quedó turbado y con la vista clavada en el piso.

 

Cuando reaccionó se pasó una mano por el rostro y a paso lento empezó a alejarse de la pista de baile, pensando en volver a la barra para continuar con la cerveza. Tal vez cuando Mello se acordara de él y pensara en llevarlo a casa ya estaría derrumbado de borracho sobre algún taburete... o tal vez Mello jamás quisiera llevárselo a casa...

 

 

 

Mientras, el rubio no se atrevía a salir del baño sin antes saber qué mierda le había pasado allá afuera. ¡Dios! No le hubiera importado cargarse a Matt, es más, desde hacía días que tenía pensado tirárselo, pero ¿¡en medio de tanta gente!?

 

Él no sabía que el pelirrojo fuese tan atrevido, aunque claro, con tanto alcohol encima quien no era capaz de la peor locura... y hasta él mismo había estado provocándolo concientemente, pero no sabía que podían llegar hasta las manos solamente habiendo estado bailando.

 

Y con pensamientos como esos, que no llegaban a ningún lado, se quedó de pie frente a los orinales. Tenía los pantalones bajos aún y las manos colgándole a ambos lados del cuerpo. Parecía haber entrado en trance, pero no se daba cuenta... hasta que oyó cerrarse la puerta del baño.

 

Se levantó los pantalones y se volteó, viendo a Matt a unos pocos pasos de él.

 

Entonces y sin vacilar se le acercó; con violencia lo tomó de la camiseta a rayas y volvió a besarlo con hambre.

 

El pelirrojo lo tomó de los hombros y lo obligó a retroceder hasta subirlo de espaldas en uno de los orinales, sin dejar de besarlo. Acariciando con torpeza por encima de la ropa del más bajo llegó a las caderas del mismo, aferrándose a ellas con ambos brazos y pegando ambos cuerpos a más no poder, notando cada uno la erección del otro, a lo que sólo reaccionaron instintivamente friccionando sus pelvis e intentando jadear entre medio del beso que no se detenía.

 

Cuando aquello ya no era suficiente separaron sus bocas, gimiendo lo más alto que podían, oyendo el eco de esos gemidos en todo el cuarto y seguros de que allá afuera nadie los escuchaba. Se vieron a los ojos, respirando agitado.

 

Volviendo a besar al más bajo, Matt empezó a desabotonar sus propios pantalones, bajándolos apenas mientras con una mano empezaba a masturbarse por encima de la ropa interior. Mello lo rodeó por las caderas con una pierna, casi impidiendo por completo los movimientos de la mano del pelirrojo, que ante aquella dificultad aprovechó para bajar los pantalones y los interiores del otro de un solo tirón hasta las rodillas del mismo.

 

Dejó el beso repentinamente y, mordiéndose un labio, sintiendo que su excitación, impulsada por ese rubio apenas desnudo ante él y apoyada por el alcohol, sobrepasaba un límite, se arrodilló ante Mello. Sin rodeos se metió el miembro del mismo a la boca, haciendo que empezara a gemir a la primera succión. No duró mucho ahí abajo, pues se sentía morir de dolor con esas punzadas en su pelvis.

 

El rubio entreabrió los labios a sabiendas de que esa boca ajena volvería a por más, y cuando tuvo al mayor nuevamente sobre él, lo rodeó con la pierna que no usaba para no resbalar del orinal, sintiendo la erección del mismo rozarle una nalga. Se aferró a la espalda del más alto y cuando éste abandonó el beso para empezar a besar su cuello no hizo más que continuar con esa cadena infinita de jadeos y gemidos, los que se convirtieron en leves gritos cuando Matt empezó a enterrarse en su cuerpo con algo de lentitud y torpeza.

 

Se aferró con más fuerza a la espalda del más alto, mordiendo el hombro más cercano que tenía y cerrando los ojos con fuerza.

 

 

Mientras, el pelirrojo recostó la frente en la curvatura del cuello del menor y se sostuvo de la pared con una mano mientras con la otra sostenía el cuerpo del mismo agarrándolo por una nalga.

 

Las ansias de placer, la dolorosa excitación y el alcohol hicieron que ambos empezasen a moverse, sin el más mínimo compás, claro. En busca del propio placer intentaban acoplar sus movimientos, pero la torpeza que no se alejaba de sus cuerpos se lo impedía.

 

Hasta que con una estocada profunda todo cambió y lentamente parecieron empezar de nuevo, con embestidas lentas y hondas que les arrancaban gemidos largos y de real placer por un buen rato; un buen rato en que tardaron en correrse y en que realmente llegaron a sentir tocar el cielo con las manos.

 

Terminaron jadeantes, sudorosos, con la sensación de haber estado delirando. Apenas se vieron a los ojos y sonrieron de medio lado, difícilmente creyendo lo que acababa de ocurrir.

 

Se subieron los pantalones y se quedaron quietos, recién notando en entumecimiento en todo el cuerpo.

 

-¿Qué hacemos acá? -preguntó Matt después de un momento de oír sólo la respiración agitada del rubio-. Dale, que podemos seguir allá afuera...

 

Mello se le acercó y lo tomó con violencia del cuello, besándolo con fuerza.

 

-Tené cuidado con lo que decís... -susurró muy cerca de la boca del otro y salió del baño como si no hubiese pasado nada.

 

Matt sólo soltó una risa corta, sonriendo de lado, y siguió al rubio. Y aunque no lo veía esperándolo fuera del baño, sabía que estaría en el medio de la pista de baile, batiéndose exactamente al ritmo de la música, ahora más sudoroso que antes, con miradas más lujuriosas y movimientos aún más sensuales.

 

Ahora lo sabía y lo entendía... Mello estaba provocándolo...

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

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