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En tiempos de necesidad por DANTE

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Notas del fanfic:

Hola, pues bienvenidos a este mi primer fic de la pareja; aprovecharé el momento para clarar ciertos puntos.

Primero: Todo el universo de Naruto - sobre el cual me basé para escibir el fic - no me pertenecen, sino que son propiedad de una afortunado e imaginativo japónes del cual no tengo ni idea del nombre jejej.

Segundo: Al ser nuevo en ésto, decubrirán al leer mi nick la ausencia de sufijos tales como "-kun"·, "-chan", "-sensei"; disculpen, prometo hacaer algo para remediar mi ignorancia sobre el tema.

Tercero. PERO NO MENOS IMPORTANTE. SI EL FIC LES ENCANTO, SI LES GUSTO, SI SÓLO MEDIO LES GUSTO O SI DE PLANO LO ODIARÓN, NO SE GUARDEN NADA Y DEJÉNME SABER. POR FAVOR, DEJEN REVIEWSSSSSS!!!!!; LOS COMENTARIOS SON MI COMBUSTIBLE PARA SEGUIR ESCRIBIENDO.

DEJEN REVIEWSSSSSS POR FA, ES MI PRIMER FIC Y ES IMPORTANTE PARA MI JEJEJ. SALE, GRACIAS.

Notas del capitulo:

Primer y último capitulo, disfrútenlo y DEJEN REVIEWSSS JAJAJAJAJAJA.

 

NOTA: He tenido problemas con la forma en que se edita el fic!!!!, pero bueno, veremos si puedo hacer algo con éso.

                             En tiempos de necesidad

 

 

   Por un momento creyó que era el mundo frente a sus ojos el que se movía y no él, tal era la velocidad de sus pies; manchas oscuras, siluetas veloces, sombras monstruosas agrandadas por el ocasional fulgor que sólo acompaña al fuego, escombros, muerte y polvo, todo mezclado con su sudor.  

 

Tenía mal sabor de boca, además de que le resultaba difícil respirar, más a pesar de todo no se detuvo, no se podía dar ése lujo. 

Desesperado, sudoroso, presa de un ardor que le provenía de debajo de la piel,  maldijo su falta de chakra con un rugido; quiso arrancarse la máscara que le cubría  la boca,  haciendo uso de un ademán brusco, frustrado, … una acción que posiblemente transmitiera la angustia y el sobrecogimiento que lo envolvía.  

El día, que comenzaba a morir, mostraba a los habitantes de la atacada Konohoa un cielo invadido por destellos naranjas; a lo lejos, la enorme columna de humo blanco,  de vapor de agua, le indicó que el incendio que durante la batalla se había desatado había sido ya controlado.  

Pero en su mente no cabía nada, no incendios, no calles llenas de grietas, no mortales kunais incrustados en muros y caídos; sólo una cara, …una cara en su cabeza… una sonrisa traviesa … un par de ojos cálidos…   

Angustia que le retorcía el cuello y un nudo que le cortaba la respiración, recuerdos, charcos de agua, espejos que le devolvían su imagen, prisa, cuerpos en el piso, falta de chakra y un temblor… un temblor en las manos cada vez que recordaba la horda de sombras aullantes que atravesaron sin más la defensa de los guerreros que defendían aquel flanco…   

“-  ¡Te he dicho que no maldición!, ¡esta es tu jodida posición! – le gritó con furia el barbado Junnin líder del equipo.               

 -¡Pero se dirigen hacía la Academia! – respondió de igual manera al tiempo que encaraba al pelinegro.                       

 -¡Equipos 3 y 6 en retirada! – anunció una voz femenina con frialdad de estratega.

-¡MALDITA SEA!, ¡TIENES ÓRDENES, SIGUELAS! –                 

-¡Equipo 19 exterminado!... ¡Mitad del escuadrón 15 exterminado! – siguió informando la chica de cabellos negros  mientras recibía los mensajes que aparecían en el sello frente a ella; podía sentir la punzante mirada de Anko clavándose en él, pero igual siguió con la discusión.

-¡NO TENEMOS A NADIE AHÍ!, ¿¡QUE PARTE DE NADIE NO ENTIENDES?! –

….¡Equipo médico 5 acorralado y equipo ANBU 8 no responde!... –  

 El estruendo inesperado  fue monstruoso, diabólico, sumamente perturbador; el suelo sobre el cual sus pies reposaban apenas unos segundos antes ahora era cubierto por una siniestra alfombra de kunais.   

-¡Ya están aquí! – aulló la pelimorada mientras se lanzaba al ataque sobre la cabeza del recién invocado bípedo; a los pies de Asuma ya habían caído tres enmascarados para cuando la misma fría voz femenina le sacó de su trance.

-Sabes que en la guerra siempre  hay perdidas Hayate – le espetó Shizune con dureza; la rapidez con la que las bellas manos prepararon  el arma repleta de agujas envenenadas le pareció irreal – ¡allá enfrente también peligran muchos de nuestro compañeros y esperan nuestra ayuda!, ¡RECUERDA QUIEN Y QUE ERES! –   

Y sin voltear a verlo ni una vez más, la pelinegra se había lanzado al furor de la batalla; de detrás de la delgada joven que acribillaba  a la avanzada de su escuadrón con sus agujas, los enemigos de la Hoja alcanzaron a distinguir a una hombre de plateados cabellos acercarse a  increíble velocidad; fue lo último que vieron.”  

Pero ahora, mientras sorteaba los obstáculos que se topaban en su camino haciendo gala de la misma letal rapidez, ya no escuchaba las voces de sus compañeros de escuadrón haciendo exclamaciones de patriotismo y valor, ya no sentía el chakra de sus amigos siendo explotado para arrasar con las amenazas que avanzaban dentro de la villa, ya no le encontraba sentido al llamado que la ayudante del quinto Hokage; sólo escuchaba a su corazón latir con fuerza.  

Destrucción, caos, ruinas. Temor. 

Sus ojos se abrieron de golpe; la orbe azul, la visible, reflejo su preocupación, la orbe roja, oculta, mostraba su dolor.                              

“……sabes que en una guerra siempre hay perdidas…” 

Sin titubear se adentro al edificio; desde los ventanales de los primeros salones observó el tronco destrozado del gran roble del cuál alguna vez un columpió de madera colgó apacible; pasó saliva con dificultad y la garganta le ardió.

 No se adentró a ninguno de los recintos de clase, no tenia sentido, cualquier cosa dentro de ellos ya no se movía; tuvo miedo. Sintió miedo pero no sólo por él. Tenía una idea fija en la cabeza, sólo una.                               

“……sí, pero él n-no….  ¡él no podía!…. oh kami, por favor… ¡él no!.....” 

Pasillos interminables manchados de rojo, cristales rotos, estrellas negras clavadas sobre una amplia variedad de superficies, olor a quemado, pero sobre todo, un silencio de ultratumba.                                     

             “…RECUERDA QUIEN Y QUE ERES…”  

 Con una punzada en el pecho descubrió lo que los shinobis enemigos habían también descubierto; no era difícil, las grietas en las paredes dejaban descubierto el resquicio.                       

“ …para tu desgracia, a mis ojos tu no eres más que simplemente Kakashi

La oscuridad se lo tragó,  por lo que activó el temido Sharingan a medida que avanzaba por aquel negro corredor; las maldiciones en su mente se incrementaban a medida que seguía avanzando sin hallar señales de vida, de la vida que tanto buscaba.                                           

 “…. no el gran Copy- ninja, no el temible Junnin, no el poderoso shinobi…”  

Se cubrió el rostro sólo un segundo antes de que el fulgor de cegadora luz se hiciera presente en la habitación en la que entraba,  lo que le permitió darse cuenta,  casi inmediatamente, del arma que la morena mano colocaba a centímetros de su cuello; fue hasta que ambos pares de ojos chocaron,  después de que ambos fueron arrollados por mil emociones, que Kakashi recayó en el segundo kunai que Iruka mantenía listo sólo a escasos centímetros de su hígado.  

La respiración del chunnin era pesada pero silenciosa, fiereza leyéndose en sus ojos, valor y coraje en su aura, pero todo cambió cuando reconoció al recién llegado.  

Y por un momento, un fugaz pero  extraordinario momento, todo fue mejor, más cálido, más seguro, maravilloso; ambos kunais expidieron un brillo metálico mientras eran depuestos por el menor, los dos pares de orbes también brillaron en la penumbra del recinto secreto de la Academia.        

-Vine corriendo en cuanto pude, Asuma es un loco obsesivo y Anko no dejaba de …- trató de explicar, faltó de aliento, con el corazón en la garganta.

-Lo sé – cortó el castaño; cariño. 

-Rompieron la defensa y se dirigieron hacia aquí, yo quise seguirlos pero…- las palabras atravesaban la tela que le cubría la boca atropelladamente, pero no estaba seguro que el portador de la cicatriz horizontal las entendiera realmente. Tan pacífica era su estado.

- Lo sé – volvió a responder tranquilo el sensei, sonriendo aún más.

- ¡Demonios Iruka! – las mallugadas manos de tez blanca se posaron instintivamente en los hombros del moreno, permitiéndole al primero apreciar la musculatura bien definida del sensei menor; sintió orgullo -  ¡¡Ya sé que sabes todo pero al menos déjame decirte lo mucho que..- pero no pudo terminar, las palabras simplemente no le salieron de la boca, pesé a que deseaba con fervor decirlas. 

Silencio cortado por las respiraciones tensas, miradas agudas, recuento de daños y el día muriendo afuera; regreso a la realidad.    

 Y si cuando se habían encontrado sonrieron, en cuestión de segundos lo olvidaron.  

La sonrisa amable, tranquila, amena del menor pasó a convertirse en una mueca sarcástica ante el sentimiento que ahogo al junnin; fugazmente el dolor fue visible en sus ojos, y aunque el otro no dejó de notarlo, la misma atadura de sentimientos y dudas le tapó la boca. 

 - Claro, …entiendo,… pero no había necesidad de que un junnin de tu rango viniera personalmente, por difícil que resulte de creer pudimos mantener la situación bajo control  - la acidez en la voz de Iruka era impropia totalmente en él, tanto que para cualquier otra persona hubiese sido motivo de sospecha en una situación como ésa, pero Kakashi no se inmutó en lo absoluto; no era la primera vez que contemplaba la ira contenida de éste. 

Máscaras, piezas de arte que usamos en la realidad para cubrir nuestros rostros, no siempre son muecas monstruosas o estilizadas figuras, muchas veces es nuestra propia piel la que esconde y mata lo que sentimos.  

Sonrisa altiva, miradas críticas, monosílabas, dolor y cicatrices.

- … ¿Están todos sus estudiantes bien sensei? – le siguió el peliplateado, frustrado por su propio error, pero negándose a rectificarlo; hacia mucho que el peliplateado había rotó el contacto físico entre ambos.

-Afirmativo, todos están al fondo del complejo de trampas… aunque un médico no les vendría mal a algunos – impersonal, serio, ansioso,  inestable por dentro.

-Ya vienen para acá – respondió el mayor, con un tono flojo que quedó flotando en la habitación.

-Perfecto, así podré continuar con mi trabajo –

 “….. para mi eres simplemente Kakashi… jajaja…. así que yo no te juzgaré…”  

- ¡¿No conoces otra cosa que trabajo?!- escupió las palabras exasperado, harto, lastimado.

- ¿Lo haces tú? – le cortó  Iruka  mientras daba media vuelta - ¿Le das importancia a otra cosa que no sea el trabajo? –   

El sharingan brillando, ambas cicatrices expuestas,…ambas heridas agravándose, y ellos, los dos, negándose a parar el sangrado…  

Las luces iluminaron la estancia secreta después de ser desaparecido el sello de luz  por obra del mayor; frente a sus ojos, detrás de él, a sus lados, por todas partes, figuras de diversos tamaños, todos enmascarados, descansaban por siempre en el piso.  

La luz también ilumino completamente al cuerpo del chunnin, mostrando a los ojos expertos de Kakashi las muchas heridas que tenía; encorvado, haciendo un esfuerzo considerable, Iruka registraba los bolsillos de sus víctimas para vaciar los cadáveres de armas y otros utensilios peligrosos, tal y como lo dictaba el protocolo.  

Al fondo, acomodados contra una pared, cubiertos respetuosamente, Kakashi divisó los cuerpos de los compañeros de escuadrón del castaño. 

 Tan cerca y tan lejos, las palabras acalladas, muriendo en los labios, el chunnin de espaldas y el junnin contra la pared. 

 - También tu estas bien –dijo con voz ronca Iruka sin voltear a verle; fue sólo un susurro, una frase cargada de significado que llego directo al corazón de Kakashi. Tenía un mensaje implícito.

- Pero tu no… -

  Apretó la mandíbula al sentir el dolor que el toque del junnin le producía, un toque firme, tenaz, calido, considerado, atento; la sangre ya seca en la pierna del menor hacia juego con los cortes de sus brazos y el polvo de su ropa, condiciones similares a las que se apreciaban en el dueño del sharingan.

 -Eran muchos… –

-No tantos… –

-No finjas modestia –

- ¿Qué es eso? –  

Risas, vendas, sus cuerpos juntos, recargados sobre los pilares de la gran sala, paz,  palabras no dichas, ideas profundas, toque que se convertía en caricia, confianza, orgullo, …. todo tan cerca, am…; pasos presurosos, murmullos que resultaban gritos, invasores que eran amigos, la fuerte mano aferrada a la bronceada piel.

- ¡Iruka-sensei!, ¡Kakashi-sensei!, ¡por kami!, ¿están los dos bien? –

-Llegamos lo más rápido que pudimos… –   

Agitadas, en el umbral de la puerta, tanto Sakura como Hinata clavaron las miradas en el agarre que el mayor de los shinobis aplicaba con dedicación al castaño, ambos recostados contra los pilares de la habitación; dedicación se leía en el rostro del mayor y la escena no dejaba de parecer demasiado intima… 

Sobresalto, mareo, calor en la cara, reacción rápida, turno de arruinar el momento. 

La mano bronceada sujetó a la nívea con decisión, apartándola en el acto sin miramientos de la lesionada pierna que lentamente vendaba; los castaños ojos se clavaron en el umbral, negándose a posarse de nuevo en el bicolor par que los miró suplicante. 

- Todo bien chicas, no se preocupen …–

-  Rápido, ¡escuadrón médico 7 Iruka-sensei esta herido …- pero la orden de la pelimorada fue interrumpida con frialdad por su sensei.

- No hace falta, la herida no es grave – mascullo con indiferencia marcada el junnin; a la poseedora del “ojo blanco” no se le escapo la fuerza con la que el chunnin apretaba los puños, ni tampoco la sombra que cruzó por sus ojos - …pero me parece que los alumnos de Iruka-sensei apreciarían sus atenciones – con agilidad felina Kakashi se había puesto de pie, totalmente glacial ante al estado del otro shinobi a su lado, alejándose intencionalmente de éste – los encontrarán al fondo del recinto, las trampas ya  han sido desactivadas-

- C-claro… ¡equipo ya escucharon, vamos! –  

 La peliazul pareció dudar por unos segundos mientras la pelimorada se perdió de vista al fondo del laberinto de pasillos que se alzaba a metros de ellos; tanto la mirada baja del castaño como la dureza del peliplateado le indicaron que lo más prudente era seguir en movimiento. 

- ¡Escuadrón 9, recorran las instalaciones en busca de sobrevivientes! – mando  Hinata firmemente, poniendo en el acto en movimiento a su escuadrón completo que aguardaba fuera de la habitación.  

La atmósfera privada, intima, que minutos antes se apreciaba en el lugar, quedó reducida a nada a medida que una serie de shinobis con las manos inundadas por un brillo esmeralda recorrían presurosos la zona. 

No lo pensó mucho, su lengua se activo como resultado de los pasos rápidos que llevaban al copy-ninja al umbral de salida. 

-  ¿¡Y si mañana se acaba todo?! -  dijo con fuerza, con una nota llena de desesperación.

-  …que se acabe…- le respondió el mayor sin dignarse a mirarlo.

- ¡Al carajo con tigo Hayate!, ¿me oyes?, ¡al carajo! – 

A nadie le pasó desapercibida la enfurecida mirada del junnin mientras se daba la vuelta para encarar a su agresor; la venda sobe la pierna de Iruka resultó de un inmaculado blanco del cual los dientes del castaño no tenían nada que envidiar.

 - ¿…me hablas a mi Umino-sensei? – el tono pausado indicaba peligro, pero no logró amedentrar al otro joven – ja, ¿Qué pretendes?-  

Un par de ojos castaños observando desde las sombras, los delicados labios formando una sonrisa, el rubio cabello extendido sobre sus hombros. 

Rabia.

 -Respeta a tus superiores chunnin , ¿o es que ..- pero no pudo terminar. 

Agria y estridente fue la risa del huérfano, un sonido que transmitió malestar a todos los que la escucharon; los orbes avellanos se cristalizaron mientras avanzaba directo al  joven que lo contemplaba. 

-  Ya te dije que para mi tu no eres nada más que simplemente Kakashi – susurro; la cinta en la cabeza de este estaba abollada- …. tan cobarde tú…-

- ¿¡Cómo te atreves?! – rugió ya irritado el copy-ninja; su uniforme negro estaba manchado por irregulares formas color vino, sangre seca, suya o del enemigo, pero finalmente lo mismo.

- ….tan cobarde yo…- prosiguió el bronceado pese a la incomodad que de pronto le oprimió al verse sujetado con fuerza del cuello de su verde jacketa por el otro - …tan cobardes los dos… - la garganta se le estaba cerrando, un nudo, un enorme nudo, parecía obstruirle tanto la razón como la garganta - ¿hasta cuando?, ¿cuánto tiempo haremos esto?…¡¿ o es que a ti no te importa?! –  

La escena definitivamente era peculiar.

En el centro del lugar, bordeando cadáveres en el piso, después de una feroz batalla, con shinobis apareciendo y desapareciendo en todo momento, armas clavadas por doquier, los dos jóvenes estaban a punto de pelear, llevados al máximo a diario, sin ningún consuelo mas que la mutua compañía, pero que rara vez lograban obtener. 

Dudas, escudos, rangos, estilos de vida, prejuicios, pasados, futuros, amigos, ambiente, deber. Nada jugaba a su favor.

 Una par de ojos castaños, casi verdes, observaban el acontecimiento expectante al fondo.

 - ¡No soy yo quien lo acaba de negar Iruka!, ¡tu lo haces a diario!... no volteas en la calle si me ves, tomas otros caminos para evitarme si vas con compañía…-

- ¡No me vengas con eso maldita sea!, ¿ya se te olvida quien es quien se embriaga para poder decir hola?, ¿Quién jamás dice que le pasa?, ¡¿Quién se guarda sus penas para él mismo egoístamente?! –

-  ¿¡Y te importa acaso que me pase?! – inquirió el peliplateado sin parpadear cuando el castaño sujeto con violencia sus ropas; las caras, de tonalidades contrastantes, quedaron alarmante cerca. 

El punto había sido tocado; el largo cabello blanco del hombre al fondo, junto a la rubia, fue sujetado con destreza en una coleta.

 Verdad.  

- ¡Por supuesto que sí idiota!-

- ¡Entonces cállate ya de una buena vez demonios!, ¡atravesé toda Konoha para venir a ayudarte!, ¡discutí con mi equipo completo segundos antes de la batalla!, ¿¡crees que no me importas?!-

- Exacto, lo hiciste, ¡y por kami, gracias!,  pero lo hiciste por que hubo una gran batalla… ¿y si mañana se acaba todo?, ¿qué si no pasamos de esta noche?- la sinceridad en el tono del sensei tranquilizaron los ánimos del dueño del sharingan, por lo que la ira dejó su rostro; la pregunta le retumbo en la cabeza varias veces.

-Iruka … cálmate… ya pasó y estamos bien…-

- No entiendes…- Lágrimas amenazando con caer, algo rompiéndose dentro al ver  sufrir al otro, confusión  y desánimo.  

Y de nuevo ahí estaban, sus sentimientos encontrados, todo el temor que sentía de acercarse mas al castaño, toda su inseguridad, la ideología bajo la cual se había conducido tantos años, todo, confrontado de frente, de súbito, con el frío que siempre sentía, con la cruel soledad que lo agobiaba, con el desamparo que le seguía, …con la paz que sentía estando el primer maestro de Naruto cerca, con las risas que este le arrancaba de improvisto; la mirada baja, triste, la que tantas veces le prometió sin decir una sola palabra que le protegería con la vida de ser necesario…  

Sonrió mientras llegaba a su conclusión, las piernas le temblaron ligeramente, sintió calor en la cara.

 Frente a él Iruka no compendió la sonrisa, por lo que bajo aún más la triste mirada, creyéndose derrotado; a su lado, en la esquina, dominada por las sombras, los dos espectadores guardaron silencio. 

- Ya no quiero ver mas esa mirada triste tuya – fue la respuesta inmediata del shinobi que aún le sujetaba de la jacketa verde. 

El tonó empleado le pareció demasiado contento, fuera de lugar de la situación, pero no tuvo ganas de lidiar con otra de las excentricidades de Kakashi, por lo empezó a aflojar el agarre con el que lo sujetaba. 

El movimiento sólo tomó un segundo, pero para ambos fue una eternidad. 

Amor. 

Los ojos de los espectadores  se abrieron sorprendidos debido a lo inesperado de la acción, y hasta el propio Iruka perdió el aliento del asombro. 

Con ternura, con afecto, el temido y solitario domador del Sharingan, uno de los guerreros mas respetados de la villa secreta de la Hoja, abrazaba temblando al mejor sensei que la Academia contaba, a aquel que pesé haber preferido los libros a la espada, nunca había dejado de ser un excelente shinobi. 

La fricción entre la ropa produjo un leve sonido que inundo los oidos de ambos, pero fue la respiración regular y nerviosa del peliplateado lo que más escuchó el sensei cuando el otro escondió su mirada en su hombro derecho.  

-  Tienes tanta razón… ya no quiero ser un cobarde… ¿t-tu …- pero el titubeo fue cortado efectivamente; los brazos del castaño envolvieron al otro con cariño, ignorando por primera vez todas las miradas a su alrededor para deleite de ambos.

- Yo también quiero dejar de ser un cobarde, shinobi elocuente – le susurró mientras con la palma de la mano acariciaba la nuca del peliplateado con suavidad; todo se sentía tan bien - … m-mañana podría ser el fin, ¿si entiendes?, ...y-y si lo fuera, si algo nos ocurriese… entonces s-seria co-mo si nosotros nunca h-hubieramos… jamás… p-porque ..-

- Sshhh…, me subestimas sensei, claro que entiendo – la sonrisa se marcó en la delgada máscara; las manos provistas de los guantes de pelea se cerraron sujetando la tela de la ropa del trigueño – pero sigue siendo difícil… abrirse, confiar, depender….- tenía miedo, sentía que se lanzaba al vacío, pero necesitaba hacerlo, ya no podía mas, tenía que expresar sus dudas y era ahora o nunca - …y-yo te quiero cerca, pero… no sé, sólo lo siento… perdón –

-  ¡No, no pidas perdón Kakashi! – Iruka pudo sentir el estado vulnerable del otro, lo que le dio aun mas fuerzas a él; con todo y todo,  de igual forma tuvo miedo- yo también te necesito cerca, pero se que a veces no actuo de la mejor forma…-

-  Tanto tiempo solo, quise pensar que así estaba mejor… - sintió las caricias que le proveía el chunnin, sintió el chakra del otro envolviéndolo, …sintió el tímido roce de los labios de Iuka sobre su propio cuello tratándolo de reconfortar –  y se me complica tanto, pero no por eso quiero dejar de intentar…-

-  Para mi tampoco es fácil …pero dejémonos de estupideces… duele cuando… sólo ves –

-Duele cuando finges no ver –

-Kakashi, estas temblando …- observó con ternura el chunnin.

- Tu también y además tus manos están sudando …- 

Risas de ellos y miradas  de los otros clavándose en sus cuerpos; aprobación, sorpresa, repugnancia, alegría, alivio, intolerancia. 

- ¿Te das cuenta de que todos nos están viendo? – preguntó lentamente el mayor, conciente de la timidez de su sensei; sólo Iruka hubiera podido reconocer el deje de miedo que su voz alcanzó a disimular diestramente.  

Ambos ojos, el azul y el rojo,  se perdieron en el par avellana que brillaban desde abajo con la tenacidad propia del maestro; sin dificultad, pesé a lo cansado de su cuerpo, Iruka mantenía suspendido en los aires al junnin mientras mostraba la inmaculada dentadura.

La cicatriz que le cruzaba la nariz desapareció momentáneamente bajo el  matiz rojo de su cara; si Kakashi se había podido abrir y expresarse, también el mismo quería esforzarse, además… lo sentía.  

Todas las antes disimuladas miradas dirigiéndose ahora abiertamente a la pareja, con sus sentimientos mostrándose en las caras.

- ¿Qué dices Kakashi?, ¡¿qué todos nos están viendo?! – dijo con elevado tono de voz el trigueño sonriente, correspondiendo la fija mirada que le consagraba el otro mientras lo seguía cargando; sintió como si la palma del peliplateado que le revolvía el cabello arrancara todo el malestar acumulado por meses de mentiras y disimulos – mmm… ¡¿en serio?!, ¡no me había dado cuenta!- 

 Al momento, las múltiples miradas provenientes de los diversos rincones del lugar se desviaron, hallándose confrontadas por las avellanas orbes que les devolvía el gesto serenamente de improvisto; la risa, la verdadera y jovial risa del junnin que sólo le nacía estando junto al chunnin recorrió la habitación abiertamente. 

Dos sabios shinobis sonrieron también desde el fondo de la habitación, aunque de ellos no recayeron la pareja.  

-¿Te sirve eso como respuesta? – quiso saber el castaño cuando los pies del níveo tocaron el piso; debido al pequeño juego, varias heridas de éste habían quedado descubiertas, lo que llamó la atención de la pelimorada, quien regresaba justó para ser testigo de la peculiar escena entre sus senseis.  

Le pareció una total descortesía de su parte, pero las enseñanzas de Tsunade le retumbaron en la cabeza con potente voz.

- ..ejem..- estaba conciente de su sonrojo cuando se detuvo a un metro de distancia de ambos jóvenes que seguían riendo por lo bajo, aún muy cerca el uno del otro, intercambiando miradas más que cómplices, miradas profundas, suplicas de perdón y muestras de amor. 

Finalmente podían aceptar la palabra,  llana y simplemente como era: Amor.

 Las palabras huyeron de su mente momentáneamente,… nunca había visto a los jóvenes tan tranquilos, tan felices… justo como si se hubieran desecho de un peso enorme, 

-  …p-perdón, ejehm…- comenzó, captando la atención de los shinobis frente a ella.

-   ¿Qué pasa Sakura?, ..¿¡todo bien con Naruto verdad?! – se apresuró a decir el castaño, preocupado.

-  S-sí, esta con Sasuke, todos están bien… -pasó saliva, nerviosa; sonriente, fue el peliplateado quién le dio ánimos.

-  ¿Qué pasa Sakura?- la ojiverde miró la clara mirada del Copy-ninja, extrañada de la claridad de ésta.

- …. Je, perdón, …Kakashi-sensei, veo que estas lastimado, …déjame curar tus heridas…-   

Fue la sonrisa jovial y el gesto infantil, bromista, vestigios de una hiperactiva infancia, lo que detuvo a la chica.

-No te apures Sakura, las heridas de Kakashi-sensei no son graves – dijo Iruka bajó la interrogativa mirada de los otros dos, haciendo gala de una actitud juguetona que cautivo al dueño del Sharingan – pero … yo me ocuparé de ellas pequeña, ayuda a alguien que lo necesite mas –

- ¡Hey!...¿¡menosprecias mis heridas de guerra?! – le siguió el junnin.

-  Naaaa… seguramente te tropezaste mientras leías porno – le respondió sonriente el chunnin.

-  S-si… bueno, que bueno que ambos estén bien …- contestó mareada, sonrojada, presta a alejarse y dejar de interrumpir el momento, conciente de que en aquellos instantes cualquier persona venía sobrando para los dos shinobis-senseis.   

 Camino por inercia hacia el fondo del lugar, sorteando los escombros y los pilares, hasta adentrarse en las sombras que prevalecían al final; sólo recayó en las presencias a su lado cuando desvió la mirada que había dirigido a la pareja una vez a salvo en la penumbra. 

-  ¿Sorprendida? – inquirió uno de los sannin cruzado de manos.

- …Hummm… ¿Cómo es que nunca me di cuenta? – pensó en voz alta.

-  Casi nadie se dio cuenta, ese era el problema, … cuando las cosas se esconden, cuando del amor sólo se tienen pequeñas porciones esparcidas en mucho tiempo, puede llegar a doler demasiado – comentó sabiamente la rubia cerrando los ojos.

-   ¿¡Ustedes lo sabían entonces?!- preguntó atónita  la menor. 

Su respuesta, compuesta de miradas obvias y sonrisas misteriosas, se dibujó en el rostro de los dos sannins que habían liderado – y ganado – la última batalla que la hoja tuvo que luchar.

 -  Y-y…¿no les importa?..d-digo – trató de corregirse Sakura.

- ¿Te importa a ti? –

 - No, pero…-

-  Ése es otro de los problemas Sakura, a la gente debería de importarle nada lo que los otros hicieran para ser felices – complementó la quinta Hokage - …ellos, ambos, han perdido tantas cosas, pasado y sufrido tantos males, que realmente temían albergar esperanzas de ser felices… -

- Fue su indecisión, así como la importancia que llegaban a darle a la opinión de los otros y sus autoengaños,  lo que los lastimaba tanto –

-  Por eso, de no haber logrado llegar a un acuerdo ellos mismos, nosotros planeábamos interferir un poco jeje-  agregó la dirigente de la Hoja sonriente.

- Es decir, los hubiéramos pateado hasta que aceptarán lo que sentían y se dejaran de juegos de niños – aclaró Juraiya ante el señor fruncido de la chunnin- no tienes ni idea de lo mal que hacían su trabajo después de que se peleaban…-

-  Ah, ya veo…-  

Frente a ellos, a metros de distancia, en medio de médicos y shinobis atareados, recargados nuevamente contra uno de los pilares principales del gran recinto oculto de la Academia de shinobis de la villa oculta de la Hoja, en medio de sonrisas y movimientos que denotaban afecto, Iruka cambiaba las vendas ensangrentadas de Kakashi; ella misma sonrió ahí mismo, era cierto, jamás los vio tan felices interactuando con alguien más.

 -  Pues esta bien ¿no?, digo, ¿en tiempos de guerra que mejor que el amor para sobrellevar las cosas? – dijo la pelimorada felizmente.

-  Por ahora se lo han ganado, vamos a dejarlos descansar – terminó la Hokage rubia con un aire extrañadamente maternal.

-  Y si mañana se llegará a acabar todo… - agregó el otro shinobi legendario - … los dos sabrían al menos que lo que vivieron juntos fue de verdad y que realmente se quieren –

-  ¡Hayyy pero que cursi te has vuelto viejo!-

-   Son lo años querida y venerable Hokage –

 - ¿¡Cómo te atreves a llamarme venerable viejo pervertido?!- 

Y ajena de la pelea que se desarrollaba a su lado, Sakura se perdió en sus reflexiones mientras seguía mirando a la pareja frente a ella; se limpió las lágrimas de felicidad antes de regresar a su deber.

 - Iruka… vamos a casa- pidió el peliplateado con ternura.

-  Claro, mi apartamento no está…-

-   Jejej… tu apartamento fue destruido durante la pelea –

- ¡No juegues! –

 - Pero el mío no jojojo… -

- A callar  junnin – 

 Y entre risas y peleas el día llegó a su fin.

Esa misma noche, mirando desde la ventana del apartamento de Kakashi, recostados, estuvieron de acuerdo de que el cielo nocturno nunca se había visto tan hermoso; estuvieron de acuerdo, con las manos entrecruzadas, que la vida nunca había sido tan perfecta…. y que los dos harían todo lo que pudieran para que continuara así por siempre. 

Son los tiempos de necesidad los que sacan los mejor de la gente.

Notas finales:

Pues aqui esta, hojala les haya gustado tanto como a mi.

Por fa, dejen sus reviews jejejej!!!!!!!


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