Te veo siendo tan perfecto, tan angelical. Pareciera que manejaras el mundo, tan sólo con hablar, pero hay un semblante triste en tu mirar, un vacío que se opaca con el sol. Te me acercas ocultando una sonrinsa, serio y normal.
-Usuratonkachi- gritas- Al fin- dices con una mueca de disconformidad.
-Perdón, cosas por aquí y cosas por allá, que se me hizo tarde- digo colocando mi mano atrás de mi nuca- pero ya que estoy aquí, vamos a divertirnos Sasuke-teme- digo feliz de la vida mientras que cojo su mano y siento que su cuerpo se tensa con mi tacto. Caminamos un largo camino hasta llegar a la primera atracción, muchas niñas de trece y doce años se te acercan, pidiéndote tu número telefónico y invitándote a salir. Tu cambias tu mirada a una fría y enojada. Dices un "no" amablemente, o al menos eso es lo que puedo ver yo, que te conozco de años y que sé que eso es lo más amable que puedes llegar a ser en una situación así. Las jóvenes se retiran cabizbajas, desilusionadas. Qué triste debe ser el amor correspondido, ¿No lo crees así, Sasuke?... Mi mano vuelve a tu mano y volvemos a la fila de espera. Veo que estas un poco sonrojado y tu cara se muestra nerviosa y molesta. Que tierno te ves así.
-Eh, Sasuke, ya llegó nuestro turno- te digo al ver que me quedaste mirando sin hacer nada mientras que el encargado nos apuraba para entrar. Estamos en la casa embrujada, dicen que es la mejor de la ciudad, habrá que comprobarlo. Entramos cautelosos por la gran puerta, junto a un grupo de personas. Un mayordomo, muy elegante y para nada tenebroso, nos hace la bienvenida. La entrada es oscura y silenciosa. Al centro hay una gran escalera de caracol. Te miro y me miras... parece que realmente no hubiera venido aquí por la diversión, más bien solo fue por ti.
-No encuentro la parte del "miedo", en esta casa, usuratonkachi- me dices con sorna, pero yo sé que al final después de todo, estas feliz de estar aquí, lo noto.
-De seguro algo pasa, no por algo pagamos quince dólares la entrada- digo tratando de calmar al molesto de mi acompañante. Ruedas los ojos y yo sonrió, típico de ti. Seguimos caminando y justo cuando subimos las escaleras, nos damos cuenta que estamos solos, sólo tú y yo. "Parece que la parte de terror, empieza ahora", pienso al ver a un doctor ensangrentado bajar pausadamente pero con movimientos rápidos las escaleras. Te abrazas a mi, bueno que habría de esperar de un niño de doce años. Esto me da un poco de nervios, pero no susto ya que a mis dieciséis conozco claramente que los actores no te pueden tocar ni hacer nada, así que esto no es otra película de terror donde te pones a correr y gritar como loco, escapando de la causa viviente de tu muerte. Pero sin embargo, lo que me tiene nervioso es tu cuerpo junto al mío, casi temblando, temiendo por tu vida. Es un poco loco, pero me gusta que confíes en mí. Algunos huirían ya que probablemente los lleve al lecho de su muerte, debido a mi torpeza. Pero tú sigues aquí. Te sostengo la mano y mi brazo pasa alrededor de tu cintura para luego poner mis labios en tu oído y en un susurro casi inaudible te digo: "Venga, no te pongas nervioso, estoy aquí", y lentamente te ayudo a bajar. No haces nada para detenerme, al menos hasta que bajamos el primer escalón.
-Yo puedo solo, dobe- reclamas con otro rubor en tus mejillas blancas como la nieve. Realmente eres una bella caricatura de inocencia que se encuentra frente a mi. Que cursi... y lo peor es que no sé que hacer. Pero tu simple presencia me hace pensar de esta manera. Y si que me encanta sentirme así. Seguimos por la casa y subimos por otras escaleras. Hay muchos cuartos, todos cerrados. Excepto uno. Entramos y parece ser un comedor. Tiene una mesa con un mantel viejo y sucio, y encima de este se encuentran tres velas que alumbran el cuarto de comer. Me siento en una silla y en ese instante se cierra la puerta. Tú desesperado la tratas de abrir, pero esta sigue cerrada y parece que estaremos un rato, encerrados aquí.
-Usuratonkachi, mira lo que hiciste- me dices ceñudo- ¡Nos has encerrado!-gritas.
-Eh, lo siento, Sasuke-teme, pero es que estaba cansado- mi excusa. Tú sólo suspiras y te sientas en la otra silla. Tus ojos reflejan la llama de la vela, dándole un extraño pero encantador toque.
-Y ahora que hacemos- preguntas
-Realmente no lo sé, supongo que tendremos que esperar, o algo por el estilo... A ver grita si alguien viene- te propongo.
-No lo haré, hazlo tú que nos metiste en esto- me reclamas.
-Pero, tú eres el que quieres salir-
-¿Quieres decir que te quieres quedar encerrado?- me miras con incredulidad.
-Quién sabe- sonrió, me gusta verte nervioso.
-¡Usuratonkachi!, no voy a gritar- te mantienes firme, pero yo sé que al final terminaras gritando, de una u otra manera
-Yo tampoco Sasuke-teme- te saco la lengua, y me miras con odio fingido. Volteas tu cara y te mantienes quieto, tranquilo, paciente, como si nada te preocupara, confiado de que yo gritare. Que equivocado estas. Han pasado quince minutos y bueno... sigues quieto y yo realmente ya me harte. Parece que haz ganado, pero no te lo dejare tan fácil.
-Sasuke... Te propongo algo- digo sonriendo.
-¿Qué?- preguntas, mirando después de tiempo.
-Voy a gritar si tú me das algo-
-¿Qué cosa?- levantas una ceja, indagando mi mirada, tratando de averiguar que es lo que te voy a pedir.
-Un beso- te digo con mi mentón reposando en mis manos.
-¿Qué... qué?- tartamudeas.
-Un beso, baka-
-¿En serio?- tu mirada no es molesta, si no nerviosa.
-Aja- te afirmo.
-Esta bien- bajas la mirada y mi sorpresa aparecio. ¿Dijiste que sí?, y yo que pensaba que ibas a decirme usuratonkachi y yo te iba a decir un "Es sólo una broma"...Esto es mejor que lo planeado, realmente mucho mejor. Levantas tu cara y cierras tus ojos... que tierno, y no me cansare de decirlo, que tierno, tierno, tierno te ves. Me acercó a ti y mis labios se aproximan a los tuyos. Colisionan entre si, y un espasmo recorre mi cuerpo y yo sé que lo sientes igual. Entreabro mi boca y tú lo haces igual, meto mi lengua y juego con la tuya. Sé nota inexperta, pero eso es mejor. Me encanta la idea de ser el primero en probar tus labios, el primero sentir tu aliento a menta, pues es que es verdad... sabe a menta. Nos separamos y te veo sonrojado, apartas la mirada y tus dedos comienzan a moverse desesperados. No sé que hacer, no lo sé.
-Sasuke...- te llamó y subes la mirada- Es tu primer beso ¿No?- preguntó.
-Sí...- sigues con ese sonrojo dulce e infantil.
-¿Te sientes bien?- bajo la mirada.
-¿A que te refieres?-
-Quiero decir... no te sentiste obligado ni nada por el estilo- te preguntó esto porque, quizás tu desesperación por salir de aquí era tan grande, que harías cualquier cosa. No quiero sentir que me he aprovechado de ti.
-Me siento bien- dices y bajas la mirada otra vez, mientras que yo abro los ojos, emocionado y sorprendido. ¿Te sientes bien?, ni en mis sueños habría sentido lo que estoy sintiendo ahora... Realmente me estas haciendo feliz.
-Sasuke... yo también me siento bien- digo sonriendo y tu me sonríes, con esa mirada que sé, sólo me pertenece a mi.
-Usuratonkachi...- me llamas.
-¿Qué pasa?-
-¿Me podrías dar otro beso?-
-Sí- sonrió y mis manos buscan las tuyas, para volver a unir mis labios a los tuyos. El beso se termina y te abrazo de manera protectora susurrando en tu oido un: "Te amo", inaudible.
-Yo... también- dices nervioso, al parecer me has escuchado, por fin tu mi Sasuke, me has escuchado.