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Yuki-sensei por ale-chan

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Notas del fanfic:

se me ocurrio en la escuela, durante la hora de matematica... no me gusta esa materiaT-T es mi eterna enemiga!! tuve q disimular q escribia cuando llegue a la parte del lemon, hasta de mi compañera de banco, ella odia el yaoi! justo una persona como yo sentada con ella! doshite?? jeje, pero bue, cuando la inspiracion llega... llega n.n por mas pervertida que sea.

iba a ser un fic de mas capitulos, pero quedo como un one-shot, espero que les guste igual.

por cierto, los personajes de esta serie no son mios, yo los tomo para crear esta ficción... q lastima, yo los quiero para mi T-T

Notas del capitulo:

espero que les guste mucho.

emm, lo tuve q poner en el genero romantico porque no se elegir mas de una opcion, espero q alguien pueda decirme como se hace, les agradeceria mucho, y perdon por mi ignorancia jijiji n.n

-Lo cierto es que debo volver al colegio, Yuki -dijo afligido un adorable pelirosa- tengo que ir durante un mes.

 

-Eh? Y eso por qué? -preguntó sorprendido el escritor- ya casi cumples los 20.

 

-Ah, es que hice una apuesta con Hiro… y si perdía debía ir al colegio -comentó apenado, guardando varios cuadernos en una mochila verde.

 

-Pero… ¿cómo dejaron que ingreses? -volvió a preguntar el escritor, retomando su novela.

 

-No tuve muchos problemas, sólo debo pagar una cuota más cara. Les comenté de que se trataba de una promesa, además cuando se enteraron de quién era… rápidamente me aceptaron -respondió con algo de orgullo, pero aún resignado, esta vez doblando el uniforme que usaría.

 

-Bueno… ve entonces -concluyó indiferente, observando al pequeño echado sobre la cama, muy angustiado. Entonces se puso de pie y dejó sus anteojos sobre el escritorio, dio un profundo suspiro y se sentó junto al menor- trata de ver el lado positivo, volver al colegio es el sueño de muchas personas.

 

-Pero no el mío, la escuela siempre me trajo problemas… el hecho de pensar en exámenes, en deberes, en que todo se me juntará con los ensayos… ¡no quiero! -gritó, sentándose de golpe sobre una almohada.

 

-No te preocupes, seguro harás amigos y la pasarás bien -dijo Yuki con voz tranquilizadora, le dio un beso que logró calmarlo y luego continuó con su novela.

-Sí, tal vez tienes razón, estoy seguro de que todo irá más que bien -exclamó con seguridad, mirando fijamente a aquel apuesto ser que no paraba de teclear, el cual luego le dirigió una reconfortante sonrisa.

 

 

 

 

La alarma sonó a las 6 A.M., un joven y adorable pelirosa abrió lánguidamente los ojos, se levantó rápidamente al recordar que debía ir al colegio, se vistió apresurado notando que en la cama no estaba Yuki. Se dirigió a la cocina a medio vestir y se encontró con su koi preparándose café y unas tostadas.

 

-Buen día Yuki, ¿qué haces despierto? -preguntó  fregándose los ojos y bostezando.

 

-Debo salir, anda a cambiarte, ¿quieres? -le dijo acercándose para besarlo. Shuichi sonrió sonrojado, y en un segundo desapareció de la cocina. Una vez vestido, desayunó tranquilamente con Yuki para así ya poder ir al colegio.

 

-Bien… ya es hora de que me vaya -entonó alegre- te veo luego -y seguidamente le besó una mejilla.

 

El instituto no quedaba muy lejos de donde vivía. Caminó muy contento, divisando ya un gran edificio blanco. Cuando al fin llegó, respiró profundo y entró al instituto con paso decidido y fuerte.

 

-Emm… ¿hacia donde tendré que ir? -se preguntó mirando para todos lados, se detuvo en unos carteles en donde se anunciaban las fechas de próximos exámenes (ya que él ingreso en mitad de año)…un aura depresivo se apoderó de él al notar que faltaba muy poco para esos días. Empezó a recorrer los pasillos sintiendo que sus latidos eran más fuertes y que sus piernas les fallaban. Sentía los mismos nervios que experimentó en su primer día de Secundario, sólo que esta vez cursaría el última año, claro está.

 

Se paró frente a la puerta del salón y, luego de recordar las palabras de Yuki, entró con frenesí dando un fuerte golpe en la puerta. Todas las miradas se centraron en el famoso cantante, el cual observaba a su alrededor con una sonrisa de gloria.

 

-Bien… ¡Shindou Shuichi ya está aquí! -gritó levantando un brazo. Los demás alumnos miraron sorprendidos, pronto reconociendo al nuevo alumno; tanto chicas como chicos se arrojaron sobre él gritando su nombre.

 

-¡Waaaa, es Shu-chan!!, ¡¡un autografo por favor!!- vociferaban los alumnos al unísono.

-¡Tranquilos! -pronunció finalmente un adulto, el profesor de matemática- Shindou-kun, puedes sentarte en el fondo, sólo allí hay lugar -indicó con tono autoritario, lo que hizo que los demás se sentaran rápidamente.

 

-Muy bien Shindou-kun, yo seré tu profesor de matemática por este mes, ¡y en esta hora no se aceptan alborotos de ningún tipo! ¿Escuchó? -gritó por último. Shuichi asintió con temor, echando su cabeza sobre la mesa. Pronto, el profesor empezó a dar clases, logrando que el pelirosa cayera en la nube de aburrimiento más grande. Cuando acabaron las horas de matemática, se presentó el director, el cual aparentaba simpatía y confianza.

 

-Muy buenos días alumnos, hoy he venido para anunciarles que el profesor de literatura ha sufrido un leve accidente, se ausentará por un mes, por lo que tendrán a un profesor suplente -todos murmuraron algo alegres, Shuichi no entendía nada- bien jóvenes, les presentó al reconocido Eiri Uesugi- ante esto, Shuichi levantó la cabeza y abrió muy grandes los ojos. Lentamente un apuesto y alto rubio se paró frente a la clase e hizo una reverencia- bueno, espero que se comporten y que hagan caso a las órdenes del profesor -y dicho esto se marchó.

 

En el fondo del aula se podía ver al joven cantante totalmente sorprendido, preguntándose a cada momento qué es lo que hacía Yuki ahí.

 

-Alumnos… -dijo seriamente el rubio, sentándose en una marrón silla- no estaré con ustedes mucho tiempo -hizo una pausa y tomó el libro de textos- capítulo 5, página 74.

 

Shuichi miró hacia todos lados, nadie tenía un libro para prestarle. Volvió a echarse sobre la mesa, cuando de pronto alguien le extiende el libro que necesitaba.

 

-Usted… no se quedará sin hacer nada -exclamó secamente el nuevo profesor- ahora lea el párrafo 5 de la página 74 y luego explíquelo.

 

-Eh… s-si -susurró nervioso el pequeño, se puso de pie y comenzó a leer en voz alta, luego dio una explicación del tema.

 

-Creo que es una de las explicaciones más absurdas que he escuchado -Shuichi cayó bruscamente sobre la silla- espero que en este único mes que concurra demuestre lo que sabe un ya graduado -concluyó fríamente.

 

La hora acabó lentamente, Shuichi se la pasó llorando por lo que el escritor le había dicho tan cruelmente, no podía esperar a estar en el departamento para pedirle una explicación.

 

El timbre chilló a las 14:00, todos salieron alborotados y alegres, excepto un bajo pelirosa. Caminó pesadamente hasta el departamento, allí ya se encontraba Yuki.

 

-Tadaima… -murmuró sin ánimos, arrojando la mochila en el sofá y aflojando el nudo de su corbata.

 

-Oye, ¿y a ti qué te pasa? -cuestionó lánguidamente el rubio, con un cigarrillo entre sus labios. Shuichi se acercó corriendo, dejando su rostro muy próximo al de Yuki.

 

-¿Cómo qué “qué me pasa”?, ¿por qué eres profesor?, ¿por qué me regañaste así? -gritó aturdiendo al mayor- ¿por qué no me contaste nada? Eres malo Yuki, ¿por qué?! -y pronto empezó a llorar, corriendo hacia la habitación y echándose en la cama, las lágrimas no dejaban de salir de sus amatistas ojos. Yuki aspiró aire profundamente, tratando de calmar sus nervios y de comportarse pacientemente. Fue hasta su cuarto y se acostó junto al niño que no paraba de lloriquear.

 

-Oye Shuichi…

 

-¡Cállate! Se supone que una pareja no tiene secretos… ¿por qué no me contaste sobre esto? -gritó sin voltearse, con la voz ahogada, ya que se encontraba boca abajo. El mayor volvió a tomar aire, posó sus manos sobre la cadera del pelirosa y se posicionó encima de él, comenzó a besar los cabellos lacios y despeinados, se acercó al oído, sintiendo que el delicado cuerpo sobre el que estaba comenzaba a reaccionar ante tales actos.

 

-Yo también perdí una apuesta… debo ser profesor por un mes .susurró al oído del menor- esa es la verdad- Shuichi se volteó con dificultad, mostrando su sonrojo.

 

-¿Y por qué me retaste así? -preguntó limpiándose el rostro.

 

-Porque tu explicación fue tonta… allí soy tu profesor, no debes llorar por esas estupideces.

 

-Pero no hacía falta decirlo frente a todos -añadió tratando de librarse del escritor, quien no dejaba de sonreír.

 

-Está bien… perdóname -dijo duramente, y se quito de encima de Shuichi.

 

-¿Es verdad eso de la apuesta?, ¿qué apostaron?, ¿con quién? -preguntaba, sentado al borde de la cama.

 

-Si, es cierto, aposté con Tohma, no te diré que apostamos, tú tampoco quisiste decírmelo.

 

-Si… eso es verdad -dijo afligido- de modo que serás mi profesor por un mes, ¿por qué no me lo contaste?

 

-No quería ponerte nervioso… ya estabas angustiado por el hecho de volver al colegio.

 

-Ah… gracias entonces -exclamó bajando la cabeza, con algo de vergüenza. Yuki se aproximó y le dio un suave beso.

 

-No te preocupes… será interesante… y lo disfrutarás…

 

 

 

 

Las dos primeras semanas pasaron sin novedad, aburridas y llenas de deberes y exámenes. Era lunes, Yuki daba clases por lo que Shuichi no faltaría.

 

-Muy bien… ahora saquen una hoja -pronunció el rubio colocándose los anteojos- evaluación sorpresa.

 

Todos se miraron sorprendidos y temerosos, Shuichi quería desaparecer. El profesor dictó las preguntas y luego tomó asiento comenzando a leer un libro. El cantante comenzó a sentirse nervioso… ¡no entendía nada! Y como opción para olvidar su nerviosismo, empezó a soñar despierto. Por supuesto que no podía apartar la vista de su koi, miraba a cada instante aquellos ojos dorados, esos labios entreabiertos, la perfección de sus facciones…

 

“En verdad que luce muy bien como profesor” pensó, ya que no paraba de observarlo. Bajó su vista hasta el níveo cuello del profesor, aquel sitio tan sensible que le encantaba besar  por las noches antes de dormir; ahora posó su mirada en las manos que sujetaban el libro, esas manos que hacían magia cuando lo tocaba. “Las usa tan bien” pensó nuevamente, ruborizándose, recordando todas las cosas que Yuki tan atrevidamente hacia con sus manos y boca. El pequeño sintió que su cuerpo se calentaba, que empezaba a reaccionar, pero un notorio rubor se presentó cuando imprevistamente miró la entrepierna del sensei… todo su cuerpo empezó a temblar, se cruzó de piernas para frotar un poco su miembro, pero eso sólo empeoró las cosas. Rápidamente se levantó y pasó corriendo frente a Yuki, mientras dejaba una hoja sobre el escritorio del mismo, para después salir corriendo hacia el baño. El profesor miró la hoja en blanco y sin más abandonó el curso, dejando a sus alumnos solos, con la chance de que se copien muy bien.

 

Yuki entró al baño y puso cerrojo en la puerta, sin importarle que otro quisiera entrar. Caminó lentamente por el ancho pasillo hasta llegar al último de los mini baños y golpeó la puerta.

 

-Hey, ¿te sientes bien? -cuestionó ya sabiendo el motivo del comportamiento de su uke.

 

-S-si…estoy bien -respondió con dificultad el pelirosa.

 

-Entonces abre la puerta -y el pequeño obedeció, mostrándose ante el rubio un poco agitado- ¿qué has estado haciendo?

 

-Nada, nada… ¿por? -exclamó despreocupado, y es que no habia hecho nada en realidad, Yuki había llegado muy pronto y no le dio tiempo para que se quite un poco la presión.

 

-Entonces déjame que te ayude -murmuró empujando al chico dentro del mini baño y poniendo cerrojo a la puertita- sé lo que has estado haciendo en el aula, pervertido.

 

-¿Q-qué?, ¿qué dices Yuki? -tartamudeó un poco, sentándose en el piso tras obedecer a su profesor.

 

-Crees que no te conozco… se muy bien que rostro pones cuando fantaseas.

 

-Ah… es que… yo no quería…

 

-Y mira como estás ahora, ¿tanto te excito? -cuestionó liberando la erección del menor- es mejor que te ayude, ¿no crees?

 

-Mmm… si… quiero que me ayudes… -susurró el pelirosa aferrándose de los cabellos del rubio. Yuki empezó a lamer el miembro de Shuichi, de manera golosa y lenta, pero como no podía dejar a los alumnos solos, se metió toda la erección del pequeño en la boca, comenzando a chuparlo y a succionarlo, causando que el alumno gimiera más y más.

 

-Oh... ¡Sigue, sigue! -gritaba continuamente, sin importarle que otro pudiera escuchar- ¡más… fuerte! - y Yuki obedeciendo, hacia los movimientos más rápidos y mordía más enérgicamente el erecto miembro. En cuestión de segundos, el semen del cantante chorreaba por la boca del mayor, cayendo lascivamente por su mentón- Oh Yuki… que bien…se siente muy relajante -susurró seductoramente con poca respiración.

 

-Bien… ya debemos volver -dijo, ayudando a vestirse al menor. Dejaron el baño como si nada hubiese sucedido y se dirigieron al salón.

 

 

 

 

Día viernes… última día de clases para Shuichi. Llegó al colegio alegre, sintiendo alivio por no tener que volver ya, y por poder dormir hasta tarde, además de que también era el último día de Yuki como sensei. Se sentó y sacó la carpeta de literatura, pero… ¡había olvidado la tarea!

 

-¡Oh no!, ¡Yuki se pondrá furioso! ayer me recordó todo el día que tenía deberes y que no le importaba si era la última clase… ¿qué haré ahora? -exclamó afligido, pensó en pedirle ayuda a alguien, pero ya era tarde, Yuki ya se encontraba en el aula.

 

-Buen día alumnos -saludó fríamente, como era normal en él- como se trata de mi último día, simplemente les pediré los deberes que les encargué y tendrán el resto de la hora libre.

 

Uno por uno fueron entregando la tarea asignada, sólo faltaban las hojas de Shuichi. Cuando Yuki acabó de revisar los trabajos, llamó con el dedo a su koibito.

 

-Shindou-kun, deberá quedarse una hora más hoy, como castigo por no entregar los deberes a tiempo.

 

-Pe-pero… los olvidé…

 

-Deberá quedarse una hora y no se habla más.

 

-Hai Eiri-sensei… -musitó resignado, dirigiéndose hasta su banco fatigosamente -maldito sea, ¿cómo se atreve?, si sabe que estuve toda la tarde ensayando -empezó a balbucear mientras hacía garabatos en un papel- ah, pero si a él no le importa, se cree que no cuesta estar en ese bendito estudio forzando la voz como un gallo... -y de esa manera se pasó el resto de las horas, maldiciendo a su koi por haberlo castigado.

 

En cuanto llegó la última hora, se encontró solo en el aula, con Yuki frente a él, mirándolo fijamente. Cerró la puerta con cerrojo y se dirigió a Shuichi.

 

-Por no cumplir con los deberes… por fantasear en horarios de clase, casi todas las horas… y por maldecirme en voz baja… ven aquí! - le ordenó autoritario. El chico se acercó asustado haciendo pucheros y sollozando- escribe en el pizarrón “No debo fantasear con el profesor”

 

-Pero Yuki… -gritó sonrojado el alumno.

 

-¡Sin peros! sólo escribe -y el pelirosa comenzó a escribir en el pizarrón, con una caligrafía bastante mala, Yuki sólo se quedaba parado detrás de él, observando como lo hacía. Pero estaba comenzando a aburrirse, miró su reloj, sólo habían pasado 15 minutos. Suspiró y tomó de la cintura al chico que escribía, acariciándolo con delicadeza.

 

-Yuki… ¿qué? -dijo desconcertado Shindou, volteándose y dejando caer la tiza.

 

-Deja eso, tú puedes fantasear conmigo cuando quieras -agregó con lujuria el profesor, quitando la corbata del pelirosa y desabrochando la blanca camisa. Se besaron violentamente, haciendo una guerra con sus lenguas y produciendo dulces sonidos de agitación. Se desesperaban tanto por estar juntos que parecía no satisfacer ese contacto. Yuki empujó bruscamente a Shuichi, sentándolo en la silla y rápidamente bajando a su entrepierna. Desabotonó el pantalón y bajó delicadamente los boxers negros, quedando con la semi erección frente suyo, lista para disfrutarse. Rozó con sus dedos el miembro, luego con su lengua, incitándolo a que se endurezca del todo hasta dolerle. Subió hasta los pezones, uno de los mayores puntos débiles del rosado, y comenzó a morderlos y a succionarlos hasta dejarlos rojizos.

 

-Ay si, Yuki-sensei… me encanta que haga eso…mmm… -decía agitadamente Shuichi, tratando a su koi de “usted”, y esto le agradaba al mayor. Para entonces el pene del pequeño ya estaba recto y duro, lo que encantó a Yuki. Sin pensarlo dos veces, se metió entero el palpitante sexo de su uke en la boca, ahora chupándolo y mordiéndolo. Y como era normal en Shuichi, rápidamente se derramó en la boca de su koi, sin control alguno.

 

-Ah Sensei… es usted increíble… -susurró lamiéndose los dedos lascivamente, ante tal imagen Yuki se desesperó aún más y velozmente subió a Shuichi al escritorio, lo colocó en cuatro y tomó la varilla con la que señalaba el pizarrón. El pequeño no se percató de ello, por lo que no dijo nada, sólo se abrió más de piernas, rogando con su mirada que Yuki entre en él. El rubio se desnudó lentamente, al fin liberando su propia erección, tan dura y punzante- mmm… se ve deliciosa, quiero comer -se relamió Shuichi, abandonando su posición y arrojándose a la cintura del escritor, al cual estimuló con sus manos y su boca. Los gemidos de Yuki se presentaron, tan sensuales y varoniles, mientras sujetaba la cabeza rosada del chico, tirando duramente del cabello y marcando los movimientos que debía realizar. Pronto la boca de Shindou se vio inundada del semen del escritor, el cual tragó y saboreó con ansías.

 

-Ahora si sensei… -susurró el cantante volviendo a su antigua posición. Yuki empezó a estimularse, para poder entrar en Shuichi; pero primeramente, tomó la varilla y la introdujo repentinamente en la estrecha entrada. El pequeño miró extrañado, no sintió dolor ni nada, pero una ola de placer lo invadió cuando esa varilla tocó ese lugar fuente de éxtasis, tocaba tantas veces ese punto que Shuichi acabó en otro orgasmo, repleto de goce y cosquillas. Al haber acabado nuevamente su koibito, el seme aprovechó para entrar en él, y lo hizo de una manera violenta y súbita.

 

-Ahhh… sensei… despacio… ahhhh - y los gemidos se mostraron incontrolables y sofocantes. Las embestidas de Eiri eran fuertes y salvajes, por lo que Shuichi tuvo que agarrarse de los bordes de la mesa para no golpearse. Yuki tomó nuevamente la varilla y con ella empezó a golpear la espalda del menor, al igual que su trasero. Esto produjo mucho más placer en el joven, no creyó que el dolor le fuera a ser tan delicioso.

 

-¡¡Sigue!! Golpéame más… ¡¡Que delicia sensei!! ¡¡¡Quiero más y máaaas!!!-gritaba sin parar, a pesar de que tenía lágrimas en los ojos. El dolor se le presentaba como un deleite, los golpes con la varilla en su cuerpo, las embestidas crueles de Yuki, las palabras que le pronunciaba al oído. Y al notar que esto le agradaba, notó  que ya no era el niño inocentón que solía ser aún estando con Yuki, ¡ahora le agradaba los golpes! Así como también que le tirara del cabello con rudeza, o le muerda a veces en vez de darle besos… se comenzaba a asustar, se estaba haciendo un pervertido masoquista, peor aún teniendo como pareja a un hombre sádico que le gustaba que le rogasen por que se detenga. Pero sus pensamientos efímeros desaparecieron cuando un temblor desconocido para él se apoderó de todo su cuerpo, dio un grito como nunca y cayó exhausto sobre la mesa, chorreando gran cantidad se semen por su entrada. Yuki lo volteó, mirando su rostro llenó de placer y felicidad.

 

-A… asombroso… fue maravilloso… -dijo aún entre gemidos, tratando de recobrar el aire- jamás había tenido… esta sensación…

 

-Es por que te volviste un masoquista… te encanta que te golpee -rió el rubio, besando el vientre delicado de Shuichi- lo haré más seguido si estos van a ser los resultados.

 

-No seas pervertido -rezongó el menor, abrazando por el cuello al escritor- pero me fascinó en verdad… tu puedes hacer lo que quieras conmigo -le susurró finalmente, lamiendo su cuello- y eso es porque te amo.

 

-También yo, neko-chan -le dijo abrazándolo y besando nuevamente esos labios que le sabían a gloria- ahora debemos volver a casa, nuestro tiempo en la escuela ya acabó -Shuichi miró con pena al novelista- hum… ¿no te dije que sería interesante?… ¿y que lo disfrutarías?

 

-Eso ya no importa… para algo están las clases particulares.

 

Notas finales:

bue... de nuevo, espero q les haya gustado y disfrutado ^^

 

beshitos de miel na no da!


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