Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Encuentro Nocturno por Miya_0322

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pues nada ^^ Espero que les guste.

PV de Virgo
    Estamos todos sentados frente a la mesa en el Salón Principal, catorce hombres escuchando las palabras de una niña que es nuestra diosa. Abro mis ojos y observo la situación, solo para percatarme de que aprietas tus puños con fuerza en tus piernas, al escuchar la sugerencia que nos acaban de hacer:
    - Podrían ir a Japón… -dice ella- Quedarse en la mansión, y tratar de conocer lo que hay fuera del Santuario… No me gustaría que sigan luchando...
    Veo como tu hermano, sentado al lado de Camus observa tu rostro. Yo puedo verte en la totalidad, porque estás sentado a mi lado, y desde que volvimos a la vida y -por algún acto de misericordia divina- y olvidamos la vacuidad a la que fuimos sometidos en esa estatua, me he quedado en tu templo, ya que el mío está casi en su totalidad destruido.
    - Con su permiso, mi diosa… -dices al fin, mientras Aioros te mira con los ojos abiertos a más no poder: él aún te ve como el crío que eras- No deseo desobedecer su voluntad y si nos ordena que nos vayamos me iré, pero no me gustaría abandonar este lugar… Es la prisión que nos hizo prepararnos para luchar constantemente, pero al mismo tiempo es el hogar que conozco, donde me enseñaron a confiar en mis amigos, donde están los recuerdos tristes… pero al mismo tiempo las mejores alegrías, las antiguas travesuras de infantes…
    Nunca dejas ver tus emociones, Leo ¿Por qué ahora? ¿Por qué recordando la guerra contra los titanes? Levanto mi mirada, y veo varias clavadas en la tuya, que refulge esmeraldina ante las demás.
    - Es cierto que no vivimos una niñez ni una vida común, y a pesar de los malos recuerdos que pueda haber, de lo que pasamos en la última guerra, hay también demasiadas alegrías… -hablas con una madurez y formalidad que pocas veces muestras- Me gustaría conocer otros lugares, y si mi diosa me dice que lo mejor será irnos, yo lo haré, aunque se que algún día las batallas vuelvan, y debamos volver a luchar lo haré, porque es lo que quiero hacer… éste es mi hogar…
    Miro de reojo a la señorita Saori, y veo que ella no responde nada.
    - Con su permiso… -dices, y luego con un gesto saludas a todos para irte, Aioros te sigue con la mirada, pero Camus lo detiene colocando una mano sobre su brazo, y negando con la cabeza.
    - Se que no soy el más adecuado para opinar, puesto que hice pasar por muchas cosas no muy deseables a los aquí presentes… -dice Saga, y ahora todos lo observan, incluyéndome- Pero opino igual que él. A pesar de lo que haya pasado, éste es nuestro hogar, y aquí podemos ser felices… Si nuestra diosa nos lo pide -nos lo impone, pienso para mí- yo aceptaré irme, pero creo que éste es el mejor lugar, porque sabemos que tarde o temprano las batallas volverán, y estaremos dispuestos a enfrentarlas porque así lo queremos, no porque sea una imposición…
    - Mi diosa… -agrega Milo- Esto también lo vio en los Santos de Bronce… Infinidad de veces usted les deseó una vida normal, y trató de alejarlos de las batallas, pero este camino nosotros lo elegimos por voluntad… Somos amigos, quizás una familia extraña, pero es el modo de vivir que elegimos…
    - Somos jóvenes, pero igual podemos disfrutar aquí… -dijo Afrodita.
    La señorita Kido suspiró. Esas palabras ya las había escuchado una vez… Esas palabras, eran un reclamo… El anciano maestro, que se me hace extraño verlo más joven que yo, comenzó a hablar y termino apoyando las palabras que acababan de surgir: después de todo, podíamos ser felices en donde sea, mientras que siguiéramos juntos, como amigos. Esas fueron sus palabras, y terminaron por convencer a la diosa.


PV de Leo
    Ya pasaron dos semanas desde que volvimos y que nos permitieron quedarnos en el Santuario. Los soldados rasos están reconstruyendo los Templos, principalmente Aries, Cáncer y Virgo que fueron los más destruidos de todos, y es por eso que tú te estas quedando en mi templo.
    Intento desperezarme en el sofá -ya que me he negado a dejarte dormir aquí, y lo haces en mi cama- pero el lugar es muy angosto, y termino sentado mientras me desacomodo los rulos castaños con una mano, y sostengo la sábana con la izquierda. Tras un bostezo, pues aún es de noche, decido que lo mejor será ir a ducharme para despejarme, ya que mi mente está inquieta.
    Si… No puedo dejar de pensar… en ti, Shaka.
    Entro sin hacer ruido a la habitación y veo que todo está a oscuras, ni siquiera el reflejo de la luna que atraviesa la ventana ilumina el lugar. Intento sentir tu cosmos pero no lo encuentro: seguramente te fuiste a meditar a algún lado, pues dices que en mi templo no hay lugar.
    Agradezco a los dioses que conozco el lugar y a hurtadillas, pues aún no se si te has ido a meditar o si estás por aquí, saco una toalla, y envuelvo mi cintura con eso, para luego quitarme el boxer, y dejarlo en el canasto que tengo afuera del baño.
    Tomo el picaporte de la puerta del baño, y entro casi sin mirar mientras trato de no hacer barullo. Giro levemente -y casi de forma maquinal- al abrir la puerta, y rozo mis dedos con la perilla de la luz para encenderla. Inmediatamente levanto la vista y… y…
    Te ví.
    Estabas con tu mano derecha apoyada en la mampara que oficiaba de cortina de la ducha, y con una toalla escueta en la cadera, que sostenías con tu mano izquierda. Tenías el cabello mojado en la totalidad, lo que le daba un tono más dorado aún, y los ojos abiertos, mientras me mirabas fijamente.
    ¿Me pareció que te sonrojaste?
    ¿Habrá sido mi imaginación?
    No me contuve ni un solo segundo en mirar tus piernas tan bien formadas, tu torso de piel blanquecina y seguramente sedosa. Que contraste que eres respecto a mí. Incluso en la fisonomía somos opuestos totalmente.
    Veo tu boca entreabierta, y mil pensamientos pasan por mi mente… Incluso el recuerdo de aquella vez, cuando sentía tus manos sosteniendo mi cuerpo, y mi rostro respirando el aroma de tu cuello cuando, luego de luchar contra Coios, saliste a defenderme.
    Siento que mi piel se eriza levemente al recordar aquella sensación, y doy media vuelta hacia la puerta del baño que sigue abierta, y escucho tu voz.
    - Aioria… -murmuras, e intentas retenerme por la muñeca, pero yo me suelto con facilidad. Dioses, tus manos son tan delicadas.
    Camino con pesadez hacia la puerta, y al asomarme, veo que es de noche, y que al correrse las nubes, la luna ha comenzado a bañar con su luz mi habitación. Siento que das un paso hacia mí, pero te detienes en seco.
    ¿Será que quieres que me quede?
    Suspiro profundamente, y doy un paso hacia atrás, cerrando la puerta del baño y pasándole llave a la cerradura, para luego cerrar mis ojos y sonreir. Me doy vuelta lentamente, y te vuelvo a ver, sosteniendo la toalla a tu cadera, al igual que hago con la mía.
    Vuelves a intentar decir mi nombre, pero aprovecho la apertura que tus labios hacen, para tomarte por la nuca, y rozar mi boca con la tuya, en eso que deseé hacer desde hace ya tanto tiempo. Me entretengo apresando tu labio inferior con los míos, cuando siento tus manos recorrer mi espalda.
    ¿Shaka… tú también?
    Me separo de ti mirándote a los ojos y haciéndote con la mirada todas las preguntas que pasan por mi mente, solo para ver que tus cielos celestes me miran con cariño, y que pasas tu mano derecha por mi mejilla… y me sonríes.
    Sí… me has dicho todo con esa sonrisa.
    Vuelvo a alejarme de ti hacia la puerta, y tu mirada se vuelve una incógnita, pero yo me limito a apagar la luz, y a volver para devorar tus labios y empujarte con cuidado dentro de la ducha, mientras corro la mampara.
    Después de todo… no necesitamos la luz…
Notas finales:

¡Muchas gracias a los que leen y dejan reviews!

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).