La academia Hansfield era un lugar acogedor y adecuado para los estudios de los adolescentes. Era una academia masculina con cierto prestigio en el sur de California, cosa difícil teniendo en cuenta el prestigio y el nivel que tienen las escuelas públicas. La academia constaba de tres edificios: La escuela donde se practicaban las clases, el dormitorio donde estaban los alumnos alojados todo el año y un pequeño edificio alejado donde se encontraban el gimnasio y una piscina cubierta donde se daban classes de natación y en los fines de semana se dejaba abierta a los alumnos.
Ese año yo entré en esa escuela. Tenía quince años y acababa de llegar a la ciudad, donde mis padres se habían mudado por motivos financieros. Eran buena gente, y me querían a pesar de los sustos que les había dado en la vida. Siempre he sido un chico problemático, estuviera donde estuviera, y demasiado orgullo por la edad que tenía… Yo lo sabía de sobras, pero nunca había podido controlarme.
Me llamo Joseph, y este año tengo previsto poder relacionar-me sin problemas en una nueva escuela. Soy alto, metro setenta y siete. Tengo los ojos azules y tengo el pelo negro como el carbón. Tengo una tez más bien pálida, y mi mayor posesión son mis manos. Grandes, con dedos largos y bien finas.
El primer dia que ingresé en la habitación que me pertenecía a partir de ese instante, me quedé boquiabierto. En cierto modo, empezaba a entender el cierto prestigio que tenia la institución. Era una habitación espaciosa, con un balcón en dirección al campo de hierba que se extendía al lado del edificio. Había dos camas, con sus respectivas mesillas de noche, las dos en el lado derecho de la habitación, en paralelo al balcón. Los armarios estaban al lado de cada cama (o sea, detrás de la puerta y al lado del balcón). En el lado izquierdo había dos mesas de estudio con tres cajones cada una y una luz pequeña encima de cada mesa. El baño estaba al final del pasillo, tan solo a tres habitaciones de la suya, ya que cada lado de la planta tenía diez habitaciones. Mi compañero aún no había llegado, así que elegí una cama (la del lado del balcón) y empezé a ordenar mis cosas. Cuando empezaba a colocar la ropa interior en los cajones del armario, la puerta se abrió y apareció un chico muy alto, parecía que hacia metro ochenta pelirrojo y con los ojos oscuros. Bastante guapo, por no decir muy. Me saludó y yo le correspondí.
- Hola, soy Jack. Encantado de conocerte…
- Hola, yo soy Joseph. Soy nuevo este año, en la ciudad y en la academia. Encantado de conocerte- dije nervioso- Si no te importa, he elegido cama…
- ¡Oh, no!, tranquilo. Tengo cierto pánico a las alturas y el balcón tampoco me apasiona…
- Entonces me alegro- dije- de que no pase nada, no de que tengas vertigo…
- ¡Hahaha!, tranquilo hombre, que ya me lo suponía…Voy poniendo todas mis cosas en el armario, ¿de acuerdo?. Después si quieres te puedo enseñar la escuela y presentar-te a algunos chicos. Quizás no son las mejores personas que conocerás en tu vida, pero son buena gente. A mi me caen muy bien…
- ¿De verdad?, grácias… lo cierto es que estoy un poco pez en ambientes nuevos. Por cierto, sabes a que hora cenamos?
- A las diez tienes que estar en el comedor- dijo pausadamente.
Después me giré y continué poniendo mi ropa interior en su cajón. Suerte que había puesto ya los calzoncillos más llamativos ya en el fondo, si no, me hubiera muerto de vergüenza. Se veía muy simpático, y además guapo. Quien sabe si…
En ese momento noté que me estaba mirando, así que miré de reojo sin mirar demasiado y vi como me miraba descaradamente el culo… esto se ponía interesante. Yo venía dispuesto a sobrevivir a otro año, pero por lo visto, podría intentar aprovechar-lo.