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Chocolate kiss (MxN) por Mimiko Chan

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Chocolate kiss (Near x Mello)

 

Todos los domingos después de clase, a los niños del Wammys House se nos entregaba un chocolate. Ésta era la segunda delicia del día, puesto que la primera llegaba luego del chocolate… O por lo menos para mí.

 

En ése entonces yo era muy ingenuo, por lo que ahora no me sorprende que Mello se aprovechara de mí.

Recuerdo una vez, un lindo domingo en el que Mello logró lo que quiso.

 

Él estaba en nuestro cuarto, comiendo el chocolate que Roger siempre nos daba. Lo recuerdo claramente mirando por la ventana, pensativo.

Yo entré lentamente, pero la puerta me traicionó y chirrió. Como todos los domingos.

 

-¡Near! –me llamó. –Ven aquí, Near… -volvió a repetir con sus grandes ojos fijos en mi tableta de chocolate.

-¿Si, Mello? –yo me acerqué, como solía hacerlo todos los domingos, siguiendo el juego de mi amigo.

-¿Te comerás ése chocolate? –dijo sonriente, y sin esperar mi respuesta, me lo sacó de la mano.

-Se te picarán todas las muelas, Mello.

-Te preocupas demasiado –dijo observando la tableta que me arrebató.

 

Ambos estábamos solos en el cuarto, y bajé la mirada. Realmente me sentí un poco utilizado, porque todos los domingos él hacía lo mismo. De pronto, la puerta volvió a abrirse y Roger asomó su nariz.

 

-Chicos, yo………Mello, ¿tomaste su chocolate otra vez? –preguntó molesto, mirándonos de ésa forma… Tan atemorizante.

-No, yo se lo di porque no lo quería –le dije.

-Near, no trates de proteger a Mello. Sabes que su comportamiento es incorrecto.

-Pero… Pero es verdad –volví a decirle. Jugar al mismo juego todas las semanas me había echo ya creer en mi papel de inocencia.

 

-Es verdad, Roger… él me dio su tableta porque no la quería

-Nunca aprenderás, Mello. La semana que viene no te daré tu chocolate –dijo severamente. Nos dirigió una mirada de advertencia y salió. Probablemente, al igual que a mí, por la espalda de Mello pasó un pequeño escalofrío, porque sus manos temblaron levemente, haciendo sonar el envoltorio de la chocolatina.

 

Y con su mirada fija en su chocolate me dijo indiferente:

-No fue necesario que hicieras lo que hiciste, Near…

-Mello, yo no quiero que Roger te haga mala fama… Pero todas las semanas nos descubre cuando te voy a dar mi tableta

 

Él se quedó pensativo, como todos los domingos. Esto se había ya en un ritual para nosotros… Que yo se que ambos disfrutábamos.

Caminé hacia él y lo llamé con unos suaves golpes en el hombro, con lo que volteó a verme.

 

-Mello, dame las gracias –le exigí. Ya la respuesta era muy conocida por ambos.

 

Aquellos ojos oscuros ya habían cambiado su forma de mirarme, ya podía reconocerlos. Antes eran prepotentes y caprichosos… pero ahora lucían tan cariñosos y alegres, que no me resistí y bañé mis mejillas de rojo.

Él empezó a acercar cada vez más su rostro, acortando la distancia entre nuestros labios.

 

Todos los domingos sucedía lo mismo. Yo le daba a Mello mi chocolate, y él me daba un beso. El domingo era mi día favorito, porque me tocaba la delicia que tanto esperaba en la semana… Porque los besos de Mello… Son más dulces que el chocolate.

 

-Near………Near……-Me decía siempre. Jamás había deseado tanto un día cómo deseaba los domingos. No quería que se acabara nunca… Yo jugaba con sus dorados cabellos, y él me abrazaba fuertemente. Era el único día en el que yo me sentía feliz, porque podía expresar lo que sentía por él.

 

Ya podía sentir que la pasión recorría mis venas. Con mis manos puestas en sus mejillas, apreté suavemente para abrir un poco su boca. Mi lengua nadaba en su boca, chocaban, se disfrutaban y se deseaban… Hasta que……

 

-¡Near! ¿Cuántas veces tendré que repetírtelo? ¡Que no me metas la lengua! –me soltó rápidamente, y un fuerte golpe fue dirigido a mi frente, con lo que me caí al suelo.

-¿No te cansarás nunca de golpearme, verdad? –le pregunté. Me levanté y limpié mi ropa, que se había manchado con el polvo.

-Sabes que ése tipo de beso sale dos chocolatinas… Siempre terminas haciendo lo que se te viene a la gana… No importa, te cobraré por esto la semana que viene –Se metió la mano en el bolsillo y sacó la tableta que yo le di… el símbolo de nuestro amor.

 

Por suerte, ahora me alegro de haber sido tan ingenuo… Porque me di cuenta de que el beso es una promesa que solo nosotros dos compartimos…

 

Fin……...?


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