Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Premonición De Muerte por Miya_0322

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Mi primer fic de Death Note! Espero que les guste, que todavía lo estoy escribiendo, así que publicaré de a partes.

Disclaimer: lo de siempre, los personajes no me pertenecen, y demás... la idea retorcida, y la mala narración, sí. :P

Me encantaría que dejaran reviews, prometo responderlas a todas.

Notas del capitulo:

Estaba yo estudiando para un gran final para la universidad, y de pronto se me vino esta idea a la mente... así que sin dudarlo, me lancé a escribir en el primer rato libre que encontré.

 Se trata de un POV en segunda persona... al menos este cap. Siempre tuve deseos de escribir de esta forma, y ahora me desquito en este capítulo.

No es muy largo, no es mi estilo de hacer caps largos, pero prometo continuarlo, si lo leen y me dejan reviews. Prometo hacer un lemon decente... quizás dos... o tres... *le sangra la nariz* En serio...

Los dejo que lean. 

 

            Estabas helado. Con el rostro inclinado hacia delante, y tus ojos desprovistos de cualquier tipo de gafas, tus labios no habían sido lo suficientemente fuertes para apretar entre ellos el cigarro, que ahora humeaba desde el piso, mientras se apagaba lentamente.

            Palmaste con la mano derecha el desvencijado sofá, y luego te fregaste los ojos casi desesperado, para darte cuenta de que estabas en el mundo real. ¿Pero Mello? Casi sin pensarlo, o tal vez pensándolo intensamente, te levantaste y fuiste hacia la que antes era tu habitación, para abrir un poco la puerta, y ver que él se encontraba durmiendo tranquilo.

            Suspiraste. Quizás el haber visto su pecho subiendo y bajando al compás de la suave respiración, te hizo tranquilizarte, siendo conciente de que él aún seguía vivo.

            Sí… seguían vivos.

            Retomaste tu posición en el sofá, y deslizándote hacia el baño, comenzaste a dejar un rastro de ropas en tu andar, para finalmente abrir el agua caliente de la ducha, y soltarla de lleno sobre tu cabello. Necesitabas despejarte… o al menos, poder analizar lo que acababa de pasar. Volviste tu cabeza hacia atrás, mientras cerrabas tus ojos y así, sintiendo el agua golpear tibiamente tu rostro, comenzaste a recordar.

            La noche anterior, te habías acostado tarde tras prácticamente obligar a Mello a que descansase, ya que llevaba dos días sin dormir. No es que tu estuvieras contando, tú solo vez los unos y los ceros de las computadoras, pero si se trata del rubio, todo tu mundo se distorsiona.

            Y así fue que terminaste durmiéndote en el sofá, ya que una vez más él se apoderó de la que antes era tu cama. Ya perdiste la cuenta de cuantos cigarrillos fumaste, o cuantos niveles de tu juego pasaste, antes de que el cansancio te venciera, y tus ojos se cerraran.

            Pero los volviste a abrir… y no pudiste distinguir de si se trataba de una realidad o un sueño. Sólo sentías que el olor a chocolate de Mello, y el sabor de la nicotina en tus labios era demasiado real.

            Esa noche, fuiste testigo de una llamada de Lidner que destruyó tu mundo. Lo único que viste y escuchaste, ya que estabas escondido tras la puerta del dormitorio, fue a Mello sentado hablando por teléfono con esa rubia a quien no soportas, mientras repetía una y otra vez “soy el único que puede hacerlo”.

            Y eso fue el detonante. Como siempre, lo seguiste hasta el infierno mismo, y ambos terminaron muertos. Pero tú continuaste viendo todo, y fuiste testigo de un Near que capturó a Kira, recordando cuanto Mello lo había ayudado. “Nosotros no somos tan capaces como L” sus palabras se grabaron con fuego en tus sentidos. “Pero juntos podemos alcanzar a L”.

            Y Kira enloqueció. Terminó muerto…

            Lo siguiente que viste fueron tus manos agitarse, y terminaste sentado en el sofá, con el cigarrillo humeando en el suelo, y la mente ida en lo que acababas de soñar.

            Saliste de la ducha atándote una toalla en la cintura, y te vestiste rápido. Durante todo ese “sueño” –como habías decidido a llamarle- lo único productivo que habías hecho, había sido fijarte a cada instante la hora, y la fecha. Cuando estuviste afuera, buscaste como loco tu celular, y te fijaste la hora. Aún faltaban diez minutos para que Mello saliera de la habitación, y empezara a los gritos, así que te tiraste nuevamente en el sofá, y pretendiste estar dormido.

            Ahí fue cuando tomaste la decisión que iba a cambiar tu vida y la de él: si Mello llegaba y comenzaba a zarandarte, y luego te decía textualmente la frase que había dicho en tu seño… sólo entonces… intentarías detener esa locura de plan que iba a llevar a cabo, despertándolos a la muerte a ambos.

            No es que a ti te molestara morir, y menos sabiendo que lo hacías por él, pero no querías -ni quieres- que algo malo le pase a él… porque ese realmente sería tu fin. Aún si tú ya estás muerto.

            Estabas sumido en tu pensamiento, tratando de mantener la postura, cuando la puerta se abrió de un portazo, y Mello entró en la habitación con su chaqueta de cuero desprendida, y el cabello revuelto. Pasó a tu lado y pareció ignorarte, pero luego volteó hacia donde tú estabas y, colocando su rodilla izquierda en un espacio libre que habías dejado entre tus piernas, comenzó a zarandearte para despertarte.

            - ¡Despierta, Matt! –su voz grave erizó todo tu cuerpo- ¡Te dije que dejaras esa maldita consola de lado! –las palabras… eran textuales.

            Abriste tus ojos y sin perder tiempo te abalanzaste sobre él, enroscando tus brazos en su cuello, haciendo que ambos perdieran el equilibrio, y cayeran al suelo, contigo abajo que permanecías sin soltar tu agarre.

            Terminaste de espaldas contra el suelo, las piernas de Mello al lado de tus caderas, y sus brazos al lado de tu pecho, mientras se sostenía a gatas arriba tuyo, ya que no atinaste en ningún momento a soltarte de su cuello. La fragancia a chocolate que despedía te estaba enloqueciendo… esa pose era lo que siempre quisiste…

            …y lo que siempre callaste…

            Apretaste tus ojos fuertemente, porque estabas seguro de que él te gritaría, pero lejos de hacer eso, sentiste como bajaba sus caderas para sentarse sobre tu abdomen, mientras su voz continuaba grave y serena.

            - ¿Qué diablos te pasa?

            Sí. Era una locura, pero lo ibas a intentar: si podías morir por él, también podías hacer algo para salvarlo. Te incorporaste con lentitud, y sus rostros quedaron demasiado cerca, pero tú te negaste a mostrar la debilidad que sentías cuando estabas en sus cercanías.

            - Te voy a decir algo, y por más loco que suene, necesito que me creas… -tu voz sonaba firme y segura, pero sus ojos de témpano no se inmutaron- En dos minutos comienza a llover torrencialmente…

            - ¿Qué? –sin despegarse de tu cuerpo, seguía arrodillado sobre tu abdomen, y te habías acodado en el suelo, por lo que el acercó su rostro al tuyo, pero le sostuviste la mirada- ¿Ahora eres meteorólogo?

            - Confía en mí… Si en dos minutos no comienza a llover, puedes considerarme un loco e ignorarme si así lo deseas.

            Se quedaron en silencio. Los segundos parecían eternos, y tú te empeñabas en sostenerle la mirada, sin desviar tus ojos hacia sus labios, que siempre te parecieron tan tentadores.

            Poco a poco el cielo comenzó a nublarse, y muy pronto una tormenta atroz comenzó a cubrir la ciudad. Se bajó la tensión, y las luces perdieron la intensidad, para luego retomarla.

            - ¿Cómo supiste eso? –preguntó elevando el tono de voz- ¡Me acabo de fijar en el pronóstico, y decía que estaría soleado!

            - Tuve un sueño… -replicaste- Más bien… una premonición…

            - Ajá…

            - Es verdad…

            - Por supuesto…

            Comenzó a levantarse y tú también te paraste, para tomarlo de la muñeca y obligarlo a voltearse, justo en el instante en que él intentaba irse hacia donde había dejado las barras de chocolate.

            - ¡No es una broma! –gritaste, y el gesto de preocupación que hiciste, pero más el tono de voz que empleaste, fue lo que hizo que te mirara con la duda marcada en sus ojos.

            - ¿Y que quieres que haga?

            - En dos horas, va a sonar el teléfono, y va a ser Hall Lidner quien te llame para contarte de un plan… -comenzaste a explicar, mientras el te observaba fijamente- Te dirá que Near tiene una forma de encerrar a Kira y demostrar su identidad, pero que necesita a Takada fuera de la ecuación… -tus ojos chocaron con los de Mello, pero tu voz no titubeó- Cuando cortes la comunicación, vas a saber que eres el único que puede hacerlo…

            - ¿Tú como lo sabes? –preguntó- Seguro que hablaste con ella, no me mientas… he visto como la miras… -su voz sonaba extraña, y su ceño se frunció.

            - No lo hice… -respondiste seguro- Pregúntale cuando te llame… Sólo te digo que si seguimos el plan que vas a idear… Ambos vamos a morir.

            Por alguna razón su cuerpo se tensó, y Mello volteó el rostro, cubriendo sus facciones con su sedoso cabello dorado, que tanto te gusta. No alcanzaste a ver su gesto, pero te diste cuenta que algo lo perturbó.

            - ¿Tanto te preocupa morir? -dijo- Si es por eso, yo puedo hacerlo solo… No te necesito… Después de todo, tú no tienes porqué involucrarte en esto, es mi venganza por lo que le hicieron a L, y además…

            No alcanzó a continuar hablando, porque tú lo tomaste por los brazos y lo acorralaste contra la pared, obligándolo a verte a los ojos. Ahora tú tenías la fiereza marcada en tus esmeraldas, y la fuerza en tus manos deteniéndolo.

            - Sabes muy bien que no es así… -dijiste entre dientes- Te seguiría hasta el mismo infierno y tú lo sabes, pero yo…

            Tu voz se quebró antes de que pudieras decir algo más, y las lágrimas rebalsaron tus ojos, así que inclinaste tu rostro para cubrir esas húmedas delatoras con tus cabellos rojizos. Sin darte cuenta aflojaste la presión sobre sus brazos, y recargaste su frente en su hombro, permitiéndole sentir tus frías lágrimas sobre su cuello.

            - Yo… no quiero que tú mueras, Mello… -susurraste- Sin importarme si yo muero, o si me atrapan y me torturan… No quiero que te pase nada… -soltaste tus brazos y los dejaste caer al lado de tu cuerpo, sin despegar la frente de su hombro- ¡Maldición, Mello! ¡Hubiera deseado estar en la explosión que causaste para recibir yo las heridas, y que tú estuvieras bien, porque no puedo soportar el haberte visto así, sabiendo que lo único que pude hacer por ti, fue curarte las heridas!

            - Matt… -comenzó a hablar pero tu colocaste tu índice sobre sus labios y lo mantuviste en silencio.

            - Calla… -tus dedos se movieron instintivamente acariciando sus labios- En una hora y media te llamará Lidner… pregúntale si yo me pude enterar de alguna forma… y verás que tengo razón…

            Sin decir más nada, te separaste sin mirarlo, y te fuiste a encerrarte en la habitación. Habías perdido el control y habías hablado por demás. Ahora, mientras los recuerdos de cuando rescataste a Mello rondaban por tu mente, rogabas que esa rubia oxigenada lo llamara, y que él se decidiera a hacerte caso.

            - Por favor… Mello…

Notas finales:

¡Esto es todo! Espero actualizar pronto, y me encantaría que me dejen reviews así me inspiran a seguir con la historia.

 ¡Saludos!

 

 

  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).