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Dos años por Ojaji

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– ¡Ah! – Gimió de una forma que casi se tronaba los dientes – ¡Derek!... –

Podía ver su pecho subir y bajar, sentía su corazón latiendo descontroladamente. Tenía que morderse la lengua para no gemir, apenas un par se le escapaban, y es que… debía mantener esa apariencia de que incluso en el peor momento el era el macho activo, el que hacía gemir al otro con fuerza, que lo hacía suplicar en su nombre.

– Jay… por favor… – jadeaba el rubio – No lo aguanto más –

Vio como éste dejaba su erección. Después se giraba, colocándose en una pose cómoda, alzando las caderas, masturbándose suave, relamiéndose y mirándole suplicante con esos ojitos verdes.

Ni siquiera podía articular palabra, cualquier bobería saltaba de su boca – Derek – fue lo único que dijo bien y completo.

…El golpe fue duro contra el respaldo de la cama, había sido un sueño… uno muy bueno, pero sueño al fin.

– ¿Qué… a ti también te gustó? – Dijo levantando las sábanas, mirando el desastre en su entrepierna. Miró hacia un lado, podía apreciar la melena rubia junto a él, apenas saliendo de entre las cobijas. Se rascó la cabeza mientras caminaba al baño, pudo apreciar la cola del gato angora rozando sus piernas.

– ¿Tienes hambre? – Le habló al gato, como si pudiera entenderle…

Apenas se miró al espejo, y con suerte tiró de la cadena del inodoro. Se colocó ropa interior, y caminó a la cocina, el gato esperaba ya frente a su plato.
En la radio escuchaba algo apenas, por el sueño sus oídos aún no reaccionaban muy bien.

– El sueño… –
Se quedó quieto, recordando eso. Hasta que escuchó el maullido desesperado del gato como diciéndole que dejara de babear, que le pusiera la comida en el plato, y se fuera.

– Qué humor… – murmuró, girándose a la puerta de la habitación – Derek… Derek, despierta –

La cabellera se escondió bajo la almohada, mientras que debajo de la cama aparecía un gran perro de apariencia tonta, se subió a la cama junto al chico que aún dormía, al otro no parecía importarle mucho.

– ¡Derek, le pasó algo a tu gato! –

El chico que dormía se levantó de un soplo, corriendo apresuradamente para abrazar a su mascota.

– ¿Qué?, ¿Dónde? – Preguntaba, revisando incesantemente al gato – ¡Dios, Jay!... ¡No tiene nada! –
No tenía un mejor aspecto que el otro. Todo despeinado, con lagañas en los ojos. Aunque él si usaba ropa para dormir, un pantalón corto.
– ¿Sabes que te ves lindo apenas y te despiertas? – se burló.

El “adulado” frunció el ceño, mirándole molesto. No es que tuviera mal humor por las mañanas, sólo que no le gustaban ése tipo de bromas con su gato.

– Ven, Brutus, ven… – llamó al perro. Un boxer con las orejas caídas, completamente blanco, apenas con una cola. Acudió a Derek, bostezando. – Ven niño, ven por tu comida –

De la nevera sacó un trozo de jamón, se acercó al otro y la metió bajo su ropa interior.

– ¡¿Qué crees que haces?! ¡Está fría! – Dijo dando un brinco, no sólo por la temperatura; también por la nariz del perro, que se colocó entre sus piernas. Olfateando, resoplando y dando mordisquitos intentando agarrar la rebanada. Antes de que algo ocurriera, Jay alcanzó a sacarla de ahí y dársela al perro... le babeó la mano… iba a decir algo, pero mejor se lo guardó.
Miró a Derek cómo caminaba todo aniñado a la cama. ¿Hacía cuanto estaban así?... ¿dos años, quizás? No lo perdió de vista ni cuando se metió a la cama de nuevo… tenía el cuerpo normal de un estudiante de 21 años, delgado, sin parecer chica; pelo medio largo, el flequillo apenas le pasaba un poco por los ojos.
Suspiró mientras encendía la cafetera y caminaba a la ducha... pero antes hizo una escala en la habitación.

– ¿No irás a la universidad? – dijo asomando apenas sus ojos entre las sabanas. Sus orbes de un color dorado opaco se fijaron sobre las otras de color verde.

– No… tengo sueño… además, no tengo nada importante hoy… –

Negó con la cabeza, girando al mismo tiempo los ojos. –Nada de eso, vamos… faltarás un día que podamos los dos –

Le sacó de la cama, no importándole sus berrinches. Le parecía tierna esa parte de él... pero había veces que en serio no podía soportarlo…
Caminó a la ducha tirándole del brazo, preparó el agua, lo desvistió y lo puso bajo el agua.

– Lávate detrás de las orejas… prepararé el desayuno mientras –

Y así lo hizo. Al salir, Derek ya tenía su desayuno listo sobre la mesa. El perro comía sus croquetas junto al mañoso gato…
Jay le besó en la mejilla antes de irse a meter a la ducha, algo rápido… no era la gran cosa. Se vistió y terminó de tomar su desayuno junto al chico.

Hizo un ruido con los labios y se quedó mirando a Derek – Aún es temprano... sacaré a Brutus a darse una vuelta… ¿vienes? –

El otro asintió, se llevó un par de galletas para el perro en el bolsillo y caminó junto a ellos.
No muy lejos había un parque, a esa hora no había mucha gente… podían ser una pareja normal, besarse suave, suspirar, abrazarse y decirse cuanto se querían sin que nadie les mirara raro.
Miraron el reloj… ya era hora de volver, el perro caminaba torpe dando trotes junto a la pareja. Se sacudió antes de entrar al apartamento de los chicos, ambos sólo entraron a sacar sus cosas y se fueron, y no volverían hasta dentro de unas horas.

Se separaron al llegar a la universidad. Uno estudiaba arquitectura... en cambio, Jay estudiaba derecho; no era el mejor de la clase, pero aprobaba todos sus ramos.
Era un día normal, cuando Claude se le acercó por detrás… pegándole un papel con un gran cero escrito en rojo sobre la espalda.

Jay le miró confundido – ¿Me explicas cuales tu idea? – levantó una ceja, curioso.

– Ah… uh… mon ami, no hace falta que trates de ocultarlo... todo el mundo lo sabe – rió exageradamente, dando a entender que se estaba burlando.

– ¿Saber?, ¿Saber qué? – le miró con los ojos entrecerrados, cada vez un poco más molesto.

– ¿No es obvio?... – dijo, mostrando sus dientes en una gran sonrisa – Lo de tu no-intimidad, no sexo… o sea... la gente de aquí: va, se tira a alguien y luego lo deja... pero tú… sigues intentándolo… incluso después de un poco más de… ¿dos años? – le dio una palmadita en la espalda que Jay no estuvo dispuesto a soportar – Nos vemos en el salón, Jay… –

Y ahí fue cuando quería morirse… ir al cielo, bajar al infierno, revivir solo para recriminárselo a su novio, y luego volver a morir para que no se burlaran de él.
Notas finales: dejen review haber que tal,mucho tiempo no escribia algo^^

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