Capitulo 5: Quiero vivir en un sueño asta el final
-¡¿Qué?!-Medio exclamo y medio pregunto Aizen desconcertado y asombrado.
-Que Gin renuncio-le dijo Ichigo con toda calma.
-¿Pero por qué?-pregunto Aizen. -¿Y tú que tienes que ver con esto?-le pregunto a Ichigo mirando a su hermano de medio lado sospechado que este había hecho algo.
Ichigo sonrió con cara de quien no rompe un plato.
-Pues nada solo le dije un par de verdades.-
-¿Que verdades?-pregunto Aizen receloso.
-Pues nada le dije que Hitsugaya aun está vivo. Ese niño tiene poco tiempo de vida, unas semanas, algunos meses, máximo un año con suerte según Hirako y Ukitake- dijo Ichigo con inocencia -le dije a Gin que no era mucho tiempo así que si pensaba dejarlo perder o pensaba aprovechar hasta el último segundo de vida que le quedara a Toshiro en este mundo.
Aizen entorno los ojos. Primero Grimmjow ahora Gin! su hermano pequeño lo dejaría sin anfitriones semes al paso que iba. Gruño pero se encogió de hombros, sabia que el amor hacia que uno hiciera cosas estúpidas, ya había perdido a Gin, igual que a la pantera.
-Tú siempre- reprendió a Ichigo pero no pudo decirle nada mas ante la sonrisa angelical de este, se limito a encogerse de hombros y suspirar.
***
Toshiro tendía la ropa cuando los ruidos de paso de alguien lo alertaron, no hizo mucho caso imaginando que sería Hirako Sensei su médico que seguro iba a asegurarse de que estuviera bien.
Toshiro era un niño solo, su madre había muerto cuando él nació, del mismo tumor que el tenia y que le había heredado, y su padre se había casado, echo otra vida, y se había olvidado de Toshiro solo manteniéndolo mandándole una fuerte suma de dinero todos los meses pero sin verlo siquiera, decía que no quería verlo morir como a su madre y sufrirlo de nuevo y siempre supo que su hijo estaba condenado a morir como lo estuvo su primera mujer.
Pero Toshiro se equivocaba por que esta vez no era Hirako sensei quien había entrado a su casa, sino más bien alguien a quien Shinji Hirako le había dejado sus llaves para que lo hiciera.
-Toshiro...-lo llamo al verlo en el patio tendiendo ropa con unos short una camiseta y un pañuelo para que el cabello no le estorbara en la cara.
Toshiro reconoció esa voz, era la voz que escuchaba todas las noches en sus sueños, la voz que lo hacia sonreír y le hacía sentirse seguro de que al final podía morir con una sonrisa en los labios. La ropa callo de sus manos directo a la canasta de nuevo y Hitsugaya se volteo. Quedo incrédulo al ver a Gin ahí parado frente a él, vestido con unos vaqueros negros y una polera azul.
-Gin...- susurro asombrado. Gin se apresuro hacia él y lo sostuvo al ver que estaba mareado.
-Lo siento no quise sobresaltarse- de disculpo preocupado. Toshiro sonrió.
-¿Qué haces aquí, es acaso un sueño? ¿Sensei te llamo?
-Ni lo uno ni lo otro, solo un joven estúpido pelos de naranja me hizo darme cuenta de algo.
-¿De qué?- pregunto Toshiro mirándolo encantado de estarlo viendo.
-Que prefiero vivir aunque sea una sola semana en el paraíso con el niño de nieve que amo a vivir toda una vida sin volverlo a ver en el infierno.
Una lagrima de emoción callo de los ojos de Hitsugaya al escucharlo.
-Pero eres un anfitrión, tú vendes sueños.
-No, ya no lo soy, ahora soy un hombre sin trabajo y sin hogar renuncie- sonrió Gin -me aceptarías a tu lado Toshiro. Me dejarías vivir un sueño contigo hasta el final. Me permites ser feliz a tu lado mientras la vida nos deje?- le pregunto acariciándole la mejilla.
Toshiro sonrió con emoción y recostó su mejilla de la mano que la acariciaba. Se sentía feliz, en paz, al pensar que pasaría su final con alguien, con alguien que lo amara, que hasta el final se sentiría amado.
-Eres bienvenido en mi casa a mi lado Gin- le aseguro con una sonrisa -te amo- rio el niño poniéndose de puntitas. Gin se inclino y lo beso.
-Yo también a ti pequeño- le respondió Gin.
-Siempre agradeceré a sensei cuando intervino para hacer mi sueño realidad, gracias a él te conocí y gracias a él ahora estamos juntos- sonrió Toshiro abrasándolo con fuerza.
-Hasta el final- le prometió Gin besándolo con todo el amor que sentía transportando al pequeño hasta el paraíso.
-Hasta el final- y esos ojos azules lo miraron con todo el amor del universo. Gin lo abraso con fuerza deseando que ese momento fuera eterno. Aunque algún día no muy lejano seria solo eterno en su corazón, por eso, haría todo lo posible para tener tantos recuerdos felices que pudiera atesorar uno diferente cada día del año junto a su pequeño niño de hielo.
Gin unió sus labios con los de Toshiro deseando que nunca llegara el inevitable final.
Fin