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Si tu no vuelves Song fic por Yageni

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Notas del fanfic:

Bien, primero déjenme decirles que no sé que saldrá de esto, solo que es una pareja de la que hace tiempo que quiero escribir y por fin se me ocurrió por donde abordarla, espero que me quede bien, que les guste, aunque es una pareja súper rara...

Se deslizo en su habitación con cuidado, como siempre, su corazón latía agitado, quizás un poco más de lo acostumbrado...
Se escabullo en su cama, por entre sus brazos, y comenzó a cubrir su cara con besos. El castaño empezó a despertarse...
-Hyoga- suspiró por las caricias prodigadas.
Miles de palabras de amor cruzaron las mentes de ambos pero ninguno dijo nada...
¿Por qué?
- Hyoga repitió buscando su boca. Se besaron con hambre, como si hubiera pasado un siglo desde su último encuentro. Seiya podía sentir las manos inquietas de su amante dentro de su ropa interior. La boca del ruso comenzó a bajar mordisqueando despacio y suave todo lo que se cruzaba en su camino...
-Dioses Hyoga - gimió Seiya al sentir como cisne introducía su duro miembro en su boca. Si no estaba despierto aquello seguro le había hecho abrir los ojos definitivamente.
En la oscuridad de la habitación Seiya había empezado respirar y jadear acompasadamente. Estaba por correrse de un momento a otro. Hyoga apresuro sus movimientos, quería sentir otra ves como el castaño se venia en su boca, repitiendo su nombre incontables veces.
-Hyoga- gimió el caballero del Pegaso- Hyoga - jadeo nuevamente, sintiendo como el clímax se acercaba- Hyoga- repitió, arqueando su espalda, inundando la boca de su amante, que no se daba por aludido, demasiado ocupado bebiendo su semen, procurando no dejar que se derramara ni una gota...
Ya mas despierto Seiya se arrojo sobre el rubio desplomándole sobre el estrecho colchón de una plaza, para luego echarse sobre él y devorar sus labios, subiendo la temperatura de su cuerpo. Sin más preámbulos dirigió a su entrepierna para empezar a provocarle jadeos y gemidos. La húmeda boca de Seiya subía y bajaba suave y velozmente, mientras los dedos del rubio se hundían en la sedosa y castaña cabellera. El intenso placer del orgasmo no tardo en invadir el cuerpo del rubio, quien con unos involuntarios y breves movimientos de cadera lleno la deseada boca de Seiya con su semilla.
Agitados se acomodaron como pudieron en la estrecha cama, hombro contra hombro.
-¿Es hora de que me vaya, no?- pregunto Seiya de pronto.
-Me temo que si- contesto el ruso.
Desde hacia ya más de dos meses Hyoga llegaba de su trabajo de vigilador nocturno y se ocupaba de despertarlo, y a veces algo más, bueno, casi siempre algo más...
El castaño se levanto y prendió la luz de su habitación. Empezó a dar vueltas, buscando algo que ponerse para salir al trabajo. Mientras tanto Hyoga le observaba fijamente, tenia algo que decirle pero por mas que lo pensaba no encontraba como.
Sin darse cuenta se quedo dormido; estaba tan cansado...
Seiya que ya había terminado de vestirse se acerco hasta el rubio. Se arrodillo junto a él, le quito unos mechones de cabello de la frente... se veía aun más hermoso cuando dormía...
Pronto se puso de pie, no fuera a ser que cometiera alguna tontería. Junto a la entrada de su habitación prendió el ventilador de techo y tras dedicarle una ultima mirada apago la luz y cerro la puerta tras de si...
Se marcho rumbo a la discográfica preguntándose a si mismo por que había aceptado aquella única y estupida regla de Hyoga.
Cuando llego había un par de cintas por revisar, todos candidatos nuevos o posibles nuevas estrellas del sello.
Entre todas las que escucho una le llamo poderosamente la atención, la llevo al estudio, la escucho, le hizo unos arreglos con su guitarra, era una canción triste pero seguramente iba a ser un éxito...
Hyoga se despertó tarde, preguntándose cuando se había quedado dormido y más importante aun, que hora seria. Se levanto y se vistió. En su habitación junto su ropa sucia y bajo al cuarto de lavado. Mientras ponía la ropa a lavar no podía dejar de pensar en lo tonto que había sido cuando tiempo atrás él y Seiya habían empezado a frecuentarse... ¿Cómo explicarle que ahora había cambiado de opinión, qué deseaba algo más de él, qué quería que fueran algo...?
Para colmo aun quedaba lo del viaje...
Cuando llego a la cocina se encontró con Shun, Saori y Shyriu.
-¡Hola Hyoga!, ¡que cara de preocupación traes!- comento el peliverde.
-¿Acaso no pudiste dormir bien?- pregunto Saori.
-No, no es eso, pero gracias por preguntar- contesto sacando jugo de la heladera.
-¿Ya hiciste las valijas?- inquirió Shun curioso.
-No, aun no- contesto Cisne suspirando, sirviéndose un vaso.
-¿Te vas de viaje?- pregunto esta ves Shyriu, ya que la pelimorada estaba ocupada comiendo unas galletas.
-Sí, pero es solo por unos días.
-Debe volver a su aldea en Siberia, ayer le llamaron desde allí, pidiéndole que vaya- agrego Shun, que había atendido la llamada.
-Si pero no debe ser nada importante, seguro que es solo una excusa para que vaya a visitarlos.
-¿Y cuando te marchas?- quiso saber Saori.
-Mañana
-¿Mañana?- repitió de pronto Seiya entrando en la cocina
-Uy, que silencio ¿Les sorprendí?- agrego sonriendo, dejando unas bolsas sobre la mesa.
-La verdad que si- contesto Shun acercándose a su amigo para curiosear lo que este traía.
Hyoga miro el reloj de la cocina. Las cinco de la tarde.
-Saliste antes ¿no?- comento Saori.
-Si, por eso y porque hoy descubrimos una banda muy prometedora decidí traer algo para festejar aunque sea un poco.- Su sonrisa escondía bien sus sentimientos. No por nada había estado tanto tiempo con Hyoga, algo había aprendido...
-Bueno, podemos aprovechar y brindar porque Hyoga tenga un buen viaje- propuso Saori.
-Claro ¿Por qué no?- respondió Seiya abriendo una lata de cerveza de la heladera.
-Gracias, pero no estoy de ánimos para eso- se excuso Hyoga saliendo de la habitación.
Todos permanecieron en silencio. Era claro que algo había pasado entre esos dos, pero también era claro que era algo que debían arreglar solos...
Seiya dejo su cerveza sobre la mesa. Ni siquiera la había tocado. La verdad es que no tenía sentido festejar nada después de lo sucedido.
-Si alguien llama por mi díganle que no estoy- dijo el castaño saliendo de la cocina. Primero pensó en salir tras el rubio, pero tras meditarlo un poco fue hasta su habitación, tomo lápiz y papel y salio al jardín trasero.
Había dado pocos pasos cuando un pequeño cachorro de perro Siberiano le salio al encuentro.
-Hola Nagai- le saludo Seiya acariciándole con gusto el pelaje.
Hyoga le había regalado ese cachorro para su cumpleaños. Trataba de no hacerse ilusiones con el ruso, pero era difícil, mas considerando ciertas cosas: por ejemplo, había sido el primero en saludarlo por su cumpleaños. Se le había aparecido en la habitación a media mañana con un regalo enorme, le había abrazado con efusividad... para colmar el vaso luego Seiya se había enterado que era la primera ves que el cisne le hacia un regalo a alguien... además siempre que salía de noche Hyoga se las arreglaba para colarse en sus planes y cuando no podía se le veía de malhumor... le preguntaba a donde había ido, a quien había visto ... ahora encima había sucedido aquello en la cocina, ¿si no eran nada mas que amigos con beneficios, por que Hyoga se sintió tan ofendido?... cuando recordaba la "regla" todo aquello era muy contradictorio, todo eso daba que pensar... además de ganas de entrarle de puñetazos a ese rubio del demonio que le traía de los pelos...
Mientras Nagai jugaba a tironear de sus pantalones, se sentó en el pasto para escribir algunas cosas, más bien, para escribirle a él, algunas cosas...
Hyoga volvió tarde a la mansión. Seiya y ya se había ido a dormir, todos en la casa roncaban. El rubio bostezo profundamente mientras iba escaleras arriba. Cuando paso por la puerta de la habitación de Seiya no pudo evitar detenerse y preguntarse si después de todo aquello tendría alguna oportunidad con el castaño...
Entro a su habitación cansado y se dejo caer con pesadez sobre la cama, solo para lanzar un quejido, algo se le había clavado bajo las costillas, revolvió aun más la cama deshecha para hallar una cinta de audio, y una nota. El corazón se le detuvo un instante, era la letra de Seiya la que se veía clara y dulce frente a sus ojos...
La leyo con las manos temblorosas, el corazón a punto de explotar...
"Eres un idiota. Dices que nada nos ata, que nada somos mas que amigos, y luego... te muestras dulce, te preocupas por mi...
Y es tu culpa ¿cómo en nombre de atena esperas que no caiga a tus pies?" El rubio detuvo su lectura, se sentía mareado, volvió a leer la primer parte, y continúo leyendo, con su pobre corazón al borde de la taquicardia...
"¿ Cómo pretendes que no me haya enamorado de ti? me despiertas todas las mañanas entre mimos y caricias, besos suaves y dulces, no es sexo... si lo es, no lo parece... ni sueñes entonces que no te reproche el no avisarme de tu partida ¿Qué haré ahora sin tu compañía? ¿Cómo voy a poder atravesar el día, sin que tu estés en el para darme ánimos solo con tu presencia? sin que pueda decirme a mi mismo, que no importa, que si tu estas conmigo podré seguir adelante...
Eres un idiota, y ni se te ocurra ir a despertarme ahora, aun estoy encabronado contigo...
Si aun no te convences, puedes escuchar la cinta que grave para ti, si sientes algo por mi llévala contigo en tu viaje, sino, puedes dejarla en tu cama, donde la hallaste y yo daré todo esto por terminado...
Nervioso Hyoga busco su walkman, puso la cinta, se coloco los auriculares, se sentó en el borde de su cama y con las manos temblorosas dio play.
"Hola- en la cinta la vos de Seiya se oía nerviosa también- solo espero, que te agrade, sabes que no soy muy bueno para cantar, pero cuando lo hago es con sinceridad...- Hyoga trago saliva...
Las notas de la guitarra empezaron a sonar y sintió en su estomago un terrible vacío...
Si tú no vuelves,
se secarán todos los mares
y esperaré sin ti,
tapiado al fondo de algún recuerdo.
Si tú no vuelves,
mi voluntad se hará pequeña,
me quedaré aquí,
junto a mi perro espiando horizontes.
La vos de seiya sonaba suave y cisne no pudo evitar pensar en que le haría mucho bien oírla cuando le extrañara...
Si tú no vuelves,
no quedarán más que desiertos,
escucharé por si,
algún latido le queda a ésta tierra.
Que era tan serena
cuando me querías,
había un perfume fresco que yo respiraba,
era tan bonita, era así de grande y no tenía fin.
Coro:
Y cada noche vendrá una estrella
a hacerme compañía,
que te cuente cómo estoy
y sepas lo que hay,
dime amor, amor, amor,
estoy aquí ¿no ves?
si no vuelves no habrá vida,
no sé lo que haré.
Cuando comenzó el coro el ruso se sintió mal, tan mal por partir así, sin más preámbulos...
Si tú no vuelves,
no habrá esperanza ni habrá nada,
caminaré sin ti,
con mi tristeza bebiendo lluvia.
Que era tan serena,
cuando me querías,
había un perfume fresco que yo respiraba,
era tan bonita, era así de grande
y no tenía fin... y no tenía fin.
Coro:
Y cada noche vendrá una estrella
a hacerme compañía,
que te cuente cómo estoy
y sepas lo que hay,
dime amor, amor, amor,
estoy aquí ¿no ves?
si no vuelves no habrá vida,
no sé lo que haré.
No estés mal, voy a estar esperándote,
aunque me duela tu ausencia,
si sé que sientes lo que yo por ti, podré esperarte por siempre...
La grabación terminaba abrupta, y Hyoga la rebobinó mil veces y para volver a escucharla mil veces mas...
Tal y cual como le había pedido el castaño, no le despertó... Se marcho en silencio, llevándose la cinta y la nota con él, incluso se llevo la ropa que Pegaso había dejado en un descuido en el suelo de su habitación...

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