Apariencias por Koharu chan

Apariencias
Capítulo 1: Encuentros, miradas que hablan.


La primavera se acercaba, y no solo se lo podía notar en los árboles que comenzaban a recobrar el color perdido por el invierno sino que un aroma a juventud se esparcía en las escuelas con mayor frescura; sobretodo para los cursos que solo les quedaba ese año antes de acabar.

El timbre sonó dando fin al día y a la semana. Era viernes y la mayoría de los estudiantes salían antes de hora lo que las risas y las charlas comenzaron no bien salieron de sus aulas. Sus fines de semana habían comenzado.

Con pasos lentos pero seguros a donde se dirigían, un chico se desprendió de la fila de las personas que iban a la salida y comenzó a caminar hacía el patio del instituto. A esas horas ya no quedaba nadie por la zona por lo que era el lugar más seguro para poder juntarse con alguien y hablar tranquilamente, cosa que él sabía muy bien.

Su apariencia era frágil pero a la vez sólida en el sentido de resistente tal vez por su altura que era notable. Sus cabellos cobrizos resaltaban con gran presencia al igual que sus ojos de color miel, aunque todo aquello se opacaba ya que pocas veces se dedicaba a su aspecto que se veía un poco descuidado.

La piel casi traslucida de su cuerpo recibió los rayos del sol que comenzaba a descender. El reflejo de ellos le dio en la cara y no pudo ver con claridad cuando por fin había arribado al lugar. Con dificultad pudo distinguir la silueta de una persona aunque no estaba del todo seguro que fuera la que esperaba. Aunque en efecto, lo era.

Un muchacho de igual edad a él se encontraba parado a una corta distancia. Lo miraba fijamente pero sin expresar algo a su llegada. El viento jugaba con su cabello oscuro y sus ojos azules claros con un aspecto a metálicos no se movían de su punto de vista.

Si bien tardó un poco en reaccionar, el recién llegado se dispuso a hablar. Había llegado hasta allí con una decisión que hasta a él mismo le sorprendía y no era el momento de posponer esa idea.

- Alex

Su voz sonó pausada pero sin titubear. El joven de cabellos negros asintió a su nombre

- No me conoces pero me llamo Ian – se presentó con rapidez – estoy cursando el último año como vos pero yo estoy en la clase B, por lo que no creo que me hayas visto.

Hizo una pausa para ver la reacción que iba teniendo su oyente pero al ver que no había señales de cambios, continúo.

- Yo he escuchado que te gustan tanto mujeres como – se detuvo un instante antes de continuar – hombres…esto no es como una declaración de que me gustes ni quiero que suene como una pero quería saber si alguna vez, no sé, te gustaría salir conmigo o algo…

Luego de acabada la oración se produjo un silencio que mientras más se prologaba más incomodo se volvía. Alex, quien no se había movido durante todo ese tiempo, hizo su primer movimiento. Se acomodó el pelo de su rostro y terminada la acción, se volvió hacía el muchacho que se encontraba en frente suyo y caminó hacía él. Cuando estuvo a solo unos pocos pasos de cortar la distancia entre los dos, abrió sus labios dejando escapar unas palabras que a Ian le habían sonado como un susurro.

- Ian, no? – su aliento golpeó el rostro del pelirrojo y he hizo que un leve suspiro saliera de su boca – Gracias por tu invitación pero, lamentablemente, no estoy interesado en ella.

Y como si nunca hubiera estado allí, se fue sin dejar rastro de su presencia.

Ian seguía en la misma posición sin todavía reaccionar y para cuando lo hizo embozo una leve sonrisa. Él ya conocía la fama de Alex, era uno de los más codiciados del colegio por su extraña belleza que parecía fantasmal y también decían que era un muy buen amigo, aunque de ellos tenía pocos.

Era todo un don juan que hacía suspirar a varias chicas y también a algunos hombres. Siempre, de alguna forma, le había interesado aquel chico y cuando se había enterado que no le importaba el sexo de la persona, tomó valor y fue a hablarle ya sabiendo que seguro sería rechazado.

- Hey, Ian – la llamada lo sacó de sus pensamientos y se giró a ver quien lo llamaba cuya voz le era familiar

Dos chicos se acercaban hacía él. Uno de ellos, el más alto quien se llamaba Santiago, tenía el cabello castaño y ojos del mismo color que eran adornados con unos lentes de un marco fino. En cambio, el otro, Max, tenía el cabello rubio y unos ojos de color esmeralda. Los dos vestían el uniforme del colegio. Ian iba a hablar pero antes de poder decir algo, Santiago le había ganado

- Lo hemos escuchado – dijo con voz suave y luego cambió su actitud a una más seria y con rencor mirando hacía donde Alex se había ido – es un engreído e idiota, era de suponer que iba a responder de esa manera

- Cierto, no le hagas caso – Max se había cercado a Ian y ahora lo tomaba por el hombro – si quieres puedes pasarte a mi lado y así podría presentarte una chica simpática y linda, ¿qué me dices?

El pelirrojo sonrió ante el comentario. Aquellos dos no solo eran sus compañeros de clase sino eran sus mejores amigos, quienes siempre le mostraban apoyo y una presencia visible.

- Lo siento, sabes que soy abiertamente gay – dijo, levantando los brazos como si estuviera reprochándose su elección de vida a él mismo – pero no se preocupen, el comentario de ese chico no me ha afectado…de última podría pedirle a Santi que me presente a alguien, ya que es de mi palo.

Los dos se miraron cómplices y se sonrieron mutuamente. En aquella escuela no había muchas personas que se declararan homosexuales tan fácilmente pero el caso de ellos dos era diferente y fue una forma de que se conocieran mejor.

Max se unió al juego de miradas y sonrió llevándose los brazos al hombro

- Como quieran, ustedes quédense con los hombres que yo me quedo con las mujeres.

- Ya bien, basta de charla, es fin de semana y debemos relajarnos – Santiago comenzó a caminar hacía la salida mientras era seguido por sus amigos - ¿A dónde iremos hoy?

- Podemos ir a “Muse” – el lugar era un bar de la zona que pasaban música buena y era el punto de reunión de ellos la mayoría de las veces – ya que esta noche debo volver a las 10 a mi casa, mi madre me presentara a su nuevo novio

Santiago miró a Ian con una expresión de sorpresa

- Claro! Me había olvidado. Bien, es lo mejor ya que ese bar es el más cercano – dedujo mientras seguían su rumbo por las calles cercanas al instituto – vienen los dos a las 7 a mi casa, les parece?

Max e Ian asintieron y los tres continuaron caminando hacía la libertad del fin de semana que ya se respiraba en el aire.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

El día había pasado de lo más común, en la tarde Ian se había dedicado a descansar para luego comenzar a arreglarse un poco para salir con sus amigos.

La velada, aunque había sido corta, fue tranquila y pasó un buen momento entre un poco de baile y reencontrándose con gente ya conocida que recurría seguido al sitio. Se sentía realmente cómodo allí y la pasaba mucho mejor que en otros bares que tal vez eran un poco más grandes y el ambiente se volvía otro. Este era acogedor ya que la mayoría eran personas conocidas.

Llegó a su casa apenas unos minutos pasadas las diez y con rapidez se dirigió a su cuarto para ponerse ropa nueva y bajar a encontrarse con su madre.

Se encontraba en la sala dando los últimos detalles para la cena que para ella era muy especial. Era una mujer que rozaba los cincuenta años pero se mantenía en muy buena forma. Su cabello era del mismo color que el de su hijo pero sus ojos eran de un azul intenso y atrayente

- Ian – saludó al joven con una brillante sonrisa – te agradezco que vinieras, perdón por arruinarte la noche pero solo será por esta vez.

- No te preocupes mamá, yo también quería conocer a tu novio y ver si es digno de una mujer como vos – su tono de voz se volvió juguetón intentando sonar formal y su madre le respondió con una leve risa

- Te caerá bien, es muy atento y también divertido. Le hable sobre tu condición sexual – hablaba mientras con delicadeza doblaba unas servilletas – No iba a salir con un hombre que no te aceptara como eres pero él dijo que no había problema, que tenía hasta amigos homosexuales y los respetaba mucho.
- Es bueno saberlo – respondió Ian sonriendo a su madre quien siempre se preocupaba mucho por él y sobretodo por su elección que, como era de saberlo, no era fácil de ser aceptada por todo el mundo.

- Y cuando se enteró que estarías presente dijo que vendría con su hijo así se podían conocerse

- ¿Tiene un hijo también?

- Sí, de tu misma edad – antes de poder seguir hablando, el timbre de la casa sonó dos veces seguidas - ¡Son ellos! Voy a abrirles

- No te preocupes mamá, voy yo

Ian salió de la sala y se dirigió casi trotando hasta la puerta principal. Tomó su llavero y con una acción rápida abrió la puerta. Ante ella se encontraba un hombre de edad similar a la de su madre que sostenía un ramo de flores entre sus manos. Tenía un buen aspecto con un cabello color azabache y unos ojos grisáceos.

- Debes ser el famoso Ian – dijo con una voz ronca pero suave – es un gusto, soy Richard, el novio de tu madre.

- Usted también es muy famoso por aquí – sonrió al hombre mientras lo saludaba – Pase, mi mamá esta en la sala esperándole.

- Gracias, pero espera un momento que falta mi hijo – el hombre se dio vuelta dirigiendo su mirada a un auto gris que debía ser el suyo - ¡Alex!

Ian, ante escuchar aquel nombre, salió fuera de la casa y miró en la dirección donde Richard observaba. Del vehículo, salió el mismo chico que esa misma tarde había tomado fuerza y había invitado a salir, el mismo que lo había rechazado de una forma muy poco suave y casi sin palabras. Era él, ese mismo Alex.

Él no parecía sorprendido ante la presencia del pelirrojo y se acercó de forma rápida ante su padre.

- Alex , él es Ian, el hijo de Alice, mi novia.

- Es un gusto, Ian

Las miradas de ambos se encontraron. Se mostró desconcertado ¿Por qué ignoraba que lo conocía? Se mostraba muy tranquilo al igual que sus ojos claros que en varias veces habían transmitido paz al pelirrojo pero esta vez le trajeron una mala sensación.