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Sólo un par de Palabras por chibiichigo

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Notas del fanfic:

hola!!!! esta es la segunda pista de "la rockola", una serie donde ustedes pueden mandar la pareja que quieran (menos sasunaru y narusasu) y una canción para hacer un fanfic hecho a base de canciones porque...finalmente la vida es una canción

 

Disclaimer: la canción es de Hombres G y Gravitation pertenece a Maki Murakami... no son mios, solamente los utilizo sin fines de lucro para proporcionar entretenimiento y saciar mi amor a la escritura

 

Notas del capitulo:

Cof, cof... hola de nuevo^^ pues aqui les traigo un fic que he estado haciendo desde hace casi una semana pero que no había podido terminar por falta de tiempo =S (mismo motivo por el que no he actualizado). Espero que les guste^^

 

 

El adiós se impuso entre nosotros, perforado únicamente por el silencio que rompió mi alma en ese momento…

Se que no quieres ni escucharme.
Se que ya todo termino.
Y yo no quiero hablarte,
quiero escribirte una canción.

El pelirrosa caminaba bajo la lluvia distraídamente. Sin rumbo. Confundiendo las lágrimas que emanaban atropelladamente de sus ojos con las gotas de agua que iban cayendo del cielo en ese día tan fatal. Sentía que el mundo estaba llorando con él.

Intentó resguardarse en el tejado más próximo hasta que la lluvia menguara, pero parecía que el universo quería burlarse un poco más de su desgracia, sabiendo que todo su mundo se había quebrado hacía pocos minutos.

Las palabras frías de Eiri todavía resonaban en su cabeza, consumiendo su corazón y propiciando que llorara con más ímpetu.

“Vete de mi vida… ya no te amo”

No lo entendía. Por lo general el escritor tenía esa clase de arranques de arrogancia, pero la manera en que había dicho las cosas esta vez le habían dado a entender que era verdad. No como las demás veces en que se encontraba molesto por algo. Algo en su corazón le decía que esta vez era definitivo.

Hacía unos días que Yuki se mostraba increíblemente distante con él. Fingía que era el exceso de trabajo en un principio, pero después de un tiempo simplemente se cansó de pretender y de buscar pretextos idiotas para librarse de todo lo que parecía una interminable lista de reclamos por parte del menor en busca de atención. Así fue como había ocurrido todo.

Un día cuando menos se lo esperó sus cosas estaban en la entrada y el escritor no daba señales de cambio de opinión. Simplemente lo miró de la forma tan altanera que solía hacerlo y le dirigió esas palabras tan frías que lo quemaron tanto como el fuego.

Después de que la tormenta menguara se dirigió a casa de la única persona que sabría lo escucharía mientras se desahogaba.

Hiro.

Había oscurecido mucho y prácticamente las farolas de la calle no emitían luz. Posiblemente era solamente la percepción del pelirrosa a causa de todo el dolor que sentía en ese momento en el corazón. Se agarró involuntariamente el pecho para evitar que su corazón cayera roto en pedazos a mitad de la calle. Dolía incluso respirar.

No supo cómo pero llegó a la entrada del edificio de su amigo con el dolor incesante en el pecho, pero aun de pie. Tocó la puerta…

No había nadie.

Intentó marcar a su casa, pero sonaba como ocupado. Decidió sentarse en la escalera del recibidor a esperarlo.

“Vaya que el universo está en mi contra…” sollozaba el pequeño mientras escondía la cabeza entre las rodillas. Dejó que el llanto le arrullara incapaz de detenerlo.

-_-*-_-*

-Shu…- lo movía discretamente el guitarrista asombrado.

El vocalista de Bad Luck comenzó a abrir los ojos, esperando en vano que todo fuera un mal sueño y quien le estuviera llamando fuera Eiri. Dura decepción.

-Hiro…- se le quebró la voz. No soportaba la idea de que lo acontecido ese día fuera real. Seguía negado a creer en eso.

Se lanzó a los brazos de su amigo, que desprevenido se falseó un poco, pero logró mantener el equilibrio para encerrar entre sus brazos al de ojos violetas que había comenzado a llorar descontrolado. No sabía que ocurría pero Shuichi estaba muy exaltado incluso para ser él. Lo llevó dentro.

-¿Quieres un poco de té?- ofreció mientras lo ayudaba a sentarse en el sillón más cercano. No podía presionarlo mucho para que le dijera. Finalmente era solamente cuestión de pocos minutos para que él solito comenzara a vomitar las palabras que se atropellarían entre ellas para salir lo más pronto posible de su boca y terminar así con el suplicio que implicaba aquello que lo tenía en su puerta hasta hacía unos instantes.

El pelirrosa simplemente se limitó a asentir mientras Hiro revolvía su cabello y se perdía de vista dentro de la cocina. Se acurrucó en el sillón y volvió a dormitar, conservando el estado letárgico y depresivo que tenía, antes de que escuchara pasos acercarse. Se incorporó rápidamente mientras secaba con sus mangas el rastro de lágrimas que había derramado en su breve lapso de sueño.

El de cabello café se sentó junto a él ofreciéndole la taza. Shuichi la tomó con cuidado y bebió un sorbo.

Se quemó la lengua.

-Mierda…

-Está caliente…- apuntó el mayor demasiado tarde, lo cual generó un gesto de disgusto en la cara del pelirrosado. No estaba de humor para esa clase de cosas…

Se quedaron en silencio un rato, ambos sumergidos en el extraño letargo que prosigue a la experiencia más intensa.

-¿quieres hablar?- llenó el incomodo silencio Hiro. Shuichi solamente meneó la cabeza. Temía que si hablaba todas las cosas horribles que habían ocurrido se volverían más reales… irreversibles. Se acomodó en el hombro de su amigo y lloró en silencio mientras el otro simplemente lo consolaba sin palabras…

 

No supo ni cómo ni cuándo se quedó dormido, pero al despertar seguía en el sillón, aunque ahora cubierto por cobijas. Se revolvió un poco intentando recuperar el hilo de sus ideas mientras miraba distraído al techo.

Eiri.

Ese era su único pensamiento… pero a la vez era lo único en lo que no se podía permitir pensar.

Quería hablar con el… pero sabía que el terco escritor no desearía hablarle a él.

Tenía que encontrar una manera de que pudiera escucharlo aunque no quisiera. Quería poder llegar a su mente y a su corazón de manera irrefutable e irrebatible.

Una canción.

Eso era lo que necesitaba para que Yuki se dignara a escucharlo de una buena vez. Aun sabiendo que todo había terminado y que el rubio no querría volver a saber de él en su vida tenía que intentarlo. Tenía que decirle a ese pelele todo lo que sentía y quería imprimir todo el dolor que ahora tenía incrustado en el pecho.

Buscó un pequeño cuaderno y comenzó a escribir enajenadamente. No podía encontrar las palabras adecuadas dentro de todo ese universo que ansiaba decirle… muchos conceptos y pocas palabras.

Pasó las siguientes horas derramando lágrimas y deslizando la pluma sobre hojas cada vez más rayadas donde cada palabra parecía no ser demasiado fuerte o precisa para describir su estado actual.

Quedó contento cuando logró escribir algo que, si bien no era exacto, se acercaba bastante al concepto que quería transmitir. “dueles, pero te amaré siempre”



Y entonces tendrás que escucharme.
Y por la radio oirás mi voz.
Intentare tocarte…
en tu pequeño corazón.

Mostró la canción a su amigo tiempo después, cuando se sintió preparado para hacerlo. Después de todo, había estado viviendo con él todo ese tiempo sin que Hiro le pidiera explicaciones de ningún tipo y en cierto modo sentía que se lo debía, sin apartar el hecho de que nunca había tenido secretos con el guitarrista de Bad Luck.

Después de mostrársela, le contó todo lo que había ocurrido la última noche que había visto a Eiri. La noche en que su mundo se había caído y se había visto sumido en la desesperación y en esa sensación de fragilidad y de no saber cómo continuar sin él. También le explicó de la manera más elocuente ese sentimiento de vacío e impotencia que lo llenaba día con día desde que no tenía cerca a aquel frio y distante hombre que no hacía más que darle una razón de existir.

Lo extrañaba sobremanera. Más que eso… lo necesitaba para existir. Sintió que las lágrimas amenazaban con salir e intentó distraer un poco su mente

-Hiro… ¿crees poder ponerle música?

-Por supuesto- contestó ipso facto su amigo. Sabía que eso era extremadamente difícil para su pequeño compañero de cabello rosa pero si era lo que en verdad deseaba, él lo haría sin objeciones.

-_-*-_-*

Cuando la música inicial estuvo dispuesta, se dirigieron al lugar que ambos sentían como un segundo hogar, donde habían pasado alegrías y penas, trabajo y ocio, diversión y presiones… su estudio de grabación en la disquera NG.

Lo que Shuichi más temía era precisamente aquello que no podía evitar por ningún motivo. Encontrarse con Tohma Seguchi y tener que verse forzado a integrar la imagen de Yuki de nuevo a sus actividades diarias… tener al cuñado de su ex-koi como jefe resultaría increíblemente incomodo, y más si se tomaba en cuenta que Mika iba y venía de ese lugar cuando y como le venía en gana.

No se sentía preparado para luchar con todo eso pero si quería explicarle a aquel que no quería escucharlo tenía que correr riesgos y estar preparado para afrontar las consecuencias y sacrificios que podía implicar el cumplir su deseo.

Solamente quedaba armarse de valor y tomar el primer paso. Por fortuna Hiro lo acompañaba en ese momento.

Entraron y se dedicaron a grabar y corregir la canción una y mil veces hasta que se convirtió en lo que Shuichi deseaba escuchar. Era lo último que le diría al gran amor de su vida en lo que le quedaba de existencia así que tenía que ser perfecto…

Quería que el escritor supiera todos esos sentimientos y sensaciones que le había provocado y lo mucho que le dolía el no poder compartir más tiempo a su lado pero que acataría su decisión…

Y una lágrima tuya…
mojara este papel.
Solo un par de palabras,
te dire.

Todo estaba listo.

Lo único que faltaba era la aprobación del presidente de NG para dar luz verde al lanzamiento del sencillo.

Shuichi jugaba distraídamente con sus manos sudorosas en espera de la dichosa resolución, proceso que estaba llevándose a cabo tras la puerta del salón de juntas y misma en que su productor se encontraba inmerso

“Sakano-san… por favor logre que lo lancen” rogaba a quien quiera que lo estuviera escuchando mientras daba vueltas por el pequeño cuarto que componía la sala de espera. A su lado, Hiro intentaba concentrarse en leer un libro y de esa manera intentar controlar los nervios del pelirrosa. Uno de los dos tenía que actuar como adulto en ciertas ocasiones y… por definición ese no era Shu.

-Deberías calmarte un poco…- recomendó, sabiendo de antemano que sería como pedirle peras al olmo. Era plena y completamente consciente de todo lo que representaba para el menor que se decidiera lanzar ese sencillo a los medios.

No era por Bad Luck

No era por satisfacción personal ni por ansias de ser reconocido.

Era por Eiri. La ultima cosa que le volvería a decir.

---

-Hiro…- comenzó el pequeño ligeramente abochornado un rato después de llegar al departamento. Todo el camino de regreso había estado callado y jugando con sus dedos, por lo cual era esperado que ocurriera algo de lo que querría hablar.

Y el moreno sabía exactamente lo que tenía a su amigo tan angustiado…

-¿Qué ocurre Shu?- preguntó paciente mientras fingía estar completamente desinteresado y ajeno a las expresiones corporales de su interlocutor.

-Tengo miedo…¿crees que lo aprueben?- se refería sin duda alguna a la junta que tendría lugar la mañana siguiente para discutir sobre el lanzamiento de la canción.

Hiro lo miró fijamente mientras se acercaba para posar sus manos en los hombros del pequeño.

-No te preocupes… todo saldrá bien. Él escuchará tu canción…

No hubo necesidad de decir nada más.

---

Se quedó un poco obnubilado por esos recuerdos de la noche anterior. Entendía perfectamente lo que sentía su amigo en aquellos momentos. Estaban discutiendo acerca de la “carta de despedida” que le quería regalar a Yuki. Acerca de ese homenaje al hombre que consideraba el amor de su vida, el hombre que lo complementaba…dicho hombre que lo había alejado de él sin reparo alguno.

Shu simplemente soñaba con el momento en que Yuki escuchara la canción y pudiera entender que él todavía lo amaba. Él todavía revolvía las sabanas y gritaba entre sueños su nombre. Que él había decidido apartarse de su vida por el mero hecho de que quería hacerlo feliz.

Silencio total y apabullante. El pelirrosa sentía que no podía tragar saliva mientras que el reloj iba más despacio de lo normal…segundo tras segundo. Intentó escuchar lo que ocurría dentro de la sala de juntas… nada.

Se escuchó el correr de las sillas en el interior. Se separó un poco y se recargó en la pared de frente a la puerta. Tragó grueso al ver salir de poco en poco a los directivos y demás relacionados.

Sakano salió al ultimo. Shindo sintió un impulso de preguntarle que era lo que había pasado. Simplemente se le quedó mirando un rato, pasmado e incapaz de encontrar las palabras para formular una pregunta cuya respuesta posiblemente preferiría no conocer…

El productor simplemente levantó el pulgar en gesto de victoria.

Podría lanzar ese sencillo… decirle a Yuki todo lo que deseaba

-_-*-_-*

El escritor se encontraba en su estudio. La casa que hacía meses estaba sumida en el silencio y la oscuridad le pesaba más con cada minuto transcurrido… pero entendía hacía tiempo que no podía dar marcha atrás en aquello que había decidido.

Cada día quería acudir a enfrentarse con su ahora fantasma del pasado y pedirle una disculpa. Una oportunidad. Ofrecerle un nuevo comienzo. Simplemente su propio orgullo suponía una atadura incluso más grande que su voluntad… finalmente, como el mismo se había planteado en cierto punto de la relación, Shuichi merecía ser feliz… y muy a su pesar era una felicidad que el no podría darle jamás.

Comenzó a toser. Cada vez era una tos más seca, dolorosa.

Esa maldita tos era la que le había puesto a pensar en todas las cosas que había dicho y hecho para que el pelirrosa se alejara definitivamente de él. No quería que viviera una penitencia que no iba destinada para él. No quería que se quedara a su lado “hasta que la muerte los separe”. No si esa muerte llegaría en pocos meses…

Cáncer de pulmón.

El castigo que decidió llevar solo antes que arrastrar a ese pelirrosa a un sufrimiento incluso mayor.

Comenzó a garabatear en una hoja de papel que encontró a la mano aquello que se había vuelto como un mantra para poder existir.

“Mejor que llores pensando que no te amo y luego conozcas a alguien que te haga feliz a llorar sabiendo que te amo y que mi maldita enfermedad nos separó por siempre…”

Derramó una lagrima. Otra, y luego otra más… era demasiado difícil no hacerlo sabiendo que cada vez que respiraba le restaba un minuto de vida.

Prendió otro cigarro… su verdugo y su fiel compañero. El único placer que le quedaba durante esos pocos meses que podría tener el placer de respirar.



Y me odiaras cuando me veas.
Y ni siquiera me miraras.
Probablemente te reirás,
siempre te ha gustado interpretar.

-¿Me mandó llamar señor Seguchi?- entró apurado el pelirrosa a la oficina, temiendo lo peor.

-Ahh Shindo, necesito discutir algunos asuntos contigo. Como tú comprenderás, viendo los números comprendí que la canción que Bad Luck acaba de lanzar debe tener un lugar prioritario en nuestra agenda y debe ser el tema base para grabar un nuevo disco…

El pelirrosa simplemente asentía. Esperaba cosas mucho peores, considerando que básicamente había perdido el control después de saber que habían conseguido luz verde para el lanzamiento. Era prácticamente ver concretado el sueño que tenía desde hacía mucho tiempo… el adiós que Eiri se merecía.

Escuchaba atento cada palabra que le decía, pero todo se borró de su mente cuando llegaron a cierto punto del monologo evocado por el rubio.

-Bad Luck debe comenzar a grabar el disco en la ciudad de Kyoto… es una mejor infraestructura que la que tenemos aquí, además de que por los…”sucesos” generados cuando pasó… bueno, creo que sería un ambiente más amigable y más relajado para ti. Lo más importante es la calidad del disco y que des el 110%, cosa que no lograrás si continuas viéndome a mi, a mi esposa o al mismo Eiri…

Silencio sepulcral. No podía creer lo que estaba escuchando… Seguchi lo quería sacar de Tokyo para mandarlo al otro lado del país. Tendría que considerarlo… finalmente tenía un punto importante. Era insoportable encontrarse con cualquiera que le recordara a su ex -pareja.

-Entiende que es simplemente una oferta… de la misma forma pueden grabar aquí en Tokyo…- matizó el de cabello claro ante la expresión desencajada del de ojos amatista.

-Lo…lo pensaré- dijo saliendo del trance el chico al tiempo que se despedía del ex –integrante de Nittle Grasper y se dirigía a la salida.

 

Caminaba distraído, sorteando los objetos fijos que conocía de memoria por todo lo largo del pasillo. De pronto, chocó con algo que no tenía calculado y cayó de sentón en el suelo.

Volteó a ver lo que fuera que había golpeado y se encontró con la cara que más temía y más ansiaba. Yuki.

El mayor ni se inmutó al notar que el abstraído joven había caído. Sonrió en forma de burla mientras Shuichi batallaba por ponerse en pie, producto de la impresión generada por semejante visión. Sentía que las piernas no lo sostendrían si intentaba ponerse en píe.

-Yu…yu…yuki- tartamudeó casi en un susurro, apenas audible para si mismo.

-Sigues siendo tan torpe como siempre. Se ve que algunas personas no cambian- comentó con lengua viperina el rubio de ojos miel, con un timbre ligeramente déspota.

Eso le cayó como un balde de agua fría al pelirrosa, que de nuevo sintió deseos de llorar ante esa forzada indiferencia.

-Yuki… - intentó concluir su frase con un “¿Por qué?”, pero la garganta se le cerró y lo ultimo quedó como una frase al aire. Se incorporó lentamente.

-Si, así me llamo…- contestó frío y hostil el más alto. Shuichi sentía que su corazón se rompía en mil pedazos de nuevo. ¿Qué había ocurrido con él? ¿Por qué lo trataba de esa manera?

Salió corriendo en busca de un refugio a esas palabras que se habían incrustado en su piel cual vidrio.

 

El rubio entró a paso apresurado a la oficina de su cuñado. Sintió una extraña punada en el corazón al ser tan crudo con aquel que lo amaba pero era lo mejor.

-¿Estás bien Eiri?- preguntó Thoma angustiado.

Al rubio le tomó unos momentos contestar, ya que un ataque de tos lo invadió de nuevo. Asintió sin decir palabra y con un gesto de manos le indicó al mayor que continuara.

-Tu siempre tan impaciente- apuntó el director antes de continuar- por lo que te llamé es lo siguiente… quiero que escuches esto…

Con el control remoto activó el aparato de sonido y la canción de Shuichi comenzó a sonar… el escritor escuchó paciente.

Al terminar la canción, la expresión de Tohma simplemente expresaba desasosiego y un poco de impaciencia por saber que opinaría su cuñado al respecto.

-Y bien…- apresuró

-Carace total y completamente de talento. Parece letra de colegiala- contestó sardónico mientras se reclinaba en la silla. El gesto del rubio de gestos amables se tornó en un rostro de paternal reproche.

-Sabes a lo que me refiero… el todavía te ama y tu lo quieres a él. Deberías pasar tus… estos meses en su compañía y no alejarlo más.

-Es mi problema lo que yo haga. No te metas en eso…- se irritó su interlocutor, para instantáneamente serenarse y continuar- ¿hiciste lo que pedí?

-Si… dice que lo va a pensar- informó todavía al pendiente de las reacciones del menor. Éste ultimo no reaccionó en unos instantes. Seguchi se tomó la libertad de seguir con su perorata- Yo en verdad no considero que sea la mejor opción…

-Muy bien.- interrumpió el otro, sumergido en sus pensamientos- espero que lo tome.

Se levantó y salió de la oficina. Ese encuentro con su ex pareja también lo había tomado desprevenido y ahora no sabía que sentía después de escuchar la canción que saldría a los medios en pocos días



Pero la película termino.
Y ya solo se oye mi canción…
Frase tras frase…
va perforando tu corazón.

Esa canción sonaba por todos lados, así como poco a poco iba penetrando los oídos del pelirrosa y del escritor que daba todo por terminado, incluso su vida.

Shuichi estaba comenzando a tomar plena consciencia de que las cosas habían terminado. No que no lo supiera antes su cabeza, pero finalmente su corazón comenzaba a aceptar que vivir del perene recuerdo de ese hombre no lo traería de vuelta.

Hiro había estado preocupado porque su amigo lograra llegar a ese punto de asimilación y que notara que las cosas podían volver a estar bien en su vida. Evidentemente Shu no le había mencionado nada del encuentro fortuito que había tenido con Yuki en la disquera el día que le habían ofrecido grabar el disco en Kyoto. No tenía caso.

El pequeño pelirrosa simplemente quería guardar ese breve instante en su memoria para recurrir a él cuando no se sintiera con fuerzas para continuar. Cada vez que escuchaba la canción, esa oleada calida y fría que cubría cada fibra de su ser llegaba para mover y revolver todos esos pensamientos que quería obviar la mayor parte del tiempo. Esos sentimientos que le provocaba la simple mención de ese hombre que habría de marcar su vida en todos los aspectos. Aquel a quien siempre amaría por sobre todas las cosas.

Se preguntó si estaría feliz… quería que lo fuera pese a todas las cosas que le había hecho y de lo mal que se había portado con él. Por algún motivo no podía sentir nada que no fueran buenos deseos hacia el escritor… pese a todo, él le deseaba el bien por sobre todas las cosas.

-Shu… ¿Qué decidiste?- preguntó Hiro. La fecha limite para dar a conocer su decisión se estaba acercando a tope y el de orbes amatista no daba la más mínima impresión de haber pensado en esa cuestión.

-_-*-_-*

Latas vacías de cerveza y cajetillas sin cigarros se encontraban desperdigadas por el suelo en la antes inmaculada casa del escritor. Ya nada importaba, pensaba él.

Cada vez le dolía más el pecho y la tos se hacía más insistente debido a su consumo inmoderado de tabaco. Sentía como la vida se le escapaba minuto a minuto y como el maldito cáncer se iba esparciendo por todo su cuerpo sin darle siquiera la capacidad para defenderse, aunque tampoco era que quisiera hacerlo…

Ring…

Desconectó el teléfono antes de que siguiera sonando… sabía que sería su hermana o en su defecto algun otro de sus molestos familiares intentando convencerlo de que entrara a quimioterapia o a radioterapia. Lo tenían harto con toda esa estupidez.

-Carajo… si igual me he de morir no me voy a someter a esa tortura antes de hacerlo- le dijo despóticamente al teléfono antes de lanzarlo a un rincón. Quería estar solo… finalmente ya se había librado de la persona a la que no quería herir. Lo demás ya no importaba.

---

El pelirrosa simplemente se quedó mirando al teléfono que sostenía en la mano con indisimulada tristeza. Quería ingenuamente creer que si llamaba a Eiri una vez que hubiera escuchado la canción, posiblemente podrían cerrar sus círculos.

Se quedó pensando en todos esos meses y situaciones terribles. Sus momentos de letargo, las ocasiones en que lloraba sin razón aparente, su infelicidad relativa y la forma en que Hiro había estado ahí para apoyarlo como el buen amigo que era. Recordó el encuentro final con Eiri y todas esas palabras punzocortantes… y aun así quería verlo y decirle la ultima cosa que tenía atorada en el pecho.

 

Tomó la decisión de aceptar la oferta de grabar el disco del que había hablado Seguchi en otra ciudad, alejado totalmente del factor Yuki Eiri, que lo inspiraba y atormentaba al mismo tiempo y que lo distraía de lo que debía ser su prioridad en todo momento.



Y sabrás que te quiero…
Y que siempre te querré.
Solo un par de palabras,
te diré.


La contestadora fue el único resto de la voz de su ex pareja que pudo escuchar por el otro lado del auricular en esa cabina telefónica en la estación de trenes. Sintió un nudo en la garganta aunque entendía perfectamente que no se estaría dirigiendo directamente al escritor. Todo lo que había planeado decirle se esfumó de su mente en el instante en que la primer palabra llegó a sus oídos. Contuvo las lagrimas… sabía perfectamente que esa llamada significaba el final definitivo de todo lo que había amado y todo por lo que había luchado durante años.

Los pensamientos lo fueron consumiendo poco a poco hasta que escuchó el “biiip” que indicaba que era su turno para dejar el mensaje. Las piernas le temblaban sobremanera y no encontraba las palabras para expresar nada.

Silencio…

“Habrá que armarse de valor...” se repitió abruptamente en la mente mientras que intentaba por todos los medios deshacer el tremendo nudo en la zona de la manzana y el agolpado y arrítmico sonido de su corazón. Se le quebró un poco la voz, pero ya no habría marcha atrás. Jamás reuniría la fuerza para volver a marcar esos números…

“Yuki…Te quiero…Adiós”

Colgó el teléfono. No podía más… había dicho lo que tenía que decir, había luchado por lo que creía y al final había perdido. Solamente quedaba abordar ese tren que lo llevaría al olvido. Hacia un nuevo comienzo.

Notas finales:

Espero que les haya gustado^^ por favor dejenme un lindo comment para saber su opinión. Acuerdense que su autora se desmoraliza si siente que no les gustó y termina por borrar las cosas y deja de escribir =S...

besos y gracias por haber leido^^

espero que les haya parecido algo medianamente bueno


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