Reglas
- ¿Qué carajo estás diciendo? -Pregunto Naruto cruzando los brazos molesto.
-Deberías lavarte los oídos -opino Sai esquivando oportunamente un kunai que se incrusto en la pared de la habitación-. Lo repetiré, decía, que según uno de los libros de Jiraiya-sama; en nuestra relación, tú deberías ser el que muerde la almohada -explico en un tono práctico como si le estuviera enseñando que dos y dos son cuatro, no cinco.
Algo similar a un tic nervioso apareció debajo de la mejilla izquierda del rubio, no se podía creer las palabras que acababan de salir de la boca de Sai.
- ¿Y por qué según tu nueva información debería ser así? -cuestiono marcando cada palabra con fuerza.
-Porque según ese libro, el uke es la persona que tiene menor tamaño en su pene. Y bueno, ya sabemos quién es -contesto sonriendo.
Obviamente, Naruto no se iba a quedar de brazos cruzados. ¡Mucho menos ante una declaración como esa! Con la rapidez digna de un jounin tomo el brazo de Sai y lo arrastro a la cama donde estaba sentado. El chico ni siquiera se inmuto.
-Permíteme demostrarte mi querido Sai lo equivocado que estás -susurro cerca de su oído con sensualidad antes de subirse encima de él con la agilidad de un gato. Debajo de él Sai se estremeció-. Y de que no siempre tienes que hacerle caso a los libros de Ero-senin.
Con una kunai que guardaba siempre debajo de la almohada desgarro la liviana ropa nocturna de su pareja, no conforme con eso movió la filosa arma por el desnudo cuerpo haciendo varios cortes de escasa profundidad, los cuales se encargo de curar levemente con su propia saliva, succionándolos con fuerza y con toda la lujuria que le era posible reunir en ese minuto. Sabía que cada punto cortado era sensible para Sai, quién jadeaba ante el contacto y también sabía que utilizar jueguitos agresivos como esos le eran agradables y excitantes. Para ambos.
Se movió hasta llegar a los pantalones del chico, relamió sus labios mientras los bajaba con lentitud; quería desesperar a Sai con eso, puesto que desde hace bastante rato el chico tenía una erección. Decidió comenzar a jugar, se acostó arriba de él y se dedico a besarle la boca y la cara mientras Sai trataba por todos los medios posibles pedirle que no jugara, que actuara de una vez.
- ¿No era que según tú, debería ser el uke? -Cuestiono con ironía antes de lamerle el cuello con gula y comenzar a morderlo.
-Naruto, por favor...No aguanto -dijo con desesperación intentando soltarse, el rubio le había agarrado las manos para que no hiciera absolutamente nada.
Oh si, si a Sai le gustaba jugar con instrumentos y juguetes variados, a Naruto le gustaba dominar y someterle casi como si fuera su esclavo.
-Dilo entonces... -murmuro coqueto rozando su pene con el suyo, haciendo que gimiera desesperado.
-De acuerdo, tú eres el que manda. No yo... -soltó abatido al verse derrotado nuevamente-. Pero por favor, date prisa...
-Vez que no era tan difícil.
Sonrió ante la victoria y dispuesto a dejar de hacerle sufrir le soltó de las manos, bajo ambo pantalones y se acomodo mejor.
Y entro.
Y definitivamente esa noche, Sai quedo convencido de las palabras del rubio, y nunca más volvió a cuestionar quién era el que tenía la autoridad en la cama.
Fin.