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Segunda opinión ¿o cambio de opinión? por jaguar_et_quetzal

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Notas del fanfic:

El primer fic donde el título me pareció horrendo, pero ¿qué se le va a hacer?

Notas del capitulo:

¿Alguna sugerencia con el título? (Admitámoslo, es horrible)

   La puerta se cerró tras la entrada de unos zapatos negros bien boleados; pantalón gris de gabardina, bata perfecta y lisa de un blanco inmaculado, si acaso importunada por dos pares de pequeños pliegues a cada lado en la parte media que evidenciaban la presencia de un generosa y prometedora barriga -seguramente producto de varias horas en el escritorio por la redacción de importantes artículos científicos…o de bastantes y buenos desayunos-, estetoscopio al cuello y, coronando, una naciente calva dignamente llevaba con un peinado discreto hacia atrás. La imagen de todo un profesional.

-Bien, ya tengo los resultados -dijo el médico mientras tomaba asiento tras su escritorio de madera pulida de caoba y hacia la seña de leer con interés los papeles que llevaba en la mano-, no cabe duda, está usted embarazado. 

Volvió la vista al frente tras cinco segundos de total y extraño silencio, generalmente el comentario era rebatido en los primeros dos. Takaba Akihito, el joven paciente que en ese momento atendía, le miraba sobrio; sus castaños ojos fijos, su boca ligeramente contraída y el color de su rostro sólo un poco más pálido que cuarenta minutos atrás, cuando llegó. ¡Que falta de sentido del humor! Los pacientes que escuchaban su chiste (el favorito, por cierto) respondían riendo y negando la posibilidad, o incluso seguían la corriente con oportunos y jocosos comentarios haciendo más amena la consulta, sin embargo la extremadamente seria expresión del joven Takaba hacia pensar que hubiese anunciado un tumor cerebral……bueno, quizá no tan grave. Dudó. La imposibilidad de la fecundidad masculina era tan obvia que no necesitaba aclaración ¿verdad?  

Por un momento, la morbosa intención de preguntarle se apoderó de su mente.

-Emm….-carraspeo un poco-. Lo lamento, fue una broma; porque si sabe usted que…–dejó el resto de la frase al aire, y esta se fue volando con la esperanza de recuperar el hilo de su chiste. Carraspeo de nuevo-.…bueno, no importa. –Se enderezó quedando completamente de frente, la espalda bien recargada, sus manos sobre el escritorio. La pose profesional.- Bien, con base en los análisis de sangre y el coproparasitoscópico (note que lo he pronunciado por el nombre largo y sin equivocarme), la sintomatología que me describió, además de la auscultación previa, considero que se trata por ahora de una inflamación intestinal. Puedo sugerirle otras pruebas para descartar ciertos padecimientos a pesar de que su historia clínica indica que  es usted un joven de hábitos saludables. De momento le recetaré únicamente un desinflamatorio, pero en el caso de que perciba otro síntoma no dude en venir.

-Ya veo, ¿eso es todo? –preguntó Akihito mientras tomaba la receta.

-En el supuesto caso de que se tratara de los síntomas  iniciales de un trastorno como colitis nerviosa, debe procurar alejarse de todo aquello que le cause estrés. Veamos –entrelazó sus manos, apoyando los codos sobre la superficie de caoba- ¿Reconoce alguna fuente de tensión?  

No necesitó pensarlo mucho, a su mente acudió la imagen de un hombre de elegante traje café, rasgos fuertes, mirada implacable, dueño de un club en Shinjyuku……Asami.

-Si.

-¿Y esa fuente actualmente le produce episodios estresantes?  

¿Episodios estresantes?…Asami en su casa, él y Asami en la habitación de un prestigioso hotel, él y Asami en el departamento de éste, ¡y no precisamente jugando a las cartas!

-Ssi…..-dijo de manera furtiva, tratando de evitar lo más posible pensar en ello y que el galeno notara cuanto le turbaba.

-Ah! Eso puede ser muy importante. Déjeme ver…Mmm, si; observando detenidamente los análisis pudiera ser que en efecto usted es potencialmente propenso a un trastorno del tipo que le mencioné, si consideramos la cantidad de este componente –Akihito se inclinó un poco hacia delante para ver la parte señalada, notando de paso que su porcentaje entraba en los límites de normalidad- ¿Eh? Oh si, bueno, está dentro del límite –dijo adivinando la mirada de su paciente-, pero note que se encuentra cerca del límite superior, y recuerde, siempre es mejor prevenir; así que lo mejor es que trate de evitar esas situaciones estresantes.

-De acuerdo. <<Ajá>> –pensó-. Gracias por todo Doctor –una reverencia acompañó a sus palabras.

-Por nada, es mí deber –respondió con un pobre intento de humildad por su fatua sonrisa.   

Tras despedirse, Takaba se dirigió a la salida del consultorio.

-¡Ah! Sólo por tener claro –llamó a su paciente antes de que éste saliera-, ¿podría hablarme un poco sobre esos sucesos estresantes? Para incluirlos en el historial.  

 El rostro de Akihito asumió la misma expresión de gravedad de minutos atrás, sólo que ahora iba acompañada de un soberbio sonrojo que fue totalmente incapaz de reprimir. ¿Era tan necesario entrar en detalles? ¿Existe alguien que se siente a comentar con su médico las ocasiones en que se halla amarrado y a merced de un hombre de intenciones perversas (intenciones que, por cierto, siempre culminaban en censurables experiencias)?   Salió de manera presurosa, casi atropellada, llevándose con ello un pequeño florero de la mesita de la sala de espera al golpear su esquina, sin hacer siquiera el intento de levantarlo.

-Vaya, parece que le hubiera preguntado por un crimen, umm, tal vez se trate de un fotógrafo paparazzi o tal vez ni siquiera es fotógrafo. 

 

 

-¡Ah! no…¡ah! ¡detente!….  

De nuevo, habiendo perdido ya la cuenta del número de ocasiones en que se hallara de manera semejante, Akihito trataba de resistirse bajo las caricias de Asami Ryuichi. Aunque, a decir verdad, con las manos –ingeniosamente- atrapadas por su propia playera blanca de manga larga, no desplegaba una gran oposición.  

 Asami mordía con fiereza aquel pequeño y erecto pezón que había encontrado en su camino de besos y lamidas, en tanto que sus manos se encargaban de dejar al joven fotógrafo sin ropa interior; este prometía ser otro excelente y placentero encuentro.

-¡Nh! ¡ah! ¡ah! no…. -La excitación se iba apoderando de su cuerpo; a su pesar, debía reconocer que las sensaciones eran delirantes, aún cuando no fueran correctas, aún cuando él siempre pensaba que estaba mal, aún cuando el momento previo le produjera una aprehensión no grata precisamente por el dilema que le generaba ¿o quizá era el vértigo por prever lo que pasaría a continuación? 

Uno, dos, tres….el referí metafórico de su autocontrol contaba y él, de espaldas a la lona –cama-, estaba por ser vencido nuevamente.  

  Pero no debía ser así, las estadísticas no tenían por que ser siempre a favor de Asami, obteniendo el pleno control de cuando, donde, cómo… Trate de evitar esas situaciones estresantes. ¡Su salud estaba en riesgo!    

 Por eso, en el momento en que su rodilla derecha quedó a tan sólo 15 cms de su cara, seguida de cerca por su rodilla izquierda (señal inequívoca de que la situación pasaba a palabras mayores y acciones salvajes, donde definitivamente perdería el dominio sobre sí) hizo acopio de la fuerza de voluntad restante, quedándole como único recurso…  

Un empellón llevó hacia atrás a Asami, cortando con ello el delicioso ritual que estaba entrando –en opinión del empresario- en la mejor parte. Con un pie en su pectoral izquierdo y otro a la derecha de su mandíbula era mantenido a cierta distancia por un Takaba de cabellos de miel que le miraba con una mezcla de decisión y firmeza, pero también expectación nerviosa por la reacción del empresario. Asami a su vez le observaba ligeramente sorprendido y confundido; si bien era cierto que le había escuchado rehusarse, lo había –como cada una de las veces- ignorado, puesto que sus negativas siempre consistían en no más de un par de palabras que muy pronto se perdían entre jadeos y gemidos; pero esta vez había sido diferente, por primera vez Akihito se había atrevido a frenarlo de manera tangible; podría haberse enojado (cosa que Akihito esperaba y, había que aceptarlo, temía un tanto), después de todo y de cierta forma –bastante retorcida- estaba en su derecho; no obstante, optó primero por otro camino: el de la curiosidad; elevando una ceja pidió silenciosamente una explicación.

-Ah….te dije que te detuvieras.  

 Asami frunció el seño.

-Siempre lo dices, de hecho me divierte que lo hagas.  

Akihito reaccionó enfurruñado, era ofensivo escuchar que la defensa de su dignidad resultaba la diversión del empresario; aún cuando, desde hacia tiempo, había dilucidado que así era.

-Pero eso no explica tu pie en mi mentón –continuó Asami.  

Takaba retiró su pie izquierdo un poco amilanado, de hecho, no había su intención poner el pie exactamente ahí, sino un producto de la vertiginosa acción; no obstante su extremidad derecha seguía firmemente plantada conservando la distancia.

-Lo hago por mi bien –indicó, aunque más que explicación, sonaba con un tono de excusa, como quien ha cometido una falta.

-En ese caso, ‘por tu bien’ –remarcó-, te sugiero que retires tu otro pie y te prepares para lo que sigue.  

 De más estaba explicar a qué se refería con “lo que sigue”, el sugestivo tono hablaba por si mismo, sumado al acento de autoridad que Asami gustaba de usar y con el cual Akihito sabía que era poco probable presentar oposición.

-¡Es una recomendación médica! –exclamó como último recurso, a sabiendas que sus escuálidas barreras volvían a ser derribadas como si Asami soplara a un castillo de naipes.  

 El dueño del club Shion se detuvo, justo cuando estaba a punto de continuar con la clara intención de alcanzar al objeto de su –lujurioso- deseo.

-¿Recomendación médica? –repitió genuinamente interesado, Akihito jamás había puesto un excusa semejante ¿se encontraría realmente enfermo? ¿Se trataba de algo de gravedad?   

  Se revolvió un poco en su asiento, inquieto. El hombre sentado frente a él no parecía ser el clásico paciente, que quedaba convencido de tener la enorme suerte de ser atendido por un médico de su grandiosa capacidad (¡y a un precio tan accesible!) con tan sólo ver los cuadros de reconocimiento, el mobiliario discreto y de buen gusto y, por supuesto, no pudiendo ser menos, la pulcra imagen de su propia presentación. Ni siquiera su mejor pose de profesionalidad y alta competencia había resultado. De hecho, era aquel hombre –con su figura recta, expresión escéptica y facciones decididas- el que parecía ejercer cierto efecto  con su presencia ¿Tendría algo que ver su traje Armani azul y gris? Quizá, porque de cierta forma le decía que esa persona no era ‘cualquier persona’.

-Dígame ¿cuál es su problema? –preguntó lo más serio y firme posible, frunciendo un poco el entrecejo para demostrar profundo interés en la respuesta. La verdad, no creía que aquel hombre pudiese estar enfermo, ni siquiera era capaz de imaginar como se vería de estarlo.  

 Asami despegó sus labios, rompiendo el hermetismo de su expresión. Después de insistir un rato, no había logrado sacarle mayor información a Akihito acerca de su condición médica; y si bien conocía su vulnerabilidad a la hora de estar en la cama, también reconocía cuan obstinado podía ser cuando se lo proponía (¿pero no era ese, después de todo, uno de sus principales atractivos?). Así que, después de una breve y fácil investigación a cargo de Megane, su asistente, había decidido acudir personalmente a averiguar lo que sucedía con Takaba.

-Atendió a Takaba Akihito.  

 No era pregunta, sino una afirmación tajante.

-¿Takaba Akihito? –Pensó un momento, el nombre le resultaba fresco- ¡Ah, si! El joven Takaba; estuvo aquí no hace más de una semana, lo recuerdo porque <<No le causó gracia mi ingenioso comentario>>…emm, bueno, no importa mucho el por qué –consideró prudentemente.

-Entonces quiero que me diga la razón de su visita.  

Hizo una pequeña mueca, no estaba acostumbrado a recibir órdenes en su consultorio.

-Lo siento, pero se trata de información personal y confidencial que sólo puedo tratar con el propio paciente. 

  Las cejas de Asami se elevaron un poco, casi desdeñoso; era claro que aquel médico trataba de hacerse el importante, seguramente le gustaba hacerlo.

-Confidencial –repitió desafiante.  

-Es por ética. No puedo revelar información a externos –reiteró.

-¿Bajo ningún concepto?  

  La pregunta había sido pronunciada de forma lenta pero firme, a consideración del galeno cierto aire amenazador se deslizó de ella. De repente volvió a sentir aquella atmósfera intimidante que irradiaba de su distinguido interlocutor.

-Eh, bueno, si.. si es por un motivo importante y se trata de un familiar inmediato del señor Akihito, pues…  

  El empresario no dio señal de confirmar tales condiciones, no obstante se mostró más complacido con la respuesta del médico.

-Pariente cercano –dio por asentado el médico. 

 

 

-¿Diga?

-Jov….Señor Takaba. Habla el doctor Zen.

-¡Ah! Doctor. ¿Cómo está? Umm, la verdad no esperaba una llamada de usted. ¿Sucede algo?

-Nno, no exactamente. Sólo hablaba para saber cómo sigue, ya que un médico de mi categoría siempre está al pendiente de sus pacientes.

-Estoy bien, gracias; el medicamento fue muy efectivo.

-Ya veo. Y…con respecto a lo otro…

-¿Lo otro?

-Ya sabe, la posibilidad que hablamos de un padecimiento más serio, y las indicaciones que le di.

-¡Ah! Eh….si -la voz de Akihito adquirió un dejo incómodo-, seguí sus consejos.

-¡Oh! Eso está muy bien; sin embargo, ejem, creo que debemos tomarlo con calma, me refiero a que es posible que se tratara tan sólo de un malestar por algo que comió.

-¿Pero los resultados en el análisis?...

-Eso, eso no importa mucho, los valores siempre difieren por diferentes razones.

-En ese caso…

-En ese caso –se apresuró a complementar el médico- lo mejor es seguir con sus actividades cotidianas, como hasta ahora. ¡E incluso! –apuntó perentoriamente, con tono mucho más alto que incluso sorprendió a Akihito, haciéndole pegar un respingo al otro lado de la línea- si ha sentido un poco de estrés, es necesario que a partir de ahora realice actividad física intensa, como correr, hacer bicicleta, tener relaciones sexuales...cosas como esas. 

  <<¿Cosas como esas?>> Pensó Akihito; ¿de qué forma entran en la misma categoría tales actividades?

-¿Usted lo cree doctor?  

 Asami Ryuuichi, ese era el nombre de aquel imponente visitante. Al principio, poco o nada le había sonado, pero algo le decía que la intimidante presencia era algo más que un buen traje y unos ojos de hielo (¡aunque con ello le había bastado en su momento!); el auto tipo limusina lo confirmó en parte. Pero lo que determinó la decisión de la llamada fue enterarse –gracias a que uno de sus gustos era el colarse en clubes de buena categoría y sentirse parte de ese mundo- que se trataba, ni más ni menos, del dueño de uno de los más prestigiosos, el club Shion; y más aún, rumores que decían algo sobre mafias y lucha de poder, donde Asami –el señor Asami- tenía a su favor muchos elementos.  

La inquisitiva expresión le había motivado a responder con detalle cada cuestionamiento, sobre el motivo de la visita del joven fotógrafo, los análisis, el diagnóstico. ¿Y exactamente qué tipo de indicaciones le dio? Había preguntado. ¿Puedo sugerirle otras? Pidió tranquila y educadamente tras la respuesta.

-Lo creo, lo creo con toda el alma –respondió firmemente convencido y casi seguro de cual era el trasfondo de ello ¡cómo no se le había ocurrido antes o al menos entreverlo un poco! ¿Cuántos hombres toman con tanta seriedad y tan mal la posibilidad –totalmente improbable- de estar preñados? ¿Cuántos hombres de semejante importancia se (pre)ocupan por conocer tan minuciosamente el estado de alguien que ni siquiera es pariente?   

 Definitivamente, jamás debió saltarse aquellas materias de psicología para médicos.   

Notas finales:

El diálogo final viene de un capítulo de los simpson, cuando Homero pide ayuda a la mafía para los pretzels.

Pero la idea del fic nació después de ver el especial Asami' report  (¡me encantó!).


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