Solo el ruido del fuego se oía en la cocina, pues el silenciosos cocinero de a bordo era agil cual felino al caminar. Cuando estuvo todo listo y solo faltaba que el horno hiciera su faena se sentó y disfruto de la genial vista ((y no exactamente del mar)) que le ofrecia la ventana de proa.
Un moreno espadachin con cabellos extrañamente verdes y un cuerpo de infarto levantaba pesas sin ningun esfuerzo. No llevaba camiseta y eso hacia que Sanji pudiera ver perfectamente el sudor recorrer el sexy cuerpo de su secreto amado.
Él necesitaba algo como ese hombre, y que hombre... Fuerte, atractivo, apuesto, sexy... Sanji se mordió el labio mientras tomaba una copa de vino y observaba aquel ardiente cuerpo que ya se sabia de memoria. Y cada día seguia opinando lo mismo... Si fuera por él, le sobraban los pantalones.
Bebió un poco de vino y se lamió los labios lujuriosamente... Si ese héroe que entrenaba en cubierta fuera suyo... Como le deseaba. No sabia bien des de cuando pero, sentia que anhelaba ese cuerpo, esa mente de depredador feroz, ese duro corazón cubierto de escarpa de hielo frío... Ese ser indomable... Ese demonio...
Tiró la cabeza atrás imaginando sus más oscuras fantasias con su amiguito... "Si Zoro supiese que estoy pensando..." Se dijo a si mismo el cocinero... Mostrando una casi imperceptible y traviesa sonrisa. Apoyó la cabeza atras a la pared y bebió un poco más.
Lo volvió a mirar y vio que Zoro tambien le dirijia la mirada. Divertido, sonrió y le guiño el ojo al espadachin, al cual se le cayeron las pesas en cubierta haciendo un gran estruendo. El moreno había quedado con la boca abierta y los ojos como naranjas ((literalmente)).
El cocinero estayó en carcajadas ante esa expresión y Zoro, enfadado consigo mismo por sorprenderse, cogió las pesas y se alejó más. Aun así, si Sanji se inclinaba un poco a la derecha podía verle perfectamente. Esta vez sonrojado adorablemente y con cara de verguenza.
Como le gustaba Zoro... Era tan adorablemente mono cuando se ponía rojo o se sorprendia por algo... Era tan fuerte cuando estaban en batalla, cuando con solo la mirada ya sabían que debian hacer, como moverse y protejerse el uno al otro... Zoro...
Si ahora le perdiera... No sabría como continuar, no podría soñar con nadie más... Por que Zoro, sin saberlo, era el dueño de el corazón del cocinero y tambien el protagonista de todas sus fantasias, de todos sus sueños... De todo él.
El horno pitó y Sanji gritó a todos a comer. Después de un terremoto de grado 5 ocasionado por Luffy, Usopp y Chopper ((el trío la la la)), llegaron todos a comer.
- ¡Qué aproveche!- Dijeron al uníson, para después devorar todo lo que había en la mesa.
Cuando ya servían el cafe, Nami aprovecho para levantarse, captar la atencion de la tripulación y hablar.
- Esta noche llegaremos a una nueva isla. Me he enterado de que el log pose necesitara unos dos o tres días, asi que vigilad no ser demasiado imprudentes, lo último que queremos es un follón con la marina. Mañana repartiremos el dinero y las tareas que se deben hacer, ¿de acuerdo?- Dijo ella.
Todos asintieron y se fueron a hacer las tareas de la tarde, lo que viene a ser, nada. Menos un pobre cocinero que quedó enterrado en una montaña de platos sucios que debía lavar. A veces se sentía como cenicienta... ¿Sería Zoro su principe azul?
Aunque si lo pensaba bien, el azul no pegaba con su amigo... Zoro sería más como un principe verde... Aunque si tenía que ser sincero, tampoco lo veía visitiendo una ropa delicada y cuidada...
Pero no le importaba en absoluto que Zoro no fuera un principe. No necesitaba ningun noble si le tenía a él. Por que él no era perfecto, pero Sanji no necesitaba la perfección para ser de verdad feliz. Sanji prefería a su gruñon, perezoso y despistado Zoro.
Era eso lo que necesitaba, su propio héroe.
TO BE CONTINUED