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Espléndido por Onigiri

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Notas del fanfic:

 

Notas del capitulo:

Los personajes y todo aquello que tenga que ver con Yu Gi Ho!, no son de mi propiedad sino que pertenecen a sus respectivos creadores.

Una corta historia hecha por mí que espero la disfruteis.

 

 

Espléndido

 

Onigiri.

 

 

 

Había que admitirlo, al sujeto de Seto Kaiba no solo era alguien a quien odiar por su arrogante personalidad, sino que junto a cierta admiración porque al fin y al cabo era un presidente ejecutivo a tan corta edad y a la inteligencia de la que no se podía negar, también había que agregarle lo guapo que las facciones y su esbelto cuerpo agregaban a aquella admiración.

 

Pero tales últimas cosas no las admitía Joey, sólo la parte de arrogante, de muy arrogante.

 

Y esa opinión nunca cambiaría, ¿qué persona más altanera que Seto? Llegar a encerrarle en un baño y pedir con su todopoderosa voz que se desvistiera, que lo hiciera rápido y si de paso bailaba un poco mientras lo hacía le daría un dulce al finalizar.

 

—No –fue la escueta respuesta del rubio a la orden imperiosa dada por el castaño.

 

Arrugó el ceño en su frente y se dirigió a la puerta acomodándose la chaqueta verde que se desarregló en el forcejeo del mayor para hacerlo entrar allí; entonces iba a abrirla, lo iba a hacer, pero un “entonces te daré algo más que un dulce” lo hizo detener.

 

¿Dinero, una carta para completar su baraja a una mucho mejor, enseñarle expertos trucos mejores que los ya aprendidos? ¿O un beso tierno?

 

¡Qué mierda!

 

Su cabeza ya estaba pensando mal.

 

Iba a salir de allí y denunciar a Seto de pederastia, pero de inmediato excluyó eso al recordar que ambos tenían los mismos años; bien, entonces sólo saldría de allí, sí, lo iba a hacer…

 

De nuevo la voz del Kaiba habló.

 

Era un “me gustas” dicho por el engreído. ¿Tenía que responderle algo también? ¿Un “lo siento, ya tengo novia” o algo parecido?

 

Pero visto de que no tenía novia…

 

— ¿Qué dices? –preguntó el rubio.

 

— ¿Aparte de parecer más bien un perro faldero que un amigo, también eres sordo? –dicho ello, Seto que no estaba tan apartado de Joey, se arrimó más a este, mucho más.

 

—Bien, voy a dejártelo en claro: me caes mal, eres una peste y prefiero ser un perro que un rico mimado como tú –dijo Joey, aunque se arrepintió de lo último.

 

Ó más bien se arrepintió de no jugar más baloncesto cuando la altura de casi diez centímetros que los separaba le hizo de alguna forma temerle al castaño.

 

—Te creo, siempre estás vestido de perro en mis sueños –mencionó Seto y algo parecido a una sonrisa se instaló en su cara, se aproximó más dejando que su aliento chocara en los labios del menos presumido-. Pero al final siempre te desvisto –susurró.

 

Ese fue el final de cualquier tipo conversación y el principio de un beso. Quizá no era lo correcto pero Joey correspondió, se sentía tan bien la caricia en su nuca, la impropia delicadeza sobre sus labios, no querer quedarse atrás ante tal gesto, seguir subiendo de nivel los movimientos de ambas bocas. Se sentía tan bien querer más de ello.

 

—Mierda… -dijo dificultoso el rubio finalizada la unión, su respiración casi se desbarata en ello.

 

—Creo que he de adelantar lo que iba a darte –mencionó Seto atrayendo hacía él el cuerpo del rubio y guiándose a un cubículo del amplio baño-. Te va a gustar.

 

Y el beso anterior quedó nulo ante los nuevos que surgieron, ya ni siquiera en el mismo lugar. Si alguno de ellos apetecía alejarse, bien que sería un pecado.

 

—Ahh –gimió Joey cuando unas manos rasaban debajo de la hebilla de su cinturón.

 

— ¿Sabes? Soy lo que no puedes ignorar, quien te saca esa faceta de bravucón y, desde luego, quien te la puede hacer callar por algo mejor… -dijo el castaño.

 

Tanto el uno como el otro no obviaron los placenteros instintos de tocar más piel contraria, y paso a paso la ropa se volvía cada vez más floja. El pantalón y ropa interior de Joey quedó totalmente al mismo nivel de sus pies y el más serio halló la forma de levantarlo para que unas apetecible piernas rodearan su cuerpo.

 

El rubio se dejó hacer. Alejó el pensamiento de que eran hombres. Excluyó la posibilidad de sentir dolor al darse cuenta de las intenciones de Seto. Se dejó tocar su clavícula con la lengua del castaño y no reprimió el sonido que ello le hacía crear.

 

Se sentía tan bien…

 

De en adelante el mayor trató de aplacar el dolor, porque lo fogoso de los besos se trasladó a un placer mucho más carnal.

 

Y el castaño comenzó algo lento para acometer de nuevo más rápido, sólo cuando Joey mostraba un gesto más gustoso, más de petición, más de querer seguir.  Porque a él le gustaba tanto ese rubio, se sentía tan bien a su lado…

 

No quería que cambiara, que siguiera con su deseo de derrotarlo, de hacerle frente. Se sentía como un joven cerca de él, haciéndose el tan vivaracho.

 

—Creo que… si me gusta, ahora sí… –dijo entrecortado el rubio y llegó por fin el orgasmo.

 

Seto fue igual.

 

Sólo quedaba acceder a otro beso más, uno que correspondía Joey afirmando no tener novia, al parecer era mejor tener un inteligente, guapo y arrogante sujeto con quien sentirse bien. 

 

Desde luego que no siguiera con una posible orden de bailar desvistiéndose.

 

Notas finales:

 

¡Gracias por leer!

(No soy buena en los finales, pero sólo era una corta historia)

Sobre ésta serie (Yu Gi Ho!) es el primer fanfic que realizo (ya he hecho en Naruto >.>), sí hay algo de Ooc o cualquier particular aspecto impropio, es por inexperiencia. xD.


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