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Its no too late por katzel

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Tierra húmeda liberando toda su exhuberancia luego de una tarde de lluvia.

Hermoso... todo aquel camino decadente y oscuro era hermoso.

Y adentrarse en él con la brisa nocturna de una ciudad apagada se sentía tan libre...

Dejar un poco de mi propio ser... llenar los rincones vacíos con el eco de los pasos.

Iba abandonado de mi espíritu de manera indolente.

Qué importaban ya los días transcurridos, las horas pasadas... sólo el hoy, sólo el ahora, aspirar el aire a pleno pulmón y sonreír sin motivo...

Entonces le encontré.

Su rostro brillaba bajo la luz de un solitario farol.

Contemplaba una mariposa nocturna que intentaba llegar sin éxito hacia la luz quemándose las alas.

Me impresionó tanto verle...

No era una belleza desconocida...

Se trataba de Él.

Cinco años después de nuestro adiós, aún tenía el poder de atraerme sin hacer nada más que estar frente a mí.

Moví los labios llamando a una palabra.

Podía ser un "hola"... un "tanto tiempo"... un "estoy aquí"

Ninguna estuvo conmigo...

Sino su sonrisa maléfica al ver despiadado cómo la mariposa desaparecía para siempre en su loco intento de llegar a la felicidad.



Sus ojos eran claros... ojos felínicos adornados por delgadas pestañas.

Pupilas negras, podían verlo todo, saberlo todo, decirlo todo.

Los interminables segundos que su mirada se dirigió hacia mí conocí lo que es estar verdaderamente en silencio.

- Nadine... - dijo como siempre, sin exaltarse... con esa voz de fantasía.

Cómo podían renacer mis esperanzas enterradas en lo más profundo... después de todo lo que hice para olvidarle...

- Evan...


El tiempo pasa...

Es una verdad inexorable...

Y para mí esa noche fue como un regalo del azar.

No existía más ese inseguro muchacho lleno de imperfecciones. Nadine, el torpe ayudante de oficina, un poco bajo, un poco torpe, aquel que se rindió al hombre más ególatra e inhumano, una estatua de frialdad que le llevó a la locura.

Luego de utilizarme como un cuerpo más, utilizó sus influencias para mi renuncia...

Sin embargo nunca le odié entonces... me odié a mí mismo... por que él se había ido sin saber quién era yo...

Me acusé de esconderle mis sonrisas y mis besos verdaderos por miedo precisamente a que los destruyera sin remedio.

Fui aburrido, convencional, ridículo y enamorado.

No estaba a la altura de Evan... el ángel... no podía ver sus alas... ni adivinar qué yacía en el fondo de sus negras pupilas...

Y luego de cinco largos años... él me había sido devuelto.



Incliné levemente la cabeza y proseguí caminando.

El orgulloso arrasa corazones se sorprendió de mi aparente frialdad y empezó a moverse en mi dirección.

- Nadine...

Si supiese que sólo de respirar su mismo aire estaba a punto de desvanecerme...

Su mano se extendió hasta rodear mi brazo.

- ... de modo que eres tú...

- Um...


Mis cabellos brillantes ondeaban atrevidamente, estaba delgado y esbelto, y había aprendido la finura y la apostura de un amante gentil.

Él no podía creerlo.

Por primera vez era él quien me miraba con verdadero interés.

Antes, yo fui en su búsqueda.

Esa mágica noche... Evan... el ángel... perseguía mi presencia.

- Cómo vuela el tiempo - dijo calmadamente - ... tú... eres tan diferente ahora...

Le brindé una sonrisa sin miedos... confiado y entregado a sus ojos.

Esa mano de blancos dedos que se posó en mi mejilla me dejó sin habla.

- ... cómo ha florecido tu belleza... qué misterio extraño... se esconde en ti... Nadine... tan... delicado... exquisito...

Los susurros... antes cuanto habría dado por oírlos derramados en mi oído... habría aceptado dar mi vida por él...

¿Era una ilusión? ¿Era realidad?

¿Evan y su delicioso perfume glacial se rendían ante mí?


Con gran esfuerzo me sustraje de sus manos y proseguí mi camino.

- Debo proseguir...

- Nadine... permíteme acompañarte... esta noche.

- Iremos juntos...

Iba examinándome por completo, ensimismado, intrigado... siempre demoniaco y fascinante.

- Qué ha sido de ti... - preguntó solícito.

- Hum... qué ha sido... nada especial... sólo puedo decir que he vivido... no me he privado de nada. Ni de la felicidad ni de la tristeza. He sentido todo lo que he tenido que sentir. He tenido sueños de todos los tamaños y colores y he coleccionado los momentos más importantes, los más cálidos, los que no me pueden ser arrebatados...

Me miraba asombrado... por fin podía comprender la complejidad de su espíritu.

Mostraba mi sensualidad en cada gesto atrayéndolo.

Era carismático y poético, exactamente como él.

"Aún estás buscando a ese perdedor... al chico que se sujetó a tu cintura y te dijo que moriría si lo dejabas... a quien llamó insistentemente sin descanso... al pobre diablo que se arrojó delante de tu auto una noche de torrencial lluvia diciéndote que no se había terminado..."

- ... vaya... el pequeño Nadine ha florecido...

- ... florecer... sabe usted... no me atrevería a usar ese término... quizás en vez de eso sólo me haya marchitado...

"Asesiné a mi antiguo ser... el que sólo sabía recibir las heridas sin quejarse. Al perderle condené a mis puras fantasías y sueños de niño al olvido... eso que tú despreciaste tan fácilmente nadie más pudo verlo"

- Usted... no hay necesidad de ser tan formal.

- Permita que coloque esa barrera entre nosotros... recuerde que nuestras vidas van por caminos distintos...

- Pero se han cruzado esta noche... Nadine... di mi nombre...

Empezaba a exigir.

Le emocionaba y a la vez contrariaba el hecho de que yo no delirara más por él.

Esta vez... el indiferente era yo...

Aunque por dentro temblaba a punto de desmoronarme una y mil veces.

Violento como solía ser colocó sus manos en mis caderas y me atrajo con fuerza.

- Di mi nombre...

Le reté con mis ojos.

- Tamanaha - san...

Estrujó mis ropas liberando un pequeño gemido.

- Mi nombre...

Me cautivaba su ruda insistencia.

Muy bajo dije:

- Evan...

Una de sus manos descansó tras mi espalda.

- El brillante Nadine.

Su aliento cálido me hacía su esclavo una vez más.

Los labios que habían errado por todo el mundo fueron míos.

Ese sentimiento para mí desconocido me llenó por completo.


¿No se cumplían mis fantasías?... entre los antiguos llantos de mi abandono había tejido toda suerte de historias románticas donde él volvía a mí.


Estaba en mis manos... podíamos ser felices... si sujetaba con aquel nuevo encanto a ese angel.

Nuestros labios fundidos compartían un fuego encendido que encendía nuestros cuerpos.

El suyo, sujetándome cálidamente.

El mío inclinado hacia atrás entre sus brazos.

En mi mente sólo aparecían imágenes del tiempo ido.


Deseaba sinceramente hacerlas desaparecer... enterrarlas...


Yo buscándole, yendo tras sus pasos, mi torpe declaración.

La noche que me entregué por completo sin miramientos a su posesión.

Su terrible frialdad, su desprecio... sus múltiples traiciones... su encanto...

Por que mientras más mostraba su horrible oscuridad más le amaba sin remedio.

Nuestra última entrevista... cuando me dijo "olvídame... no deseo que me recuerdes..."


Allí, con los ojos cerrados, sintiendo su corazón latir con el mío, comprendí que por fin podía tenerle...

Borrar todas las heridas...

O perderle para siempre...


Al separarnos pude ver sus alas desplegadas.

No eran negras... eran plateadas... increíbles... nadie más podía verlas... el ángel absoluto por fin se mostraba.

- Lo siento... - dijo con una expresión que nunca había visto.


Empezó la lluvia nuevamente.

- Nadine... bien sé... que es imposible obtener el perdón por mis actos... y que es posible que no creas en mis palabras... pero no es tarde... no lo es... empecemos nuevamente... hasta ahora he vagabundeado por el mundo en soledad... usando y desechando a quienes nunca imaginé a mi altura... intentando llenar un inexplicable vacío. Nadie ha tenido sentido. No he vivido nada verdaderamente como tú lo has hecho. Sólo ha sido error tras error...

Apoyó su cabeza sobre mi hombro.

- Sólo este momento... tan corto... tan pequeño donde he nacido... permíteme vivirlo... déjame convertirlo en algo interminable...



Evan suspiraba, rogaba, me revelaba un oculto corazón iluminado que rogaba por latir.


Y era tan bello que derramé dos lágrimas de plata por él.


Escapé lentamente de su abrazo.

- Eso no sucederá jamás.

Mis alas negras se extendieron.

- Es cierto... que ya no soy aquel antiguo y tonto Nadine... y que quizás tú no eres más el hombre que me hirió. Pero no puedo olvidar... cuánto me costó convertirme en lo que ves tan complaciente. Cuántas lágrimas derramadas en tu honor hasta el amanecer, sin esperanza de que regresaras. La forma en que ni siquiera te dignaste a mirar mis puros sentimientos... ahora puedo estar cerca de la perfección... pero me extraño... extraño a ese pobre diablo que creía en cada palabra que salía de tus labios... al inocente que emocionado te abrazaba mientras dormías pensando tontamente que podía proteger alguno de tus sueños... que si bien no comprendía tus altos pensamientos estaba dispuesto a combatir a brazo partido para que se hiciesen realidad...

Evan lloraba también escuchándome.

- ... olvidar eso es traicionarme a mí mismo... antes... yo era la mariposa... sabes... una vez estuve en este camino al atardecer... anhelando la luz del sol... pero el sol empezó a morir en el horizonte alejándose y yo corría tras él cada vez mas rápido... más rápido hasta que se perdió entre las sombras... y rendido, arrodillado, me dejé vencer.

Solté la mano que me tendía.

- ... me di cuenta de que no podía llegar hasta él por mucho que lo intentara y ese día el Nadine que conociste murió para siempre. Mira lo que has creado... obsérvalo bien... por que esta es la última vez... mi corazón no siente... no ríe y no llora... no tengo piedad... ¿no es eso lo que me enseñaste?... todo lo que toco se convierte en un desierto... acércate y te cubriré con mi negro manto... sufrirás como nunca antes... nadie puede volver a tocarme... nunca más... ni siquiera Evan, el dios de las alas plateadas... ¿no soy hermoso?

- Nadine... no... no te vayas...

- Esta vez no seré la mariposa... esta vez yo seré el sol y quien se quedará llorando al final del camino serás tú... quien se preguntará cómo pudo haber sido serás tú... he elegido por fin... es el último deseo de un muerto... reducir tu corazón a cenizas...

- No es tu culpa... - dijo Evan tomando mis manos fuertemente - ¡No es tu culpa si ya no sabes amar! ... déjame rescatarte de ese dolor... de esa soledad... permíteme llegar a ti...

- Es imposible... los muertos no pueden regresar, sabes Evan..., me gusta no ser nadie... aquí donde estoy no sé lo que es el dolor... puedo sonreír para siempre...

- En un mundo de entero sufrimiento...

- No me recuerdes... no pienses en mí... olvídame... eso fue lo que dijiste... te devuelvo esas palabras...

Me di la vuelta.

- Y si fuera yo... quien esta vez te otorgara un cálido amor a riesgo de que lo destruyas...

Continué mi camino... ya iba a amanecer.
Notas finales: Todo había terminado...

Empezaba a surgir el sol en el horizonte.

Y recordé cómo le había seguido entonces.

Me había faltado fe.

Determinación para hacer posible lo imposible.

No esperé a que saliese de nuevo esa tarde... solamente me arrodillé lamentando mi desgracia.

Si mi amor era tan grande ¿por qué no había hecho aquel milagro?

¿No era yo el mentiroso?

Le prometí estar a su lado a pesar de su frialdad... dije que le enseñaría a amar.

A pesar de sus continuos desprecios nunca debí ceder... nunca debí retirarme... sin importarme nada... ni las heridas del pasado... ni el doloroso hierro de su odio...

yo fracasé al abrir su corazón... y simplemente le dejé en ese abismo frío que había construido...

y para engañarme había hecho uno igual.

- Evan...

Di la vuelta y empecé a correr.

"Aún puedo protegerte... con mi triste amor... con mi inservible y muerto corazón aún puedo alcanzar al sol..."

Y si fuese yo... el que te otorgara un cálido amor a riesgo que lo destruyas...

- ¡Evan!...

Estaba allí...

... como yo... esperando...

... con los ojos enrojecidos y arrodillado en medio del camino.

- Nadine... esa vez... hace cinco años tampoco pude decirte que a tu lado conocí la paz... que me hubiese gustado demostrar lo feliz que era... pero siempre estaba haciéndote sufrir... pensé que lejos de mí... lograrías estar con quien te mereciera... pero sólo hice un monstruo semejante a mí... perdóname Nadine...

Me aproximé lentamente.

Sus alas plateadas reflejaban la luz.

- Evan... aquí estoy...

Levantó la vista poco a poco.

- La lluvia ha terminado, Evan...

- Por fin se puede ver el cielo azul...

Nos abrazamos fuertemente.

- Te devolveré todos los sueños que llevé conmigo... siempre sostendré tu mano... sea en la oscuridad... sea en la luz... iré a tu lado...

Desde entonces no he vuelto a mirar al cielo...

Por que le tengo a mi lado...

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