-Hermano… ya no se si tengo el mismo sueño que cuando comenzamos el viaje.- inició Al mientras jugaba con los dedos de acero que tenía. Llevaba años confiscado a esa armadura…
-…
-Es decir. No recuerdo lo que es sentir, no puedo abrazarte a pesar de tenerte tan cerca. Es como vivir en un lugar horrible donde lo único que sintieras fuera el vacío bajo tus pies.
-Es por eso que te regresaré tu cuerpo Al. Te lo prometí…- Edward simplemente miraba a su hermano con la entereza que le caracterizaba. Le dolía pensar en la condición en la que se encontraba su hermano… y le lastimaba mucho más saber que era por su culpa.
-Es que… ese es el problema. Me prometiste darme mi cuerpo de regreso, pero tú eres el único que toma riesgos y eso no me parece bien.
-Tu me ayudas mucho Alphonse- Ed estaba mucho más serio que de costumbre. Era un tema increíblemente delicado de tratar, sobre todo porque sentía esa cosa inexplicable muy dentro de él. Algo peculiar que le impedía aceptar que su hermanito se diera por vencido… por algo que no debía haber ocurrido
-Me he esforzado mucho, pero no consigo ser tan bueno como tu. El destino nos puso este castigo por querer regresar a mamá, así que tal vez vaya siendo hora de aceptar que perdí todo ese rastro de humanidad al perder mi cuerpo.
-No digas idioteces Al. Yo conseguiré regresar tu cuerpo a la normalidad… volverás a sentir y a tocar y a comer e incluso a respirar. Te lo prometo porque…finalmente fue culpa mía no ser lo suficientemente bueno como para traer de nuevo a mamá. Porque fue mi culpa… Es mi culpa que tu no tengas cuerpo en este momento y haber perdido parte del mio en el proceso.
-Por favor…no digas eso- decía el menor sintiéndose increíblemente incomodo. No le gustaba la idea que su hermano se estuviera echando la culpa por ese fatal accidente.
Ambos guardaron silencio y se dedicaron a contemplar el ocaso por la ventana del tren. Al deseaba no haber dicho nada, deseaba no haber dudado acerca de seguir adelante o simplemente quedar en paz con ese cuerpo enorme incapaz de sentir nada. Edward no tenía cara para ver a su hermano a los ojos, y a la vez estaba intentando que el pequeño reaccionara. Debía haber una forma para hacerle sentir de nuevo…
-¿Y si lograra hacer que sintieras de nuevo?- preguntó al aire el hermano mayor.
-¿Cómo? No tenemos nada equivalente para intercambiar porque la capacidad de sentir no tiene valor.- apuntó el otro.
-Tienes razón… lo lamento mucho hermano- el rubio se recostó para descansar un poco la vista. Tenía que organizar sus ideas… encontrar alguna manera de hacerle ver a Alphonse que todavía podía sentir, aunque estuviera envuelto en ese cuerpo.
La noche avanzaba a pasos agigantados, y al Elric mayor no se le ocurría como ayudar a su hermano. Posiblemente si…
-Oye Al…-lo llamó en la penumbra
-¿Qué ocurre?- dijo reprimiendo un bostezo el aludido.
-Tú sientes felicidad y tristeza y esas cosas ¿me equivoco?
-No… yo puedo sentir esas cosas.
-¿Quieres sentir otra cosa?- lanzó la pregunta demasiado agitada
-…- el chico seguía anonadado. No sabía que contestarle a su hermano.
-Frio, calor y esas cosas…- el otro no se dio por enterado.
-Ahh…si- bajó la vista un poco. Era difícil explicarle a su hermano porque el tenía parcialmente su cuerpo.
-Tengo una idea… aunque posiblemente suene un poco disparatada…
-¿De que se trata?- Al temía lo peor, conociendo a Edward las cosas no iban a ser necesariamente fáciles.
-Te daré un cuerpo… aunque sea solo por unos momentos.
-Ahh no. Eso no lo puedes hacer- dijo energico el menor, sobresaltando a su hermano- sabes que no puedes crear otro cuerpo humano. Para eso necesitamos la Piedra Filosofal…
El chico de la trenza sonrió, clavando sus ojos en los orificios donde deberían estar los de su hermano menor.-Al…¿Cuándo dije que CREARÍA un cuerpo?
El pequeño no comprendía lo que decía su hermano. Era increíblemente complicado seguir el hilo de las ideas del “Full metal alchemist”
-Te puedo prestar mi cuerpo por unos momentos. Una vez leí en un libro que es posible hacer intercambios momentáneos de almas… lo usaron mucho en la guerra y físicamente es posible porque equivaldría a dos cosas del mismo valor y masa.
-¿No es peligroso?- estaba cohibido. Quería volver a sentir, aunque fuera solo por unos momentos… pero se negaba rotundamente a que su hermano corriera el riesgo de quedar encerrado en ese cuerpo de hojalata.
-Pues… realmente no lo creo. Podemos volver a nuestros cuerpos en un tiempo máximo de cinco minutos.- dijo Elric haciendo memoria. Ese libro lo había tomado de la Biblioteca de Ciudad Central poco después de convertirse en Alquimista Nacional, hacía poco más de tres años.- ¿te gustaría?
-Pues… no puedo negarte que me encantaría experimentar sensaciones de nuevo, pero temo que las cosas salgan mal Ed. Hay cosas con las que no se juega y eso tu y yo- miró el brazo de metal de su hermano- deberíamos haberlo aprendido.
-Tienes razón, pero verdaderamente esto no supone un riesgo tan grande y muchos alquimistas lo han logrado.- posó sus ojos en el cuerpo frío de su hermano- Dejame intentarlo…
Secretamente, el mayor sentía que merecía sufrir el castigo que le habían concedido a su hermano. Fue su idea volver a la vida a su madre… y por eso su hermano había perdido su cuerpo.
Miró la armadura, que pesadamente asintió. Eso era todo lo que necesitaba para proceder. Puso sus manos en el suelo y comenzó la transformación.
No supo que ocurrió, ni en que momento, solo que ahora se estaba viendo a si mismo enfrente, y su cuerpo le sonreía con agradecimiento.
-Hermano… ¿estás bien?
-Si… dijo con pesadez. No había experimentado jamás el tener que hablar sin boca. Era demasiado difícil…
- Este… esto se siente extraño. Hay tantas cosas que quiero hacer en tan poco tiempo… algo que he querido hacer mucho tiempo.
-¿Qué es?
-Yo estem… quiero… quiero sentir un beso- dijo sonrojándose. Ed se hubiera puesto del mismo color que la sangre si hubiera tenido sus mejillas todavía.
-Entonces besame…- dijo el Elric mayor, mirando por primera vez hacia abajo a alguien.
“Dios mio…en verdad soy pequeño. Aunque se debe a que Al es muy alto… es culpa de la perspectiva…” pensaba distraído mientras veía como su hermano se acercaba y le daba un abrazo.
-Gracias por hacerme este favor… en verdad te lo agradezco.
-No quería que te dieras por vencido Al… quiero recuperar tu cuerpo para que puedas volver a sentir todas esas cosas.
-Si recupero mi cuerpo…¿ seguirás aquí conmigo?- preguntó en voz baja.
-Por supuesto que si. Te prometí que siempre estaríamos juntos y nada va a cambiar eso.- Tomo su esbelto cuerpo en esas grandes manos que se sentían ajenas y lo arrastró hacia él. Sin previo aviso, acercó la cara metalica al cuerpo que había prestado a su hermano, y lo besó tan suavemente como pudo. No estaba acostumbrado a manejar semejantes dimensiones, pero no podía decir que no quería desde hacía mucho besar a su hermano, aunque solamente se encontrara siendo el portador de una gran lata… y ahora Ed podía sentir como su corazón se aceleraba dentro de su hermano. Al le devolvió el beso, casto e inocente en principio, pero que se volvió más apasionado con el transcurso de los minutos. Ed tenía mucho cuidado de no lastimar a su hermano, ni su cuerpo, pero al se valía de la mano de carne de su hermano para sentir esa armadura, tan cálida en esos momentos y a la vez tan fría como siempre.
-Ed… ¿no te da frío estar conmigo?- preguntó abruptamente.
-No. Yo puedo sentir el calor de tu alma, por lo que no me fijo en lo frio de tu cuerpo. Al… eres increíblemente especial para mi. Te amo como no tienes una idea y por eso quiero pasar todo el tiempo que pueda contigo. No solo eres mi hermano… eres…eres…
-No hables por favor hermano. Entiendo lo que dices…- dijo tierno, para después agregar de improviso- Anda, regresame a mi cuerpo.
-¿Seguro que no quieres quedarte así unos momentos más?- preguntó Edward
-No. Ya se lo que quiero saber… ya estoy listo para seguir buscando la piedra y recuperar nuestros cuerpos. Quiero poder besar tus labios un día. Siendo yo y no esa cosa a la que me veo confinada.
-Al… la voz del mayor se rompió, pero no era el momento de llorar. Finalmente, la suerte con la que había corrido su hermano era mucho peor a la que le había tocado a él, y Al todavía encontraba la fuerza para continuar.
De nuevo posó las manos en el suelo, y notó como poco a poco su alma se desprendía de aquella armadura para volver poco a poco al lugar donde pertenecía. Mucho más lento que el cambio inicial… ¿y si algo había salido mal? Las dudas comenzaron a invadirle.
Silencio…
-Al… ¿estas bien?
Seguía sin haber respuesta. “Dios… que he hecho…”
-¡¡Alphonse!!
-Hermano…- contestó tranquilo el aludido. El rubio se tranquilizó.
-Pensé que te había pasado algo mal… la transmutación tomó mucho más tiempo que al principio.
-Todo está bien… gracias.
-¿Gracias?- el chico del brazo de acero se asombró.
-Si, por devolverme la esperanza de recuperar mi cuerpo. Prometo esforzarme más para lograrlo…
-Tonto. No tienes que esforzarte más, solo no te vuelvas a dar por vencido. Mi sueño, al igual que el tuyo es volver a tener nuestros cuerpos… y estar juntos de nuevo.
Ambos guardaron silencio y se dispusieron a admirar la noche estrellada.
-Hermano…- dijo Al en un murmullo, pasando totalmente desapercibido por Edward- te amo