Capitulo 2
Se montó sobre él, besándole el cuello una y otra vez, mientas que con sus manos recorría y tocaba ese pequeño pero muy bien formado cuerpo.
Shuichi quería levantarse, escapar de hay, pero el rubio le tenia aprisionadas las manos, lo tenia agarrado fuertemente de las muñecas, mientas los besaba y manoseaba.
--¡NO! – gritaba el menor *este no puede ser el fin* pensaba *no de esta forma, no así*
Por su parte Yuki con una mano había comenzado a desabotonar la camisa que llevaba encima el pelirosa, liberando solo tres botones y dejando a la visa un pecho bronceado y delicioso a la vista….pero se
detuvo hay, sin hacer nada mas, libero al pequeño y se levanto como si nada hubiera sucedido, mientras lo observaba hay tirado y con la respiración agitada a causa del susto, con sus hermosos ojos amatistas
humedecidos, con una parte desabrochada de la simple prenda que cubría su cuerpo y con las piernas entre abiertas, pero sin dejar ver nada mas haya.
--como ya te lo había dicho – le dijo aun mirándolo – NO soy ningún violador de menores, pero puedo comportarme como uno – dicho eso, se dirigió a la cocina, pero al nota que el otro todavía seguía tirado en el piso, giro para verlo nuevamente
-- ¿te vas a quedar toda la vida hay tirado? –
El pelirosa seguía impresionado, ese hombre, wapo y hermoso, también era un hombre impulsivo y de carácter frío…..se levanto mientras se acomodaba la camisa que Yuki le había prestado, tratando de cubrirse lo mas que podía de su cuerpo (recordemos que esa camisa es lo único que Shuichi trae encima), después fue tras el rubio, hacia la cocina.
Al llegar hay, el escritor husmeaba en la nevera mientras el pelirosa se quedaba parado en la puerta dirigiéndole una mirada extraña, al notarlo Yuki le hablo.
--¿ahora que te pasa?—le dijo con voz molesta.
--solo le diré una cosa – contesto el otro con mirada desafiante pero aun con temor – NO vuelva a tocarme de esa manera….o…..o –
--¿o que? ¿vas a hacerme algo? – lo reto de forma burlesca, de alguna manera, le gustaba la cara que ponía ese chiquillo cuando se enfadaba.
--…………..—
--deja de decir estupideces y mejor dime que quieres de cena –
--ha….bueno….yo….como ya lo dije antes, lo que tu quieras comer, eso comeré yo – contesto apenado mientras sus mejillas enrojecían, dándole un aspecto adorable, estaba empezando a confiar en esa
persona, a pesar de lo que había sucedido hace solo unos momentos, algo le decía que podía confiar en ese hombre, pues no le había echo nada malo, además de que lo había salvado de esos abusadores del parque y lo había rescatado de la lluvia, dándole abrigo y resguardo en su departamento.
--¿te gusta la pizza?—el rubio no tenia nada de ganas de ponerse a cocinar así que opto por pedir algo.
--si -- afirmo el pequeño al cual se le alegraron los ojos.
--entonces pizza será –
Después de que llegara la cena, los dos se dispusieron a sentarse a la mesa, mientras el silencio se apoderaba del lugar.
--bueno, dime donde están tus padres – pregunto el escritor tratando de averiguar la identidad de ese chiquillo.
--………… -- no contestaba, solo se limitaba a tener la miraba baja-
--¿tienes casa en donde quedarte? –
--……………..—
--¡Mocoso del demonio habla de una buena maldita vez! – grito terminando con la poca paciencia que tenia, haciendo que por fin el otro se dispusiera a hablar.
--¡no soy ningún mocoso! –respondió molesto mirándolo con esos ojos amatistas y con la voz temblorosa -- ¡ya tengo 18 años, y en un par de meses cumpliré los 19! –
--¡pues para mi sigues siendo un mocoso! –
--¡no me digas, pues que edad tienes tu heeee ¡ --
--¿estoy obligado a contestar eso? –
--si –
--¿y si no lo hago….que me harás? – respondió divirtiéndose de molestar al pequeño.
--¿Qué te haré?.....pues…..yo…. – no se le ocurría nada para contestar.
--tu cuerpo es mas pequeño que el mío, tu fuerza es menor – se levanto de la silla acercándose a él incitadoramente – así como veo la situación, el único que podría hacer algo contigo…..soy yo --
El acercamiento era mucho, estaban casi cara a cara, a punto de que sus labios chocaran....pero el rubio cambio de parecer y se separo.
--tengo 22, ¿contento? --
--he....si -- contesto con las mejillas muy rojas.
-- que te pasa, porque te pones así....a cazo es mi culpa el que te pongas nervioso -- lo seguía mirando seductoramente mientras disfrutaba de avergonzar al menor.
--no, claro que no -- respondió con una voz que no convencía a nadie.
--y bien, ya es tarde, así que deberías irte a dormir --
--y tu,¿ vas a ir a algún lado?--
--no, solo voy a terminar lo que falta de mi nueva obra --
--¿eres escritor? -- pregunto mientras tomaba un baso de leche.
--si, algo así -- se rasco la cabeza, mientras observaba como al pequeño una gota de leche le resbalaba por los labios, recorría su cuello y se escapaba por su pecho para perderse entre la camisa que llevaba encima.
--waa!!! que fría se sintió esa gota -- se quejo el pelirosa mientras tomaba un servilleta y se limpiaba.
Yuki sentía como todos sus instintos se iban despertando poco a poco ante tremenda escena, ese mocoso era demasiado sexi y hermoso, ofreciendo un pequeño y perfecto cuerpo y sumándole un exquisito aroma y unos enormes ojos que cautivarían a cualquiera, además a simple vista se podía notar su inocencia e ingenuidad.
--¿su....sucede algo?-- pregunto temeroso el pelirosa al notar que el escritor no le quitaba la vista de encima.
--no -- respondió saliendo de su ensimismamiento -- ya vete a dormir.....ha por cierto, me debes muchas explicaciones....pero mañana me las darás –
Sin decir nada más, el pequeño salió de la cocina, dirigiéndose a la sala en donde se recostó en un sillón.
--aquí estaré bien -- le dijo al rubio, el cual lo había seguido hasta hay -- muchas gracias por todo, yo me encargare de pagarle cuando pueda -- dijo mientras se acomodaba.
Habían pasado cerca de dos horas y cierto escritor ya había concluido lo ultimo de su escrito, así que se dispuso a salir, para encontrarse en la sala con el menor, el cual estaba echo bolita y profundamente dormido, sin nada con que cubrirse del frio, así que temblaba ligeramente mientras se abrazaba a si mismo.
Yuki se quedo observándolo....realmente ese chiquillo era hermoso, pero no podía aprovecharse de su inocencia, además, también era hombre, se quedo mirándolo, ensimismado ante esa bella imagen, pero había algo raro, Shuichi parecía estar muy agotado, además de que en su rostro se podía apreciar que sufría pero la pregunta era ¿porque estaba sufriendo?
Despejando su mente de esos pensamientos, se dirigió hacia su habitación, para así disponerse adormir también.
A la mañana siguiente, el rubio despertó, pensando en que todo había sido un tonto sueño, pero al salir de su habitación se encontró con dos ojos amatistas que lo miraban.
--ahora que quieres – le pregunto con su típica voz fría.
--bueno – sus mejillas se sonrojaron – yo me preguntaba….si me podrías prestar tu baño para darme una ducha – dijo el pequeño mientras se tocaba nerviosamente las manos.
--y te pones así solo para pedirme eso – se burlo el otro
–vaya si eres un baka – ese comentario hizo que el pequeño hiciera un puchero enojado.
--no me pongas esa cara, mira el baño esta hay – le señalo el lugar.
--gracias – hizo una reverencia mientras se dirigía hacia haya.
Después de tomar su ducha, el pelirosa recordó que no tenia ropa, pues no sabia lo que Yuki le había echo a la que llevaba puesta, así que no le quedó mas remedio que volverse a poner encima solo la camisa que el rubio le había prestado, al verlo salir, el otro que lo estaba esperando se volvió a burlar de él.
--¿aun llevas puesta esa camisa? –
--es que….yo no tengo mas ropa y no se que le hiciste a la mía – respondió el menor sonrojándose nuevamente, no sabia que era, pero al estar cerca del rubio, o bajo su mirada, algo crecía en su interior, se sentía extraño.
--vayamos a comprarte alguna – en cierta forma le divertía la escena que tenia ante sus ojos.
--no gracias – respondió apenado – no tengo nada de dinero para pagarte, mejor me quedo así…..además no me gustaría deberte nada –
--como quieras, entonces devuélveme mi camisa – dijo el rubio mientras sonreía victoriosamente.
--¿he? – sus mejillas enrojecieron aun mas.
--que me la des, así ya no tendrás nada que yo te haya prestado –
La desesperación se estaba apoderando de el, ¿a cazo el rubio seria capaz de dejarlo desnudo?
--pero……he….no tengo nada mas que ponerme –
--ese es tu problema no crees – le respondió sonriendo placenteramente al ver en apuros al pelirosa.
Continuara...............