La Lección del ESTUPendo Milo…
- Vine a enseñarte a bailar…
- ¿Qué? ¿Y con qué autoridad moral, vienes tú, a mi casa, a decirme, en mi plena hora de descanso, a decirme que me vas a enseñar a bailar?
- ¡Quieres que te lo diga! ¡Bailas horrible!... pésimo, por eso, mi deber como tu pareja de baile, es enseñarte cada uno de los pasos, bien hechos, y la correcta interpretación de la música…
- ¿Y si no quiero que tú me enseñes…?
- Harás el ridículo en todos los ensayos, y no podrás aprender bien los pasos básicos, y el día de la presentación, serás la burla de todo el colegio… “el niño superdotado, no sabe bailar bien esa danza…”, ¿Quieres que todo el mundo murmure de ti?
- Sí, y tú eres tan buena pareja, que has venido desde el ensayo hasta aquí, tan sólo para enseñarme los pasos…
- Lo que sucede, es que no quiero quedar mal ante todos, por tener por pareja a alguien tan torpe…
- Humm… - exclamo Camus, haciendo un gracioso puchero – ya comprendí, puedes pasar… ahí está el sofá, siéntate y espérame un momento.
- Claro… así me gusta…
Luego de tan “respetuosa” conversación, Milo ingresó a la ordenada, magnífica, y sobre todo, limpia morada del francesito, luego de unos minutos, regreso Camus, vestido y preparado para la ardua lección que le esperaba.
- ¿tienes un reproductor de CD?
- Sí, ahí está…
Milo se acercó, intentó colocar el disco, pero no pudo, el aparato era demasiado complejo como para la comprensión del diminuto cerebro de este imb…., así que en su ayuda, tuvo que ir Camus, que no tardo ni un minuto en instalarlo, a lo que Milo se hubiese demorado horas.
- Bueno, aquí está la pista…
- ¿Y de donde la conseguiste?
- Ah, ¿esto?, me lo prestó el sensei Dohko, con el fin que ya conoces…
- Maldito cómplice…
- Ya, dejándonos de bromas… oye muy bien lo que te voy a decir… ponte delante de mí…
- ¿Qué? ¿Cómo que delante de ti?
- Mira, el paso es así, yo no tengo la culpa si te guste o no, pero quieras o no quieras, vas a tener que aprendértelo…
- Está bien… así – Camus se pone delante de Milo, con cierto temor.
- Mmm, no, tienes que pegarte más a mí, déjate llevar…
- Así… - Camus se pegó más a Milo, pero un poco tenso, y cuando lo hizo, sintió un delicioso aroma… a perfume…
- Mmm, si, para comenzar está bien… ahora, levanta los brazos… lentamente…
- ¿Está bien como lo hago? – Camus comenzó a alzar los brazos, un poco cautivado por la fragancia.
- Un poco más lento… pausado, tienes que sentir el mensaje que te transmite la música…- Voy a tratar… - respondió un concentrado Camus.
- Escucha la música, escucha la guitarra… su melodía pausada tiene que ser igual a tus movimientos…
Camus levantó los brazos, cerró los ojos, y trató de concentrarse en la melodía suave que emitía el aparato electrónico.
Milo trataba de acompañarlo en su aprestamiento, de inyectarle sentimiento… como Camus era un poco torpe en asuntos de bailes, el paso de levantar los brazos pausadamente, tuvieron que practicarlo como veinte veces…
Camus ya se iba acostumbrando a los movimientos de su pareja e instructor momentáneo, pero una química rara hacía que en su frágil mente de ensueño, se sintiera algo nervioso…
- Muy bien, al fin ya nos sincronizamos en el movimiento, ahora viene el siguiente paso…
- ¿El siguiente? – preguntó un Camus ya sonrojado, pues ya sabía lo que vendría…
- Sí, ya levantaste los brazos, los bajaste lentamente, y ahora, lo que vamos a hacer, es lo siguiente: nos vamos a tomar de las manos, me vas a mirar fijamente a los ojos, y yo te abrazaré por detrás…
- ¿Qué? ¡Y ahora tengo que ejecutar aquel paso!
- Sí, sólo hazlo por la danza… para que salga bien, ¿sí?
- Trataré de hacerlo mejor posible…
Volvieron al inicio, Camus y Milo levantaron los brazos, coordinadamente, los bajaron… seguía el nuevo paso… Milo le tendió las manos a Camus, y éste, torpemente los tomos con un poco de brusquedad, Milo se incomodó, pero siguió con el paso… en fin, se tomaron de las manos, y a la hora de mirarse, Camus esquivó la mirada… y, en cuestión de segundos, Milo rodeó con sus brazos a la figura francesa, que, al sentir el más cercano contacto con el chico problema, se ruborizó más de lo que ya estaba, bajó la mirada, y se quedó tenso… estático… la música seguía transcurriendo… Milo se acercó más…, y llegó hasta la altura de su oído, susurrándole suavemente...
- No te preocupes, no voy a hacerte nada malo, sólo quiero que aprendas… que no te pongas nervioso, esto es normal…
- No… estoy nervioso… lo que pasa es que… nunca tuve a nadie tan cerca de mí… y me es raro…
- Bueno, tenemos que seguir practicando…
- ¿Ah? Claro…
Luego del trance, Volvieron a repetir todo. Camus seguía más rojo que un tomate, y Milo se daba cuenta, se miraron a los ojos… Camus no pudo evitar una risita de disimulo, pero lo logró… y luego lo que venía, el abrazo… Milo se acercó lo más sensual que pudo, y Camus se puso más nervioso…mientras el abrazo se ejecutaba, Camus recordaba lo que le había dicho Mu.
- “Camus, pero no me vas a negar que Milo, a pesar de ser medio molesto cito, es muy simpático…”
A la hora de separarse de tan cercano contacto, Camus dio un paso en falso, y estuvo a punto de caerse… como Milo lo tenía abrazado, detuvo su caída… pero la fuerza de gravedad pudo más que la fuerza de los brazos de Milo, que se fue con Camus y todo al suelo… pero por efecto de la caída, Milo se cayó encima de Camus… sus rostros estaban muy cercanos… ¡Qué decir de sus labios!, estaban ya a punto de besarse…
Camus ya iba a reventar de vergüenza… las palabras de Mu le martillaban en la cabeza, Milo se acercó más… llegaron a chocar sus narices, y cuando Camus ya se quería morir del infarto, Camus sentía ya la respiración agitada de Milo… él también estaba muy agitado y nervioso… su corazón palpitaba violentamente… su respiración era rápida, Milo agregó…
- Si a esa linda carita, le pusieras una sonrisa, sería más hermosa…
- ¿ah… si? Y… qué más…
- Mmm, si tan sólo sonrieras un poco más… mostrarías la belleza francesa que llevas…
- ¿Eh?
- Pero… como es casi imposible que sonrías… era broma… jajajajaja…
- MILOOOOOOOOOO… ERES UN….
Y ¡Splash!, ya se imaginarán lo que había sucedido… Camus comenzó a corretear a Milo, que trataba de huir de la furia francesa, ambos se olvidaron de la danza… Camus logró su cometido, y después de un breve descanso y chacota, reanudaron con la danza.
- Bueno, a ver, luego de que yo te abrace, me tomas de una sola mano, y yo giraré y me arrodillaré ante ti… TU NO HAGAS NADA... sólo tienes que estar parado, mirándome fijamente a los ojos… y trata de esbozar una sonrisa…
- Claro… y que…
- Ya veras, Camus, no seas impaciente…
- Claro…
Volvieron a danzar, Camus levantó los brazos, los bajo, Milo estaba sincronizado con él, se tomaron de las manos… se miraron a los ojos, Milo dio la vuelta y abrazó a Camus… Camus no pudo evitar el suceso anterior, mientras un leve rubor adornaba sus mejillas, tendió su mano, Milo la tomó, giró, dando vuelta a su espacio, y se arrodilló ante él…
- Camus, que pasa, porque no sonríes…. – interrogó Milo.
- No puedo…
- Porque no puedes…
- No sé… no puedo… - diciendo esto, esquivó la mirada.
- Si quiera mírame a los ojos…
- Tampoco puedo hacerlo…
- Camus… me gustas…
- ¿Qué? – se ruboriza más y más el francés.
- Me gustas…
- ¿En serio?
- ¡Broma…! Jajaja, te la creíste…
- MILOOOOO; ERES UN IDIOTA….
Y la persecución Camus-Milo volvió a repetirse…cuando un ¡Splash! Fortísimo se escuchó…
Al día siguiente, en el salón de clase… Milo y Camus, que eran compañeros de carpetas, ambos se daban la espalda…
-Milo… ¿Qué te pasó? – interrogó Mu.
Milo estaba con la cara llena de varios curitas, con signos de haber sido abofeteado…
- Pregúntale a tu amigo Camus… - respondió algo sarcástico, Milo.
- Camus… acaso tú… - exclamó el peli lila.
- Jeje… Continuará…