La luna se evapora entre la niebla negra, devoradora del cielo. La angustia crece mientras se acerca el tiempo del zarpazo final y definitivo.
Ellos son pacientes.
Ellos no tienen piedad.
Respiran bajo la piel el miedo...
y esperan, esperan, esperan.
Con toda la eternidad a su merced están dejando eones de tiempo.
Mi ridículo intento de detenerles es sólo un grito al vacío.
Respuesta...
.... respuesta...
La clave está en el pasado.
Volvamos pues a nuestra situación inicial.
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Dentro del salón de la sociedad secreta de Arkham, a los extremos estábamos Evan Miller y yo.
Alguna rara claridad filtrada por la ventada de la derecha daba un aire épico a nuestro encuentro.
Yo, delante del espacio claro que miraba hacia la libertad portaba la luz y él en la antesala de la puerta oscura donde no se distinguía siquiera la ruta de descenso estaba rodeado por las sombras.
Parecíamos una extraña y necesaria antítesis, engranajes de un sistema en continuo movimiento.
Como siempre había algo que mi sensibilidad se esforzaba en aprehender de él sin que pudiese obrar conscientemente en rechazarlo.
Borroso... deformado... flotante... así quedé sobre el gran sello del piso mientras mi némesis desaparecía nuevamente con Alijha Billington siguiéndole.
Apenas se retiró caí exhausto sobre una silla.
Resistirme a él consumía casi toda mi energía.
Entonces recuerdo que sospeché del hecho de encontrarme en ese salón. No parecía cosa de la sociedad de Arkham sino de Evan Miller de alguna manera me había traído allí utilizando a Dan Laurie y yo como un tonto me había dejado atrapar.
Era una mantis encerrada en un juguete de barro de algún cazador tortuoso.
¿Sería cierto?... oh ya entonces acababa de entrever aquella conflagración.
Sólo que lo atribuí por entero al miedo a Evan Miller, el espacio tétrico de la Sociedad y la indolente indiferencia de Dan Laurie.
Éste no se dejaba escudriñar el rostro y permanecía con los brazos cruzados y la expresión cínica a flor de piel.
Se levantó dando vueltas en círculos mientras apoyaba un dedo sobre su frente.
- ¿Me han tendido una trampa? - dijo apuntándome y devolviéndome mis propios pensamientos.
Me erguí rápidamente.
Su lectura de mis ideas era tan clara que sentí ante él una especie de desnudez y turbación.
- Pues no lo es - prosiguió con el gesto de presdigitador que atraía mi curiosidad.
Seguí sus movimientos con la vista.
- No tienes idea de quién es Evan Miller y de lo que es la Sociedad Secreta de Arkham... y de lo que tenemos que enfrentar... y ya que falta demasiado para que recibas lecciones del maestro tendré que ser yo quien te cuente una pequeña historia.
Y diciendo esto tomó un candelabro de tres velas y lo colocó sobre la mesa.
Luego puso sus palmas a los lados mirando hacia el cielo y fue subiéndolas poco a poco.
Al llegar a la parte superior las llamas se encendieron con un fuego azul.
Concentrado, entre el reflejo azul y el espacio aparecieron imágenes que no supe precisar de dónde nacían por que no estaban en la habitación, ni en la vela ni en Dan Laurie ni en mí mismo.
- Los oscuros son... los oscuros eran... los oscuros serán... desde antes del hombre y después de él... pocos son quienes se han enfrentado a ellos con éxito, y la suerte de nuestra raza pende de un hilo pues acechan en la oscuridad esperando que la puerta a su dimensión se abra para entrar y satisfacer sus ansias canibalescas con nuestros frágiles cuerpos...
Sin embargo existe un límite entre ellos y nosotros.
Muchos de nuestros antepasados han luchado por quebrar ese límite o por impedirlo.
¿No te parece extraño que familias enteras como los Weeden, los Carnby, los Bishop o los Watheley estén atrapadas entre los dos mundos?
Esta es la tierra del infierno.
Estamos sentados sobre el límite de la línea que divide ambos espacios.
Se nos ha puesto aquí para evitar precisamente la caìda. Así lo dispusieron los Otros, aquellos que nos beneficiaron en el pasado. Aunque muchos patriarcas de nuestras familias por arrogancia o por negligencia intentaron vender sus privilegios de nacimiento a la maldad y decayeron generando atrocidades, usando su capacidad y poder para atraer su propio beneficio, La Sociedad Secreta de Arkham se encarga de vigilar que los Oscuros no pasen el límite de lo permitido. Asesinamos a los infractores, desbaratamos sectas, destruimos adoratorios, conservamos la sabiduría...
- Pero... entonces por qué llamarlos por qué...
- Existe un complicado sistema de reglas y rituales. También existen Oscuros que nosotros hemos llegado a dominar, y con ellos creamos el caos en su mundo, en el Kadath, propiciando guerras devastadoras entre ellos les mantenemos en continuo conflicto, así, aquellas monstruosas esencias se distraen de su objetivo primordial.
- ... los guardianes de la humanidad.
- Tú lo has dicho... los Carnby vigilando los faros. Las familias vigilando las ciudades. Los Mestizos vigilando las rutas del vacío y los espacios atemporales. Todos unidos en contra de un enemigo en común, formando la grandiosa organización, cuya creación se remonta centurias atrás hasta los antepasados comunes de los Miller y los Carnby...
- Los Miller...
- Así es... quien ves ahí es un avatar, una reencarnación perfecta del primer Evan Miller que existió... nuestro maestro, a diferencia de nosotros que somos el rastro ambiguo que queda de lo que fue alguna vez perfecto, bello y verdadero él permanece inalterable, en cada varón de su generación.
Aquí hizo una pausa donde el brillo de sus ojos se apagó evocando una nostalgia y incomprensible.
Las tres velas terminaron de consumirse y la luz de la sala declinó por completo.
Algunos de mis temores se habían disuelto con la sabia narración de Laurie. Es más, estaba seguro de que mi abuelo era uno de aquellos pacientes hombres atado a su deber de proteger la ciudad maldita de Arkham y derrotar a las fuerzas del mal.
Volvieron a encenderse los ojos felínicos de mi guía en medio de las tinieblas.
No le tenía miedo.
A su lejana manera estaba seguro de que era una buena persona.
Encendió la tea amarilla para ver mi expresión y no pudo evitar una carcajada.
- Por la cara que trae, Weeden, se ve que creería cualquier mentira que yo le dijese.
Me sentí estafado como un niño. No sabía que pensar. ¿Era un invento todo lo que me acababa de decir?... ¿Era su manera de camuflar una verdad a medias y distraerme?, por lo visto me seguía tratando como un subalterno o un cándido.
Mi indignación se iba transformando en ira cuando apareció Alijha Billington en el umbral del sótano con una expresion transfigurada que me hizo retroceder.
Sus ojos arrogantes con los globos contraidos, la palidez cadavérica y el aura de muerte que emanaba de su avasalladora inhumanidad me impactaron en cuanto le vi.
- Alijha... Billington... - susurré impresionado.
La voz que salió de su cuerpo era del mismo Kadath.
- No digas mi nombre, estúpido humano... no te dirijas a mí, criatura limitada, yo ya no pertenezco a tu nivel, ya no soy una basura... yo que he hablado con Ellos, que estoy purificado con su sabiduría... que he tocado el cielo... no puedo ser ensuciado por ti... y tu inmunda naturaleza.
Dan Laurie se mordió los labios al verle.
Midió cuidadosamente su distancia, sin duda alguna estaba en guardia.
- ... de modo que el maestro te los ha mostrado ya...
- Son más bellos y temibles de lo que puedas imaginar... son pedazos de estrella pura y opaca... piedras negras... animales hermosos... incandescentes... - ... los oscuros son los oscuros - termino de decir Laurie con cierta ironía.
Lo que buscaba era golpear el orgullo del aristócrata minimizando el hecho sobrenatural que había vivido en el sótano con las criaturas de Kadath.
Consiguió su objetivo pues Alijha dio un paso hacia él haciendo un ademan no humano sino de un salvaje animal para atraparlo.
Dan Laurie se acercó a la ventana sin preocuparse.
- Esta noche hay luna llena.
No entendía aún cuál era la relación entre las fases de la luna y el código de la hechicería que manejaban.
Alijha se detuvo.
- Cuando desaparezca, tú y yo tendremos un enfrentamiento... hace tiempo que quiero demostrarle al maestro que no necesita de un alumno despreocupado como tú... de un simple aficionado...
- Como lo desees, la primera noche tras la muerte de la luna... frente al río Miskatonik... si es que vives hasta entonces...
Eso lo dijo casi en voz baja y hasta Alijha el terrible tuvo un ligero escalofrío.
- Ezra... vámonos... la sesión de hoy se ha terminado y me temo que hay más preguntas que respuestas...
Me levanté y seguí sus pasos deseoso de salir de la habitación.
Fuimos con el olor de la marisma por Parsonage street.
Antes de despedirse de mí se giró repentinamente a preguntar:
- Weeden ¿ha leído usted la fábula del lobo vestido de piel de cordero?
- ... no...
- Mal hecho... mal hecho... es usted demasiado inculto... para mañana, le dejaré como tarea que la lea... y Weeden... no nos haga mucho caso... quizás sólo somos un grupo de personajes desvariantes que desea vivir su propio cuento de viejas...
- ...
- Los ojos y la verdad son engañosos... quizás en toda mi vida no llegaré a decirle ni una sola palabra de verdad... a usted menos que a nadie...ahora vaya con cuidado... y no mire en lo profundo de los ojos de las cornejas... esos animales endemoniados siempre saben lo que uno piensa...
Bajé a toda velocidad completamente azorado por la extraña tarde que había tenido encerrado en el liceo, pensando que era terrible si no se trataba de un juego... Por que sería catastrófico que se tratara de la realidad...
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