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Ángel de la muerte por Sora_Heavy

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Notas del fanfic:

Del Anime de Mahou Shoujo Lyrical Nanoha, la pareja será de Hayate y Vita n.n La pareja no se si gusta, pero espero que la historia si :)

Notas del capitulo:

Esta historia será reusmida por las dos protegonistas :) Y está ambientada en la Epoca Media ;)

Narrado por Hayate y Vita

El rey me había llamado para hacerle de escolta a él y a su hija, ya que tenían que ir hacia otro reino por planes que no me interesaban para nada. Mi rey iba subido a un caballo marrón, con su hija detrás agarrada a su cintura. Yo y otros dos caballeros del reino íbamos caminando delante de los caballos, dando paso ya que la gente se ponía en el medio. Íbamos en armaduras, así que no se nos podría ver el rostro; pero había algo que me ponía los pelos de punta, y era que la princesa no me quitaba el ojo de encima. 

Parecía que quería atravesar mi armadura con su penetrante mirada. Estaba prohibido que mujeres estuvieran en la caballería, ya que solo los hombres podrían entrar, eso me irritó así que desde pequeña me entrenaba duro con algo largo y pesado, como si fuera una espada u otra arma. Cogí las vendas para esconder mis pechos, recogí mi cabello rojizo en una trenza y me hice pasar por un hombre. Llevo dos años en la caballería y nadie ha sospechado de mí, cosa que me tranquiliza bastante. Con el tiempo me gané el respeto de los ciudadanos, del rey y de los caballeros, así teniendo el nombre de El caballero flameante, mayormente la última palabra me lo pusieron por el color de mi cabello, no muy usual. 

También se burlaban de mí y me suelen llamar El caballero canijo con carácter, ya por mi poca estatura y por mi gran temperamento ¿Qué más piden a una chica de 16 años? ¡Estoy en pleno desarrollo! 

Di un gran suspiro pero leve para que nadie se diera cuenta, pero aún me sentía nerviosa por la mirada penetrante de la princesa. La miré de reojo, después de estar tanto tiempo en la caballería, nunca me había fijado en su belleza. Tenía el cabello melena marrón con unos hermosos ojos azules, estaba bastante bien desarrollada para su edad, ya que tenía la misma que yo. 

Me sonrojé violentamente al pensar en todo eso ¡Era la princesa! ¡¿Cómo osaba pensar eso de ella?! Su padre llega a saber lo que pienso y me manda al calabozo sin pensárselo dos veces.  

Cuando llegamos al castillo vecino, a nosotros no nos dejaron pasar, así que no tuvimos otra que quedarnos afuera mientras que ellos entraban a la sala del rey vecino. Antes de que entraran, noté como la princesa giraba su rostro para mirarme una última vez antes de que las puertas cerraran. Ante esa mirada sentí como si me estuviera pidiendo ayuda y sentí como mi corazón empezaba a latir nerviosamente, pero cálidamente por esa mirada que tanto me empezaba a encantar. 

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Escuché como mi padre llamaba al famoso Caballero flameante, siempre me he preguntado el porqué de ese sobrenombre. Siempre ha utilizado arma pesada, nunca le he visto el rostro, ya que siempre estaba detrás de un casco molesto y tampoco le he oído hablar. 

Encaminándonos al reino vecino no pude evitar mirar al caballero. Era bastante bajito, así que pude deducir que tendría más o menos mi edad. Desde que llegó y consiguió tanta fama he escuchado mil maravillas de él, así que siempre me daba curiosidad verle y conocerle, por eso siempre observaba sus entrenamientos de lejos y, como no, entrenaba con la molesta armadura, igual que muchos otros caballeros. 

Su manera de moverse era muy diferente a lo de los otros caballeros, era más ágil y le gustaba utilizar las cosas pesadas. Si se movía tan rápido con algo pesado, no quiero imaginármelo con algo ligero. Siempre me quedaba impresionada por la manera en que entrenaba, pero lo que más me fijaba era su manera de caminar o moverse, no parecía la de un hombre, así que empecé a tener mis dudas. 

Podría engañar a los ojos de mi padre o a todo el reino, pero a mí no. Escuché como el caballero daba un ligero suspiro, así que le miré más fijamente, notando como se ponía nervioso. En cuanto llegamos al reino vecino nos empezamos a encaminar a la sala con el rey y sus hijos. Sabía a lo que iban a hablar y en cuanto escuché que nuestros caballeros no podían pasar, giré mi rostro mirando al pequeño caballero. Le pedí ayuda con la mirada, yo no quería entrar en esa sala, creí que nuestras miradas se cruzaron por un momento, pero tuve mis dudas en cuanto las puertas se cerraron tras de nosotros. 

-¡Viejo amigo! –Dijo el rey abrazando a mi padre.- ¡Cuánto tiempo! Pasad –Dijo ofreciéndonos asientos de su sala. 

Al sentarnos pude ver como un chico y una chica de mi edad estaban sentados en frente de mí. Seguro que eran los hijos del rey; el chico era de cabello largo verde y de ojos azules, la chica era de cabello largo rubio y del mismo color de ojos. 

-Estos son mis hijos, Carim y Verossa –Nos presentó el rey.
-Encantado bella princesa Hayate –El peliverde me cogió la mano e implantó un beso en el, al sentir el contacto de sus labios en mi mano sentí repulso.- Igualmente –Dije lo más natural que pude, pero creo que su hermana lo notó, ya que se rió por lo bajo.
-Pues vamos a por el tema –Empezó a decir el rey.- Hayate –Me miró.- Verossa –Miró a su hijo.- Os casaréis, así podremos juntar el reino de ambos, así siendo aliados
-¡¿Qué?! –Exclamé nerviosa. 

Sabía porque habíamos ido, pero la imagen del caballero flameante me vino a la cabeza, y ni siquiera se porque reaccioné así. 

-Hija, ya sabes como va la política y los reino –Me dijo mi padre.- Te guste o no, tendrás que casarte –Me dijo fríamente para mirar a su amigo.- ¿Cuándo será la boda? –Le preguntó interesado.
-Pues… Eso lo podríamos hablar tranquilamente a solas –Le dijo para guiñarle el ojo.- Así nuestros hijos tienen el tiempo de conocerse 

Al decir eso noté como el chico me miraba con deseo y con ojos brillantes en los ojos. Esa mirada me puso los pelos de punta, así que empecé a reír nerviosamente. 

-Papá, yo también me retiro con ellos –Dijo la rubia, en ese momento sentí como si fuera mi salvavidas.- Así podré ir a mi habitación –Deseé que su habitación estuviera lejos, así no estaría a solas con ese chico. 

Los tres salimos de la habitación, pero noté como el chico pasaba su brazo alrededor de mi cintura, no sé porque, pero miré a su hermana pidiéndole ayuda, cosa que lo entendió. 

-Hermano… No vayas tan rápido –Le dijo separándonos y poniéndose en el medio.- Tenéis que conoceros poco a poco ¿De acuerdo? –Le dijo mientras empezábamos a salir de la sala.
-De acuerdo –Asintió con un gran suspiro. 

Al salir mis ojos lo primero que vieron fue al caballero flameante, mientras nos alejábamos del lugar yo le seguí con mis ojos mientras me alejaba de ahí. Por un momento pensé que me seguía con la mirada, pero decidí dejar de pensar así y empezar a conocer a mi futuro esposo, aunque la idea no me agradara. 

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En cuanto mi princesa salió de la sala, pude ver como dos personas salían con ella. Lo primero en que me fijé fue que el chico la tenía agarrada desde la cintura y ella miraba a la chica. La rubia los separó y se puso en medio para separarles. Por un momento sentí como mi corazón latía de ira y deseaba que esos ojos me volvieran a mirar. 

Al alejarse vi como mi princesa se iba, pero volviéndome a mirar. La seguí con los ojos, sintiendo como mi corazón volvía a latir de la misma forma que antes. Odiaba ese sentimiento desconocido para mí, tampoco lo quería saber, solo eliminarlo de mi interior. Cuando desaparecieron de mi vista vi como mi rey salía de la sala, bastante contento y era extraño. 

-Caballero flameante –Me nombró, así que di un paso para quedar en frente de él.- Ves a recoger a mi hija, nos vamos ya –Me dio la espalda.- Os esperaré fuera –Dicho eso empezó a salir con los otros caballeros. 

No me lo pensé ni dos veces y fui por donde estaba mi princesa. No tardé mucho en encontrarla, ya que estaba hablando tranquilamente con esos dos chicos. 

-Princesa –Dije arrodillándome.- Es hora de irse
-De acuerdo –Miró a sus acompañantes para despedirse con una dulce sonrisa.- No hace falta que te arrodilles ante mí –Me dijo levantándome.
-Forma parte de la caballería –Le dije empezando a caminar.
-Conmigo no hace falta que hagas todas esas cosas –Me respondió con las manos hacia atrás y con los ojos cerrados.- Además… -Me miró de reojo.- ¿Podrías decirme vuestro nombre, caballero?
-El caballero flameante –Le respondí mirándola de reojo.
-¡Oh! ¡Vamos! –Se quejó.- Digo el de verdad, no el sobrenombre –Se paró en frente de mí para agacharse un poco y mirándome con el ceño fruncido. 

La miré algo sorprendida para dar un gran suspiro. 

-Vita –Le dije volviendo a caminar.
-Bonito nombre Vita-kun –Me alagó poniéndose a mi lado. 

Sentí como el rubor se subía a mis mejillas, pero tuve la suerte de que con el casco no pudo verlo, ya que era bastante notable. Me miró de reojo para sorprenderme, ya que llevó una mano hacia mi casco y levantó una parte, pero solo logró ver mis ojos ya que di un paso hacia atrás y cerré lo que quería levantar. 

-¡Princesa! –La reñí algo molesta.
-Hayate –Me dijo sonriendo divertida.- Tienes unos bellos ojos azules, caballero Vita –Me volvió a alagar para empezar a caminar. 

El rubor volvió a subirse a mis mejillas. Sacudí mi cabeza para ponerme en frente de ella y empezar a salir del castillo. Empezamos a encaminarnos a nuestro castillo, así haciéndose de noche y yo pudiendo irme tranquilamente a mi habitación para poder quitarme esa armadura tan pesada. Me miré al pequeño espejo que tenía escondido y empecé a mirar mis ojos.  

¿Tan hermosos los tengo? Me pregunté para ruborizarme completamente y guardar el espejo. ¡En que narices estaba pensando! Fue un alagó de nada… Además… ¿Para que me tendría que levantar el casco? Menos mal que su padre no la vio, porque no hubiera sobrevivido… Di un gran suspiro y me eché en la cama para quedarme dormida poco a poco, pero no sin antes aparecer ella en mi mente. 

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En cuanto llegué a mi habitación di vueltas de alegría y me senté en mi gran cama para sonreír victoriosa. No vi su rostro, pero si unos lindos ojos azules. Era cierto lo que le dije, eran hermosos, y tal vez los más bellos que he visto en mi vida. Vita… Era un bello y raro nombre, pero a mi me encantaba. Cada actuación suya me dejaba más claro de que hombre no era, se había puesto muy mona en cuanto se alejó de mí de esa forma. 

Reí por lo bajo para echarme en la cama y mirar el techo con los ojos luminosos. Su voz era serena, aunque me gustaría oír su voz de verdad, no el intento de una voz masculina. Suspiré para cerrar los ojos y una sonrisa cariñosa en mis labios, me dormí pensando en ella.

Notas finales: Espero que os haya gustado n.n Dejad reviews plis :)

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