Cáp. II
Recuerdos
Frió. Así era como se podía sentir aquel lugar.
“Lo siento Hijo. Espero que algún día puedas perdonarme…”
Eso fue lo que hizo que despertara, lo primero que pudo divisar al abrir sus ojos fue el techo de algún lugar.
¿Acaso estaba muerto?
Se levanto para darse cuenta que estaba en una cama, y al parecer en una habitación, la cual era iluminada por unas cuantas velas.
Aquella estancia no era muy grande pero tenía lo necesario
“Ojos rojos” fue lo ultimo que pudo recordar antes de despertar en ese lugar.
La frente le sudaba y aun podía sentir aquel dolor de cabeza que lo había invadido antes de perder el conocimiento.
-Ya despertaste-se escucho una voz proveniente de uno de los rincones de la estancia que no era iluminada.
El rubio miro hacia el lugar de donde provenía aquella voz.
-¿Qui…quien eres tu?-susurro casi para si el rubio.
-Tranquilo no te haré daño-
Una silueta comenzó a divisarse, mientras caminaba con dirección a la cama en donde se encontraba el Kitsune.
El rubio no entendía muy bien lo que estaba pasando, lo último que recordaba era que estaba a punto de ser el sacrificio del dios Seth, y después…nada.
-¿En donde estoy señor?-pregunto tímidamente el kitsune.
-En el palacio real-respondió seriamente mientras miraba al chico
-Pero como si yo…seria el sacrificio del dios Seth, aun no entiendo que es lo q hago aquí-
-¿Realmente hubieras querido eso?-
-Yo…-
-Descansa- recalco mientras disponía a salir de allí.
Pero algo o mejor dicho alguien hizo que se detuviera. El rubio lo sostenía de aquella larga capa que cubría su cuello, mientras lo miraba suplicantemente.
No entendía muy bien aquella sensación que recorrió su cuerpo al recibir aquella mirada, pero no podía permanecer más tiempo allí, y haciendo caso omiso a la mirada del Kitsune comenzó de nuevo su andar.
-No…no te vallas- suplico levantándose torpemente de la cama
No podía controlar muy bien sus movimientos, no comprendía lo que le sucedía a su cuerpo, no podía coordinar su andar.
De un momento a otro sintió como la estancia le daba vueltas y sin querer perdió el control de sus pies haciendo que este cayera al suelo.
Si no hubiese sido por aquel joven, abría recibido un buen golpe por el frío suelo.
-Lo siento- fue lo ultimo que dijo antes de volver a perder el conocimiento en brazos del aquel misterioso chico.
Miro detalladamente al Kitsune, observando aquellos hermosos cabellos rubios que cubrían su frente, quitándolos torpemente de su rostro para poder observar mejor aquellas facciones. Sintiéndose cada ves mas confundido por esas sensaciones que brotaban de algún lugar de su cuerpo.
-¿Sasuke, que sucedió?-
Quito su mirar del rubio para colocarla en algún lugar de la habitación, exactamente la puerta de esta, en donde se pudo observar una gran silueta.
-Nada, solo ayúdame a subirlo-
Aquella silueta cruzo la puerta para acercarse a donde se encontraban los dos chicos. Tomando al menor entre sus brazos y acomodándolo en la cama, mientras el segundo se levantaba y se ponía a un lado del primero.
-¿Puedo hacerte una pregunta?-
-¿Cuál?- respondió sin quitarle la mirada al rubio
-¿Por qué lo trajiste aquí Sasuke? Si te descubren nunca podrás llevar acabo tus planes-
-Solo pasaba por allí- esa fue su única respuesta antes de abandonar la estancia
-Niños…- suspiro resignado aquel sujeto mientras miraba al kitsune
Se recargo pesadamente sobre el muro, mientras miraba algún lugar del techo. Miles de pensamientos pasaban por su cabeza, recuerdos que creyó olvidados hace mucho tiempo y que ahora regresaban a el.
-Naruto…- murmuro para si mismo, retirándose del muro y continuando su camino por el largo pasillo que se encontraba al frente suyo.
::::::CONTINUARA:::::