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Helado de Fresa por chibiichigo

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Notas del fanfic:

Hola!!!!!! bueno, espero que les guste. ya se que no he acabado nada de lo que llevo subido, pero denme chance jaja este fic está proyectado para ser de tres o cuatro capis.

Disclaimer: Ninguno de los personajes es mío... son de Kishimoto-sama, a quien admiro, respeto y amo con todo mi corazón por desarrollarlos... yo solo los utilizo sin fines de lucho para entretenerlos a ustedes, lectores y en cierto nivel calmar mi osio y necesidad de expresión artística

Notas del capitulo: Bueno... enjoy

-Hola….- llegó corriendo un pequeño pelirrojo al local de helado.

Sasuke le dedicó una sonrisa amable. Estaba acostumbrado a percibir las caras emocionadas de los pequeños cada vez que llegaban, e incluso algunas veces les hacía un poco de platica para que descargaran la adrenalina. Era un trabajo verdaderamente gratificante en ese sentido…

-Hola pequeño. ¿Qué quieres?- viendo al niño de cerca, no parecía tener más de cinco años. Le llamó la atención no ver a sus padres vigilándole de cerca.

-Sasori- un grito sordo llegó desde la entrada, donde apenas segundos después se asomó otro pelirrojo con cara de enfado. El niño solamente se encogió un poco y sonrió con inocencia, signo de que comprendía totalmente que lo que había hecho estaba mal.

Mientras tanto, Sasuke se encontraba deslumbrado por aquella visión.  Prácticamente olvidó donde se encontraba por admirar a ese chico de facciones tan tiernas y duras a la vez. Tenía unos ojos tan brillantes como estrellas, y un cabello tan rojo como las cerezas. 

-Sasori, ¿Cuántas veces te he dicho que no te sueltes de mi mano? Algún día podría llegar a pasarte algo.- a los ojos del moreno, ese desconocido incluso se veía encantador cuando estaba molesto.

Al darse cuenta que posiblemente lo estaba mirando con más atención de la políticamente adecuada, decidió concentrarse en mirar la gran cantidad de nieves y helados que había en el mostrador. No fue hasta que el pelirrojo lo llamó explícitamente, que regresó la vista hacia los ojos aguamarina.

-¿Qué van a ordenar?- preguntó con un tono de nerviosismo en la voz, únicamente resaltado por la agudeza con la que hablaba y ese pequeño temblor casi imperceptible.

-Dos helados por favor- dijo el pelirrojo mayor con seriedad y dulzura, al tiempo que veía como el pequeño contemplaba ilusionado la escena. -¿De qué lo vas a querer hijo?

-De helado- contestó seguro. Tanto Sasuke como su acompañante soltaron una risita de ternura, antes de volver a hablar.

-Cielo… helado no es un sabor- decía el de ojos claros al tiempo que se ponía en cuclillas para quedar a la altura del menor.

-Mmmm…- se colocó un dedo en la comisura de los labios mientras hacía gesto dubitativo. Pasados unos instantes, contestó con energía- ¡de chocolate!

-Entonces que sean uno de chocolate y uno de fresa por favor- le dedicó al moreno una sonrisa gentil mientras este se concentraba en lo que había de hacer. Por algún motivo que todavía no comprendía, de todas las familias o personas que entraban a diario  por la puerta de la heladería, estos dos le generaban ternura.

El moreno se apresuró a cumplir con el pedido de ese par, que le había dejado cautivado e intrigado. Le había parecido escuchar al más grande llamarle al niño “hijo”, pero no le parecía que tuviera edad suficiente para ser padre. A lo mucho le calculaba diecinueve o veinte años de edad.

-Papi…- Sasorí jalaba el pantalón de su padre mientras que el mayor pagaba.

-Espera un momento Saso-chan.

-Pero…- comenzó a hacer una rabieta, dada la falta de atención que su padre le estaba poniendo

-Ya te dije que me esperes un momento. Si no te estás quieto…- no alcanzó a terminar el regaño cuando sintió como una mano se apoyaba firmemente en su hombro. Volvió la vista.

-¡pero que sorpresa! Si es Gaara…- dijo un sujeto con lentes, seguido por otros dos- Y trae a Saso-chan.

-Callate Kabuto- dijo prácticamente inexpresivo el aludido. – Además… ¿qué no estamos lo suficientemente grandes como para dejar las payasadas de la escuela?

-Uyyy lo siento- fingió un chico de cabello blanco- posiblemente nosotros no seamos tan maduros porque no hemos tenido hijos- finalizó en tono de sorna, mientras que Gaara ponía a su hijo detrás de él y se iba poniendo cada vez más furioso.

-Claro, si te vas de cusco y luego tienes un hijo, verdaderamente maduras- se burló de nuevo  el de lentes, mientras soltaba una carcajada junto con los otros dos simios.- A ver si así aprendes Kimimaro.

-Les pido que dejen de incomodar a la clientela- pidió Sasuke mientras salía del mostrador para interceder por el pelirrojo y por su hijo. El pequeño Sasori tenía lágrimas suspendidas en los ojos, y Gaara tenía aspecto de poder asesinar a cualquiera de esos tres.

-Mira Gaara… hasta necesitas quien te defienda- dijo un sujeto de largo cabello castaño y ojos prácticamente grises. Sin embargo, ninguno de los tres se movió. El azabache podía notar como el de ojos claros ponía todo su autocontrol para no romperles la crisma a esos sujetos.

-Salgan por favor y dejen de incomodar a mis clientes- Sasuke se mantenía firme. Neji, que era el más cercano a él, lo empujó rudamente antes de acercarse a Gaara y comenzar a tocarle la cara con el dorso de la mano. El chico se veía totalmente asqueado ante el contacto con esa mano.

El Uchiha no necesitaba ver más. Arremetió en ese momento de nueva cuenta contra el de cabello castaño, que fue a dar de bruces al suelo.  Se incorporó y puso su cuerpo delante del de Gaara, intentando protegerle.

Los atacantes simplemente se fueron blasfemando y dando de trompicones hasta la salida. Estaban furiosos, pero aparentemente, como buenas bestias, el miedo era lo que se imponía sobre cualquier otro sentimiento.

 Tan pronto se fueron del local, Sasuke se volteó para encontrarse con el pelirrojo.

-¿Estás bien?- preguntó consternado. No hubo respuesta instantánea, salvo unos gemidos ahogados que provenían de la parte trasera del aludido.

Ahí se encontraba, llorando en silencio y muerto de miedo Sasori. Se veía tan inocente y tan frágil, que lo único que pudo hacer Sasuke fue tomarlo entre sus brazos y levantarlo hasta que se calmara. No comprendía porque, pero ese niño lo removía muchas cosas. Le daba esa sensación de tener que protegerlo, al igual que a su padre.

No comprendía porque lo hacía… pero le había nacido esa necesidad de protegerlos.

-Gracias…- escuchó una voz apagada, y todavía cargada de rabia. Sasuke volteó a verlo y notó que ese chico estaba llorando de coraje y de impotencia. Tenía todavía los puños cerrados, tan apretados que los nudillos se veían blancos.

-No hay de que…- contestó con parsimonia. Le partía el corazón ver así a ese hombre, pero sobretodo, ver la carita llena de lagrimas del pequeño. Condujo a ambos a una mesa alejada del resto y esperó a que se tranquilizaran antes de llevarles el helado.

Volvió al mostrador, donde ahora había una pequeña fila. No se sentía de humor para atenderlos a ellos mientras su mente estaba en la mesa de Gaara, sin embargo, los atendió con rapidez,  para regresar donde ellos estaban y poder charlar aunque fuera un momento con ese chico.

Eso le resultaba, más que curioso, intrigante. Sasuke Uchiha nunca se había caracterizado por su buen corazón, ni por conmoverse con facilidad. Más bien era un chico catalogado de frío e incluso estoico en ocasiones. Es por eso que no comprendía cómo era que dos personas que ni siquiera conocía pudieran llegar a causarles tanto interés e incluso conmoverlo a tal grado.

Tan pronto terminó con los otros clientes, fue a la trastienda por un té. Creía que Gaara lo necesitaría más en ese momento, aunque, por supuesto llevó también el helado de fresa y el de chocolate.

Casi se le parte el corazón al ver a ambos en silencio, cada uno sumergido en sus pensamientos. El semblante de los dos parecía reflejar tristeza y decepción. Se apresuró a llevarles las cosas.

Sasori, al ver el maravilloso helado, dibujó una sonrisa en su cara y recobró ese brillo que tenía apenas unos momentos antes. Gaara ni siquiera se inmutó hasta que el azabache tocó su hombro.

-Ahh… gracias- dijo todavía cabreado. Sasuke se sentó junto a él sin preguntar nada y puso su mano en la espalda del chico.

-¿Te encuentras bien? ¿Quiénes eran ellos?

-Si gracias. Ese trío de imbéciles fueron compañeros míos en el instituto… siempre me trataron mal, pero cuando salí porque quedé en cinta fue el acabose. Ahora no solo buscan hacerme miserable la existencia a mi, sino también a Sasori.

-Vaya…- Sasuke apenas alcanzaba a comprender la cantidad de tortura psicológica que hubiera sufrido ese chico- ¿Cuántos años tenías cuando tuviste al niño?

-Tenía…- hizo memoria mientras se metía a la boca una cucharada de helado de fresa.- tenía dieciséis cuando nació. Quince al momento de quedar embarazado… fueron meses demasiado difíciles- en ese momento parecía que se estaba hablando más a si mismo que al Uchiha. Éste lo comprendió a la perfección. Entendía que en ocasiones es más sencillo descubrir tu alma con un completo extraño que sabes no te juzgara que con tu propia familia o amigos cercanos. Se quedó ahí, en silencio… contemplando la belleza casi melancólica que desprendía Gaara, mientras escuchaba atento a sus palabras.

-Mis padres no querían tener nada que ver con mi embarazo, y me dijeron que debía abortar… pero yo no quería. Mi pareja se desentendió totalmente y me dijo que si yo me quería hacer cargo de mi hijo que lo hiciera solo…- Al momento que el pelirrojo pronunció esas palabras, Sasuke sintió como una ola de odio y repudio se extendía por todo su ser. No era posible que un chico decidiera abandonar a su suerte a su pareja al saber que está esperando un hijo suyo. – Cuando nació Sasori, yo estaba solo. Como pude, terminé de estudiar y conseguí un trabajo que me permite hacerme cargo de él, pero… cada vez que se acercan esos imbéciles para molestar mi niño se pone mal. Eso es lo que más me deprime y enoja… si por mi fuera ya les habría partido la cara, pero las lágrimas de Sasori destrozan mi corazón.

-Me imagino- el moreno intentó sonreír- tu hijo es un ángel.- su interlocutor soltó una sonrisa dulce.

-Muchas gracias… ¿Cuál es tu nombre?- preguntó al percatarse que había estado descargando sus frustraciones con un desconocido.

-Sasuke… Sasuke Uchiha. Un placer conocerte.

-Muchas gracias. Mi nombre es Gaara Sabaku- le ofreció la mano. Luego, mirando el reloj continuó- Sasuke… muchas gracias por todo, nuevamente. Ahora nos tenemos que ir, pero volveremos pronto.- sonrió todavía con tristeza.

Sasuke se levantó junto con Gaara, mientras tomaba las copas del helado para llevarlas a la cocina. Se despidió de ambos, mientras Gaara intentaba fingir felicidad y tranquilidad frente a su hijo.

Al momento de irse, el moreno se quedó mirando el espacio vacío que dejaron, preguntándose por qué ese pelirrojo lo había llamado tanto la atención. Esperaba poder verlo de nuevo, poder ayudarlo de nuevo… ofrecerle otro helado de fresa donde él pudiera desahogarse un poco…

 

 

 

Notas finales:

Bueno jaja... espero les haya gustado. les juro que se va a poner interesante. Por favor dejen bonitos reviews para saber si continuo la historia o no.

besos


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