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These Are The Days Of Our Lives por Lise

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Notas del capitulo: Holas!!! Como andas? Realmente espero que muy bien... Yo... mas o menos u.u creo que necesito ir al psicologo XDDDD pero no... me da fiaca... Bue vayamos al grano jeje, primero pido disculpas por tardar tanto en actualizar, en verdad estoy pasando por una crisis de inspiración (creo q estoy falta d musos aunq hoy vi uno q OH MI DIOOOO xDD) pero bueno, la verdad q este capitulo aunq no sea una obra de arte tiene sangre, sudor y lágrimas, en verdad me costó mucho pero bueno qria darle un final digno, porq se lo regale a una persona muy importante para mi q se merece lo mejor de lo mejor y yo estoy feliz d regalarle lo mejor q salio de mi... No los molesto mas!!! Gracias por leer ^^
El atardecer traía consigo los ultimos rayos de sol cayendo sobre la ciudad. En una mesa del Honky Tonk un rubio y un castaño dormían apaciblemente, completamente desparramados...

-Parece que hoy el trabajo de los GetBackers fue cansador ¿no cree jefe?-

-Si... nunca se quedan dormidos, por lo menos no a esta hora-


Minutos después Ban se desperazaba molesto por esos rayitos atrevidos...

-¡Despiertate idiota! Tampoco fue tan desgastante la misión, ¡eres un debilucho! Jajaja debilucho, a tomar la sopa debilucho- decía Ban riendo fingida y estrepitosamente molestando a su compañero que segundos antes seguia durmiendo profundamente... Pero Ginji no tenía animos, mas bien se sentía perdido y aunque la misión, así como las anteriores desde que volvieron a ser los GetBackers, lo distraían de lo que le sucedía, ya no podía fingir mas. Separarse de Ban le había servido para conocer que significaba ese hombre para él. Pero el amor apenas era un poco mas grande que su miedo, lo atormentaba dia y noche, pero no deseaba mentirse a si mismo y menos aún mentirle a él...

-Ban yo... Yo... Necesito hablar contigo... Necesito que sepas algo-

-¿Que Gin? Vamos no seas tan dramático, no creo que sea tan importante- dijo Ban mientras subia a su dormitorio, ese que compartían sobre el Honky Tonk... Ginji lo alcanzó ya dentro de él, necesitaba hablar urgentemente, aunque para ello necesitara juntar valor y enterrar sus miedos...

-Pero Ban... Vamos tu sabes que no todo esta bien, que algo raro sucede-

-Jajaja vaya que eres dramático en verdad, claro que nada raro sucede Ginji, no hagas drama por pavadas- le dijo posando una mano en su hombro- Saldré un rato a fumar, se que te molesta que quede el olor impregnado en la habitación-

-Pero... Ban-

-¡Vuelvo en un rato!-

-Adios...- dijo Ginji susurrando y ahogando los sollozos. ¿Porque Ban le hacía eso? ¿Porque lo hacía sufrir de esa manera? ¿Acaso estaba jugando? Decidió no reprimir mas sus lágrimas y se sentó en la cama para descargar toda esa tristeza e impotencia que sentía en medio de su pecho... Trataba de secar las lágrimas pero ya otras sucedían a las anteriores y su rostro se vio inundado de ellas. Se sentía muy solo... Desde que había conocido a Ban nunca había necesitado mucho mas que su compañía pero ahora sentía que estaba solo... Ban no solo lo evadía, lo ignoraba...

-Tal vez se dió cuenta y no quiere herir mis sentimientos- pensaba desahuciado -No se que hacer, no se como actuar, necesito que alguien me ayude- Entonces, angustiosamente acorralado por la soledad, tomó el telefono, dudó unos instantes y finalmente llamó...

-Hola ¿Kazu?- dijo tímido... En verdad lo entristecía saber que hace tiempo que no hablaba con Kazuki y lo buscaba para hallar consuelo o un simple consejo por mínimo que sea...

-¡¿Señor Ginji?! ¡Que alegría señor Ginji!... Perdón ¿le sucede algo?-

-Kazuki perdoname, pero necesito hablar con alguien, estoy muy angustiado, no se que hacer- aunque trataba de disimular, su voz sonaba acongojada y Kazuki no era de esos de engañar facilmente...

-Señor Ginji no se disculpe, por favor digame ¿tiene que ver con Midou?- dijo muy seguro el maestro de los hilos... Siempre había sido muy despierto.

-¿Que?... ¿Como los sabes?- susurró entre sorprendido y resignado...

-Porque lo conozco mucho señor Ginji... y porque usted es muy transparente, claro-

-Diablos, ¿tanto se nota?-

-No, quedese tranquilo creo que nadie mas lo ha notado, pero cuenteme que le sucede asi puedo ayudarlo- y esas palabras dichas con tanto cariño fueron suficientes para que Ginji se sintiera contenido y pudiera derramar las lágrimas que aún no habia llorado...

-Kazuki no aguanto mas, las cosas estan muy raras, especialmente desde que supuestamente volvimos a la normalidad, aunque me costó finalmente reconocí que... que lo amo... y desde ese momento quiero decirselo pero el no escucha, me evade, me ignora, no se que pensar Kazuki, ayúdame por favor-

-Usted debe enfrentarlo señor Ginji y hacerle saber como sea, nunca dude de mostrarle sus sentimientos... aunque me extraña esa actitud de Midou, sera que...-

-¿Que cosa Kazu?-

-No nada, suposiciones mías que no ayudarán, pero señor Ginji debe decirselo como sea y por favor no dude en recurrir a mi cuando necesite ayuda yo siempre estaré para usted- dijo con un tono dulcemente tranquilizador...

-Gracias Kazuki, adiós-

-Adiós señor Ginji-

-Por lo menos ya paré de llorar- se dijo a si mismo Ginji luego de cortar el telefono, negandose a sentirse aún mas solo y tratando de llenar el vacío del dormitorio con su débil voz. Se dirigió al baño para lavarse el rostro...

La camisa de Ban reposaba sobre el lavabo. La miró unos instantes y la tomó exageradamente tímido como si el mismísimo dueño estuviese dentro... La acarició y la olió con la fuerza que nacía del deseo de ahogarse en ese hombre. Como amaba el olor de su piel impregnada con tabaco. Salió del baño con la camisa en sus manos, caminando lento, triste, sintiéndose patético y mientras se sentaba en la cama los recuerdos de la mañana se materializaban en su mente...

Ban salia de bañarse,como todas las mañanas con una pequeña toalla cubriendolo. Y aunque Ginji trataba de simular que toda posible situación estaba bajo control no contó con que en realidad Ban, no lo ayudaría ni un poquito. Justo al salir se encontró a Ginji jugueteando con sus anteojos. El rubio rió al reconocer que le encantaba jugar con ellos, pero mas aún le encantaba como Ban se enfadaba al notarlo...

-Ginjiiiiii ya deja eso, ni que tuvieras cinco años-

-Pero Ban solo estoy jugando un rato... ni que fuese a romperlos-

-Claro como los romperías... ¡Ya rompiste cuatro pares en lo que va del año! - decía con una gran arruguita en su frente.

-Mmmmmm se me había olvidado ese detallecito - decía mientras se lo probaba y corría al baño para ver como le quedaban... Pero Ban no tardó en seguirlo hasta allí, entre enojado y divertido.

-Ya... Sal del baño y dame los anteojos- ordenó desde el marco de la puerta.

-Aaaaahhh pero mira...¡me quedan bien! Tal vez deba comprarme un par...-

-¡Claro que no! Son marca registrada Ban Midou, todos los derechos reservados, asi que ya damelos- dijo mientras se metía en el baño...

Aunque lo intentaba, Ginji no recordaba muy bien como se habían sucedido los hechos, aunque le hubiera sido imposible olvidar lo vergonzoso que la situación habia sido para él... Recordaba que peleaban, solo en chiste, un simple forcejeo sobre el piso resbaloso, ellos tirados peligrosamente en el piso, y Ginji sentado sobre el desnudo cuerpo de Ban que ya había perdido la única toalla que lo cubría... Sus manos entrelazadas, con el par de anteojos entre ellas no se soltaban y Ginji aunque miraba el rostro de Ban, hundía sus ojos en un imaginario vacío... Comenzó a sonrojarse e intentó decir algo, pero no pudo ni hablar ni moverse. Y Ban, nuevamente, tampoco ayudaba...

-¡Y el gran Ban Midou gana!- dijo separando las manos y llevandose el par de anteojos. Luego tomo los hombros de Gin y cambiando de posiciones lo recostó en el piso, lo miró por unos instantes y se levantó para salir del baño. Ginji escuchó como la puerta del dormitorio se cerraba y se sentó en ese mismo piso totalmente agotado, tratando de pensar y al mismo tiempo reprimir todo lo que le pasaba dentro, eran demasiadas sensaciones, se sentía débil y vaya sino odiaba sentirse asi...


Sentado en la cama, notó que desde ese momento, algunas seis horas atrás no había mejorado mucho, en realidad sentía que estaba igual de perdido, pero eso no era lo peor. Necesitaba una respuesta para si mismo... Pero no la tenia. La incertidumbre era angustiosamnete insoportable, pero Ginji estaba seguro de que no podría compararse a la desilusión de un rechazo. Abrió los ojos pesadamente... sabía que debía dejar de pensar así, de esa noche no pasaría, necesitaba algo, una pauta de como seguir, y aunque a Ban no le gustara nada, lo sentaría, lo amordazaría como fuese pero lo obligaría a escuchar. Se apretaba las rodillas en el honesto y necesario intento de sentirse fuerte, de hacerse fuerte, de serlo... Se recostó sobre la cama abrazando fuertemente esa camisa deliciosamente transpirada, invadiendose de ese olor y entonces pudo sentirlo, tan pero tan claro... Ginji abrió los ojos y se sentó sobre la cama. Su figura era tenuemente iluminada por lo rayos de luna que entraban por el ventanal. No tardó en notar que la respiración se le habia profundizado y que se sentía algo extraño.

-Soy tan patético... Solo una camisa, solo recordarte, solo eso me hace sentirme de esta forma... ¿Por que tenes que provocar todo esto en mi? ¿Porque diablos me gustarás tanto maldito Ban?- decía entre susurros, en un vano auto reproche... -Deseo tanto que me toques... Que me acaricies, que me beses... Que hagas lo que quieras conmigo...- Y lo que nació en las profundidades de su inconciencia terminó convirtiendose en un deseo desesperado. Se dejó caer nuevamente sobre la cama y bajó lentamente sus manos por los costados de su cuerpo, sus ojos se clavaban en el techo, llorosos y resignados. Con una de sus manos se acarició por encima del grueso jean, pero mas pronto de lo que hubiese querido, sintió la necesidad de mas. La soledad le acercaba una mínima posibilidad de satisfacción, se había reprimido pero su cuerpo le gritaba, le rogaba...

Sus jeans fueron a parar a la altura de las rodillas y sus manos envolvieron su miembro timidamente... El conflicto entre el deseo y el pudor que a estas alturas tenía un vencedor inminente. Abrió sus piernas y se apoyó sobre el respaldo para levantar un poco su cabeza. Repentinamente comenzó a sacudir con fuerza, deseando terminar con todo aquello... El placer aumentaba pero la vergüenza no se iba, lo ahogaba. Con su otra mano comenzó a acariciar sus testículos y sus piernas comenzaron a moverse nerviosamente, odiaba ser tan sensible...




Las luces de la calle dibujaban la sombra de un solitario hombre que fumaba continuamente y que no quitaba su mirada del suelo. La realidad atentaba contra su tranquilidad, otra vez. La indiferencia era el eufemismo para su cobardía, esa que luego de volver a Ginji lo tornó una persona tranquila al retornar al trabajo, pero que le estaba haciendo pagar un precio muy caro... ¿Como podía ser tan cobarde? Ese muchachito rubio estaba dispuesto a revelarle sus sentimientos y esperanzas, y él... nada. El cigarrillo en la mano temblaba, pero Ban no podría haber dicho que tenía frío. Tenía un miedo y una ansiedad incontenibles. Nuevamente estaba a pasos de su destino, de su nueva vida, de su amor y dudaba... ¿Tan poco le había servido lo que había pasado?, ¿tan poco había aprendido de ello?...

El cigarrilo aplastado en el piso se enfriaba, mientras era testigo del andar seguro y veloz del chico que sonreía al darse cuenta, que se había cansado de su propia dramatización... Él tampoco podía narrar bien como se habían dado las cosas, recordaba que la velocidad había mermado y al llegar a la puerta del dormitorio, apenas caminaba. Sus cortos pasos se detuvieron al oír ruidos desde el otro lado de la puerta pero sus pensamientos ya estaban demasiado confundidos, como para tener que lidiar con contingencias inesperadas. Se acercó y la rendija de la llave le regalaba una de las imagenes mas hermosas que podría atesorar. Ginji apoyaba su frente sobre una de sus rodillas mientras con una de sus manos se masturbaba fuerte y constante. Podía escuchar los sollozos que salían de la boca de ese chico que se mezclaban dulcemente con los gemidos y las respiraciones profundas. La figura recortada por la pálida luz de luna le mostró a esos ojos azulados, como un gran espasmo provocó que ese chico se recostara violentamente, para segundos después terminar desparramado entre las sabanas. Ban observaba con los ojos secos mientras una de sus manos tapaba su boca, como si su mínima intromisión en el pequeño dormitorio rompiera ese ambiente tan exquisito. Sus ojos se aguaron al ver como se abrazaba en posición fetal y pudo oírlo llorar quedito, como si molestara al silencio con su tierno llanto. La mano de Ban sobre el pomo le abrió la puerta lentamente, sin que Ginji lo notara. Entonces se acuclilló frente a él y le descubrió el rostro quitandole el flequillo húmedo y provocando que sus dulces ojos se abrieran perdidos...

-Ban... ya volviste, yo perdona- susurró notando su descuidado estado, no había limpiado sus fluidos, ni siquiera se había puesto el pijama...

-Shhhhh, solo escuchame... Jamás harás algo por lo que tenga que perdonarte -susurraba mientras le acariciaba una de sus mejillas- Te amo Ginji, perdón por no habertelo dicho antes, solo dejame hacerte feliz-

-¿Eh?-

-Jajaja eres demasiado tierno- rió Ban al ver la graciosa mueca que le presentaba Gin como respuesta- Si quisiste preguntar que, entonces te lo respito, te amo, no se desde cuando pero se que ahora, en este mismo momento, te amo demasiado y me odio por negarte y por negarme, tienes derecho a odiarme, bueeeno no se si a odiarme pero a pegarme o a castigarme seguro, pero no me dejes por favor, fui tan infantil Gin...-

-Si Ban... yo...- Dijo con sus ojos clavados en las sabanas antes de que Ban arremetiera contra sus labios y se adueñara de ellos. Lo besó lentamente recostandolo sobre la cama y colocándose encima de él.

-¡¡¡¡¡Waaaaaaaaaaaaaaa nooooo!!!!!-

-¿Que diablos sucede Ginji? ¿Que rayos te pasa?-

-No, no es que... es que debo ir al baño... porque ya ves, estoy desnudo... y...- decía mientras intentaba levantarse por el lado contrario cubriendose con las sabanas que ocultaban los rastros de lo que había sucedido minutos antes.

-No, no, no Gin... No te confundas. Dije que no me dejes, ¿y ya quieres irte? Primero no tienes nada que ocultar, nada que no haya visto hace un rato. Y segundo debo enseñarte...- dijo tomandole de la mano y sentandolo nuevamente en la cama -Que luego de hacer travesuras debes asegurarte de limpiarte bien... pero como eres un niñato sin remedio calculo que debo ocuparme esta vez- dijo bufando mientras se sentaba frente a él y lo miraba fijamente... Los ojos de Gin estaban perdidos y entrecerrados, y sus labios querían hablar pero las palabras se agolpaban torpemente en su garganta. Ban comenzó a lamer su pecho, para luego degustar su abdomen y jugar con sus caderas.

-Sabes tan dulce Gin... Dulce y salado- y aunque Gin trataba de mirarlo para convencerse de que aquello no era algún sueño malintencionado del maldito Morfeo, no se le hacia tan fácil... Ban comenzó a saborear el miembro de ese rubio que lo enloquecía y se enternecía al sentirlo tan sensible y pudoroso, entonces aumentaba la velocidad de sus lamidas, quería provocarlo y hacerlo enloquecer. Finalmente se retiró justo cuando notaba que Ginji se vendría...

-Me dejas Gin... ¿Me dejas hacerte el amor?- le susurró en el oído. Su rubio lo abrazó fuerte sollozando y simplemente lo miró, lo atravesó con sus ojos y Ban lo hizo suyo, así como lo haría otras tantas miles de noches, en verdad incontables, única cada una de ellas, y perfecta.




Trabajos, noches en el Honky Tonk, algunos que otros días de mini vacaciones, pero solo de vez en cuando. Cualquiera podría decir que es una vida rutinaria y aburrida. Ahhhh olvide detalles importantes... Como podría ser aburrido con ese muchachito. Olvidé sus risas, sus torpezas, su ternura, su dulzura, el sonido de su respiración y sus tímidas palabras de amor. Y no nombro mas porque no tiene mucho sentido, creo que nunca terminaría, ni tampoco podría decir todo lo que amo de esta vida, de esta nueva vida... Miro a Ginji y los recuerdos se agolpan, dulces y amargos, muchos cruelmente irreversibles. Los años pasan, pero no se si podría contarlos, eso tampoco creo que sea importante, porque cada instante en su compañia aunque suene tonto, no creo que sea mensurable... Es simple, una sonrisa suya hace inútil el intento de medir el tiempo en elementos tan abstractos como segundos u horas, esa sonrisa suya es como renacer y desaparecer... Mis huesos podrán desintegrarse pero esa sonrisa no me la arrancará nadie, no necesito este cuerpo para recordarlo. Solo se que si lo pierdo, lo buscaré y se que él desde su remoto lugar también comenzará a caminar sin rumbo, porque aunque no lo sepa, estamos atados, si, lo tengo bien atado a mi pequeño... No importa con que, pero "eso" siempre me lleva a ti y siempre te trae a mi... Mmmm ahora que lo pienso ¿eso no es amor? Si, bah eso creo. Porque siempre sucede que empiezo a pensar en él y trato de buscar palabras para definirlo, para definir esto que es nuestro, pero en verdad tampoco creo que sea importante... Creo que hay algo que si importa, estoy seguro, noto que todo es mas simple cuando en verdad busco, y me encuentro con que aún te amo...
Notas finales:

Bueeeno hasta aqui llego mi amor xdDDD me encantó escribir este fic si quieren pueden escuchar esa bella cancion q se llama "These are the days of our lives" q la escribio el hombre mas hermoso q vive sobre esta roca grandota, mi amor platónico, Roger Taylor ^^ Me encantaria saber porq tengo tanta facilidad para escribir giladas... Bua quien sabrá..

Besos muchos a todos y sean hiper felices

Li


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