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EL MUCHACHO DE TRANSILVANIA por Miss Temari

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Notas del fanfic:

Temari & Rei: OMEDETO GOZAIMASU!!!!!!!!!! NARUTO!!!!!! ^0^

Sasuke: si feliz cumple naru ¬///////////¬

Temari: bueno debo aclarar que este fic esta dedicado a la persona que mas amo en este mundo... a mi koi nyaaa feliz cumple n/////n y espero te guste este humilde obsequio XD

Sasuke: parecemos el chavo del ocho, no voy a ser kiko ¬_¬#

Rei: en fin u_u, la idea la tomamos del libro La muchacha de Transilvania y otras historias de amor de Triunfo Arciniegas

DISCLAIMER: La serie Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto y Sasuke Uchiha (ya saben por aquello de que el protagonista es naru) XD, estas historias son de mi autoría y es una actividad sin animo de lucro n_n

 

 

Notas del capitulo:

Temari: weno espero les guste mucho porque esta hecho con mucho amor, feliz cumple naru, feliz cumple koibito moxo ^////^

Sasuke & Rei: a leer u_uU

EL MUCHACHO DE TRANSILVANIA

 

El príncipe Sasuke se sentó a llorar en las escaleras del palacio con el colmillo en la mano. Era todo cuanto quedaba del muchacho de la noche, un colmillo que brillaba como la luna.

 

Desde el comienzo de la fiesta, el príncipe Sasuke había bailado sin descanso con el misterioso muchacho, vestido de blanco y tan pálido que parecía transparente, se había hundido en el pozo azul de sus ojos hasta el enamoramiento, y todo hiba bien, de maravilla, cuando de pronto se oyó el primero de los campanazos de la medianoche. El muchacho palideció aun mas como asaltado por un intenso dolor de cabeza, y dijo que debía marcharse a casa de inmediato porque el no era de los que amanecían en las fiestas. Huyo corriendo. El príncipe Sasuke, que cojeaba un poco desde la guerra, no lo alcanzo. Lo vio trastabillar en las escaleras, caer y levantarse y desaparecer en un auto lujoso. Herido por la visión del cometa de sus rubios cabellos, y la agonía de no saber su nombre, el príncipe Sasuke recogió el pedacito de luna y se sentó a llorar en las escaleras del palacio.

 

Los consejeros se acercaron y el príncipe Sasuke improviso un discurso para contarles la tragedia. Los consejeros aconsejaron buscar a la dama por todos los rincones del reino y se pusieron en camino, dichosos.

 

Viajaban como príncipes y recibían su salario de consejeros. Siempre vestidos de negro, siempre serios, llevaban el colmillo en una caja de cristal y aconsejaban sobre todas las cosas. Las mujeres se arrancaban uno de los colmillos para probarse el colmillo de la caja, pero los consejeros las enredaban con preguntas y no se dejaban engañar. Tampoco estaban muy interesados en que apareciera la verdadera dueña. Olían a ajo y regaban la sopa.

 

La sopa de ojos de cabra con mucho ajo les gustaba tanto que no solo la comían sino se la regaban de pies a cabeza, felices. Solo la sopa les hacia perder la apariencia de muertos. Molían ajo en sus horas libres y aspiraban el polvo con avidez y deleite. En el colmo del delirio, sobre las tajadas de pan, mezclaban polvo de ajo con  mermelada de ojos de cabra. Los consejeros eran una porquería.

 

Siempre serios, siempre apestosos, aconsejaban sobre la siembra de las margaritas aunque no sabían nada de flores, aconsejaban sobre el maquillaje y el vestuario aunque no sabían nada de mujeres, aconsejaban sobre el vuido de pescado, el jugo de tomate de árbol y la ensalada de frutas aunque no sabían nada de cocina, y comían ajo a manotadas.

 

Los consejeros iban casa por casa. Averiguaban las vidas ajenas sin el menor recato y declamaban sus sabios consejos mientras se halaban sus barbas de chivo.

 

La gente pagaba muy bien por los consejos y los arrojaba a la bolsa de los desperdicios tan pronto desaparecían los consejeros. Algunos necios escribían cartas al palacio para agradecer los valiosos consejos y los consejeros se las enseñaban con regocijo al príncipe Sasuke. Nadie se daba el lujo de despreciar a los consejeros porque eran terribles y provocaban castigos muy severos. Alguien podía perder la cabeza o pasar cien años en la cárcel si uno solo de los consejeros lo solicitaba al tribunal del palacio. La gente odiaba a los consejeros pero no sabia como acabar con semejante plaga. Ante ellos, la gente sonreía con la sonrisa ensayada en el espejo y después la arrojaban toda sucia y marchita, en la misma bolsa de los consejos.

 

Tampoco el príncipe Sasuke los quería. Los soportaba porque estaban en el palacio antes de su nacimiento y no había encontrado una ley, la figura jurídica adecuada, para expulsarlos. En el fondo, el príncipe Sasuke esperaba que la tierra se abriera y se los tragara y que dicha tierra tuviese las tripas tan tolerantes que no los vomitara jamás por los siglos de los siglos.

 

El príncipe Sasuke se veía cada vez peor. Prohibió las campanas, que le recordaban la fuga de su amado. Hizo publicar avisos patéticos en los periódicos y revelo sus cartas de amor, escritas con sangre en la soledad de los luminosos corredores y las blancas alcobas del palacio.

 

Lloraba a escondidas y maldecía su suerte. El príncipe Sasuke, héroe de la guerra y orgullo de todo el reino, se derrumbo, para vergüenza de todos. Daba lastima las fotos que publicaban en los periódicos. No comía y no dormía, solo lloraba en los oscuros salones del castillo por su amado rubio. Había suspendido las escandalosas parrandas. Los treinta consejeros del palacio gobernaban a su antojo.

 

-Todo un príncipe de sangre azul sufriendo por un desconocido-decía la gente con horror-. Con tantas y tantos que lo persiguen.

-Algo tendrá de bueno si lo tiene sufriendo así-decían los otros-. Algo que no tiene esos otros y otras.

-Ay, ¿Qué pasara si no encuentra a ese hombre?

-Nos vamos a quedar sin príncipe.

-Y sin herederos, a ese gato no se le conoce ningún desliz.

-No le digas gato a Sasuke-sama.

-Ay, al príncipe todo el mundo le dice así.

-Pero no en su propia cara de gato, ni los consejeros se atreverían.

-Los consejeros son unos tarados.

-¿Hasta cuando nos van a gobernar?

-No lo digas tan alto que las paredes oyen.

-En este reino las paredes oyen hasta lo que uno no dice, señores.

-Esos malditos consejeros no sirven ni para encontrar a ese hombre.

-No lo encontrarían ni porque fuera de ajo.

-Que lo busquen en el reino de los sueños.

-¿Ustedes saben de la carta?

 

El príncipe recibió una carta anónima, única respuesta de las suyas. Como la agonía de cada noche lo mantenía despierto hasta el alba, durante nueve meses escribió para nadie en cuadernos secretos, dibujo corazones con sus uñas en las paredes, perfecciono un poema en el ala de una paloma. Consideraba que escribir disminuía la fiebre de sentir, pero no encontró alivio alguno. Cierta noche feliz mojo tanto la almohada con sus lágrimas que decidió escurrirla en la ventana. Debajo de la almohada dormida como una niña, y húmeda de tanto amor, estaba la carta. El príncipe la abrió de prisa, aturdido por el galope del corazón. En tinta verde y letra gótica decía:

 

Querido Príncipe Sasuke:

Conozco su aflicción y temo por todos nosotros. El destino del reino esta en sus manos.

Querido príncipe, busque al muchacho en Transilvania y hágale saber de sus afanes. Pregunte en la calle de la Agonía. No lleve ajos.

Le deseo suerte.

Con aprecio,

Un amigo.

 

 

El príncipe reunió a los consejeros en sesión extraordinaria para estudiar el documento. Los consejeros se acomodaron los anteojos y se inclinaron sobre la mesa. Se acariciaron la barba untada de sopa, masticaron ajos para aclarar la mente y se rascaron las orejas. Luego del profundo silencio de la meditación, dijeron:

 

-Puede ser una broma sasuke-sama.

-Quiero asegurarme-dijo el príncipe, dando por finalizada la conversación-.No lleven ajos.

 

El príncipe Sasuke viajo a Transilvania y en un balcón encontró al muchacho, vestido de rojo, observando el cielo que combinaba con sus perfectos y brillantes orbes, parecía flotar en la nube de sus cabellos rubios, pues estos se mecían con tanta lentitud y delicadeza que parecía que no quisieran lastimar su rostro con el mas mínimo toque. Lentamente el muchacho volteo a mirar al príncipe Sasuke que lo observaba desde abajo con tal estupefacción, hechizado por su belleza sobrenatural, que no se dio cuenta cuando el muchacho de un gran salto bajo del balcón y cayo en frente suyo.

 

-Ay, mi colmillo de leche, no debiste tomarte tanta molestia ttebayo. El odontólogo dijo que me saldría uno nuevo. Me prohibió los caramelos ttebayo-concluyo con una encantadora e inocente sonrisa.

-Di a tus murciélagos que no nos muerdan-solicitaron los consejeros, espantándolos a manotazos.

-Tranquilos señores, solo beben sangre de calidad, sangre y champaña con galletitas, ¿Cómo les parece?-les contesto con una sonrisa socarrona.

-Me estaba muriendo por ti-le dijo el príncipe sasuke cuando salio de su ensoñación al escuchar su hermosa risa.

-Que amable, también te recuerdo. ¿Ya aprendiste a bailar ttebayo?

-Quiero casarme contigo...

-Naruto, naruto Uzumaki-y después de decir esto le dio un leve beso en los labios al príncipe Sasuke.

-Por mi no hay problema, pero hablen con el conde.-dijo naruto con una mirada picara.

-¿Por qué?-preguntaron los consejeros.

-Es mi papa, el conde mas lindo de Transilvania, Minato Namikaze dattebayo-concluyo con una sonrisa en su bello rostro.

 

El muchacho les señalo el castillo, al final de la calle de la Agonía, donde en ese momento salía la luna. Los consejeros fueron y volvieron asustados por los murciélagos.

 

-Puedes hacer lo que quieras-dijeron los consejeros que dijo el conde que le dijeran al muchacho.

-Iré pronto Sasuke-dijo naruto besándolo en los labios de nuevo-. Estaré allá en 3 días.

 

La luna lo envolvió.

Acosados por nubes de murciélagos, los consejeros desaparecieron al igual que el príncipe Sasuke.

 

Tres noches después, el 10 de octubre, todavía con la luna, Naruto llego al palacio en su auto negro y reluciente y expreso sus condiciones. De rodillas el príncipe Sasuke no solo acepto sin discutir sino que le ofreció el reino entero.

 

-Mira, sasukito, cara de gatito, regálame de cumpleaños tu garganta-dijo Naruto-. La sangre azul es mi debilidad.

-Entonces adelante Naruto, feliz cumpleaños-dijo sasuke y cerro los ojos.

 

El príncipe se dejo morder. Ese día, con una bufanda enrollada alrededor del cuello, anuncio por televisión que se casaría con el hijo del conde. En el reino respiraron aliviados porque, al fin, a los veinte y tantos años de su sigilosa existencia, el príncipe se decidía. Enviaron miles de tarjetas al novio. Las campanas repicaron tres días.

-¿Ya averiguaste quien te escribió la carta`ttebayo?-dijo Naruto con la dicha en sus ojos.

El príncipe sasuke lo miro más de una vez.

-¿Acaso la trajiste tu?

-Mis palomitas negras-confeso el muchacho y soltó la risa.

 

Se casaron sin ajo y sin consejeros el 10 de octubre y fueron muy felices, Naruto hijo del conde respondió todas las tarjetas con su propia letra, hizo pintar de azul petróleo y azul celeste el palacio, sembró rosas azules, lirios negros y girasoles rojos en todos los jardines, invito a los cantantes y poetas a los banquetes y envió a los consejeros a Transilvania a cuidar de los murciélagos.

El reino respiro aliviado.

En Transilvania algunos consejeros murieron de miedo, otros renunciaron. Se dedicaron a cultivar margaritas, abrieron salones de belleza y restaurantes. Nunca les hiba bien, la mala suerte les perseguía, como un murciélago.

 

-Me dejaras morderte de nuevo Sasukito, cara de gatito`ttebayo?

-Esta bien, pero prométeme que tus ojos se harán mas azules.

-Jajaja`ttebayo, de acuerdo.

 

Notas finales:

Temari: weno espero te haya gustado mi humilde obsequio, que no es tan grande y súper genial como el de OTRAS PERSONAS ¬_¬, pero que se le va a hacer soy fracasada y no puedo remediarlo T_T

Rei: ya no llores, no es como que la estupidez tenga cura así que supéralo y aprende a vivir con ello n_n

Sasuke: bueno feliz cumpleaños mi naru y dejen reviws, que son para naru por ser su cumpleaños, gracias

Temari & Rei: recuerden que todo lo hacemos con mucho amor ^0^


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