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FUTURE por Supa_Mame

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Edward tenía su cabeza baja al escuchar las suplicas de su supuesto hijo del futuro. Escucharlo solo le daba más ganas de quedarse allí y pelear contra Roy en no dejar que se llevara al pequeño pero... también estaba su orgullo... y su relación con Roy.

Lo amaba, con todo su corazón y hasta lo podría jurar pero... no le gustaba en lo absoluto cuando Mustang se empeñaba tratar al mundo como él quería que fuera...

 

Los puños de Edward seguían apretados con fuerza en cada lado de su cuerpo.

 

Roy y Ben seguían caminando con rumbo hacia la estación, el pequeño estaba echo un mar de lagrimas y de vez en vez miraba a su papá, rogando con su mirada a que se detuvieran y fueran a buscar a su mamá. Pero parecía que nada funcionaba.

-Voy a desaparecer... -susurró el pequeño bajando la mirada -No voy a estar en este mundo... ¿yo... lo habré empeorado todo?

-Lo más probable -soltó Roy sin mirar al niño.

-Se van a separar porque vine... pero yo solo quería prevenirlos... van a separarse de una manera muy fea y yo podía evitarlo.

-Bueno, niño, creo que elegiste la peor manera de hacer las cosas.

 

Edward se encontraba pensante y mirando al cielo. Tan solo habían pasado tres días desde que Ben había entrado a su vida y a la de Roy alegando ser hijo de ambos. Secretamente Edward siempre había deseado un miembro más en su relación con el pelinegro y pensaba que, con Ben en sus vidas, las cosas entre él y Mustang mejorarían... los haría conocerse en otro aspecto pero... nunca pensó que Roy fuese tan diferente como él pensaba en el área paternal.

-Yo sé que... sería un buen padre...- Pensaba el rubio sin poder retirar sus ojos del cielo y del sol que iluminaba su rostro. -No quiero que se lleve a Ben... debe haber... otra forma...

 

-Es que normalmente casos como esto se denuncian casi enseguida, pero no hemos tenido reportes de niños desaparecidos, ni nada por el estilo -soltó el policía mientras se rascaba la cabeza con algo de torpeza.

-Pero es que ya son tres días ¿En verdad no hay nada? -preguntó de nueva cuenta el pelinegro sin soltar al pequeño Ben que seguía con un pucherito en la boca, el policía volvió a revisar sus documentos y negó casi enseguida.

-Nada, coronel...-Roy bufó molesto y se rascó la cabeza con frustración, para después sentarse en una silla y con Ben a su lado, miró al niño con enojo.

-Ni creas que te vas a seguir quedando en la casa, ya veré que hago contigo -soltó molesto Roy con los brazos cruzados.

Ben frunció el cejo ante las palabras de su papá -Cuando vuelva al futuro de pegaré muy feo.

-No molestes, niño. Esta no es la única casilla de policía, de seguro habrá más y ahí te habrán reportado, anda camina -soltó Roy molesto y jalando a Ben con él, quien casi se cae de la silla en la que estaba sentado.

 

Un aplauso y luego un destello saliendo del suelo que pisaba Mustang. -No vas a ninguna parte.- Se escuchó la voz de Edward decir en el momento que una jaula salió del suelo, encarcelando a Roy como Edward siempre solía hacerlo.

 

-¡Argh! ¡¿Qué no tienes otro modo de detener a las personas?! -preguntó molesto Roy con miles de venitas en la cabeza -¡Esto es de salvajes!

-Super, yo quiero hacer una de estas -soltó el pequeño dentro de la jaula y emocionado.

 

-Es el único método rápido que funciona contigo.- Dijo Edward apareciendo de su escondite y posesionándose frente a la jaula para después levantar el pecho y cerrar sus ojos con orgullo mientras varias estrellitas aparecían a su alrededor. -Además esto me hace lucirme ante el público.

 

Roy sintió como se iba hacia atrás por el comentario de Edward y con miles de gotas y una vena enorme dijo -¡Deja de payasear y sácame de aquí!

-Mamá nunca va a cambiar -soltó Ben con una gota enorme en la cabeza.

 

-No hasta que me escuches primero.- Pidió el rubio recargando su codo contra la jaula y mirando a Roy directamente a los ojos luciendo tranquilo. Al parecer su momento de reflexión le había servido de algo. -Sin gritos ni enojos, quiero que hablemos con calma.

 

-No voy a acceder a eso hasta que me saques de aquí -objetó Mustang -Quieres una platica civilizada entonces sácanos de aquí -enfatizó la palabra "sácanos" ya que Edward también había encerrado a Ben.

 

-¿Sácanos?- Preguntó el rubio parpadeado vareas veces y bajando la mirada para toparse con la del pequeño Ben y sudar una gota al realizar que también tenía enjaulado al niño. -Ay, perdóname Ben. Creo que calculé mal...- Dijo rascándose la nuca al disculparse.

 

-No importa, mami, siempre te pasa -soltó el pequeño con la sonrisa idéntica a la de Edward.

Después de aquello, la pareja con el niño fueron a platicar a un lugar un poco más apartado, y como le había prometido a Edward, hablarían, con calma y sin gritos.

Sentado en una banca, Roy esperaba a que Edward dijera todo lo que quisiera decirle, el pequeño Ben estaba jugando con una rama de árbol, junto a ellos.

-¿Y bien?

 

-Escucha... yo...- Comenzó el rubio que jugaba con sus dedos mientras miraba su regazo y acomodaba detenidamente todo lo que quería decirle al pelinegro a su lado. -No quiero que reportes a Ben a la policía de esta manera...- comenzó Edward levantando la mirada y colocándola en la faz de Roy.

 

Ben miró a Edward, más no quiso decir nada, de seguro empeoraría las cosas como Roy le había dicho. En cambio Mustang levantó una ceja -¿Entonces? ¿Qué propones hacer? -preguntó Roy, sin dejar en claro si aceptada las palabras de Edward. Tan solo quería saber que tenía en mente el niño.

 

-Pegar carteles.- Comenzó Edward mirando totalmente esperanzado al pelinegro. -Yo lo quiero cuidar y no hace daño alguno quedándose con nosotros...

 

Roy bufó molesto y Ben en cambio se levantó del suelo emocionado.

-Si pasa, Edward. Eso es lo que tu todavía no terminas de entender -soltó Roy mirando directo a los ojos al rubio frente a él.

 

-¿Como qué es lo que pasa?- Preguntó el rubio curioso de los motivos por los cuales Roy quería a Ben lejos de ellos.

 

-Contigo, Edward... -miró a Ben y lo atrajo hacia él, para después taparle los oídos con fuerza, Ben sudó una gota -Te vas a encariñar con este niño, más de lo que ya estás y cuando sea la hora de recogerlo, que pasen meses, incluso años y tu ya te hiciste a la idea de quedártelo ¿Qué harás cuando venga sus verdaderos padres a recoger al pequeño? ¿Se los darás así como a sí? Se honesto, Edward.

 

Edward lo miró por varios segundos y luego bajó la mirada un poco entristecido para negar ligeramente. -Claro que no, me dolerá mucho pero... de todas formas Ben tiene que volver con sus padres y yo no soy nadie para impedirlo...- Susurró manteniéndose firme en sus palabras.

 

-Entonces déjame hacer esto más rápido, que otro se encargue de él, no nosotros -pidió Roy intentando ser comprensivo y lo más paciente que le diera su tolerancia. Ben en cambio bajó la mirada con tristeza.

 

-Roy, tu sabes que yo siempre he querido cuidar de un niño.- Contestó Edward llevando su mano humana a la mejilla de Mustang y mirándolo a centímetros de su rostro. -Una vez hasta te hice prometerme que adoptaríamos a un bebé cuando cumpliera los veinte... Déjame cuidar de Ben, ya está grande y es menos escandaloso que un recién nacido... por favor...

 

Roy cerró los ojos ante la caricia de Edward, y suspiró por las palabras del chico -Edward, entiende que...-pero al abrirlos, calló enseguida notando que su vista completa se había ennegrecido de la nada, asustándolo en el acto, se separó de Edward con miedo.

Ben notó los ojos de su padre, estaban perdidos.

 

-¿¡Roy que tienes?!- Preguntó Edward alarmado al ver como de la nada, a su parecer, Roy se había separado de él inesperadamente. Se paró de la banca y se puso frente a él, mirándole directamente a los ojos pero notando que aquellos lucían extraños. -¿Qué pasa...?

 

-No veo...-susurró el pelinegro sin saber si había sido escuchado o no, intentando agarrar cualquier cosa de la que pudiera sostenerse -¡NO VEO, NO VEO! -gritaba asustado Roy. Ben se asustó y se escondió tras su mamá.

 

‘¿Qué no ve?', pensaba el rubio alarmado y con sus ojos bien abiertos por el miedo que aquellas palabras infundían en él. ‘¡No puede ser...!'

-¡ROY!- Gritó el rubio aterrado y sosteniéndolo por los hombros para así hacerle saber que allí estaba él. -¡Aquí estoy! ¡Cálmate!

 

-¡No veo! ¡¿Cómo quieres que me calme si no veo?! -vociferó conmocionado, estaba empeorando, y no sabía que demonios le sucedía.

Ben en cambio se había asustado, su papá también había pasado por eso en el futuro, si no se atendía... -Papá se pondrá peor...

 

Edward abrazaba la cabeza de Mustang y le besaba la frente sin saber que hacer, estando igual de asustado que él, hasta que escuchó las palabras de Ben.

-¿¡C-cómo que se pondrá peor...?! ¡¿Qué le pasará...?!- preguntó en desesperación al pequeño junto a ellos.

 

-No-no se, papá no me habla mucho de eso -soltó el pequeño viendo a Edward que le gritaba -D-decía que era algo que... que no valía recordar, tu siempre te pones triste mami -explicó el pequeño bajando la cabeza y apenado por no saber nada más.

-¡¿Qué demonios me ocurre?! -bramó Mustang, bajando la mirada y sintiendo un terror invadirle hasta los huesos.

 

-Te llevaré al hospital, amor. ¿De acuerdo?- Preguntó Edward tratando de mantener la calma y besándole la cabeza nuevamente a su pareja para después mirar a Ben y sonreírle entre tanta tempestad. -Gracias...

 

En el hospital de central, al cual habían llegado con ciertas complicaciones ya que para Edward ‘cargar' con el cuerpo de Mustang era un tanto difícil y más cuando se tenía que vigilar de un menor, se les atendió enseguida, Roy pidió que tanto Ben como Edward no entrara con él al consultorio, ya que quería saber él primero que demonios le pasaba y que tanto de la información podía pasarle a Edward.

Ben meneaba los piecitos de un lado a otro, en la espera de que su papá saliera de aquel consultorio de una vez y por fin enterarse de lo que su papá del futuro sufría en su ojo.

 

Edward, en cambio, se encontraba cabizbajo, con sus codos sobre sus piernas y sus manos sujetándole la frente para evitar que su cabeza cayera al frente. Temblaba ligeramente ante el pensamiento de la salud de su pareja y su rostro preocupado no hacia más que apoyar aquella teoría.

-Roy... vas a estar bien...- Murmuraba el rubio en forma de auto consuelo.

 

Los ojos azules oscuros miraban fijamente una luz de una lamparilla pequeña, que el doctor utilizaba, se movían al ritmo de ésta, de un lado a otro, al parecer el pelinegro había recuperado la vista de nueva cuenta. Ahora solo sentía un molesto escozor en su ojo izquierdo.

-Me pica el ojo -soltó para que el doctor le diera oportunidad de rascarse.

 

-Aguántese, ya está grandecito como para andarse quejando de esas cosas...- Decía el doctor que revisaba con cuidado los ojos del militar que tenía como paciente.

 

Roy frunció el cejo ante esto, que grosero le había resultado aquel doctor, pero es que la molestia no cesaba y era cada vez peor, como sentir miles de agujas clavarse en su ojo y penetrar con suma lentitud. Aferró sus manos con fuerza a sus pantalones.

-En verdad es un tanto molesto -volvió a dialogar intentando que le dejara rascarse, no aguantaría mucho.

 

-Me lo imagino y lo lamento mucho.- Contestó el doctor al suspirar, dando con la respuesta que tanto temía de acuerdo con el pequeño examen de la vista que le hacía al ojo de Roy. -En verdad, lo lamento.

 

Roy bufó ante esto y con un manotazo alegó la mano del doctor -¡No veo que lamente nada! -soltó enojado -¡Le estoy diciendo que me molesta el ojo y usted solo se dedica a parlotear estupideces! -se quejó Mustang, rascándose su ojo de una vez, cosa que al hacerlo, sintió un dolor mucho más punzante que el anterior -¡Ah...! ¿Qué rayos?...

 

El doctor tomó la mano de Mustang y la alejó de inmediato del ojo oscuro de este. -Rascarte el ojo solo empeora las cosas, señor.- Dijo el doctor con voz autoritaria. -Y más cuando lo tiene infectado, si se toca el otro ojo, puede infectarlo también.

 

-¿Infectado? ¿Ya sabe lo que tengo? -preguntó con algo de esperanza en la voz, sin soltarse aún de la mano de aquel doctor, todavía le molestaba el ojo, y ganas no le faltaban para querer rascarse pero... estaba esa supuesta infección.

-¿Qué es?...

 

-Creo que necesitará sentarse y dejar su ojo en paz para que le pueda dar la noticia, señor.- Dijo el doctor al apagar la lamparilla que usaba y quitarse los guantes blancos que cubrían sus manos. Se alejó del coronel y se dirigió a su escritorio del otro lado del consultorio.

 

Roy estaba apunto de rascarse su ojo de nueva cuenta, cuando escuchó las palabras del doctor y le miró con intriga -¿Qué noticia? -preguntó Mustang viendo al doctor y se sentó en la silla frente al escritorio del médico.

 

El doctor tomó una hoja de color verde claro y comenzó a escribir en ella a prisa con su letra pequeña estilo manuscrita. Su semblante lucía serio pero era común en alguien que se tomaba en serio su trabajo y mostraba su empeño en ello. Así estuvo varios momentos hasta que por fin alzo la mirada y la colocó sobre el coronel frente a él.

-No sé como lo vaya a tomar, señor.-Comenzó el doctor al rascarse la frente con cuidado y sin dejar de ver a Roy. -Pero lo que usted padece en ese ojo es algo alarmante...

 

-¿Qué es? -preguntó sintiendo ese escozor molesto en su ojo, cansado de éste -¿Qué tan grave es? Deje de darle tanto dramatismo al asunto.

Expuso Mustang harto de cómo el doctor adornaba las palabras.

 

El doctor suspiró y asintió varias veces. -Lo que usted tiene es una infección en su primera etapa en su ojo izquierdo.- Comenzó el hombre en su bata blanca.- Es una infección algo complicada que, si no sigue literalmente las instrucciones que le dé, puede llegar a dañar irremediablemente su globo ocular.

 

-¿Dañarlo?... -repitió Mustang con cierto miedo impregnado en la voz -¿De que... de que tipo de daño estamos hablando? -preguntó sin estar seguro de querer saberlo.

 

-Creo que no le gustaría volver a vivir la ceguera que tuvo hace rato...- Comenzó el doctor abriendo uno de sus cajones y buscando algo dentro de él. -Bueno, creo que a nadie en el mundo le gustaría perder el sentido de la vista después de todo.

 

-¡¿Me está diciendo que me puedo quedar ciego en cualquier momento?! -gritó enojado Mustang, golpeando con fuerza el escritorio de madera -¡Y me lo dice tan campante! ¡Estamos hablando de mis ojos, de mi vista! ¡Y usted solo dice: Creo que a nadie le gustaría perder la vista! -burló con voz gangosa y molesta -¡¿Qué clase médico es usted?!

 

-El médico que le tocó.- Soltó el medico sacando un objeto negro de su cajón y levantando un florero que, por el golpe que Roy había dado sobre su mesa, se había caído. -Y el único disponible en estas fechas así que le recomiendo más respeto, señor Mustang.

Arrastró una receta médica junto con un parche negro hacia donde estaba Mustang. -Tendrá que comprar estas medicinas junto un gotero de lágrimas artificiales para comenzar el tratamiento en su ojo izquierdo.- Comenzó el doctor al guardarse una de sus plumas en su bolsillo. -También tendrá que usar ese parche a toda hora hasta que se le diga lo contrario. Es necesario para el tratamiento contra aquella infección.

 

Roy miró todo lo que necesitaba, el gotero, el parche, la receta... no podía usar todo eso frente a Edward, quedaría como un desvalido, además... así ¿Quién le tendría confianza cuando se tratara de misiones?...

Los tomó, pero eso no significaba que los usaría -De acuerdo...-soltó ya para darle fin a la cita y largarse de ahí cuanto antes. Se dirigió a la puerta con intenciones de abrirla, sin ponerse el parche si quiera.

 

-Señor Mustang...- Le detuvo el médico desde su escritorio.

 

Roy se detuvo y le miró con los ojos afilados -¿Qué? -preguntó secamente, mostrando su antipatía ante el hombre.

 

-A veces es mejor usar un parche por unos cuantos meses que toda la vida.- Soltó como si le hubiese leído la mente al coronel pelinegro que pretendía irse.

 

Roy iba alegar algo, más se vio sin fundamentos, ni palabras que pudiera refutar aquello, solo gruñó y salió del consultorio, azotando la puerta con fuerza, removiendo ligeramente el cristal de la puerta.

 

El médico suspiró y negó ligeramente con su cabeza para así volver con su trabajo.

 

Edward se encontraba en la sala de espera con la cabeza del pequeño Ben acostada sobre sus piernas mientras él le acariciaba los cabellos en un intento de alejar su mente de pensamientos indeseados.

 

-Papá estará bien, mami -soltó el pequeño recostado en las piernas de Edward, jugando con el pantalón de éste -Papá estará bien porque... él es fuerte...

 

Edward llevó sus ojos a Ben y una sonrisa no tardó en colarse en su rostro. -Es verdad Ben, tu papá es muy fuerte...- Susurró al besarle la mejilla. -Igual que tú, ¿verdad?

 

Ben encaró a Edward, estando un poco serio ante las palabras del rubio mayor, bajó la mirada y luego se abrazó de Ed con fuerza -Sí, papá es muy fuerte, yo también soy fuerte por que... soy su hijo -soltó lo ultimo encarando a Ed con una sonrisa de oreja a oreja.

 

El trenzado no dijo nada, sólo abrazó a Ben con la misma efusividad que el pequeño lo abrazaba a él.

‘Cuanto me gustaría poder afirmar lo que estas diciendo...', pensaba Edward acariciando la espalda del niño con cuidado. ‘Pero... no sé...'

 

En ese momento Roy Mustang hacía acto de presencia en la sala de espera, se quedó mirando por unos momentos a ambos rubios abrazados, sintiendo algo extraño en el pecho, pero que se negaba a dejar salir.

‘Sí pierdo la vista... no podré volver a verte, Edward...' pensó con miedo, ante el futuro que le aguardaba si no se cuidaba. Tenía que hacerlo, pero a espaldas del alquimista de acero, no se podía permitir ser una carga, ni mucho menos que Edward le tuviera lastima.

Respirando con calma, caminó hacia la parejita de rubios.

-¿Nos vamos? -preguntó Roy sonriendo de modo falsamente creíble.

 

Edward y Ben se separaron de aquel abrazo y ambos miraron al pelinegro a un lado de ellos.

-¡Roy...!- Dijo Edward al dejar a Ben en su asiento con cuidado y parándose en seguida para colocarse frente a su pareja y abrazarle del pecho. -¿Cómo estás? ¿Qué tienes? ¿Qué te dijo el doctor?

 

Roy sintió que se tambaleaba por el abrazo de Edward, más enseguida se compuso, algo agobiado por las preguntas del pequeño.

Bajó la mirada con cierta culpa y palpó la cabeza del niño -Estoy bien... al parecer solo fue una falla ocular, nada de cuidado -mintió y por extraño que pareciera, no sintió remordimiento ante esto -El doctor solo me dijo que con unas gotas que me recetó todo estaría bien.

No mencionó lo del parche, mejor así... tal vez... si se ponía solo las gotas... nada pasaría.

 

-¿En serio?- Preguntó el rubio sintiendo alivio ante las palabras de su pareja y sonriéndole en el proceso. Le besó la mejilla innumerable veces y después lo miró nuevamente. -¿Sólo unas gotas? Eso será pan comido.

 

Afiló la mirada ante las palabras de Edward, "Pan comido" no, eso no tenía nada de fácil, su vista corría peligro, tenía que cuidarse al cien si no quería perderla y para eso...

Miró a Edward directamente a la cara, memorizándose cada facción de éste, por inercia levantó la mano y acarició la mejilla del chico, tenía que dejar a Edward de lado... no lo quería de enfermero ni mucho menos sintiendo lastima por él...

-Vámonos -soltó el pelinegro y empezó a caminar hacia la salida del hospital. Ben bajó de su silla y tomó la mano de Edward con fuerza.

 

Edward se extrañó por el comportamiento de su pareja, iba a decir algo pero al sentir como Ben le tomaba de la mano, olvidó sus pensamientos sobre Mustang y le sonrió al niño con honestidad para apretar el agarre entre su mano y la de Ben y asentir.

-Vamos, Ben...- Dijo el rubio al pequeño. -Aún tenemos que comprarte tu ropa.

 

-¿Me cargas, mami? -preguntó el pequeño alzando sus manitas para que Edward le levantara. Roy ya les llevaba ventaja caminando.

 

-¡Claro!- Afirmó el rubio sonriente y cargando al pequeño de inmediato en sus brazos mostrándose honestamente alegre por ello. -¡Espéranos, Roy!- Llamó el rubio que aumentó su velocidad al caminar para alcanzar al pelinegro.

 

Eran pasadas de las tres de la tarde y la pareja con el pequeño estaban sentándoos en un restaurante un tanto familiar, ya que los niños abundaban en su mayoría. Las bolsas de las tiendas descansaban a un lado de Roy, se la habían pasado parte de la mañana y medio día en compras de ropa para el pequeño Ben, quien no se olvidó de recordarle a Edward que le iban a comprar su juguete.

Roy comía tranquilamente su filete de pescado y verduras, sin ver a nadie en verdad ni con intención de entablar alguna conversación.

El pequeño rubio conducía su tren de madera, finamente pintado por toda la mesa, pisando la comida de su platillo y usándola como barricada o personas.

 

-No juegues con tu comida, Ben.- Decía Edward dejando su tenedor a un lado de su plato para tomar el de Ben y llenarlo de un poco de puré de papa con intención de él darle de comer al rubio menor. -Vamos que se te enfriará.

 

Ben ignoró a Edward y solo abrió la boca para poder recibir su comida, mientras no quitaba la vista de su juguete y como atropellaba su hamburguesa con éste.

Roy no pudo evitar mirarlos de reojo.

 

Llevó el puré a la boca de Ben y miró con cierta repulsión a la pobre hamburguesa atropellada. -Sabes, te vas a comer eso aun que ya esté atropellada.- Advirtió el rubio dejando el tenedor del niño junto a su plato.

 

Pero Ben le siguió ignorando y continuó con su juego de atropellar a la pobre comida.

-Se te da muy bien lo de ser "madre" -soltó Roy recargando su mentón en su brazo flexionado en la mesa.

 

Edward lo miró con el entrecejo fruncido y negó varias veces. -Yo puedo con esto.- Le hizo saber a su pareja para después tomar el tren de madera de Ben y alejarlo del pequeño.

 

-¡Oye, devuélvemelo! -pidió Ben alzando sus bracitos en dirección a su tren. Roy sudó una gota.

 

-Te lo devolveré cuando termines de comer tu hamburguesa.- Dijo Edward tomando algo de su propio espagueti y llevándoselo a la boca mientras miraba a Ben.

 

Ben bajó sus manos y empezó a dar ligeros espasmos, sus ojitos se pusieron acuosos y su nariz se movía ligeramente, las mejillas del pequeño se tornaron rosas y luego...

-¡BUAAA! -empezó a llorar con fuerza -¡NO ME QUIEREN DAR MI JUGUETE! ¡MAMÁ MALO, MAMÁ MALO! -lloraba con fuerza el pequeño, dejando caer sus lagrimas con fuerza.

Roy sintió una enorme gota resbalar por su cabeza mientras miraba a Ben con incredulidad y a Edward con burla. Todos en el restaurante empezaron a mirarlos con el cejo fruncido.

 

Edward rápidamente levantó ambas manos en el aire y se apresuró a taparle la boca al pequeño con una y, con la otra, lo abrazó y lo acercó más hacia él. -N-no llores Ben.- Pidió el rubio que en esos momentos no sabía que hacer.

 

Pero Ben en cambio, gritó con más fuerza aún con la boca tapada y poniéndose cada vez más rojo que antes.

-Lo estás ahogando -soltó Roy un tanto alarmado al ver que el pequeño ahora movía los bracitos en todas direcciones para que Ed le soltara.

 

-¡Waaah!- Edward rápidamente soltó al niño y lo tomó de ambos hombros. -¿E-estás bien?

 

-¡Casi me matas, mamá tonto! -soltó Ben con la boca bien abierta y la respiración agitada, parpadeó con rapidez -¿En que estaba? -se preguntó el pequeño -¡Ah, sí! ... ¡BUAAA! -reanudó el llanto el niño.

 

De verdad que Edward no sabía que hacer en ese momento. Tener a un niño que lloraba y no se callaba con nada en el mundo lo comenzaba a volver loco.

-P-por favor ya no llores, sólo tienes que comerte tu hamburguesa y podrás jugar con tu tren...- Decía el rubio con las cejas encorvadas hacia arriba y sonriendo nerviosamente mientras tomaba la hamburguesa del niño con sus dos manos.

 

Roy golpeó sus manos contra la mesa haciendo que Ben se callara en ese momento -Si no comes, no hay más juguetes, fin de la discusión -sentenció el pelinegro mirando directamente a los ojos dorados del pequeño.

Ben tragó en seco y agarró la hamburguesa de las manos de Edward y empezó a comerla en silencio. Roy sonrió a su modo y se relajó enseguida.

-¿Ves que fácil? -presumió Mustang hacia el rubio mayor.

 

Edward miró a Ben, luego a Roy, después nuevamente a Ben y frunció el ceño al ver nuevamente a su pareja mientras se sonrojaba ligeramente.

-Fue suerte.- Dijo Edward al cruzar sus brazos sobre su pecho y desviar la mirada al sentirse avergonzado.

 

-Sí, aja. Mucha suerte la mía -le siguió el juego al rubio y continuó comiendo en silencio sin poder quitar su sonrisa de los labios.

Ben en cambio estaba con el ceño fruncido y comiendo su hamburguesa con enojo, hasta que recordó algo -¿Oye, papá? ¿Podemos ver a mi madrina Riza? -preguntó el pequeño emocionado -Quiero ver como es ella de joven, porque con mi primo se ve muy diferente -hablaba el pequeño.

Roy se atragantó con la comida y tosió con dificultad.

 

Edward parpadeó varias veces y miró al pequeño a su lado sin comprender completamente lo que decía el pequeño. -¿Primo...?

 

-Sí, de mi tío Havoc y mi tía Riza -explicó Ben dejando su hamburguesa medio destrozada en su plato -los cuatro siempre vamos a comprar golosinas y al parque cuando ustedes están muy ocupados o papá dice que mamá tiene que ser... ¿Cómo dices?... ¡Atendido! -soltó el pequeño levantando su dedo índice.

Roy se sonrojó ante el comentario de Ben ¿"Atendido"? ¿Qué clase de manera de llamar al sexo era esa?

 

El trenzado no pudo evitar sonrojarse de igual manera que su pareja pero lo que decía Ben cada vez se volvía más intrigante e interesante. ‘Conoce a Riza y también a Havoc...', pensó Edward con interés a lo que contaba el pequeño.

-¿Quiénes son ustedes cuatro, Ben?- Preguntó Ed.

 

-Pues mi tía Riza, mi tío Havoc, mi primo Harry y yo -soltó el pequeño picando el pan de su hamburguesa con interés -Ellos siempre me consienten muchos y eso a veces enoja a papá que quema los cigarros de mi tío Havoc con su alquimia.

Roy estaba impresionado por las palabras del niño... ¿sería si quiera posible?...

 

Edward tragó saliva y volteó a ver a Roy con sus ojos dorados. ¿Estaría pensando lo mismo que él? ¿Y si la mejor forma de asegurarse que lo que decía el pequeño era verdad, era preguntándole más sobre su vida en el supuesto futuro?

-¿Y con quién juegas cuando no están tus tíos?- Preguntó Ed con su mirada nuevamente en Ben y esperando que Roy captara su plan.

 

-Pues con mis primos, mi tía Winly me deja jugar a veces con Armony, pero ella es muy pequeña y mi tía me suele llamar la atención por ser muy brusco con ella -se disculpó Ben con una mano en su cabeza y sonriendo de modo apenado -¡Ah! Pero mi tío Al siempre me carga y como es de metal es más divertido.

 

‘¿De metal?', pensaba Edward con un rastro de tristeza en sus ojos por ello. ‘¿Eso quiere decir que... aún no habré podido regresarle su cuerpo...?'

 

Ben intentó agarrar su jugo, pero se le resbaló de las manos y tiró el liquido en la hamburguesa, Ben sudó una gota -¡Uy! Perdón -soltó un tanto apenado.

-O-oye, niño. Entonces, ¿A quien más has vistos en el futuro? -preguntó un tanto temeroso de sobre si en verdad quería saberlo, Roy estaba un tanto confundido.

 

Edward logró salvar el puré de papa de Ben y lo pasó a su platillo que no estaba mojado como el de Ben y de allí le pidió al pequeño que siguiera comiendo.

-Si, ¿Quiénes más conoces?

 

-Pues... está la señorita Ross, mi amiga Rose, ¡Ah! El coronel Armstrong también es muy simpático -habló Ben picando el puré de papas con emoción. Roy levantó una ceja.

‘¿Coronel? ¿Armstrong llegó a ser coronel?...' pensaba Roy con interés hasta el pequeño, era increíble la cantidad de cosas que ese niño sabía y de a quienes conocía.

 

-¿Se te hace simpático ese señor?- Preguntó Edward mirando a ese niño sin si quiera pensar en lo que decía. -A mi me da miedo que me abrase ya que no mide su fuerza...

 

-A mi me gusta mucho, uno se pierde en sus brazotes -soltó Ben imitando el ademán de tener músculos enormes -A Harry también le molesta, pero como no puede respirar bien, pues casi no lo dejan jugar con el coronel... ¡Ah, también está la señorita Sheska ella es muy rara!

 

-¿También la conoces a ella?- Preguntó Edward un tanto sorprendido y mirando al pequeño con real interés para después mirar a Roy con intriga.

 

-Esto es interesante -soltó Roy sin saber que más decir, estaba claro que ese niño conocía muchas cosas sobre ellos, incluso cosas que nadie más que ellos sabían.

-¿Por qué me preguntan tantas cosas? -preguntó el pequeño ahora intentando tomar la bebida de su mamá, pero con sus manitas pequeñas no lo alcanzaba.

 

-Bueno... es que...- Comenzó Edward pensando en como decir las cosas mientras tomaba su bebida y se la acercaba a Ben para que pudiese tomar de ella. -Sabes muchas cosas interesantes...

 

-¿Entonces porque no me preguntan por ustedes? -preguntó el pequeño ya con el vaso en sus manitas y tomando jugo después de hablar.

-¿Nosotros? Sobre nosotros no sabes nada, niño -soltó Roy viendo al pequeño con el vaso enorme.

 

-Aunque... debo admitir que me gustaría saber como estaré dentro de unos años.- Comenzó Edward rascándose su mejilla por lo que decía y luego una pregunta llegó a su mente. -Umm... yo... ¿s-seré más alto?

 

-¡Edward! -soltó Roy sin poder evitar que la risa se le escapara. Ben se quedó pensando un momento.

-Pues... no mucho la verdad... solo un poco, no se -dijo honesto el niño pensando y en un descuido dejó caer el jugo de Edward al suelo. Ben sudó una gota.

 

-¡No te burles de mí, Roy!- se quejaba el rubio sonrojado para después escuchar el vaso caer en el suelo y callar al instante. -Creo que... mejor te pedimos un vaso más pequeño, ¿no crees Ben?

 

-Es que mis manos son pequeñas, no se vale -soltó el pequeño cruzándose de brazos -Ya quiero crecer -soltó el pequeño para después ver a su mamá directo a los ojos y sonreírle honestamente, se abrazó a la cintura de Ed con fuerza, sin poder cubrirla ni un poco -¡Mejor, no! Así me sigues cargando, mami.

 

Edward se quedó quieto unos segundos para después dejar que una sonrisilla se escapara de sus labios al asentir. -Si, mejor quédate pequeño toda la vida...- Susurró abrazándolos de vuelta y cerrando sus ojos.

 

-Ay que voy a hacer con ustedes dos -soltó Roy negando varias veces sin poder dejar de sonreír ante lo que veían sus ojos -Ya vámonos, tenemos que llevar las bolsas a la casa y sin carro es más complicado -soltó Roy pidiendo la cuenta a un mesero que pasaba cerca de ellos.

Ben no se soltó de Edward, al contrario, se movió a como pudo y se sentó en las piernas de Edward.

 

Edward sonrió por aquello y envolvió a Ben con sus brazos, recargando su barbilla en el hombro del niño para así besarle la mejilla.

-Ya escuchaste a tu papá, es hora de ir a casa.- Dijo el rubio contento.

 

Ben bostezó ante lo dicho por Edward y se acurrucó mejor en su pecho, cerrando sus ojitos -Tengo sueño, mami -soltó el pequeño sujetando la camisa del rubio mayor con sus manitas pequeñas.

El mesero le dio la cuenta al pelinegro quien pagó enseguida para después pararse y tomar las bolsas de las compras -Bien... andando -soltó Roy viendo al pequeño Ben entre dormido y despierto.

 

Edward asintió y, con cuidado, se levantó de su asiento con Ben en brazos y salió del restaurante junto a Roy a pasos tranquilos.

 

Ben se removió en el hombro de Ed y bostezó de nueva cuenta, el pequeño estaba agotado. Roy en cambio, pensaba en su ojo, en lo que podría llegar a suceder si no se cuidaba apropiadamente, soltó un suspiro y continuó su caminata fuera del restaurante.

 

Ya había oscurecido en ciudad Central para las seis y media de la noche, los habitantes de tan ocupada ciudad se encontraban en su mayoría refugiados en casa y alistando sus cosas para el siguiente día apretado que les tocaría vivir.

Edward colocaba al ya dormido Ben sobre la cama matrimonial donde dormía con Mustang. Le quitó sus zapatos con cuidado y después le besó la frente con cariño.

-Se quedó completamente dormido...- Susurró Edward mirando al pequeño.

 

Se removió en sueños ligeramente y se acurrucó en la cama, sin mediar palabra alguna. Roy les miró recargado en el marco de la puerta y asintió ante las palabras de Edward.

-Aún es muy pequeño para seguirnos el paso.

 

Edward asintió y cubrió el cuerpo de Ben con una sabana para después mirar a Roy e ir hacia él con una sonrisilla en su rostro. -¿Verdad? Aunque después seremos nosotros los que no podremos seguirle el paso cuando crezca.- Dijo Edward colocándose a un lado del pelinegro y recargando su cabeza en el pecho de Roy.

 

-¿Y a que viene el comentario? -preguntó Roy sin querer ser muy frío al recordarle que Ben no les pertenecía, sea o no del futuro, el niño no era de ellos actualmente.

 

El rubio se mordió el labio inferior y negó ligeramente con la cabeza mientras sus brazos rodeaban el pecho de Roy y él intentaba momentáneamente olvidarse sobre el origen de Ben. -No lo sé...

 

Suspiró ante las palabras de Edward y lo que seguro pensaba sobre el niño, se separó del rubio y caminó en dirección a la sala, su ojo empezaba a molestarle, pero nada que no pudiera esperar. Se sentó en el sillón largo, esperando a Edward, tenían que hablar acerca de Ben.

 

Lo miró alejarse de él y no pudo evitar sentirse inseguro o como si lo fueran a regañar por haber hecho algo mal. Bajó la mirada por varios segundos pero después tomó el valor para seguir a Roy hacia la sala donde después se sentó junto a él en aquel sillón.

 

Se cruzó de brazos y recargó ligeramente su espalda en el respaldo cómodo del sillón blanco, miraba atento a la nada y después de cierto rato habló.

-Suponiendo que lo que dice ese niño es verdad... ¿Por qué habrá venido? -preguntó mirando a Edward directo a los ojos, pasaba más tiempo con Ben a lo mejor había dicho algo, pero Roy nunca le prestó la suficiente atención.

 

-Me ha dicho que... lo enviaron sus papás, en otras palabras tú y yo en unos años.- Comenzó Edward al acomodarse nerviosamente uno de sus mechones detrás de su oreja al ver a Roy.- Que los problemas que estamos teniendo están afectando nuestro futuro juntos y el de Ben también...

¿Le creería Roy? O ¿lo tacharía de loco?

 

-Eso es de locos -reveló Roy devolviendo su mirada hacia el frente -No creo en los destinos escritos, además... nosotros no hemos tenido problemas de tales magnitudes como para separarnos.

¿Y lo que quería hacer como se llamaba?, quería alejarse de Edward por que no quería que le tuviera lastima, algo no cuadraba en sus palabras.

 

-Pues antes de que llegara Ben, el día de mi accidente, yo...- Comenzaba Edward más decidió callar ante la inseguridad de cómo reaccionaría Roy al escuchar sus palabras.

 

Roy le miró por el rabillo del ojo, ¿Era lo que pensaba?

-¿Ibas a dejarme? -preguntó sin mostrar ni una sola emoción en sus palabras.

 

Edward se quedó quieto por varios segundos ante las palabras de su pareja pero después lentamente asintió.

-Creía que tu trabajo era más importante que nuestra relación...- aclaró el alquimista sin atreverse a mirarle.

 

-No te justifiques, Edward -soltó Roy sin mirarle, la verdad no quería escuchar los lamentos de Ed, no tenía humor -De todos modos, ese no fue el caso, ya no tiene razón para seguir aquí.

¡Claro que la tenía!

 

-¿Entonces por qué no se ha ido?- Preguntó Edward al mirarle de nuevo. -Gracias a él seguimos juntos, ¿no crees?.

 

-No, no lo creo -reafirmó su postura de que Ben no era más que un niño con mucha imaginación, aunque había cosas que no lo dejaban en paz. Más temía de cierto modo caer en la locura de creer que Ben en verdad era del futuro.

 

-¿No?- Preguntó Edward acercándose un poco más a Mustang y mirándolo con insistencia. -Ben es el que te ha estado defendiendo a tus espaldas siempre que creo que lo nuestro está perdido, Ben insiste en que "mamá y papá tienen que estar juntos" en todas las oportunidades que tiene, es Ben el que se encarga en recordarnos lo mucho que nos queremos. Y es él el primero que sufre cuando nos peleamos...

Edward suspiró pesadamente y se cruzó de brazos apartando la mirada. -¿Y dices que él no tiene nada que ver en que sigamos juntos?

 

-Velo como quieras -soltó harto de darle la contra Edward -Para mí ese niño no prueba nada, y que triste que un niño te tenga que estar recordando el supuesto amor que nos tenemos -quejó Roy algo dolido por las palabras de Edward, no le miraba.

 

Edward se quedó callado y bajó la mirada ante las palabras tan ciertas de Roy. Sus brazos abandonaron su posición actual y Ed los dejó caer uno en su lado correspondiere.

 

-Como sea, este no es tema de que tanto se supone que nos "amamos" -enfatizó la ultima palabra con clara intención de hastiar a Edward -Lo que importa aquí es ¿Qué haremos con ese niño? Si, ya dije que no importa si se queda aquí, pero si se supone que viene a arreglar el pasado es por algo, pero aquí no lo va a encontrar.

La verdad era que solo se estaba haciendo nudos en la cabeza, ya que ni tenía la más ínfima idea de a que rayos venía el niño.

 

-¿Por... qué no le preguntamos a él mañana...?- Comenzó Edward aún sin sentirse lo suficiente seguro en volver a mirar al pelinegro. -Que nos diga exactamente lo que le dijeron sus padres antes de enviarlo al pasado...

 

-Es buena idea... -sudó una gota al apoyar la propuesta de Edward, le estaba dando la razón de que ese niño no era de éste tiempo, ya mejor dejar las cosas así.

-Entonces, mañana nos dedicaremos a un interrogatorio con ese niño -soltó parándose del sillón con la intención de ponerse las gotas en el ojo, ya el ardor era demasiado.

 

Edward asintió un tanto sorprendido por el inesperado apoyo de Roy y, al verlo pararse, el también lo hizo. -Está bien...- Dijo el alquimista una vez de pie y mirando la espalda de Roy.

 

Roy sintió la mirada de Edward y volteó casi enseguida -¿Qué pasa? -preguntó con ganas inmensas de querer rascarse el ojo.

 

Edward enseguida negó con su cabeza varias veces. -Es sólo que sentí que algo andaba mal...- Susurró el rubio para después dar unos pasos hacia Roy y besarle la mejilla con cariño y tratando de hacerle saber del cariño que seguía sintiendo. -Te veo en la cama, ¿de acuerdo?

 

Roy cerró el ojo tras recibir el beso de Edward y verlo partir a la sala, resopló con fastidio y se dejó caer en el sillón de nueva cuenta. Si, algo andaba mal, más no podía todavía decirlo... de momento solo tenía que irse separando de Edward poco a poco...

¿Y Ben?... ¡No! Él no le creía ni media palabra, más algo seguía acongojándole el pecho con fuerza. Cerró los ojos, decidiendo que lo mejor era que se pusiera las gotas de una vez.

GENKI NO SHOWER: http://www.youtube.com/watch?v=bESznTrYYvc
Notas finales:

El Universo Apurado de SupaMame

¡Palo!

No decimos, mucho. Las prisas acosan y Akia tiene que seguir haciendo su tarea de Diseño Publicitario y además... están dando TITANIC iremos a chillar un rato XD.

Como siempre, gracias por sus lindas opiniones =D.

AGRADECIMIENTOS ESPECIALES:

CALITA^^

SEIKETO NAYSET

HASAYA

SAMIYUMI

DARA LEE

¡Gente, se están quedando dormidos, sin reviews no hay capis! Ustedes eligen >D

¡GUBAI!


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