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Me Siento Solo - Envidia por AthenaExclamation67

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Me Siento Solo

By AthenaExclamation67 

La envidia envolvía su cuerpo cada vez que Shaka se reunía con el resto de sus compañeros, se sentía solo, no podía ni quería verlo, cada vez que tenia que verlo con otro de sus compañeros, sentía como si un puñal se le clavase en el pecho.

Shaka solo reía o charlaba con sus compañeros mientras se quedaba muriendo de celos apartado de todos ellos por que le privaban de tenerle para él solo.

Cuando estas situaciones ocurrían, Aioria corría hasta su templo y los maldecía a todos ellos, dejaba que fluyera la ira que llevaba por dentro y entrenaba hasta que caía rendido sin saber que hacer, sin saber como reaccionar para que Shaka no se alejara de él. Pero no lo conseguía, solo se escondía cada vez que esto pasaba en lugar de ir con el resto de sus compañeros a pasar un buen rato.

Shaka lo veía, sabía que Aioria sentía envidia de que él estuviera con sus compañeros ya que cada vez que esto pasaba, cuando volvían a encontrarse no le hablaba, siempre estaba molesto, pero su primera creencia, la de la envidia fue cambiando, empezó a ver que lo que realmente le sucedía era que estaba celoso, rabioso por no estar con él, pero eso no podía ser Aioria debía aprender a relacionarse con los demás y no ponerse verde de la envidia y pasar el resto del día o día entero furioso.

Trazo un plan para conseguirlo, para que Aioria fuera más sociable, pero también para saber si estaba realmente celoso, cada vez que creía que podía ser eso se sonrojaba, se ponía nervioso, pero a pesar de que a él le gustaba mucho Aioros, no quería ilusionarse por si lo que sentía era envidia de que él se llevase tan bien con sus compañeros.

Todo sucedió un día de invierno, uno de esos que te ponen melancólico, que te deprimen y sacan los peores defectos recuerdos y defectos a flote.

Shion los había llamado a todos para una reunión, como todos los días para que relataran los sucesos si es que los hubo o alguna otra anécdota que creyeran que pudiera ser de utilidad que los demás conocieran.

Hablaron largo rato, explicando todo tipo de situaciones, visitas e incluso discusiones con los compañeros hasta que Shion dio por finalizada la reunión, dando inicio al habitual tiempo de bromas y charlas de todos los caballeros.

Uno a uno, se fueron uniendo al grupo que se formaba en las escalinatas, quedando justo bajo la entrada para no mojarse con la intensa lluvia que caía en ese momento.

El ultimo en unírseles, fue Shion que tras decirle unas palabras a los miembros de su guardia personal se fue con todos ellos para tratar de hacer el día tan triste que se presentaba algo más alegre.

Esas charlas eran larguísimas, bromeaban, peleaban entre ellos por cualquier tontería, por cualquier cosa que les causara gracia de otro compañero, haciéndose pequeñas burlas entre ellos que acababan en persecuciones improvisadas.

Una de ellas, afectó a Shaka, Aioros sugirió algo, una verdad tan grande como un templo, pero que le provoco una gran vergüenza e hizo que se sonrojara, una que le estremeció, más cuando Aioros le guiñó un ojo y le sacó la lengua para provocarle y lo logró, Shaka salió corriendo tras él para golpearle, para decirle cuanto se equivocaba a pesar de ser cierto lo que Aioros había dicho.

Shaka no lograba alcanzarle, corría tras Aioros bajo la atenta mirada de todos sus compañeros que reían viendo como el que sería el sucesor de Shion corría como un niño, despreocupado, divirtiéndose a pesar de la presión que le envolvía.

Las risas de los caballeros, resonaban por tosa la estancia, pero había uno de ellos que no reía, que miraba con rabia esa persecución, rojo de la ira que le dominaba.

Aioria, como siempre, permanecía apartado del resto, nunca entraba en esas charlas siempre se iba de la reunión finalizada, pero ese día, la lluvia copiosa le obligó a retrasar la marcha hacia su templo.

Shaka lo vio y dejó de perseguir a Aioros para dirigirse hacia donde estaba, para tratar de hablar con él, para que se relajara.

-       Aioria... ¿Por qué no te unes? - preguntó con una gran sonrisa.

-       ¡ES QUE NO TIENES SUFICIENTE CON TODOS LOS DEMÁS! - le gritó.

Shaka abrió sus ojos de par en par, ahora si que no entendía nada, Aioria le gritaba sin motivo alguno a su parecer.

-       Pero Aioria... - dijo acercándose a él.

Aioria lo evitó, rechazó la mano de Shaka que trataba de alcanzar uno de sus brazos y se fue corriendo bajo la intensa lluvia hasta su templo.

Shaka quedó pálido, sus preciosos ojos azules brillaban asombrados queriendo llorar, pero una nueva sugerencia por parte de Aioros lo devolvió a la realidad.

-       Habla ya de una vez con él Shaka - decía - mi hermano jamás supo mostrar sus sentimientos, creo que tú eres la persona más indicada para hacerlo - añadió.

Esas últimas palabras lo convencieron, lo hicieron reaccionar, le hicieron pensar que no tenia otra opción, debía hablar con Aioria y aclararle sus sentimientos, preguntarle el por que de su actitud y el porque de la envidia o los celos.

Inspiró fuerte y se dirigió a la quinta casa, tratando de buscar las palabras adecuadas para abordar a Aioria, palabras que no le molestaran, pero palabras certeras que lograran que le dijera lo que realmente le molestaba.

Llegó a la casa de leo tan nervioso que ni se acordó de avisar que llegaba, solo entró despacio, mirando todas esas columnas que lo adornaban, deteniéndose en seco al oír la voz, mejor dicho los gritos de Aioria.

-       ¿QUÉ HACES AQUÍ? - gritó con rabia - ¡ES QUE NO TENIAS SUFICIENTE CON MI HERMANO Y ME VINISTE A BUSCAR! - añadió con sorna.

Shaka enrojeció por la ira, por los gritos que no merecía y se defendió.

-       ¿Se puede saber que te pasa? - renegó - dime Aioria... ¿tienes envidia que me lleve bien con los demás o quizás son celos? - añadió enfadado, viendo a Aioria algo sorprendido por su reacción - ¡VAMOS! Tú que eres tan valiente... ¡CONTESTA! - le gritó.

Aioria frunció el ceño y apretó sus labios, se sonrojaba por momentos, y a menos que saliera corriendo de su propio templo debería contestar o su silencio hablaría por él

-       ¡Venga, habla de una vez! - increpaba constantemente viendo como el sonrojo de Aioria aumentaba - ¿es que no te das cuenta de las cosas

-       Shaka... Yo... - decía rojo como  un tomate - te quería solo para mí, me daba envidia, celos de todo el que te rodeara - acabó desviando su vista al suelo.

-       Eres un tonto - sonrió - si no hubieras estado tan ocupado envidiando a los demás, te habrías dado cuenta de cómo te miraba, de cómo me gustas Aioria.

Shaka se giró, ahora sabía que le gustaba a Aioria, pero aún se repetian los dolorosos gritos en su cabeza, así que tras suspirar, se giró dispuesto a salir del templo de Aioria dolido, sin decir ni una palabra más.

-       ¡NO! Espera, no te vayas - dijo Aioria saltando encima de él para detenerle, airándolo al suelo y cayendo sobre él - Shaka, siento los gritos, mi falta de modales, pero no te vayas, no ahora que se que... - se sonrojó de nuevo al ver sus ojos azules mirándole fijamente.

-       Sabes, hace tiempo Aioria, pero no me atrevía a decírtelo, tú comportamiento daba miedo, pero ahora sé que no eres un envidioso, pero sí muy celoso. Aunque no pienso dejar de hablar con nadie aunque esté contigo - sonrió incorporándose en el suelo, quedando sentado frente a Aioria que permanecía arrodillado en el suelo.

Ambos sonrieron felices, Shaka al fin sabía los sentimientos de Aioria, y Aioria entendió que por culpa de sus celos, casi pierde lo que su corazón, su alma y todo su ser anhelaba y deseaba, ser feliz al lado de Shaka.

 

- Fin -


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