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DE LA MANO por airam-chan

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Notas del capitulo:  

Raro... raro... raro...

No hay otra palabra con la que describamos este fic, salido de quien sabe donde y puesto justamente aquí... *0* cortesía nuestra por supuesto, cuyo universo alterno ha rebasado todo limite de la realidad, llevándonos a alucinar sasunaru en todo sentido de nuestra vida... TwT inevitable´ttebayo.

Naruto no nos pertenece... ¬¬ muy a nuestro pesar. Los bombones van a cuenta de Kishi-sensei. Nosotras solo raptamos a los personajes para deleite personal a cambio de lemon´s, kukuku... y esta vez ni eso u.u||

 

 

Todo tiene un principio. Todo tiene un final. Y quizás uno, va de la mano del otro.

 

¿Un ejemplo?

 

Una historia vieja, un simple escrito a pulso, garabateada en una hoja de cuaderno suelta, arrugada, una simple... "bolita de papel".

 

Simple basura, empapándose poco a poco en un cesto metálico cualquiera, alisándose con cada gota de esa lluvia vespertina.

 

 

 

 

Justo así comienza esto, leyendo del final de ese decadente pedazo de papel desgastado, cuya primera y última línea recita: "Naruto..."

 

Es solo una historia cualquiera, narrando una vivencia única, que inicia describiendo a un estudiante común...

 

 

 

Naruto...

 

Estatura media, cabello corto, rubio y alborotado. Ojos expresivos y azules. Alegre, tempestivo y optimista.

 

Así era él, alguien... común.

 

Tenía profesores, amigos y... clases, en el 2° grado de instituto. Ordinario, incluso tenía torpezas humanas... a veces un poquito mas de las normales.

 

Un día lluvioso, termino de clases, muchos libros. Nadie podía culparlo al resbalar.

 

Los libros mojados, la ropa enlodada, las rodillas raspadas. Resignación.

 

Sacudió su uniforme inútilmente, admirando un par de zapatos más frente a él. Alguien, también común, ofreciendo ayuda.

 

Alzó la vista. Error, él no era común. Era el chico popular.

 

Alto, pálido, reservado. Azabache, ojos rasgados, facciones finas. Callado, perfecto en todo y, casi siempre, con un gesto de arrebato involuntario. Eso decían los demás. Sasuke... el chico popular.

 

En realidad... era un chico amable. Eso pensó Naruto.

 

Fue amable de su parte ayudarle a recoger sus cosas. Fue amable al preguntar si estaba bien. Fue amable al llevarlo a casa de forma casi obligada, casi, tras su bicicleta, al notar que cojeaba un poquitín al caminar.

 

Definitivamente amable de su parte... y cálido. Eso fue un extra, después de todo, ir en el asiento de atrás y no abrazarle... hubiera sido un desperdicio.

 

 

Una casa habitual, una familia normal y también una habitación común.

 

Y Naruto, era feliz con ello.

 

Fascinado por su nueva amistad, optó por un baño... no, esos nunca eran normales. La regla era "Muchas burbujas y agua tibia en demasía". Esos eran... reconfortables.

 

Tarea... como siempre, historia... aburrida.

 

Entrecerró sus ojos, los frotó son la mano... nada. Las letras bailaron un instante.

 

"Que raro" pensó. Quizás necesitaba lentes. Nada del otro mundo.

 

Paso luego.

 

 

 

 

Clases otra vez. Un día soleado al fin. Alguien llamándole a la distancia al final de las horas de escuela.

 

Buscó esa voz, sonriendo al ver al dueño saludarlo un poco más allá. Sasuke era agradable.

 

Alzó una mano y la agitó, emprendiendo la carrera al instante. Se habían hecho, fervientes rivales... y excelentes amigos.

 

Todo moverse de repente, la inexplicable falta de fuerzas y la sonrisa ladeada de Sasuke... fue lo último que vio. Cayó al piso sin remedio.

 

 

 

 

Un golpe inocente por la caída, eso dijo el doctor. Y... un par de análisis, solo por precaución. Sería mentir si hubiera negado el temor que sintió al entrar a esa cámara angosta y luminosa.

 

Le dieron el alta ese mismo día y no hubo más alivio que volver a casa.

 

Sus inseparables amigos le visitaron, Sasuke también, aunque hubiera ido en un selecto grupo de... uno. Como sea, así era más abierto, y engreído,... era broma.

 

Sin embargo, no fue hasta que la última visita se marchó, cuando se animó a preguntar a su madre el motivo de tan triste semblante.

 

Kushina no pudo más, lloró a mares, le abrazó y con un beso en la frente dijo: "Todo estará bien... todo estará... bien".

 

No sabía... cuanto se equivocó.

 

 

 

Un tumor.

 

Eso dijo su madre. Operable... quizás. Habrá que esperar. Dependía del tratamiento inicial.

 

No se dejaría turbar. Su vida siguió igual... o no tanto.

 

 

 

 

 

Charlaba animadamente, caminando de vuelta a casa. Así, el camino se hacía más largo. Algo insignificante al ir junto aquél al que secretamente había nombrado "Motivación exclusiva de Naruto", aunque Sasuke no tuviera ni idea de su ridículo apodo.

 

Un tambaleo, el piso moverse sin previo aviso y paró de golpe. Negó con los ojos cerrados, recuperándose de inmediato.

 

Sasuke volvió sus pasos preocupado, exigiendo con "brutal gentileza" una explicación convincente.

 

No quería mentir, no quería decirle tampoco. Sin contar que revelaría el vergonzoso mote.

 

"Todo bien" afirmó.

 

Inexplicablemente, Sasuke sonrió,  y una mueca triste le siguió a ese gesto.

 

-Tengo algo que decirte - Le escuchó decir.

 

Aquél día, llegó a casa antes de lo usual. Entró veloz, se encerró... y lloró en silencio. Su madre, no tenía porque verle así.

 

Tres días... solo podría verlo tres días más.

 

Ahora sonaba lógico el por que no quiso decirle antes, ahora entendía... "Para que estropear las últimas semanas que teníamos juntos"... eso dijo él. Como siempre, Sasuke tenía razón.

 

Pero, porque una mudanza. Era tan repentino.

 

La motivación exclusiva de Naruto... se marcharía. Entonces que le quedaría a él.

 

¿Decirle el papel que tenía en su vida?... decirle ahora. No.

 

Serían tres días geniales. Y al menos para él, lo fueron.

 

 

 

 

 

Una última motivación, un beso robado lo era, un inesperado "Volveré... ya lo verás" susurrado en su rostro y Sasuke... se fue.

 

Irónico, haciendo su trabajo de "Motivación exclusiva de Naruto" hasta el final aunque no lo supiera.

 

Aún así... su partida dolió.

 

 

 

 

 

Días, semanas... un cambio de estación.

 

La escuela llena de gente, muchas risas, comida por doquier... un festival escolar.

 

No había mejor cierre que los impresionantes fuegos artificiales en el oscuro firmamento.

 

Naruto aferró un instante la mano de su padre a su lado antes de soltarla. Señaló un cohetón peculiarmente hermoso en lo alto, giró hacia él, sonrió... y todo rastro de luz se apagó... de nuevo.

 

 

 

 

 

Otra vez el hospital. Otra vez vendas... otra vez estudios.

 

Afortunadamente, solo fue un día. No hubiera soportado más.

 

 

 

 

 

Otro día más. Su mirar estaba realmente apagado.

 

Naruto volvía a casa tras ganar una pequeña riña familiar. Era definitivo, ese día comería Ramen, los paquetes que llevaba en la bolsa del súper de la esquina eran definitivos.

 

Pese a su victoria... su mirar era apagado.

 

Para eso, solo le bastaba mirar su tambaleante e inestable caminar. No podía acostumbrarse a él, como hacerlo si día a día, mantener el equilibrio... le costaba un poco más.

 

Pasando del asunto, la cena fue una exquisitez. Como no.

 

Una sorpresa agradable, ver a su hermano mayor volver como una visita inesperada y un desbordante deseo de jugar baloncesto con él, algo que siempre compartieron, le hizo sonreír.

 

Risas, burlas y muchos recuerdos.

 

"Piensa rápido"

 

Dei le dio un pase, Naruto extendió las manos al frente para interceptarlo... y así se quedó... esperando. Un parpadeó, ver la bola rodar extraviada por el piso y la extrañeza en el rostro de su hermano le hizo notar aquél detalle.

 

¿En que momento había llegado a él?

 

¿En que momento la dejó caer?

 

Fastidiado, dio media vuelta.

 

El juego acabó.

 

 

 

 

 

Un día más. Varios meses después. Todo iba... no, nada era igual.

 

Prueba de ello, era la obstinación que desbordaba Naruto aquella mañana.

 

Sujetó el bolígrafo con ambas manos, no le había quedado más remedio. El podría solo... el podría solo... ¡Por lo menos él debería poder escribir sin ayuda de nadie!

 

Abandonó la idea de la carta y corrió a todos de la habitación cuando sus garabatos no logró entender.

 

La escuela se perdió. El hospital era su nuevo hogar y la sala de terapia física... algo deprimente.

 

La paciencia con la que Dei le ayudaba a caminar, o la que su madre usaba para darle de comer... iban a matarlo.

 

Pero sobre todo... no saber nada de él.

 

 

 

 

 

"Una cirugía arriesgada". Así estaba clasificada.

 

No le importó la negativa de Kushina, a quien antes llamaba mamá, ni la ansiedad con que Minato, quién un día respondía al cariñoso apodo de jefe, le suplicó que no.

 

Deidara simplemente sonrió, "te estaré esperando" dijo al final.

 

En el lugar donde iba "la motivación exclusiva de Naruto", solo recordó: "Volveré... ya lo verás"...

 

 

 

 

 

 

El aeropuerto abarrotado... hacia tanto que no estaba en Japón.

 

Sasuke volteó a su alrededor y sonrió. Pronto... en casi nada, le vería de nuevo.

 

La excusa que había usado con sus padres y el vago recuerdo de que tenía otras cosas que hacer, ahora no importaba.

 

Visitó su casa a la brevedad. Parecía... descuidada.

 

Optó por preguntar a sus amigos. Hacía tiempo que no se atrevían a visitar la casa Uzumaki.

 

Una inexplicable baja de calificaciones, ausentismos al por mayor y una desagradable experiencia. "Fue grosero la ultima vez" dijeron los muchachos, "nos gritó que no deseaba volver a ver a nadie"

 

Falso, ese no podía ser el Naruto que había dejado.

 

Sin embargo, nadie le dio razón.

 

Apesumbrado, recorrió su ruta favorita. Aquél largo camino por el que solía llevarle a casa, muchos días atrás.

 

Se detuvo al ver a alguien recargado en la barandilla de aquél enorme puente, y es que aquel simple detalle parecía costarle tanto. Se acercó para ayudarle, tomándole por los hombros con cuidado.

 

¿Naruto?

 

El cabello largo, una palidez indescriptible y unos ojos apagados... eso le punzó peor que no haber estado con él cuando aquello que lo hubiera dejado así, pasó.

 

¿Como es que el... cambió tanto?

 

¿Como es que él... no le sonrió al verlo?

 

¿Como es que él... no decía nada?

 

La lluvia inició de nuevo y, al ver esa humedad resbalar por las mejillas de Naruto, no supo si lloraba o no, sin embargo... él si, sus lágrimas eran reales.

 

Un abrazo furtivo, "Te extrañé" susurró y decidió que lo mejor era llevarle de vuelta a casa... ahí, debía haber alguna respuesta.

 

 

 

 

 

Naruto abrió los ojos al ver la luz entrar por su ventana. Se sentó mirando, y a la vez no, el firmamento. Solo sosteniendo su mirar ausente, en silencio... como siempre.

 

Si solo no hubiera sido un sueño, quizás...

 

La puerta se abrió y, por segunda vez en mucho, sintió su corazón latir desbocado.

 

¿Oh no lo fue?

 

Kushina, Minato y Dei sonrieron, también después de mucho.

 

Sasuke había resultado la mejor de las terapias.

 

Mirar a Naruto posar sus ojos en aquella bandeja que Sasuke acercó a él para ayudarle a desayunar, ese simple gesto de atención hacia alguien, era un milagro.

 

Naruto, al fin, parecía haber sido capaz de reconocer a alguien.

 

Sasuke respiró hondo y le animó a empezar, acercándole bocado a bocado, limpiando su rostro con cuidado ante sus torpes movimientos.

 

Ahora el también lo sabía.

 

El tumor se había ido... y todo rastro de Naruto con él.

 

Pero no se daría por vencido. Debía esperar.

 

Ahora era él, el que esperaría por su regreso. Mientras tanto, sonreiría por ambos, recordaría por ambos y hablaría por ambos... solo debía esperar.

 

 

 

 

 

Los días, volvieron a considerarse "normales".

 

Minato volvía del trabajo. Kushina le recibió cariñosa. Dei se había marchado de nuevo. Sasuke terminaba de poner la mesa. Y Naruto, el... el seguía sentado al comedor... sin poder hacer nada por remediar su lastimera situación.

 

Miraba la mesa sin interés. En silencio por fuera. Resignado por dentro. Cansado de intentarlo, una y otra vez.

 

¿Cuando podría atravesar aquél mural invisible?

 

¿Cuando podría volver con ellos?

 

Mirando, solo mirando.

 

Se levantó solo, y salió de la casa. Eso nunca le había costado trabajo. Su cuerpo parecía tener memorizada esa acción, aunque la mayoría de las veces ni le apeteciera salir.

 

Era todo lo demás lo que le parecía borrado de su repertorio de acciones.

 

Quería voltear cuando Sasuke le llamó.

 

Quería demostrarle que le escuchaba... que estaba ahí... dentro.

 

Pero por inercia, siguió de largo hasta el mismo lugar de siempre. Eso también parecía una memoria de su cuerpo.

 

Llegó a aquél puente tomando, ahora con mayor facilidad, la barandilla.

 

Caminar ya no le costaba, concentrarse en hacer lo que realmente quería hacer si. Casi siempre, sin éxito.

 

-¿Te gusta venir a este lugar? - Jadearon tras el.

 

Sasuke se agachó para retomar aire. Le había echo correr de forma tan innecesaria.

 

Quizás... ese semblante triste y apagado en el reflejo del agua, ya era suyo de verdad. Ante tanta impotencia.

 

Continuó su marcha, como siempre, con Sasuke de cerca, cuidándole... como siempre.

 

Se detuvo al pie del rió. Miró sus pies y, por un segundo, uno pareció deslizarse por la orilla conforme a su deseo actual.

 

-¡Naruto!

 

Lo único que lamentó, es que Sasuke, sin dudar saltó tras él.

 

Obviamente, tampoco podría nadar... también había olvidado como. Quizás su conciencia estaba ahí. Pero, "su dañado cerebro" como había revelado el cirujano con pesar, había dejado su cuerpo inútil... igual que su existencia.

 

Se hundía de a poco. Mirando las burbujas emanar de sus labios y a Sasuke nadando hacia él, tratando de alcanzarle.

 

-"No vengas" - Quiso decirle

 

Era algo inútil.

 

Aunque la falta de oxígeno empezara a asfixiarlo, sabía que no era eso la causa de su mutismo. Aún así...

 

-"Deja de seguirme" - Quiso decir.

 

Salió del agua clamando aire con ansiedad y apenas llenó las reservas, Sasuke volvió a entrar. No de nuevo. No toleraría dejarlo de nuevo. No cometería el mismo error dos veces. Esta vez, el precio a pagar... era demasiado.

 

Movió las piernas como pudo y rozó sus dedos, fallando un par de veces antes de conseguir tomar su mano al fin.

 

¿El oxigeno le alcanzaría para salir?

 

No importaba eso ahora.

 

Salió apenas, a prisa, tendiéndole en el suelo. Llamándolo con angustia.

 

¿Por que no abría los ojos? ¿Por que no le miraba? ¡¿Por qué no respiraba?!

 

Sin pensar más, comprimió su pecho una y otra vez. Soplando a su boca tras taparle la nariz. Jamás lo había hecho.

 

Solo esperaba que funcionara.

 

Un poco de tos, escupió el agua y Naruto jadeó, respirando de nuevo.

 

Sasuke le sentó, aferrándole con fuerzas, sin poder controlar la serie de insultos que murmuraba sin razón aparente. El aire y los motivos de existir regresaban con él.

 

Un sollozó ajeno, un gemido de dolor en Naruto y le alejó perplejo.

 

Lágrimas, al fin lágrimas. Sollozos y más sollozos. Naruto parecía no querer detenerse. Observando atónito como fue él, el que le atrajo para aferrarlo contra sí.

 

Su corazón latió con violencia al imaginar algo perdido.

 

Naruto parecía querer murmurar tantas cosas, sin poder exhalar una sola sílaba aún. Tanto había estado sin usar sus cuerdas vocales.

 

Y aun si las hubiera dicho, Sasuke le habría callado igual.

 

Con un beso y un susurro: "Te extrañe" Agregó, uniéndose a su llanto sin poder evitarlo.

 

 

 

 

 

Todo tiene un principio. Todo tiene un final. Y quizás uno, va de la mano del otro.

 

Naruto volvió a mirar a Sasuke. Volvió a sonreírle y, poco a poco, volvió a reñirle.

 

"Volveré... ya lo verás" y "Te extrañé", eran las frases que se dedicaban al salir y al volver a casa.

 

Aquel par de promesas día a día.

 

Sabían que pasara lo que pasara, estuvieran donde estuvieran y, así la vida se interpusiera... la cumplirían, costara lo que costara.

 

Solo una historia cualquiera, narrando una vivencia única, que termina por describir a una persona... poco común.

 

Sin olvidar a la "Motivación exclusiva de... Naruto"

 

 

 

 

Una historia vieja, un simple escrito a pulso, garabateada en una hoja de cuaderno suelta, arrugada, una simple... "bolita de papel".

 

Simple basura, empapándose más y más en un cesto metálico cualquiera, borrándose con cada gota de aquél aguacero vespertino.

 

Justo así termina esto, recordando el final de ese decadente pedazo de papel deshecho, cuya primera y última línea recitaba: "...Naruto"

 

Solo una historia...

 

Todo tiene un final. Todo tiene un principio.

 

Y quizás uno... va de la mano del otro.

 

Notas finales:  

Sobre advertencia o hay engaño ¿neh? ¬¬... Conste que les dijimos "Raro" y tres veces.

XDD anyway, a todo aquél que se tomo la molestia de leer esta desfachatez, y aquellos que se mataron tratando de dejar un review *w*... ¡¡Arigato gosai masu!!

Sean felices ´ttebayo. Matta neh!!


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