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Traiciones prometidas por Aixa

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Notas del capitulo:

Mi primerr fan ficc^^

Denlee una oportunidad.

Todo empieza con un dulce Neary un apasionado Matt bajo la cruel vigilancia de Mello y la proteccion de L. Que pasara? Lee, porfavorr!!

 

Tras dos días sin ver al pequeño Near por el orfanato, Matt decidió ir a visitarlo a su cuarto. Era imposible de creer que su gran apetito no lo hubiera hecho bajar a comer algo, así que le llevó un helado de limón, seguro que le hacia ilusión. La famosa pelea entre él y Mello debía haber sido muy gorda para que Near se escondiera.

 

Al llegar a su habitación, golpeó suavemente la puerta, pero nadie contestó. Volvió a intentarlo, sabía que estaba allí, lo había buscado por todos los lugares, así que estaría allí, haciendo algún puzzle, seguro. Pero nadie contestó.

 

Golpeó nuevamente la puerta, esta vez algo más fuerte:

 

- Near, ábreme, se que estas ahí.

- No, no estoy - respondió una dulce voz desde el otro lado de la puerta.

- Near... el vacío no habla. Abre la puerta, por favor.

- Vale... pero espera a que yo te diga que entres - dijo casi tartamudeando.

 

Se escuchó correr el cerrojo, y algo moverse en el interior.

 

- Ya puedes pasar...

 

Matt abrió la puerta, la habitación estaba casi a oscuras y el característico aroma de limón que Near emanaba constantemente no perfumaba cada rincón de la habitación como de costumbre, si no un olor salado, de lágrimas... Aunque Near se había empeñado en que no se viera el desorden apagando las luces y bajando la persiana, aún entraba algo de luz por la ventana, así que pudo observar perfectamente las piezas de puzzle repartidas por la habitación, la cama desecha y la incómoda postura en la que Near se ocultaba en un rincón.

 

Se acercó lentamente a él, dejando el helado en el escritorio, algo le decía que Near no se lo tomaría. Se arrodilló frente a él e intentó mirarle a los ojos, pero Near le esquivó.

 

- Near, mirarme, ¿que te pasa? - le pregunto preocupado.

- Nada, de verdad que estoy bien Matt... déjame - contestó Near tartamudeando ya.

- No, Near, no. Mírame a los ojos, dime que de verdad estás bien y me iré...

 

Y mientras decía eso, agarró suavemente a Near del mentón para mirarle a los ojos, unos ojos que en ese momento estaban llenos de rabia, miedo, dolor y tristeza. Recorrió su cara con la mirada y contempló los innumerables moratones que la cubrían, y rozó el corte que tenia el labio.

 

- Near... ¿Esto te lo ha hecho Mello? - preguntó sin querer saber la respuesta.

- ...

- Near, dímelo por favor.

- No... no ha sido él, me caí de la cama y me golpeé contra el suelo.

- No me mientas... ha sido él. Ya verás, ahora vuelvo - dijo levantándose y dirigiéndose hacia la puerta, dispuesto a pedirle cuentas a Mello.

- ¡Matt! No te vayas por favor, y no le digas nada, seria peor todavía, por favor, quédate conmigo.

 

Sus ojos verdes se entrecerraron meditando un segundo, quizás Near estaría mejor si se quedaba con él que si iba a pegar al imbécil de Mello. Se sentó a su lado y observó como jugaba con una pieza de puzzle moviéndola entre sus dedos. La luz que entraba por la ventana se reflejaba en los blancos mechones que le cubrían la cara, dándole un aura aún más angelical. Mientras le observaba, Near se puso nervioso y dejó caer la pieza al suelo.

 

- No me mires así... me pones nervioso - le dijo mirándole a los ojos.

- Perdona... A cambio, te doy esto - le dijo agarrando el helado medio derretido que estaba en el escritorio y ofreciéndoselo.

- ¿De verdad? ¿Lo has traído para mí?

- Creo que estará un poco derretido ya... pero te gustará igual.

- Mpmfmmff... ¿Tú crees? - respondió el pequeño con la boca llena, haciendo que una gota de helado se escurriera por su garganta.

- Jajaja, se te ha caído... jajaja, por goloso.

 

Matt reía como lo hacía siempre que se encontraba a su lado, provocando así la risa del pequeño, convirtiéndose en un bucle de reacción positiva. Poco a poco la habitación fue perdiendo la fría temperatura para ser un lugar agradable que volvía a oler a limón. Estar al lado de Near le hacía sentirse fuerte, cómodo, feliz. Se acercó un poco más a Near, y limpió el helado que se escurría por su cuello antes de que le manchara el impoluto pijama blanco. Al tomar contacto con su piel algo despertó en su interior, algo completamente desconocido, algo que no podía controlar. Con el dedo manchado de helado recorrió su garganta hasta llegar a sus labios, donde Near saboreó lo poco que quedaba. Le miró directamente a los ojos, provocando que el pequeño se ruborizara completamente. Ni siquiera lo pensó, pero cuando se dio cuenta ya estaba pegado a sus labios, saboreándolo al detalle, presionando con su lengua hasta que el peliblanco con un sonoro gemido le dejó entrar, listo para una guerra de lenguas que iba caldeando el ambiente. El pelirrojo se dejó llevar por el momento y mordió el labio del pequeño haciendo que éste se separara bruscamente con un gesto de dolor.

 

- ¡Matt! ¡Mi labio! Que me duele... - gritó Near dolorido.

- Ups, perdona, no me acordaba... ¿Estás bien? - respondió el pelirrojo desconcertado.

- Sí, sí... pero no me muerdas más. De hecho... no sé si deberíamos...

- ¿Qué? ¿No deberíamos qué?

- Seguir con esto...

- ¿Por qué no? ¿No te gusta? ¿Estas enfadado? Yo...

- No, no es eso, me gusta... demasiado tal vez, pero no está bien... alguien podría enterarse...

- Entonces si te gusta, nadie tiene porque prohibírnoslo - dijo alzando al pequeño sobre él y colocándoselo encima suyo, agarrándole suavemente por las caderas y  volviéndole a besar apasionadamente.

 

El color rosado se había apoderado de sus mejillas y el suelo les había robado sus camisetas. Gotas de sudor rodaban por la columna de Near, acompañadas de suaves suspiros de placer que él aún no lograba entender. Se abrazaba fuertemente a Matt sintiendo sus caderas apretando su cuerpo, comparando sus latidos uno a uno.

 

Mientras se besaban, se abrió la puerta mostrando a un confuso L que observaba la situación boca abierto.

 

 

- L... yo - balbuceaba Near.

- Nosotros... - le interrumpió Matt, creyendo poder decir una frase entera.

- Lo siento, me voy - dijo L cabizbajo.

 

L cerró la puerta de golpe y se dirigió a su despacho rápidamente, nunca habría creído poder ver aquella imagen que lo abordaba en sueños de forma real, y al verla, su pantalón había comenzado a abultarse. Near... el dulce Near, el peliblanco que le susurraba en sueños que lo tomara para él, que lo protegiera. Y el sensual Matt que lo acorralaba en el baño... Juntos... como en muchos de sus sueños, jugando para él. Al fin, tras dos pisos y un largo pasillo, llegó a su despacho, cerró la puerta con llave y sin poder aguantar, se estiró en el suelo, masturbándose acaloradamente, mezclando imágenes reales con imágenes soñadas. Tan sólo tres minutos para correrse sobre la moqueta, una de sus fantasías empezaba a hacerse realidad, y eso le excitaba mucho más que cualquier relación anterior. Se quedó en el suelo, tumbado, recuperándose del calentón.

 

Toc, toc, toc. Alguien llamó a la puerta, sobresaltándolo.

 

- ¿Sí? - preguntó L, empezando a vestirse de nuevo.

- L... somos nosotros, ábrenos por favor - murmuraron Matt y Near desde el otro lado de la puerta.

- Yo... esto... un momento - se apresuraba a decir L mientras intentaba disimular la mancha de semen de la moqueta.

 

El cerrojo se abrió y L los dejó pasar, poniendo en el paragüero sobre la mancha aún húmeda.

 

- ¿Sí? ¿Qué queréis? - preguntó el pelinegro volviendo a calentarse de nuevo al observar como las manos de los dos pequeños se rozaban sin querer.

- Tenemos una explicación, L - empezaba a murmurar Matt- lo que has visto...

- No importa - le interrumpió- os entiendo, no hace falta que me deis explicaciones, prometo no informar a Roger - mientras se giraba hacia la ventana para no disfrutar del floreciente enrojecimiento del pequeño Near en aquella situación.

- ¿De... de verdad? - dijo el peliblanco casi susurrando.

- Sí, de verdad. Es más, si queréis consejo, o ayuda para vuestra... vuestra relación, podéis contar conmigo - dijo L dejándose llevar por sus fantasías de aspecto más educador.

- De acuerdo - dijeron los dos al unísono, desconcertados por la reacción del mayor.

 - Y ahora, si me permitís, he de seguir con mis cosas, gracias por venir - dijo casi echándoles del despacho y cerrando la puerta rápidamente.

 

Al cerrar la puerta, el pelinegro se secó el sudor de la frente, y sonrió perplejo, algo le decía que podría sacar algo MUY bueno de esa relación.

 

 

Al otro lado de la puerta de roble, Near y Matt se miraban, aún sin creérselo. Aquello había sido como un permiso libre para dejarse llevar.

 

- ¿Sabes, Near? - dijo el pelirrojo abrazándole - Te quiero.

- Yo... yo también - dijo el peliblanco extrañado por lo que sentía y entregándose a un beso de aquellos labios que deseaba probar de nuevo.

 

En la distancia, desde detrás de una columna, una maraña de pelo rubio observaba, pensando en la próxima forma de dañar a Near, le odiaba, y puesto que los golpes le habían llevado a una sexual felicidad, tendría que probar con apuñalar su corazón psicológicamente. Así que se dirigió a su habitación, tarde o temprano el pelirrojo acudiría y empezaría a actuar en su malvado plan.

 

 

Matt, con Near en brazos se dirigió a la habitación de éste. Sin dejar de besarle lo tumbó en la cama y le quitó la camisa. Se separó deseando oír el próximo anhelo de Near para que le volviera a rozar de nuevo. Observando detalladamente cada rincón del impoluto y suave pecho, deleitándose en la forma en que se notaba su agitada  respiración, se desprendió de su camiseta y de sus pantalones, quedándose en unos finos boxers rojos.

 

Near se perdía con la mirada en el escultural torso de Matt, deseando que éste se acercara para perderse físicamente en esos cuadraditos que se marcaban de forma espectacular. Al ver que Matt disfrutaba al verlo sufrir de deseo,  Near se acercó a el y le besó apasionadamente, como había visto hacer en las películas que su anterior compañero de cuarto veía por las noches, agarrándole fuertemente la cabeza y besándole sin dejarle apenas respirar.

 

El pelirrojo, ya en un grado máximo de excitación arrancó literalmente los pantalones del peliblanco tirándolos al suelo, y besando rincón a rincón el cuerpo de Near,  dejando pequeñas marcas rosadas en aquella blanca piel, notó como la parte no tan pequeña del pequeño iba creciendo y se oprimía contra él. Deseoso de probar más aún, sumergió la mano dentro de los blancos boxers que llevaba puestos, haciéndole gemir de satisfacción o sorpresa, no estaba seguro. Miró al pequeño a los ojos y notó como éste se ruborizaba y apartaba la mirada. Está bien, si le daba vergüenza mirarle a los ojos, haría que no los viera, pensó el pelirrojo bajando hasta la altura de sus caderas y empezando a bajarle los boxers.

 

- Matt, espera, yo... - balbuceaba el más pequeño.

- ¿Qué pasa, cariño? - preguntó Matt inquieto, por el enorme bulto que se oprimía en sus boxers.

- Yo... ¿Te importaría esperar un poco? Yo nunca he hecho esto... no estoy preparado... Lo siento -  decía el peliblanco avergonzado.

- No importa - respondió el pelirrojo intentando ocultar su desilusión - esperaré todo lo que haga falta, porque te quiero.

- Gracias - dijo el pequeño abrazándose a él - pero si quieres... puedes mudarte a esta habitación, seguro que L nos ayuda.

- ¡Claro que sí, amor! - dijo ilusionado - de todas formas, no podría seguir con Mello después de lo que te hizo.

- Pues ves a buscar tus cosas, tengo muchas ganas de tenerte aquí - dijo el pequeño emocionado.

- En cuanto te duermas, quiero ver como te duermes- dijo mirándole enamorado.

- Pero si yo... yo no tengo sueñmpfgo- decía bostezando.

- 1, 2, 3... - contaba el pelirrojo mirándole - buenas noches.

 

En dos minutos el pequeño ya ronroneaba entre sueños. Matt se vistió y se dirigió a recoger sus cosas, y mudarse de cuarto.

 

Mello espiaba en el pasillo, esperando ver a Matt dirigirse hacia la habitación que compartían, y al verlo corrió a la habitación para iniciar su plan. Se tumbó en la cama y esperó la entrada de su próximo triunfo.

 

El pelirrojo, ni siquiera le miró, enrabiándolo, y empezó a meter sus cosas en la maleta.

 

- ¿A donde vas? - preguntó desconcertado el rubio, eso sí que no se lo esperaba.

- Me voy con Near, él se merece más mi compañía y la sabrá apreciar mejor que tú -  dijo inclinándose sobre el escritorio a recoger el diario que ocultaba tras él.

- ¿Tú crees?- dijo el rubio sonriendo y situándose detrás de él - no creo que ese enano sepa hacerte lo mismo que yo.

 

Y acarició el bajo vientre de Matt, su punto más sensible, provocándole una precipitada erección.

 

- Mello, para, no quiero- dijo el pelirrojo intentándose resistir a la tentación.

- Calla tonto, un último polvo de despedida - dijo bajándole los pantalones y arrodillándose frente a el.

 

Agarró el firme miembro de Matt aprisionándolo entre sus dedos, le miro a los ojos, y con la vista fija se lo metió entero en la boca, provocando que el pelirrojo empezara a gemir suavemente. Aumento rápidamente la velocidad, paseando su lengua desde la base al glande, absorbiendo éste cada vez que llegaba, mientras iba escuchando el aumento de los gemidos de su presa. Se separó de él para que el pelirrojo ya ausente de toda consciencia moral le pidiera más, y cuando éste lo hizo, se lanzó de nuevo a su presa, lamiendo sin censar aquel miembro que a duras penas le cabía en la boca, y entonces se permitió el lujo de mirar de forma lasciva a lo que les observaba desde arriba de la estantería, y casi sin darse cuenta, Matt se vino en su boca, agachándose al mismo tiempo para compartir aquel viscoso liquido que bajaba por la garganta del rubio.

 

Mello, provocador, giró a Matt contra el escritorio despojándose de su ropa. Abrió al pelirrojo de piernas, y sin darle tiempo siquiera a prepararse, ni lubricándole, metió su miembro dentro de él por completo, disfrutando con el chillido de dolor y placer mezclados que había dejado escapar Matt. Sonriendo, contento por su triunfo ya casi completo, salía y entraba de Matt, entremezclando sus gemidos disfrutando más por lo que conllevaría aquel último, y todo había que decirlo, muy buen polvo, que por el orgasmo que estaba apunto de experimentar. Al sentir como tenia que arquear su espalda de placer, masturbó rápidamente a Matt que se vino sobre el escritorio que tanto había visto, y se corrió dentro de él. Se vistió, besó a Matt en la boca, casi con un toque de añoranza y le dijo:

 

- Adiós pequeño... disfruta mientras puedas - decía mientras se tumbaba en la cama.

- Gracias... - murmuraba el pelirrojo empezando a ser consciente de lo que acababa de hacer y recogiendo sus cosas rápidamente - adiós.

 

La puerta se cerró, y el malvado rubio no pudo evitar reír de felicidad, y tras ese ataque repentino, se levantó de la cama, agarró la silla, se subió a ella y cogió la cámara que había estado grabando toda la escena.

 

- Ais, pequeño Near... que pena que tengas que ver esto... muajajaja.

Notas finales:

 

 

y Finn del primer capitulo

 

 

que tal estuvo??

 

dejar mucho reviwss porfavorrrr^^


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