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El vestido azul por katzel

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Danna a media noche rodaba de un lado a otro en la cama sin poder conciliar el sueño.

Sólo pensaba en su primer beso con Olivert, hace unos días en el piso de esa misma habitación...

Aquella vez estaba hecho una furia por lo del baile, y andaba destruyéndolo todo como el demonio de tazmania.

Luego, en un fugaz segundo todo cambió.

Y lo había besado. Estrenando sus labios con aquel rubio y frío maestro.

Fuegos artificiales, pulso acelerado, el volcán en erupción más explosivo de la historia humana.

Eso era lo que el muchacho de cabellos oscuros pensaba de aquel acercamiento pero tenía en mente otra preocupación.

¿Le había gustado a Olivert tanto como a él?

Danna se agarraba la cabecita con los puños moviéndose violentamente sin parar.

"nuestro beso... nuestro beso... nuestro beso perfecto 100/100"

Tenía que gustarle, lo contario era imposible.

El contrato decía que debía encargarse de él... ¿acaso besuquearlo no podía contarse dentro de sus obligaciones?... y quizás abrazarlo de vez en cuando... y quién sabe en el futuro...

Pero Danna quería más, mucho más.

Por todos los demonios constelados, Olivert estaba en la plena obligación de enamorarse de él...

El joven se cubrió la cabeza con las sábanas para no ver su reflejo sonrojado en el espejo.

"Todo es culpa tuya Olivert, me veo tan ridículo, ...cómo te atreves a hacer que me enamore de ti"

- Mph... ya verás...

"Tu tirano voy a ser yo... no podrás vivir sin mí..."

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Olivert leía a la luz de la lámpara las últimas páginas de "El club Pickwick".

Debía aprovechar esas horas de la noche pues en la mañana Danna insistía tozudamente en leerlo juntos y él se perdía casi toda la lectura por que el joven era muy desordenado y apenas prestaba atención.

"No lo comprendo... si no desea leer el libro por qué exige tanto que leamos juntos..."

También su comportamiento había variado considerablemente.

Hace días que ya no le hacía una de sus habituales escenitas y que estaba suave como la seda.

"Qué se traerá Danna entre manos... qué es ese misterioso cambio de actitud... siempre siguiéndome a todos lados... espiándome... desviando la mirada... aceptando todas mis órdenes... no puede ser nada bueno..."

El maestro desconcertado tenía el libro delante de sus ojos pero no podía avanzar.

¿Qué era lo que tanto lo molestaba de la situación?

Desarregló un poco su rubia melena y se preguntó si la actitud de Danna estaba relacionada con el beso...

No... aquello fue un simple accidente sin consecuencias, seguramente la buena educación y la cordura estaban dando sus frutos.

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Lady Arnoux estaba ad portas de su boda con un rico caballero inglés.

Y para ayudarla con los preparativos Olivert y Danna debían escoltarla a recoger su vestido de novia a la tienda "El Paraíso de las Damas", sucursal de una famosísima marca francesa.

Olivert cruzaba los dedos para que Danna continuara con su espirítu cooperativo y no se atreviese a arruinar la visita.

El desayuno iba bien.

Danna cuidaba los modales imitándolo.

Bajaba los codos de la mesa, se limpiaba la boca y cuidaba de no abrirla con comida adentro.

Estaba correctamente sentado y decía "por favor" y "gracias"

Antes para que coma tenía que amarrarlo a la mesa y evadir sus pies que daban con fuerza, además obligarlo a tomar la cuchara con las manos y a cerrar la boca para masticar por que el señorito terminaba enterrándolo en comida con su "NI SUEÑES QUE ME VOY A TRAGAR TODA ESA PORQUERÍA"

Así que el maestro se rascaba la barbilla anonadado.

"En verdad que Danna..."

- Estoy listo para acompañar a mi tía, Lady Arnoux, maestro...

- Um...

El rubio de ojos azules lo miró como si tuviese un instrumento de rayos X y Danna enrojeció hasta las orejas.

- Vamos...

En el carruaje a pesar de los esfuerzos del discípulo de ir a su lado, Olivert no se fijó y se colocó al frente sin posibilidad de contacto entre ellos.

Danna empezaba a enfadarse.

Una frenada repentina le hizo caer en el pecho de Olivert y se sujetó apretando la camisa con las manos hambrientas de tocarlo.

Completamente indiferente a sus avances amorosos, el rubio lo colocó en su sitio preguntándole si estaba bien.

Si estaba bien... si estaba bien... Danna perdía su buena disposición.

Al bajar los esperaba ya su tía acompañada de Lady Rose, una hermosa joven que era de su mayor confianza.

Olivert tomó la mano de aquella muchacha y la besó a modo de saludo.

El ceño de Danna se frunció un poco y luego mucho más cuando vio que ella se sonrojaba con aire de monjita ofendida.

El señorito hubiera saqueado el infierno por un beso de Olivert en la mano dado de buena voluntad...

Ya andaba resoplando.

"Esa mujer estúpida está que pone los ojos donde no debe... si se atreve a acercarse a Olivert se va a arrepentir toda su existencia..."

Casi le muerde la mano cuando le tocó saludarla.

Lady Arnoux estaba encantada con la nueva disposición de su sobrino.

- Le escribiré a mi hermana diciéndole que su hijo está haciendo grandes progresos...

- Gracias, madame...

- Gracias a usted por soportar a nuestro Danna todo este tiempo... a veces es intolerable...

- Creo que no hay límites para la educación - dijo lady Rose.

- ¡Eso es precisamente lo que yo pensaba! - respondió Olivert feliz de que alguien compartiera su amor por la educación.

Danna carraspeó.

- Debemos llegar rápido a la tienda.

Que esa tipa venga a echársele por los ojos a su rubio le daba mala espina.

Pequeñas nubes de humo salían por su cabeza.

"grrrrrrrrr grrrrrrrrrrrrrr grrrrrrrrrrrr"

Lady Arnoux entró para hacer la última prueba al vestido.

Olivert le señaló a Danna un vestidor donde también le esperaba el traje que iba a lucir en la boda.

Lady Rose a su lado seguía conversando animadamente con el tutor.

El joven de cabellos negros entró y le dio un golpe al espejo haciéndole un hueco.

- Se acabó la amabilidad...

Colgado del mismo perchero se encontraba un hermoso vestido azul que llevaba la etiqueta de "Lady Rose".

La sonrisa llenó su rostro.

"Vamos a ver quién es más lindo... con este vestido es obvio que a Olivert no le quedarán más dudas"

Rápidamente se despojó de sus ropas para encerrarse entre los tules vaporosos de la prenda que tenia un discreto cierre en la espalda.

Parecía hecho a su medida... incluso se ceñía un poco en las caderas.

La flor de tela que iba sobre el hombro Danna se la quitó para colocarla entre sus cabellos.

Estaba precioso.

Espió tras las cortinillas cómo iba todo ahí afuera.

Olivert continuaba conversando con la señorita, incluso estaba contándole las aventuras del Club Pickwick... ¡el libro que ambos compartían tan intimamente!

El chico apretó los puños y salió con paso decidido.

Las trabajadoras de la tienda del piso y el altillo estuvieron a punto de caer desmayadas ante su belleza.

Se alborotó todo el edificio como si fuese un gallinero de tamaño familiar.

Danna continuaba su marcha rompiendo corazones hacia el maestro de ojos azules.

Lady Rose se puso muy pálida cuando le vio el vestido, a ella no le quedaba bien y justamente necesitaba un ajuste.

Olivert se quedó de piedra la verdad que no encontraba que decir... era una travesura mayúscula y sin embargo... pues se veía tan mono...

- ... ese... es... mi vestido...

- No, ya no lo es... ahora es MI vestido y lo usaré en la boda de mi tía... qué te parece...

- ¡Danna! - dijo Olivert intentando no perder la calma - ... por favor... el vestido de la señorita...

- Nyo...

- Danna... veo que no me está escuchando... así que lo repetiré para que me entienda bien... se va a cambiar ahora...

- Nyo... ya dije... este es mi traje de boda...

- Los chicos no utilizan vestidos... en ese vestidor hay un pantalón, una camisa, un chaleco y una corbata que han sido destinados para...

- .... NO

"Sólo estás preocupado de qué pensará la estúpida mujer que tienes al lado... no hay caso Olivert... eres un..."

- Te odio...

- ... no haga una escena ... por favor... debe aprender a...

A partir de ese momento Danna levantó los brazos al cielo y empezó a jurar en alemán.

- Vete al demonio... te odio... eres un inútil que no se da cuenta de nada... eres hijo de una generación de cien mapaches que se mezclaron con los humanos, en tu tronco familiar hay tantos mapaches que si fueras al bosque y te encontraras un grupo te recibirían con un abrazo como un pariente perdido...

- ... - el maestro señalaba el mostrador con los ojos cerrados y la ceja derecha levantada.

- ... y te vas a morir pronto, Olivert y cuando te mueras te voy a poner en un tronco grande grande y voy a bailar hasta el amanecer sobre tu cadáver y jugaré cartas y canasta apostando tus huesitos con la parca para que te lleve de una vez... pero seguro que eso no te importa... por que eres un aburrido, un cabezota, un bestia, un frío pedazo de hielo que no tiene corazón...

Y mientras decía esto Danna empezó a caminar por la tienda arrancando aquí y allá pedazos de tela de los vestidos, tumbando maniquíes y despedazando los hilos y las blondas que estaban en su camino.

Las trabajadoras y las dueñas se refugiaron tras un mostrador pensando que iban a morir en ese momento así que sacaron un rosario y fervorosamente pidieron por sus vidas.

El maestro intentaba atrapar al escurridizo joven que para variar le arrojaba hasta las tijeras a la cara.

- ... ¡y dime inútil qué cosa tengo que hacer para que te sepas de que voy ahhhhhh! ¡Tengo que colgarme un letrero en la espalda ahhhhhhhhhh! ¡miserable bastardo rubio, tú eres mi perdición, el acabose de mis días... por tu culpa mi juventud no vale nada! ¡... y esa arrastrada también tiene la culpaaaaa! ¡los odio a los doooooooooooos! ¡púdranse....!

Si Hitler lo hubiera dicho hubiese sonado dulce y romántico en comparación con Danna.

Se detuvo por un momento por que vio que por primera vez Olivert estaba enfadado... mínimamente pero enfadado.

- ... y qué me miras así... maestro... pedazo... de... eto...

El rubio se quitó el saco arrojándolo a un lado.

- Se va a quitar ese vestido ahora y va a pedir perdón por todo esto... le doy tres segundos...

El joven regresó al idioma inglés demostrando su ánimo.

- ... no... te... tengo... miedo... ma..es..tr..o...de... pa...co...ti...ti...ti...lla...

- Uno...

- ... veeen... si quieres.... vas a ver cómo te recibo...

- Dos...

- ... eto...

- Tres... tuvo sus tres segundos... ahora se lo quitaré a mi manera.

Olivert se arremangó la blanca camisa y apartando todos los obstáculos llegó hasta Danna y lo cargó por la cintura sobre su hombro.

Danna forcejeaba sorprendido de ser tan ligero para su tutor.

El rubio se metió con el a un vestidor colocando el pestillo y encerrándose con él.

- ¡Bájame! ¡Animal! ¡Bestia inmunda! ¡Sabes que hará mi papá cuando le diga que me pusiste la mano encima! ¡estarás acabado! ¡lo digo en serio...!

Olivert lo empujó contra el muro quedándose delante de él y presionándolo con su cuerpo.

Danna se desarmó por completo.

Era un silencioso y débil pajarito temblando en los brazos de aquel hombre que le tenía sujetado por algo más que la simple fuerza.

Él y su nebuloso vestido azul se agitaron.

Olivert clavó su mirada de gélido fuego sobre el rostro de Danna.

- ... quién te has creído que eres... para avergonzarme así delante de todos... arrastrándonos en tus travesuras... debes aprender que existen límites... yo te enseñaré... por que soy tu tutor...

Nunca lo había tuteado hasta ese momento...

Y se aproximó tanto que su aliento quemaba.

El joven empezó a respirar tan rápido que creyó que iba a sufrir un infarto...

¿Qué iba a suceder?

Ajustándolo un poco más Olivert continuó y le atrapó en un beso.

Ahora era él quien le besaba.

Y no tenía punto de comparación con el dulce beso que se dieron bajo el armario.

Éste era subyugante, devorador, super apasionado y marcaba con hierro ardiente los labios de Danna diciéndoles que ya no podían ser de otro.

Respirar dejó de ser una necesidad para ambos. Olivert lo mordía jugueteando con su piel y haciéndolo gemir en voz baja.  Si el muchacho era un tornado, el maestro era una tormenta completa que arrancaba todo lo que tocaba de raíz y lo hacía suyo para siempre.
  Las manos de Olivert subieron por la espalda de Danna y encontraron el cierre del vestido azul abriéndolo poco a poco.

Algunos sonidos tiernos salieron del amo mientras era desvestido.

Olivert se separó un poco de él para deslizar el vestido hacia abajo dejándolo semidesnudo.

El de cabellos negros estaba preparado... si lo iban a hacer... él lo deseaba con toda su alma, qué importaba que afuera se hubiese formado toda una tribuna de personas que intentaban escuchar lo que estaban haciendo.

Una camisa lo envolvió de pronto.

- Qué...

- Debe probarse su traje...

- ... hum... pero... La cólera de Olivert se había disipado. Danna se dejó vestir, peinar y arreglar al gusto de su maestro.

- Ahora faltan las disculpas...

Danna salió completamente apagado.

Todos lo miraban como alguien de otro mundo.

- Lamento lo sucedido... pagaré por todo... en verdad ha sido algo imperdonable... tía... lady Rose... les pido sepan excusarme... será la última vez que haga algo semejante...

Lady Arnoux asintió.

- ... sobrino mío... deberías intentar controlar un poco más tu temperamento... mira el estado de la tienda...

- ... sé que estás decepcionada...

- ... pero tengo esperanzas... no sé que fue lo que te dijo tu tutor para que te calmes pero tienes que atesorarlo y siempre llevarlo en tu corazón.

Ahora Danna estaba muy rojito y avergonzado.

- Bueno, nos retiramos...

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En casa, Olivert calculaba la nueva suma fabulosa para la cuenta de su pupilo.

Ordenó que sirvieran la cena y luego miró a su lado derecho.

Danna permanecía allí fiel como un hogareño gatito alemán.

- Joven Eichmann...

- ... no es necesario que me digas así ahora que somos novios...

- Disculpeme... pero creo que no le entiendo...

-... me besaste en el vestidor... me bastó eso para saber cuánto te gusto...

- Yo no hice tal cosa.

- ¿Ah?

- Que no lo hice... nunca besaría a mi pupilo, va contra mis principios...

- ... no... esto es una pesadilla... mein got... por supuesto que me besaste... y luego me arranchaste el vestido... estabas a punto de violarme...

- No lo creo... me parece que está confundido...

- Qué confundido ni qué... ¡no te vas a escapar de tu responsabilidad! ¡Me besaste! ¡Me arrancaste la ropa con los dientes! ¡Me dijiste que me amabas!

En materia de exageración Danna andaba muy avanzado.

Su labio inferior temblaba como señal de su próxima reventazón.

- No es verdad. Eso es antinatural y perverso, yo jamás me atrevería.

- Y lo niegas... tú... desgraciado... ¡god dam!

Se alejó con su acostumbrada nube de destrucción por los cuatro costados y se encerró con mil llaves en su cuarto.

- ¡Y NO SE TE OCURRA SUBIR A BUSCARME POR QUE AHORA TE AVIENTO EL ARMARIO, LA CAMA Y EL VELADOR EN ESA CABEZA DURA QUE TIENES OLIVERT IDIOTA!


Olivert se preparó para cenar solo y hacer muchos más cálculos.

Ahora necesitaba tres horas para limpiar su conciencia.

"... si encontrara otra forma en la que se calmara... no tendría que llegar a esos extremos... pero a la larga sólo estaremos andando en la cuerda floja... Danna... Danna... eres todo un dolor de cabeza..."

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Danna ofuscado otra vez abrió su armario para fabricar sus bolas de ropa.

"En cuanto suba a buscarme ¡pum! un proyectil en la cara"

En el primer colgador estaba el vestido azul.

El muchacho se abrazó al vestido tirándose en la cama.

- Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa... me amaaaaaaaaa me amaaaaaaaaaaaaaaaa... ¡lo sabía!... solo que es tan tímido... ohhh está comiendo de mi mano... muerto de amor por miiiiiiiiiiii...

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Olivert llamó a la doncella.

- ¿Dónde colocó el vestido azul que trajimos de la tienda?, necesito mandarlo a una costurera profesional de Hampshire, tiene que arreglar aquello que Danna ha echado a perder en la tienda... lady Rose vendrá pronto a recogerlo...

- Lo he puesto...

- Si...

- ...en el armario de Danna... ¡por favor discúlpeme!... no volveré a cometer ese error...

- Vaya a sus labores... de inmediato... de lo contrario será despedida...  - ... lo siento tanto...   La muchacha salió temblando.    "Me pregunto cómo haré para quitarle el vestido a Danna"

Era demasiado para un día.

El joven tutor pensaba que su profesión era de lo más agotadora.

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