La curiosa pareja integrada por un ex-príncipe rubio platino con instintos serpentinos y el ex-león valiente estaba tranquilamente sentada, Lucius en el sofá y Remus a los pies de este, apoyando su espalda en las piernas de su compañero. Leyendo. Ese era otro de los pasatiempos que más aficionaban, aunque para el rubio el primero y ante todo era hacerle el amor a su cachorro, y para el castaño aunque le valieran mil sonrojos también acababa reconociendo que también era su primero, estar con Lucius, recibir sus atenciones...
La sonrisa ligera del rubio sacó de su lectura al castaño.
-Mn... ¿Qué pasa Lucius?
-Pff... no quieras saberlo... –se carcajeó levemente. Pero el echo de ver a Lucius Malfoy riendo... ¿Qué novela estaría leyendo? No lo podía ver... aunque era extraño, el lomo del libro que el rubio sostenía entre sus manos no tenía nombre alguno, era totalmente negro.
Eso picó a más no poder su curiosidad, por algo antaño fue Gryffindor. Dejó su libro en el suelo y cual gato se deslizó encima de las piernas del rubio para darle un casto beso en los labios. Luego hecha su hazaña dirigió su vista a las mismas páginas que minutos antes el rubio observaba.
-¡Lucius Malfoy, ¿Se puede saber qué estás leyendo?! Quise decir... ¡¿Viendo?! –exclamó ruborizado el lobo al ver no un libro normal con letras, sino una pequeña ventana con imágenes en movimiento (luz: como las fotos mágicas pero mucho más larga la escena, si como una película más bien XD)... ¡Y que escena!
-Oh Rem... no te enfades, es sólo culturización –dijo todo resuelto y con una traviesa sonrisa.
-¡Qué culturización ni que-! –pero se cayó antes de empezar con los tacos... nunca había dicho ninguno y esa ocasión no sería la primera -¡¿Co-cómo se te ocurre leer... eso?! –exclamó ruborizándose más al señalar la actual escena.
-Bueno... tranquilízate cachorro... a pasos para contestar a tus preguntas, ¿si? –dijo con una sonrisa, y antes de dejar que el lobo volviera a gritar empezó el a contestar –Estoy leyendo un libro de historia- -pero fue interrumpido de nuevo.
-¡Qué historia ni que leches! ¡Esto-! ¡Esto-! ¡No es historia! ¡Es una cochinada!
-Cochinadas que luego yo te aplico... –dijo prepotente y seductor. Remus se calló de golpe y se ruborizó más si es que podía –sólo es cul-tu-ri-za-ción... es mejor que el libro del Kamasutra ese que te regaló tu amigo...
-¡Lo viste! –exclamó abochornado, creía que nadie lo habría visto ni abierto, cuando Sirius se lo regaló... un gran sonrojo cuando vio la portada y luego olvidado al fondo del armario. El era demasiado vergonzoso para leer eso.
-Si, tu “querido” amigo me dio constancia de el, un Accio y... ya, limpio y nuevo en mis manos... pero te repito... esto es mejor... –le susurró al oído –antiguamente eran más ingeniosos... –reconoció el rubio y luego usurpó el oído con su lengua –tan calientes... –ahora un mordisco.
-Mngh... –gimió el castaño. Ya hasta su erección debía ser notoria a quilómetros de distancia. Los susurros a su oído, mientras veía la escena de sexo... los dos protagonistas recibiendo a la par... y entonces un detalle surcó su mente, un detalle que lo alarmó y le dio temor. El no hacía todo eso, el sólo recibía. ¿Debería el también...? Y tomó una resolución el también daría a su pareja... Bueno, prefería pensar en “eso” y no ponerle nombre, era demasiado vergonzoso.
Se levantó de encima del rubio, para frustración de este, y le cogió el libro para irse luego hacia la puerta.
-¿A-adonde vas? –preguntó preocupado, ¿se habría enfadado en serio su lobito?
-A culturizarme, te espero en la habitación en la noche, cenaremos ahí juntos –fue lo último que dijo antes del portazo. Se había ido dejando a un sorprendido y rojo Lucius en el salón. Al otro lado un no menos rojo Remus miraba ahora la primera página. Tenía sólo tres horas para la hora acordada, no debía perder el tiempo, así que con su dote de caminar mientras leía, empezó la lectura:
La verdadera historia de Juana de Arco
Juana de Arco no era una mujer como todos creían, era un hombre en realidad, uno fuerte y valeroso enamorado de otro muchacho apuesto. Pero para evitar la quema por homosexualidad se hacía pasar por...
FIN de Historia