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Encuentro V.I.P por Yuriy

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Titulo: Encuentro V.I.P

Pareja: Kaoru x Nao (Dir en Grey x Alice Nine)

Resumen: Nao aprenderá que todo tiene consecuencias, y esta vez muy dolorosas.

Dedicatoria: Zaku, aquí esta el lemon xD~

 

 

 

-¡Por favor Nao-chan! ¡Cuándo te he pedido algo!.- puso ojitos de cachorro, tratando de convencer al baterista.

 

-Es que... yo no, bueno yo...- suspiró, nunca antes negarse le había resultado tan difícil. -No me gustan ellos, Miyavi-san.- recalcó el nombre, para darle a entender al vocalista que no lo tuteara. Entrecerró los ojos. -¿Por qué no le pide el favor a Kai-san?.-

 

-Oh eso es porque Kai-chan no puede venir.- dijo simplemente, suspirando. -Tiene un compromiso, y sólo quedaste disponible tú Nao-chan.- trato de hacer una sonrisa tierna, esperando convencerlo. -Además...- como quien no quiere la cosa jugueteó con sus dedos. -Tú me debes un favor, Nao-chan.-

 

Nao cerró sus ojos frustrado, maldecía el día en que había pedido ayuda al excéntrico vocalista. Gruñó por lo bajo, maldiciendo a Kai por no hacerse cargo del pesado de su amigo, a Ruki por haberse largado de compras dejando a su novio suelto por ahí, y maldecía a Saga por haberle ganado en el duelo de miradas, sino fuera por eso no se hubiera topado con Miyavi en el pasillo de la PSC.

 

-¿Y bien, qué dices Nao-chan?.- preguntó por formalidad, ya sabiéndose ganador de esa batalla.

 

-Esta bien, iré contigo a verlos.- dijo entre dientes, bastante malhumorado.

 

-¡Bien! Iré a tu casa por ti, nos vemos en dos horas Nao-san.- hizo una seña de despedida con la mano, marchándose de ahí cantando algo que Nao no entendió.

 

 

 

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Escuchó el sonido del claxon del auto de Miyavi, se miró una vez más en el espejo, se veía muy bien, demasiado bien para un concierto que no merecía su esfuerzo. Un nuevo pitido le indicó que debía darse prisa o tendría al vocalista tratando de romper su puerta.

 

-Murai Naoyuki esta es la única y última vez que le pides ayuda a Miyavi.- se dijo asimismo, asintiendo con la cabeza. -Odio a ese grupo... e iré a verlos..- su cara mutó en una mueca de asco mientras apagaba la televisión y tomaba sus cosas saliendo de su casa.

 

-Sólo serán como mucho dos horas, podré soportarlo.- se alentó asimismo mientras caminaba al auto de Miyavi.

 

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Los hicieron pasar primero, lo cual alegro a Nao al no tener que hacer fila, sus asientos estaban adelante, por lo que no se perderían ni un solo movimiento de los integrantes. No sabía si deseaba reír o gritar, la situación era por demás horrible.

 

-Nao-san, ¿estas bien?.-

 

-No, y no tiene derecho a preguntar el porque, Miyavi-san.- cortó rápidamente girándose la cara hacia uno de los pasillos. No le importaba si estaba siendo grosero, él no quería estar ahí.

 

Si Miyavi trató o no de decirle algo, Nao ya no lo supo porque en ese momento las luces se oscurecieron, y el telón fue soltado, dejando a la vista a los cinco miembros de Dir en grey en todo su esplendor, Nao sintió que algo dentro de él luchaba por salir corriendo y gritando de ese lugar, pero había dado su palabra y sólo pudo morderse los labios y tratar de aguantar hasta el final.

 

Todo esto no paso desapercibido por Miyavi, pero estaba demasiado feliz porque había logrado asistir al concierto, pero sobre todo, porque había sido el propio Toshiya quien le había regalado las entradas V.I.P, así que se dedicó a disfrutar, ya después podría encargarse de pedir disculpas al batero de alice nine.

 

El concierto fue pasando demasiado lento, aunque eso bien podía ser algo relativo. La voz de Kyo inundaba el lugar, el sonido de las guitarras, el bajo y la batería coordinándose perfectamente con ese timbre barítono que poseía el cantante. El vocalista comenzó a hacer una de sus características danzas, tocándose el cuerpo como si estuviera haciéndose el amor en el escenario, eso provocó el grito extasiado de varias féminas, Nao sintió que estaba apunto de morir.

 

Finalmente pasaron las dos horas reglamentarias del concierto y era fácil respirar la inconformidad en el aire, todos querían más excepto él. No se sintió mal por eso.

 

-¡Fue genial!.- gritaba Miyavi como si fuese un niño, atrayendo varias miradas hacía ellos que, debido a que estaba bien disfrazados no fueron reconocidos. -¡Toshiya-san estuvo espléndido! Y no digo que el resto haya estado mal, pero Toshiya-san es simplemente admirable.- decía apenas tomando aire para respirar entre todo lo que decía.

 

-Sí, como sea.- bufó. -Me voy a casa.-

 

-¡Hey no!.- gruñó molesto el excéntrico tomando al batero del brazo. -Aun falta ir a los camerinos, Toshiya-san me ha dado pases.-

 

Nao casi hizo una señal de sacrilegio, pero una idea le llego a su cabeza y sonrió de forma inocente.

 

-Bien, pero antes debo ir al baño Miyavi-san.- hizo un esfuerzo y logró sonrojarse. -Es muy urgente.- rió nerviosamente.

 

Miyavi hizo una mueca de disculpa antes de soltar a la Alicia que salió corriendo a un lugar desconocido, buscando una salida. Se topó con una puerta y la abrió, quizás fuera una de esas salidas camufladas. No pudo evitar sentirse tonto, siempre se desubicaba en ese tipo de lugares, recordó que en sus propios conciertos siempre acababa perdido.

 

-¡Joder!.- gritó con fuerzas, para taparse la boca al instante siguiente.

 

La persona frente a él volteo la cara rápidamente, dejando de luchar por quitarse la camisa, para observarlo con curiosidad y algo de molestia, Nao mordió sus labios, nuevamente había hablado de más, y aparte estaba en una situación sumamente incomoda.

 

La mirada que esa persona le dio le hizo tragar en seco y dar un paso atrás, realmente se estaba sintiendo más intimidado que en cualquier otro momento de su vida, esa mirada dura lo estaba poniendo muy nervioso, y algo cosquilleó en su estomago.

 

-Lo siento...- hizo un esfuerzo para tratar de ubicar bien al sujeto. Se rindió. -Creí que era una salida camuflada.-

 

-Esa es una mala excusa.- dijo de forma ruda.

 

Nao puso una cara de indignación, ¿acaso ese tipo no le creía?, mordió su labio molesto. Ya había aguantado suficiente y sus buenos modales estaban apunto de ser olvidados en un rincón muy lejos, sólo era cuestión de tiempo.

 

-No es una excusa... Kaoru-san.- contesto con un toque molesto, vacilando cuando dijo su nombre. Esperaba no confundirlo.

 

-Oh vaya, veo que si sabe mi nombre.- sonrío arrogante. -pero también que no es ningún fan.-

 

-¿Por qué debería serlo?.- preguntó de forma rápida y alarmada.

 

-¿Por qué esta en un de nuestros conciertos?.- preguntó Kaoru, o más bien respondió con un toque exagerado de sarcasmo y algo de burla.

 

Nao mordió con más fuerza su labio, sus modales ya a ese punto estaban olvidados, y algo dentro de él le pedía a gritos contestarle algunas cuantas cosas a ese sujeto que le caía tan mal. Simplemente era odioso, ¡y se estaba riendo de él en su cara! ¿es que se podía ser más descarado?, no... o eso esperaba.

 

-Escuche bien, el hecho de que este en este lugar no quiere decir que sea fan ni nada por el estilo ¡entiende!.- gruñó alzando la voz, mirándolo de forma desafiante. -¡Y deje de reírse de mí!.- dio un pisotón fuerte contra el piso.

 

-No tiene porque enojarse... ah, ¿cómo era que se llamaba?.- puso una cara pensativa. -¡Ah sí, Nao-kun!.- sonrío con suficiencia. -No se enfade, no me rió de usted en ningún momento.-

 

-¡Nao-san para usted, que somos desconocidos!.- chilló

 

-Usted sabe mi nombre y yo el suyo, no somos desconocidos Nao-kun.- remarcó el nombre del batero. -Y no grite, estoy a menos de dos metros de usted no al otro lado del pasillo.- volvió a mirarlo de forma seria, hablándole de la misma forma.

 

-Lo siento Kaoru-san.- murmuró como un niño, bajando la cabeza ante el regaño del guitarrista.

 

Kaoru quiso sonreír ante la escena, pero mantuvo su cara seria adoptando su papel de líder, aunque frente a él no estuviera ninguno de sus compañeros; simplemente porque se le hacía gracioso ver los drásticos cambios del hombre frente a él, que en un minuto estaba gritándole frenéticamente y al otro estaba avergonzado e intimidado.

 

-Eso espero Nao-kun.-

 

Nao se estremeció cuando escucho esa voz seria hablándole, se sentía como un niño pequeño siendo reprendido por algo malo. Dejó de morderse el labio, su enojo seguía intacto, pero el sentir la mirada del guitarrista firmemente clavada en él le hacía sentirse inseguro y nervioso, como hace mucho no se sentía.

 

-Ahora, ¿cuál es la razón de que este en MI camerino, si no es para verme?.-

 

-Me perdí, creí que sería una salida camuflada... siempre me pierdo en estos lugares.- levantó la mirada, pero al toparse con los ojos de Kaoru volvió a bajarla.

 

-¿De verdad?.- pregunto suavizando su voz.

 

-Sí.- hizo un puchero infantil. -Y ahora, me voy, porque ya me canse de estar aquí.- avanzó a la puerta con paso decidido.

 

Kaoru al ver que trataba de salir se le adelanto hasta la puerta, bloqueándole el paso y poniendo llave.

 

-¡Que le pasa!.- chilló Nao sorprendido. -¡Déjeme salir ya o grito!.-

 

-A mi me parece que ya esta gritando, y de una forma irritante.- hizo un gesto despreciativo con la mano. -¿Sabe algo?, en las entrevistas se ve más amigable y menos odioso.-

 

Nao abrió los ojos impresionado, ¿él odioso? ¡qué le pasaba a ese sujeto!, gruñó molesto, él no era odioso, el odioso era ese guitarrista, junto con toda esa bola de raros que eran el resto de los integrantes de Dir en grey.

 

-¡Sí yo soy odioso usted y toda su bola de amigos son fenómenos escapados de una feria!.- gritó fuerte y claramente. -¡Y ya déjeme ir, no soporto estar con usted!.-

 

Algo dentro de Kaoru hizo erupción en ese momento. Ya no le parecía gracioso ni aniñado, sus ojos se clavaron fríamente en los de Nao, quien tembló ligeramente ante esa mirada. Torció la boca, alzó una de sus manos y paso su mirada de ella hasta el cuerpo del baterista, como dudando de la acción a realizar.

 

-Así que nosotros somos fenómenos de circo ¿eh?.- su tono era relajado, pero tenía una amenaza que Nao podía sentir, aun cuando fuese invisible a simple vista.

 

-Yo... no quise, es que yo...- tartamudeó nervioso, dando un paso atrás asustado.

 

-Silencio.- calló fríamente al batero, acortando la distancia entre ambos puso una de sus manos sobre la boca de Nao, la otra todavía en el aire. -Ya has dicho muchas cosas que "no quieres" decir niño, ¿no te parece?.- comenzó hablarle de forma ruda y sarcástica. -Así que o eres un indeciso, o sólo hablas por ser un ignorante inmaduro.- llevó su mano libre hasta la nuca de Nao, jalándole el cabello de la coronilla.

 

Una mueca de dolor adorno el rostro del castaño, intensificándose cuando su cuerpo se estrello contra una pared, producto del empujón que le dio el guitarrista. Levantó su mirada asustado, vio a Kaoru parado frente a él, dirigiéndole una mirada venenosa que no le había visto en todo el rato que llevaban ahí metidos. Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, estaba asustado y Kaoru se iba acercando más y más a él, quería gritar pero la mano en su boca se lo impedía.

 

-Tus modales dejan mucho que desear.- susurró muy cerca del menor. -Si actúas como un niño pequeño, voy a tratarte como si lo fueras, y eso incluye tutearte a mi antojo Nao-chan.- su voz era seria y firme.

 

Kaoru quitó su mano, dejando libre la boca de Nao que en ese momento lo veía con ojos grandes y asustados. Negó un par de veces con la cabeza, mordiéndose el labio inferior que estaba temblándole.

 

-Lo lamento... yo no debí decir eso.- susurró el más chico. -No volverá a pasar, Kaoru-san por favor déjeme ir.- suplicó.

 

El mayor sonrío al oír esas palabras, pero no era para nada una sonrisa reconfortante, sino una desdeñosa.

 

-Por supuesto que te dejare ir Nao-chan.- siguió con esa sonrisa, remarcando el nombre. -Después de castigarte por ese comportamiento tuyo.- y dicho eso, comenzó a sacarse el cinturón.

 

-Kaoru-san... ¿qué... va a hacerme?.- su voz era débil y aterrada, su cuerpo temblaba muy visiblemente y sin control alguno, sus ojos no se despegaban de la correa que Kaoru traía en las manos, temía lo que pudiera hacerle con ella. -¿No se atrevería verdad...?-

 

Kaoru volvió a sonreír perversamente, mientras hacía sonar su cinturón en el aire, viendo como el cuerpo de Nao se estremecía de terror al oír ese rugido.

 

-¿Atreverme a que?.- preguntó divertido. -¿A pegarte con él?.-

 

El castaño asintió con la cabeza, sonrojándose mucho, sintiéndose avergonzado de lo dicho por el mayor.

 

-No voy a azotarte, solo a atarte para que no trates de huir.-  Nao se sonrojó más al oír aquello, se sentía como cuando era chico. -Tengo planeadas otras cosas como castigo. Además, eres demasiado lindo como para dañarte de forma tan fea.- por un minuto, Nao juro que había sentido calidez en la voz del líder.

 

El mayor sujetó las manos de Nao con la correa, vio como Nao trataba de liberarlas y al no poder Kaoru sonrío satisfecho, al fin le encontraba utilidad al regalo de Die; se paró y busco un pañuelo de tela, una vez que lo consiguió regresó donde el baterista y le mostró la prenda con paciencia, dejando que el otro la analizara detenidamente.

 

-No puedes hacer demasiado ruido, así que si lo intentas te cubro la boca ¿entendido?.- su voz comenzaba a ser relajada otra vez, pero su mirada seguía imperturbable.

 

--¿Qué... hará Kaoru-san?.- preguntó con voz temblorosa.

 

-Algo muy "interesante" y "divertido" para ambos.- sus ojos brillaron con diversión.

 

Una vez dicho esto, se acostó en el piso al lado de Nao, dando pequeños besos en el cuello al mismo tiempo que sus manos su hundían por debajo de la camisa del batero recorriendo las costillas y el pecho, acariciando todo lo que podían de piel.

 

-Ka..oru-san.-

 

Siguió besándolo, pasándose a los hombros y al lóbulo de la oreja izquierda, provocando un pequeño suspiro en su compañero, después levantó su rostros fijándolo en el del menor, acercándose hasta juntar sus labios, primero besándolos suavemente, como si quisiera acariciarlos con los propios, y cuando el menor se relajó y empezó a disfrutar del beso, este se volvió más intenso y fuerte. Kaoru le mordió los labios con fuerza innecesaria, irrumpiendo en la boca de la alicia, tratando de abarcar todo cuanto podía. Cuando el pecho comenzó a dolerle se separó en busca de aire.

 

Ambos aun sentían los estragos de lo que acababan de hacer, sus respiraciones totalmente irregulares, sus pechos bajando y subiendo sin control.

 

Las manos de Kaoru seguían esparciendo caricias en el cuerpo del más chico casi de forma autómata, al mismo tiempo que el cuerpo de Nao respondía por si sólo a las hábiles manos del guitarrista. Rápidamente y ya algo recuperados, Kaoru volvió a ponerse en marcha con su tarea normal, succionando la piel de los hombros y el cuello, besándola, mientras sus manos comenzaban a jugar con los pezones de Nao, quien se apretaba los labios tratando de no dejar escapar ningún sonido.

 

-Déjate llevar Nao-kun.- susurró contra su oído, enviándole sensaciones a todo el cuerpo.

 

Volvieron a juntar sus labios con la misma intensidad que hacía unos minutos, y se separaron de forma brusca cuando Kaoru no logro quitarle la playera. Mirando molesto a dicho objeto, cogió una abrecartas y con él corto la playera en dos, aventándolo a algún lugar del camerino después de usarlo. Besó nuevamente al más chico, con fuerza y rudeza, acariciándolo con ambas manos de forma más libre.

 

Se separaron con un hilito de sangre manchando los labios de Nao debido a la fuerza que había utilizado el guitarrista. Sacó su lengua y recorrió el pecho de Nao, lamiendo y succionando la piel, que rápidamente iba adquiriendo un tonó rojizo, conforme la fuerza iba aumentando. Kaoru lamió, succionó y mordió desde la piel de las costillas hasta el estomagó, no dejando ningún lugar sin ser marcado.

 

A esas alturas los gemidos del menor iban llenando la habitación, mezclándose con el placer y la indignación de sentirlo de forma tan palpable; movía sus manos frenéticamente causándose daño debido al roce contra la correa, pero no desistía de su intento. Los gemidos iban aumentando su fuerza al igual que los sollozos, no sabiéndose que era más fuerte, si él placer o el sentimiento de sentirse usado.

 

Algo en el cuerpo de ambos hombres dolía, la ropa que llevaban puesta estaba sobrando, y los pantalones eran demasiado chicos y dolorosos para seguir puesto. Ambos se miraron, el rostro de Nao estaba perlado de sudor y su boca estaba entreabierta, sus labios un tanto magullados y rojizos, nada que mucho maquillaje no pudiera cubrir, leves gemidos salían cuando Kaoru tocaba con insistencia ciertas partes de su anatomía.

 

Kaoru desabrocho los pantalones de Nao, bajándolos y quitándoselos por completo, proceso que repitió con el bóxer, luego una mueca se formo en su cara, una picara sonrisa.

 

-Vaya, vaya... si eres un niño, Nao-kun.- dijo jadeante, al observar la piel lampiña.

 

El líder de alice nine se sonrojó violentamente ante ese comentario, volteando la cabeza para ignorar al otro líder, estaba demasiado excitado como para responder algo coherente y no producto de su caliente cuerpo. Pronto las manos del mayor se posaron sobre la intimidad del más chico, acariciando y masajeando de la base a la punta, el menor se mordía los labios con fuerza para no gemir, lo cual fue inútil cuando Kaoru engullo su masculinidad; haciendo que los labios de Nao sangraran nuevamente, gimiendo dentro de ese dolor combinado con el placer que le estaba propiciando Kaoru.

 

-¡Ah! ¡Mmm! ¡Más!.- gemía sin poder contenerse, apretando los ojos con fuerza, deseando que Kaoru aumentara el ritmo con el que succionaba.

 

El mayor se alejó antes de que Nao pudiera terminar, la cara del menor transformada por el placer y el dolor de verse imposibilitado de terminar. Kaoru se sacó sus pantalones con rapidez, misma que fue utilizada cuando se deshizo de su ropa interior. Tomó su propia intimidad entre sus manos, comenzando a masturbarse al escuchar los gimoteos de Nao por haberlo dejado casi al borde del éxtasis, cuando él mismo estuvo en ese punto cogió de la mesa un condón y lubricante, utilizándolos en su masculinidad ante la atenta mirada del jadeante baterista.

 

-A prisa... Kaoru-san, me duele.- gimoteó volviendo a tratar de soltar sus manos, a pesar de saber que era inútil.

 

Kaoru volteó con cuidado al castaño, obligándolo a ponerse de rodillas con incomodidad, untó lubricante en una de sus manos procediendo a dilatar al batero, mientras este ponía una cara de dolor sin lograr acostumbrarse, soltando sollozos de vez en cuando, hasta que Kaoru pudo dejar de dilatarlo para empezar a introducirse dentro de él.

 

La intromisión le hizo soltar nuevos sollozos y las lagrimas corrieron por su rostro, Kaoru le abrazó lentamente por la cintura, depositando besos en su espalda, tratando de transmitirle con gestos el alivió que no podía decir con palabras.

 

Al cabo de un rato el cuerpo del castaño se acostumbro lo cual le dejo el camino libre al mayor para empezar a salir y entrar del cuerpo de Nao, al principio el ritmo era lento y cuidadoso para no lastimarlo más de la cuenta, después, cuando el líder de alice cambió el llanto por gemidos de sincero placer Kaoru se sintió con más libertad de aumentar el ritmo, entrando y saliendo con más libertad, provocando más placer, sus manos abandonaron la cintura del menor, agarrando su masculinidad y comenzando a masturbarlo sin dejar que las embestidas perdieran el ritmo.

Sus dos cuerpos estaban empapados de sudor, las respiraciones de ambos agitadas e irregulares, los gemidos de ambos entremezclándose como si sólo fuese uno solo, como lo eran ellos mismo en ese momento al realizar ese hermoso y doloroso acto.  Ninguno gritó el nombre del otro, un simple gemido con un poco más de fuerza por parte de Nao, y Kaoru salió de su interior con algo de rudeza, terminando ambos al mismo tiempo.

 

Las fuerzas abandonaron el cuerpo del castaño quien se dejo caer al piso seguido por el guitarrista, ambos demasiado agotados.

 

-¿Por.. qué?.- dijo Nao cuando su respiración se iba normalizando.

 

Kaoru levantó una ceja sin entender lo que quería decirle mientras desataba las magulladas muñecas, depositando un beso en cada una.

 

-¿Por qué cuidó no hacerme daño si se supone me...castigaba?.- susurró incomodo.

 

-Eres demasiado lindo como para herirte gravemente, ya te dije.- respondió encogiéndose de hombros. -No tienes que hablarme de usted después de esto. Yo no te hablo así.-

 

-Soy menor que usted, Kaoru-san.- sonrío con picardía

 

-¿Estas coqueteándome?.- preguntó de la misma forma.

 

-Descaradamente.- y dicho eso, se abalanzó contra el guitarrista.

 

Fin.~


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