2.- Compañero
…-¡Maldito seas, maldito seas, Near!, ¡No lo soporto más!-la afligida voz del joven de dorados cabellos sonaba al unísono de los golpes que le propinaba a la puerta de suave y vieja madera- ¡Estoy harto, estoy completamente enfermo de esto!... yo solo, solo quiero morir….- repetía el muchacho ahogándose en su llanto- quiero que esto acabe…
-¿Mello…?-le llamo una voz conocida desde el otro lado.
Aquel leve y precioso susurro fue suficiente para captar la atención del joven Mello
-¿Estás bien, Mello?, tus gritos se pueden oír hasta mi habitación…- continuó susurrando la hermosa y melodiosa voz de un chico alto y melena roja, al otro lado de la puerta.
…
-Mello, ábreme por favor…- pidió el chico.
-Matt…- susurro levantándose apresuradamente para alcanzar la perilla de la puerta- Matt- repitió ahora en voz alta cuando se hubo encontrado con su extravagante amigo pelirrojo.
El pelirrojo se quito los googles anaranjados que cubrían sus ojos, para encontrarse con la imagen de un Mello devastado… un Mello que no solía ver hacia mucho tiempo atrás.
En seguida se deshizo del innecesario accesorio, lanzándolo al piso para después poder rodear con sus brazos al chico de cabellera rubia.
-No lo soporto más, Matt… quiero morir…- dijo el rubio más tranquilo cobijado bajo los cálidos brazos de su amigo.
-No digas eso, Mello- respondió su amigo a la vez que hundía su nariz en el cabello de este- ¿Fue Near de nuevo?- pregunto el chico, aun sabiendo de antemano la respuesta.
…
-¿Cuántas veces tendremos que pasar por esto?, me habías prometido no dejarte vencer de nuevo y…
-…Me sigues creyendo- dijo Mello interrumpiendo a su acompañante al que se había aferrado- Eres demasiado inocente, Matt- suspiró el rubio.
-No es que sea inocente, Mello, es que confió en ti… - dijo su compañero tomándolo de la cara con ambas manos.
-Yo… Matt…- dijo el rubio al ver la sinceridad con la que el pelirrojo le hablaba- gracias por tu confianza… aunque sé que no la merezco- dijo el rubio al no encontrar una manera mejor de agradecerle a su incondicional amigo.
-Claro que la mereces…- dijo Matt tomando la barbilla de Mello entre sus dedos-Basta ya de auto compadecerse y de hacerse sentir mal… ¿sí?, detesto verte triste, sabes cuánto me gusta tu sonrisa, Mello.
-Lo odio, Matt… ¡lo odio, lo odio, lo odio!, Esto no es tristeza Matt, esto es ira… frustración.
-Lo sé, Mello- el pelirrojo suspiro- pero en parte es tu culpa- dijo el pelirrojo- siempre estas pensando en el… esto pasa por tu obsesión con él.
-¡Yo no estoy obsesionado con nadie!- grito el rubio deshaciendo el abrazo- ¡Y menos con él!
-Mello, tranquilízate, estas dejando que tus emociones te controlen…. De nuevo- suspiró el pelirrojo.
-¿Es que no lo entiendes Matt?- dijo Mello ignorando a su amigo- ¡Siempre es el!, ¡estoy harto!- grito el rubio caminando hacia la ventana de su habitación- ¡La culpa de que mi vida sea siempre miserable es toda suya!...
Hubo silencio un par de minutos.
Matt se levanto y tomo sus preciados googles del piso.
-¿Es por ser el segundo?, ¿Es eso lo que te molesta, Mello?- pregunto el pelirrojo rompiendo el silencio.
…
-Si es así, de verdad el único culpable terminas siendo tú…- dijo cuando hubo terminado de colocarse sus googles- Supongamos que por alguna extraña razón me nombran el número 1, a ti el 2 y a Near el 3 en la lista de sucesión… ¿Qué es lo que harías, Mello?, ¿Seguirías odiado a Near de esa manera tan enferma en que lo haces… o me odiarías mas a mi?- pregunto el pelirrojo tomando la perilla de la puerta.
-Yo…-musito Mello, incapaz de encontrar algún argumento convincente que pudiera combatir la pregunta de Matt.
-Por favor, piénsalo, Mello…- dijo Matt abriendo suavemente la puerta.
-¡Matt, no te vayas!- dijo Mello abalanzándose a zancadas hasta la puerta, jalando la manga derecha de la camiseta de su amigo para obligarlo a no abandonarle-quédate conmigo…
-¿Para qué, Mello?, ¿para oírte hablar de Near y tus frustraciones?- dijo el pelirrojo cortante- No me quedare, digamos que ahora soy yo quien se canso de estar en el segundo plano.
-Matt… yo de verdad te necesito… por favor…- dijo el rubio haciendo girar a su amigo hasta encararlo.
Hubo silencio nuevamente…
Las miradas de ambos se entrelazaron, formando aquella conexión que solo aquellos dos pequeños individuos lograban establecer. Estaban en su burbuja.
-Mello…-suspiro derrotado Matt- ¡maldito seas Mello!- dijo aferrándose al cuerpo del joven rubio-Ni siquiera yo sé que es lo que estoy a punto de hacer, así que cállate y que ni se te ocurra reclamarme después- musito al oído de su acompañante con voz melodiosa y suave, exhalando su cálido aliento en el cuello de este.
Mello estuvo a punto de decir algo, pero el excéntrico chico de googles se le adelanto.
Estupefacto, el pequeño rubio se percato de dos cosas: La primera: estaba besando a su mejor amigo; y la segunda, -pero no por eso menos importante-: que posiblemente lo estaba disfrutando…
Al cabo de un par de segundos la respiración de ambos era rápida, entrecortada y torpe. Ninguno de ellos sabía lo que estaban haciendo… Solo estaban poniendo en práctica cosas de las que habían oído o habían visto. Eran dos niños jugando un juego de adultos.
-Matt- dijo el pequeño rubio ruborizado cuando la falta de aire se hizo presente en sus diminutos pulmones- déjame respirar…- forcejeo contra el fuerte cuerpo de su acompañante.
El interpelado apenas se alejo unos milímetros, permitiendo que el apenado y ruborizado Mello pudiera inhalar el suficiente aire como para poder continuar.
Pero esta vez no fue como al principio, Matt no estaba dispuesto a que aquel beso continuara como un juego, como algo que dos niños podrían hacer… El quería sentir la existencia de Mello, quería comprobar que aquella hermosa visión del miedoso, excitado y nervioso joven de cabellos dorados y dulces ojos azules era real.
Con suma delicadeza y cuidado de no parar el beso, Matt llevo a Mello hasta la cama, recostándolo con una paciencia y precaución casi inhumanas.
-Matt… estoy seguro de que este no es el momento adecuado para hacer esto- dijo Mello al comprender en el tipo de situación que se encontraban.
-Has requerido mi presencia, ¿no?, me has pedido que me quede contigo… Toma esto como un pequeño precio que debes de pagar… para no estar solo…
-Yo…
-Mello, ¿Puedo pasar?- sonó la voz de Roger del otro lado de la habitación.